Nota: ¿Sabían que me prometí que ya no publicaría más estos drabbles sin sentido? ¿Qué solo publicaría historias cuidadas y planeadas, y por eso decidí volver a empezar? Pues bueno, evidentemente ya no debo prometerme más nada xD
Metamorfosis.
La soledad siempre le había parecido hermosa, tanto que esos momentos únicos para su persona eran lo que más valoraba de su existencia. La paz que nacía de ella era simplemente la perfección; cualquier inquietud quebrantaría ese orden tan meticuloso de la naturaleza, cualquier interrupción sería simplemente despreciable. Ningún ser humano común y corriente, según él, sería capaz de entender y respetar esa creación tan magnífica, y pocos chamanes estaban a su altura. Allí, él de pie solo mirando las estrellas se sentía uno con la esencia originaria e inmaculada del Universo, y la admiraba más que a nadie, y condenaba a cualquier intruso que apenas se atreviera a interponerse entre ellos, entre la naturaleza y su alma, entre esa obra insuperable y la soledad de su ser.
No obstante, ya nada era lo mismo, la magia de aquellos momentos se había desdibujado, algo había cambiado y sintiéndolo profundamente Ren estaba seguro de que había sido él. Ella, la paz, la naturaleza, la soledad, era la misma, porque era infinita y perfecta, porque lo perfecto no cambia y permanece por siempre, porque jamás empeora y ya no puede mejorar. Entonces, por la más simple lógica, era él quien ya no era el de siempre, quien había regresado diferente de aquel viaje por los distintos puntos cardinales. Ahora había muchos rostros vagando por su mente, haciéndose cada vez más borrosos, y él ya no podía pensar en la Nada y en el Todo, porque tan solo anhelaba volver a encontrarse esas caras de nuevo, o al menos se conformaría con que no perdieran la poca nitidez con la que su memoria las guardaba. Porque aunque resultara incomprensible, no quería olvidarse de la sonrisa despreocupada de Yoh, de la voz chillona de Manta o de la estupidez inconmensurable de Horo Horo.
Todos aquellos seres que antes habría considerado inferiores quebrantaron su orden, y sin quererlo, dieron vuelta sus convicciones y redirigieron el sentido de su existencia. Ese grupo de almas tan imperfectas e indignas, redefinieron su mundo por completo y le quitaron todo el encanto a la soledad.
