Lo único que tengo que decir, es que no sabía qué título ponerle... y esto es lo más decente que se me ocurrió, así que imagínense XD
Siempre has estado aquí, durmiendo en mi corazón.
Pareja: InuKai
Spoilers: Ninguno XD
---oooOOOooo---
-No, lo sentimos, no lo tenemos…Pero puede encargarlo si quiere.- dijo el dependiente con una sonrisa.
-No gracias, lo necesito urgentemente.
Inui salió de la tienda y suspiró. ¿Dónde estaba su maldito libro¿Y por qué no lo encontraba tampoco en ninguna tienda? Esa era a la tercera a la que iba y en todas le habían dicho lo mismo. "No, lo sentimos mucho, no lo tenemos, pero puede encargarlo si quiere…" Sí, si quería, pero en cuanto llegase a la tienda ya no le serviría. Necesitaba ese libro urgentemente para un trabajo que debía entregar el primer día de escuela, y para eso sólo faltaba un mes.
Siguió caminando cabizbajo, pensando qué librerías había cerca de dónde se encontraba. Sólo quedaba visitar una, aunque las posibilidades de que encontrara el libro en ella eran menores de 30 por ciento. Si no lo encontraba allí tendría que recurrir a su última posibilidad, ir a visitar a Renji y pedirle el libro, pues él mismo se lo había regalado al otro chico, de la misma manera que éste se lo había regalado a él. Sí, una manera extraña de hacerse regalos…
Llegó a la tienda y abrió la puerta, entrando en la estrecha librería de dos pisos. Se dirigió directamente al mostrador y el dependiente que se encontraba tras de él levantó la vista y le sonrió.
-Buenos días.
-Buenos días. Quisiera preguntar por un libro.
-Muy bien, dígame el título por favor?
-Física y estadística avanzada, de Mark Sanders.
-Mmh….- murmuró el dependiente mientras apretaba rápidamente las letras en el teclado del ordenador.- Oh, sí lo tenemos, debería estar en el piso de arriba, segundo pasillo al fondo. Si no lo encuentra pregunte al chico que está ordenando, él le indicará.
-Oh, de acuerdo, muchísimas gracias.
-No hay de qué.
Inui no podía resistir la sonrisa, sus datos habían sido probados falsos, pero qué más daba? Había encontrado su libro tras un largo día de búsqueda.
"Segundo pasillo al fondo no?" repitió para sí mismo Inui mientras pasaba por delante del primer pasillo, giró al llegar al siguiente pero no pudo avanzar más, pues alguien había decidido avanzar al mismo tiempo que él y sus hombros chocaron.
Inui se giró hacia su izquierda para pedir perdón a la otra persona, pero lo único que vio fue una cabeza morena agachada que le pedía perdón.
-No, no pasa nada.- dijo Inui.- es culpa mía iba distraído y no…
La cabeza se alzó y unos ojos marrones y muy abiertos a causa de la sorpresa se fijaron en él.
-Inui-senpai?
-Kaidoh? Qué haces aquí?
-Yo… trabajo aquí.
-Ah, vaya…
Los dos chicos estaban sorprendidos de haber encontrado al otro en ese lugar, sobre todo Inui.
Cuando Inui había dejado el Seigaku hacía ya un año para ir a la universidad había dejado también el tenis, sabía que ningún equipo al que entrara le proporcionaría la mitad de lo que sintió en su viejo equipo. Aun y así no había dejado el tenis de manera definitiva, seguía entrenando de vez en cuando para seguir en forma y para relajarse del estrés académico. Pero pronto notó que le faltaba algo, estaba bien correr y ejercitarse, jugar en las pistas comunitarias… Pero seguía faltándole algo. No sabía qué era, pero hacía que esos entrenamientos fueran aburridos y los partidos poco interesantes y carentes de emoción. No fue hasta que jugó un partido de dobles con un chico de su clase que lo entendió. Le faltaba precisamente eso, un compañero, alguien con quien entrenar, jugar y porqué no, salir de vez en cuando a divertirse. Pero no podía ser cualquiera, ni tan siquiera su amigo de clase, tenía que ser Kaidoh. Ahora entendía el vacío que había estado carcomiéndole durante las vacaciones y primeros meses de clase, echaba de menos a Kaidoh, su silenciosa y tranquila compañía, sus escasas pero sinceras sonrisas, su voz grabe y esos ojos llenos de decisión. Así que un día, armándose de valor y sintiéndose culpable por no haber caído antes ni haber llamado a su compañero en mucho tiempo, decidió llamarle.
