N/A

Espero me apoyen en este nuevo proyecto sobre una de las parejas que más quiero en Prince Of Tennis, me llevo un tiempo definir la idea pero aquí esta.

Cabe destacar: sera un universo alterno, Sakuno sera un tanto tímida pero al mismo tiempo fuerte y decidida, tendrá un carácter fuerte en su trabajo (malhumor, gritar a sus compañeros del mismo), Atobe sera un tanto frío, orgulloso y demás pero con ella cambiara notablemente.

Espero les guste y gracias por leer.


Disclaimer:

Prince Of Tennis no me pertenece.


Resumen:

Sakuno tiene 24 años y trabaja como agente de ventas en una editorial, es malhumorada ante sus compañeros pero linda fuera del trabajo, Atobe Keigo es el presidente de esta edotorial, cuenta con 26 años de edad, es alguien frío ante la gente pero de buen corazón fuera de su empresa, ambos se conocen pero ella lo odia a él porque es arrogante, sin embargo, ella tiene una relación con Echizen Ryoma un escritor famoso pero todo se derrumba cuando este se compromete con su mejor amiga... todo cambiara cuando ella se de cuente de que las personas no son como uno cree en ocasiones, ambos se daran cuenta que el amor es dulce porque te hace soñar, te hace sentir algo cálido en tu interior, sin embargo, también descubriran que el amor es amargo porque en ocasiones duele, en ocasiones sufres por no ser correspondido, en pocas palabras el amor es dulce amargo, la ruleta gira, es hora de que ambos comienzen esta aventura...


Capítulo 1: ¿Por qué no puedo recordar?

- ¿Llamaste a la imprenta? ¡Mladita sea, necestito ese manuscrito! - grito presa de la furia una chica de 24 años, de nombre Riuzaky Sakuno, cabello cobrizo, ojos caoba, tez blanca, cuerpo esbelto, toda una dama en situaciones, su empleado la miro con cara de miedo para levantarse e ir a llamar a la imprenta mientras ella se levantaba con cara de enojo, rodeo la mesa para tomar un bolígrafo y comenzar a escribir, tenía que mandarle una nota a su amante por decirlo así puesto que llegaría tarde a su cita, llamo con una mano a uno de sus compañeros observando que esa persona se levantaba con miedo en la mirada.

- Envía esto al mismo fax de siempre - su compañero salio huyendo de allí con la nota en la mano - La imprenta ha dado un día más de plazo - murmuro su compañero y ella tomo la notificación de mala gana - Maldita sea - murmuro saliendo de su departamento, odiaba ser la agente de ventas número uno de la editorial Lirio pero para colmo en este preciso momento tendría que verle la cara a la persona que menos deseaba en este momento, abordo el elevador con calma mientras pensaba que su día en definitiva sería negro.

Bajo del elevador con calma para caminar a la oficina del presidente de la editorial donde trabajaba - ¿La anuncio? - pregunto la secretaria pero tan solo abrio la puerta y observo al presidente sentado en su escritorio con la vista en algunos papeles - Necesito un día más de plazo para la salida del libro de Echizen - dejo la notificación en el escritorio del hombre quien era de cabello castaño, ojos del mismo color, tez blanca, con un sexy lunar debajo de uno de sus ojos, mirada penetrante, demasiado orgulloso, arrogante y explotador según ella, de nombre Atobe Keigo, contaba con 26 años de edad.

- Lo sé, mi secretaria le dio la orden a uno de tus empleados para que arreglara eso, no tenías que venir aquí - comento este y ella lo miro absorta, ¿qué había dicho?, debía ser una broma puesto que a ella nada le habían notificado - Los voy a matar - murmuro dando media vuelta mientras apretaba los puños - Deberías dejar esa actitud de lado, por esa razón tus empleados no hacen como se debe su trabajo, te tienen miedo y eso provoca que algunas cosas como estas se les olviden, aprende a ser una buena jefa - señalo este y ella rió para verlo furiosa.

- Ya, ¿y lo dice el tipo que explota a sus trabajadores? - pregunto con una pizca de sarcasmo causando la risa del presidente - ¿A caso yo te ordeno quedarte horas extras en tu departamento? Pareciera que no tienes una vida social Riuzaky - contesto este y ella apreto los puños saliendo de allí indignada, por razones como esas lo odiaba con todo su ser, abordo el elevador mientras suspiraba, si él supiera que tenía una relación de amigos con beneficios con el escritor Echizen Ryoma se quedaría callado.

Volvio a bajar del elevador caminando a su departamento pero se detuvo cuando alguien la rodeo con los brazos - ¡Sakuno! - con solo escuchar el grito identifico a su amiga Tomoka que le sonreía - ¿Sucede algo Tomoka? - pregunto de inmediato pues quería salir de allí ya que Ryoma la esperaba y ya iba demasiado tarde - ¡Ryoma me pidio que nos casaramos! - abrio los ojos asombrada ante esa noticia, el mundo se le derrumbo, miro el anillo y sonrió, ese anillo él se lo había enseñado, ella siempre había tenido la esperanza de que él se lo daría, al parecer no era así después de todo.

- F-Felicidades - murmuro con la voz ahogada mientras la abrazaba un poco - Tengo que irme, hemos quedado de vernos - su amiga salio corriendo de allí y ella se sostuvo de la pared mientras se llevaba una mano a la cabeza, de pronto esta l edolía demasiado, entro en la oficina y sus empleados la miraron con miedo, tan solo camino por su bolso para verlos - Asegurate de que el manuscrito este listo ahora - le dijo a uno de sus empleados saliendo de allí de inmediato, tomo su celular para marcar el número de Ryoma.

No es que quisiera escuchar de sus labios una explicación, sabía que este no se la daría - Antes de que digas algo, he de suponer que ella ya te dijo sobre nuestro compromiso, la amo Sakuno, te guste o no, lo nuestro era solo diversión y lo sabías, voy tarde - dicho esto colgo y ella sonrió levemente, bajo del asensor tomando un taxi, sin embargo, antes de salir por completo del edificio se detuvo, estaba lloviendo, odiaba la lluvia, abordo un taxi para indicarle el lugar de un bar donde quería ir, miro por la ventanilla mientras suspiraba.


Kiego tomo su maletín, odiaba que lloviera, salio del asensor para caminar a la salida cuando observo a Riuzaky salir del edifico, quiza es que se hubiera pasado un poco con sus palabras, la llamo pero esta tan solo abordo un taxi y emprendio la marcha, suspiro mientras su auto llegaba, le apetecía un buen trago por lo que iría a su bar favorito, sono su celular y contesto de inmediato observando el número de su padre - ¿Sucede algo? - pregunto de inmediato escuchando la risa de su padre, maldito viejo, por eso lo odiaba.

- La reunión familiar es en una semana, más te vale asistir - dicho esto colgo y Keigo sonrió, había pensado por un momento que él le preguntaría como estaba o algo así, se había equivocado, abordo su auto y emprendio la marcha, en verdad que necesitaba esa copa con demasiada urgencia.


Sakuno abrio los ojos con algo de sueño, le dolía demasiado la cabeza, estiro su mano derecha para tantear su mesita de noche, se sorprendio al no sentir nada por lo que alzo la cabeza y se encontro con que no había nada, sentía unos ascos tremendos, bostezo un poco para dar media vuelta sobre su cama y esperar a observar los edredones rosas, su sorpresa fue tal al darse cuenta de que eran sábanas blancas las que cubrían su cuerpo, sintio algo de pánico en ese momento para observar la habitación.

Las paredes eran blancas, no había ninguna mesa solo varios sófas, algunos muebles en frente de la cama, se veía que era algo lujoso... estaba en un hotel, no es que ella conociera mucho de esos lugares, por supuesto que no, escucho la ducha desde un cuarto y se llevo una mano a la boca, ¿qué demonios había hecho?, estaba preparada para lo que fuera pero primero busco con la vista su ropa, no dio con ella y fue en ese momento en que se dio cuenta de que estaba desnuda, el grito se atoro en su garganta, esto no podía estar sucediendole a ella.

La ducha se cerro y ella de inmediato busco su ropa interior pero no daba con ella, tanteo la cama en busca de algo pero escucho algunos pasos, se cubrio la cara con miedo, no quería ver con que tipo había tenido una aventura - Wow, acabo de descubrir que eres vergonzosa - la piel se le helo y un sudor frío recorrio su espina dorsal... ¡era Atobe Keigo!, el presidente de su trabajo, no, en definitiva no debería de beber nunca más, su vida estaba arruinada, nadie le daría trabajo de nuevo, alzo la vista al escuchar una risa proveniente del mismo.

Un sonrojo de inmediato cubrio sus pómulos, este estaba solo con una toalla alrededor de su cintura, su torso estaba descubierto y observo unos músculos bien definidos, se mordio ligeramente el labio desviando la vista - ¿Q-Qué sucedio? - pregunto con un poco de miedo, no quería saber que había sucedido pero estaba preparada para lo que viniera aunque eso significara renunciar a su trabajo- ¿No recuerdas nada? - pregunto este observandola fijamente y ella nego con la cabeza, casi no recordaba nada, abrio los ojos asombrada cuando un destello de la noche vino a su mente...


La lluvia caía fuera, podía observar a la gente correr como loca tratando de cubrirse de las gotas mientras ella bebía y bebía, su vida era un asco, al menos eso pensaba en este momento, no entendía como es que el hombre con el que tenía una relación o algo así se casara con otra o al menos se comprometiera con otra, debía ser una broma muy horrible en verdad, el mesero se acerco dejando otra botella de lo que había pedido, este la miro con cara de preocupación y desvío la mirada, no necesitaba la lástima de nadie en lo absoluto.

- ¿Bebiendo tan temprano? - hizo una mueca de asco al escuchar la voz de su némesis, lo odiaba con todo en este momento como para soportarlo - No te interesa - le contesto como si nada escuchando la risa del mismo que esperaba por su mesa - Toma asiento a mi lado Keigo, bebamos - lo invito con una ademán mientras observaba el rostro de sorpresa del hombre puesto que jamás lo había llamado por su nombre pero estaba demasiado ebria como para recordar su apellido en este momento, se llevo la botella a los labios y dio un gran sorbo.

- Deberías tomarlo con calma - señalo este tomando asiento a su lado escuchando la risa de la cobriza que nego con la cabeza - No quiero - replico como si nada mientras volvía a beber de la botella, estaba harta de tomar las cosas con calma, lo odiaba.


- ¡¿C-Cómo te atreviste a desnudarme?! - grito presa de la furia mientras se levantaba sujetando la sábana pues lo menos que necesitaba en ese momento era hacer más el ríduculo, había preguntado eso en un grito porque quería olvidar el recuerdo borroso, era demasiado vergonzoso, se levanto de la cama para golpearlo o al menos tratar de hacerlo pero de inmediato fue sujetada por este para dar media vuelta y ser empujada a la cama, tenía demasiada fuerza y la estaba aplicando contra ella como si no le importara.

Jamás había pensado que este hiciera algo así contra una mujer, era imbérosimil - No ha nacido la mujer que se atreva a golpearme porque no lo he permitido y menos contigo - aseguro este aplicando un poco más de fuerza, le estaba destrozando el brazo el maldito - S-Sueltame - gruño removiendose y este dejo de aplicar el castigo para acomodarse el cabello mientras ella de nueva cuenta se levantaba de la cama para sentarse en el borde de esta mientras lo miraba con demasiado enojo en el rostro causando una suave risa por parte del mismo.

- ¿Por qué siempre actuas así? Se nota que eres linda, ayer lo eras - aseguro con una mueca de burla y ella suspiro - Olvida lo que paso aquí - le señalo mientras se levantaba de la cama y miraba su reloj, era demasiado tarde - ¿Cómo puedo hacer eso? Ayer paso algo que no es fácil de olvidar, en primera te vi ebria y dejame decirte que no eres una buena bebedora, en segunda paso algo aquí en esta cama y en tercera hablaste de amores no correspondidos, no dijiste el nombre de la persona que te rompio el corazón pero gritaste que lo odiabas con todo, ¿cómo quieres que olvide eso? - pregunto mientras se cruzaba de brazos, se llevo una mano a la cabeza, era una maldita broma esta situación, ¿qué demonios le pasaba?, en verdad era una tonta por beber y más con el tipo frente a ella.

- Solo olvídalo - reitero buscando la ropa pero no daba con ella - No quiero, tu ropa esta en el closet, mande a lavarla, date una ducha, ya he pagado el hotel - aseguro mientras comenzaba a vestirse delante de ella sin ningun pudor por lo que volteo la mirada tratando de no verlo - ¿Q-Qué hicimos en la cama? - pregunto mientras los nervios se apoderaban de ella - Recuerda pero creo que debes darte una idea porque estas desnuda - señalo este mientras tomaba su reloj y se lo colocaba en la mano derecha para tomar su maletín.

Odiaba a su cerebro por no poder recordar pero por lo que había dicho ese tipo, ya sabía que había sucedido y el saberlo la mortificaba más - ¿Por qué no puedo recordar? - murmuro Sakuno con una mano en la cabeza - Nos vemos en el trabajo - comento Keigo dando media vuelta pero ella lo detuvo por el saco - La cuenta de ayer... - susurro observando que este daba la media vuelta y sonreía como niño pequeño - Me encargue de ello - ella lo miro indignada, antes muerta que dejar que este pagara por lo que ella había bebido, ya había tenido suficiente con las humillaciones.

- ¡No quiero deberte nada, dame la cuenta ahora! - grito mientras este suspiraba para entregarle la nota, miro de mala gana la cantidad y se puso pálida, era mucho más de lo que ganaba en un mes, no, se moriría de hambre - Ya lo pague, si quieres pagarme hazlo como puedas después de todo gano más que tú - aseguro este y Sakuno se levanto de la cama dispuesta a responderle pero este tan solo le revolvio el cabello como si de una niña se tratara y eso la desespero aún más.

- Te pagare mañana mismo - aseguro mientras caminaba a la ducha pero este la detuvo suavemente de la mano - Haz caso solo esta vez de lo que te dicen tus mayores, pero si tanto quieres pagarme... seras mi esclava durante un tiempo o le enseñare a todo el mundo algunas fotos vergonzosas tuyas - lo miro con "odio" por ese chantaje - E-Eres un... - las palabras no salían de su boca - No seas así, no te deje en el bar anoche, pague las cuentas, solo es un pequeño pago que haras por mi, nos vemos en el trabajo - dicho esto avanzo a la puerta mientras ella suspiraba, su vida sería un infierno.

- Por cierto, el amor a veces duele pero al final del camino puedes encontrar un amor que solo te llene de felicidad - dicho esto escucho el cerrar de la puerta y se quedo con gesto de no entender nada pero tan solo camino a la ducha, se le hacía tarde y no deseaba más problemas al menos por hoy, miro el closet y observo toda su ropa limpia, al menos no era tan infeliz como pensaba.


Había ido a su departamento a cambiarse por lo que ahora se encontraba abordando el asensor para dirigirse al departamento de ventas, aún era temprano pero tenía demasiadas cosas que hacer y deseaba salir temprano del trabajo, antes de que las puertas del asensor se cerraran por completo alguien las detuvo, cerro los ojos pero los abrio de inmediato cuando se dio cuenta de quien era la persona que estaba frente a ella - Sakuno - trato de no sentir que las piernas le temblaban pero fue inevitable por lo que se sujeto del brazo de Echizen Ryoma.

Un hombre de 25 años, cabello peliverde, ojos gatunos como decía ella, tez blanca, mirada penetrante, su amante o el que era hasta el día de ayer - Quita tus manos - señalo ella aunque hubiere sido la misma quien las había puesto sobre la persona del chico, este tan solo sonrió ladinamente - Lamento el como te hable ayer - susurro este y ella suspiro mientras miraba su reloj, el maldito asensor parecía ir a paso de tortuga - Tomoka ya debio llegar - aseguro tratando de cambiar el tema porque si hablaban del anterior iba a terminar encerrada en un baño llorando y no deseaba eso.

Las puertas se abrieron y bajo de prisa pero antes de dar un paso fue sujetada por este quien la abrazo por la espalda, lo odiaba por lo que causaba en su cuerpo, él no la amaba y odiaba que la tratara así aún sabiendo que nada podía pasar entre ambos - Ryoma basta, ella podría vernos - aseguro tratando de soltarse pero este no se lo permitio por lo que desesperada lo abofeteo mientras algunas lágrimas salían de sus ojos, no podía más, ella no era fuerte como demostraba en su trabajo, era una niña tímida y llorona.

- S-Solo vete - murmuro dando media vuelta para salir corriendo de allí con dirección a los baños, no podía más, era demasiado por que ella si amaba a Ryoma pero siempre había sabido que para él solo era una más.


Se iba a divertir con Sakuno un poco, no es que le cayera mal o algo así, no, por supuesto que no, era totalmente lo contrario, se sentía atraído por ella en extremo, no había pasado nada entre ellos durante la noche pero por el momento no se lo haría saber, así estaba bien, más tarde se lo diría, ya faltaba poco para el final del día, ella no había subido a entregarle las notificaciones sino uno de sus empleados por lo que suponía que no tenía el valor de verlo, lo cual le resultaba demasiado gracioso en extremo.

Bajo del asensor caminando con dirección al departamento de ventas donde ella trabajaba, los empleados pero sobre todo las empleadas la miraban como si quisieran comerselo, no era para menos pues era el presidente de la editorial después de todo - ¡¿Dónde demonios esta mi café?! ¡Te voy a matar si ensucias esos documentos! ¡Deja el maldito teléfono ya! ¡La editorial estara esperando, largo de aquí! - un empleado salio huyendo prácticamente del departamento, se sorprendio de los gritos y más al saber que eran de ella.

Ahora entendía porque la gente le tenía miedo y siempre trataba de no tener algun contacto con ella, sonrió un poco mientras entraba, de inmediato los empleados lo miraron pues era demasiado raro ver al presidente de la empresa allí cuando nunca bajaba, la observo sentada en su escritorio mientras tecleaba algunas cosas - Sakuno - la llamo y sus empleados los miraron a ambos, ella volteo a verlo sorprendida y sonrió por la reacción de la misma - ¿Q-Qué haces aquí? - pregunto mientras tomaba asiento frente a ella.

Por lo general no mostraría esa faceta frente a personas pero es que Sakuno lo hacía ser así y por eso se sentía atraído por esta - Vamos a comer - le contesto y esta sonrió negando con la cabeza, sabía que no sería tan fácil - Antes muerta - le contesto con la vista de nuevo en la computadora mientras tomaba algunos documentos - Recuerda lo que te dije en la ma... - antes de decir algo más esta hizo hacía atrás la silla para que se callara, apago la computadora, tomo su abrigo y su portafolio para mirarlo con una sonrisa un tanto forzada pero a él solo le hizo gracia.

- Claro que acepto - rodeo su escritorio para salir de allí así que este la siguio escuchando algunos comentarios de sus empleados, sin duda alguna ella sería la comidilla del día, la encontro abordando el elevador por lo que corrio para detenerlo y esta tan solo se hizo a un lado aunque se veía que quería matarlo con todo - Tranquila, comeremos algo delicioso - aseguro y Sakuno tan solo suspiro, lo odiaba demasiado en este momento.


Salieron del edificio con calma mientras ella observaba a su alrededor, algunas personas los miraban y no era para menos porque estaba con el presidente de la editorial, observo que Keigo hablaba con el ballet parking por lo que tardaría en llegar un poco su vehículo, escucho algunas risas detrás de ella y sintio que al aire se le iba, eran Ryoma y Tomoka - Sakuno, ¿te vas tan temprano?, ¿tienes una cita con alguien? - pregunto un tanto curiosa su amiga y ella tan solo le sonrió, no deseaba que la vieran con Atobe.

Los observo tomados de la mano y sintio un nudo en la garganta - Por favor Tomoka, ella solo sabe de trabajo, además nadie la invitaría a salir - aseguro Ryoma algo enojado, sabía que podía llegar a ser cruel y ahora lo estaba comprobando con todo, sintio que alguien la abrazaba por detrás y se quedo sin aire al darse cuenta de que era Atobe - Le pediría que no ofenda a mi prometida y que no dijera que nadie la invitaría a salir porque en ese caso me estaría llamando nadie y Ore-sama es mucho más que nadie - contesto este mientras la apretaba más.

Algunos empleados miraban la escena y ella tan solo quería morirse, odiaba su vida en este momento... Ryoma la miraba incrédulo al igual que su amiga y las demás personas estaban anonadas sobre todo con eso de su prometida, esto no podía estar sucediendole a ella - ¿Cómo has dicho Keigo? - los cuatro voltearon a ver a una mujer demasiado elegante, de cabello rubio y ojos azules que se adelanto para apartarla furiosamente de Atobe que estaba incrédulo - ¡Yo soy tu prometida! - grito presa de la furia mientras la abofeteaba frente a todas las personas, en definitiva su vida era un asco...


N/a

Espero les haya gustado.

Gracias por leer.