Mientras se oía comunicar al teléfono Inui veía como su cabeza se llenaba de probabilidades que sabía estúpida, como que Kaidoh no aceptara su oferta, que no se acordaría de él… Pero entonces la voz de una mujer contestó.
-Oh Inui-kun, cuánto tiempo! Quieres hablar con Kaidoh? Ahora se pone.
-Gracias.
El silencio volvió a inundar el hilo telefónico e Inui aprovechó para respirar hondo un par de veces.
-Inui-senpai?
-Hola Kaidoh, ya sé que hace mucho que no hablamos y más que no nos vemos… .- se mordió el labio inferior a causa del sentimiento de culpa.- pero me gustaría solucionarlo y que nos viéramos algún día. Para entrenar, ir a tomar algo… lo que quieras.
-Eh…- Kaidoh no sabía qué contestar. Él también se sentía culpable por no haber podido reunir el coraje suficiente para llamar a su senpai y decirle las mismas palabras.
-Prefieres que vayamos a entrenar? Y quizá un partido también, quiero ver cuánto has mejorado, seguro que mis datos ya no sirven de nada… "nunca han servido contigo".- añadió finalmente.
-De acuerdo, me parece bien.
-Entonces… te va bien el viernes después de clase? Te esperaré en el parque de siempre.
-De acuerdo.
-Muy bien, hasta el viernes entonces.
-Hasta el viernes.
Después de eso habían seguido viéndose más a menudo y poco a poco la complicidad que se había forjado entre ellos hacía ya años fue resurgiendo y reforzándose. No sólo quedaban para entrenar o jugar algún partido, sino que de vez en cuando iban a tomar algo o al cine, hablaban de sus mejoras en el tenis (tema que casi siempre tenía a Kaidoh como centro, pues efectivamente los datos que Inui tenía de él estaban completamente obsoletos ya) también hablaban sobre la escuela, su familia…
Inui había retomado su papel como entrenador personal de Kaidoh, haciéndole menús y asesorándole y también había comprado una nueva libreta (verde, por supuesto) para apuntar todos esos nuevos datos que Kaidoh le ofrecía y sólo de vez en cuando, al oír el característico "fshuuuu" de su amigo, guardaba el bolígrafo y cerraba la libreta. Inui quería volver a saberlo todo de su kohai.
Por eso le extrañó encontrarle allí. ¿Porqué no le había dicho nada la última vez que se vieron?
-Ah vaya… No lo sabía
Era lo único que podía decir, era la verdad y la sorpresa y la decepción que le embragaban al no haber sabido nada de eso hacían que su capacidad de reacción y habla fueran lentas y sin coherencia.
-Es sólo colocar libros, senpai. Empecé hace una semana
Inui sonrió levemente, entendía que Kaidoh aun sintiera reservas al hablar sobre su vida privada, pero igualmente le dolía.
-Me alegro. Pero no sabía que necesitaras el dinero.
-No lo hago por eso, aunque nunca va mal.- dijo el chico sonrojándose.- El dueño es amigo de mis padres y necesitaba a alguien que fuera ordenando los libros y atendiendo a los clientes de vez en cuando. El chico que tenía tuvo que irse y pensó en mi.
-Claro.
Inui se imaginó a Kaidoh atendiendo a los clientes y estuvo a punto de sonreír. Kaidoh no era conocido por su capacidad de relacionarse con la gente. Pero también era verdad que con los años su cara de mala leche, hablando en plata, había ido desapareciendo y que el chico era muy educado con todo el mundo. Menos con Momoshiro.
-Bueno… yo estaba buscando un libro, me ayudas?
Los dos chicos se fueron hacia el fondo del pasillo e Inui le dijo el nombre del libro.
-Necesito el libro para un trabajo de clase. Ayer quise empezarlo pero al no encontrar el libro no pude. Creía que lo tenía, me lo regaló Renji cuando teníamos trece años. No entendí nada, pero hizo que la recopilación de datos y las probabilidades empezaran a gustarme.
Al oír el nombre del jugador del Rikkaidai Kaidoh desvió la mirada de los libros por los que estaba buscando para dirigirla hacia su senpai.
-Aun estáis en contacto?.- preguntó en voz alta inconscientemente y mordiéndose el labio inferior al darse cuanta.
-No creas, de vez en cuando. Por teléfono, mail… Los dos hemos cambiado mucho. .- Inui calló unos segundos y alargó el brazo para coger el libro que quería, que estaba en frente de Kaidoh.- Íbamos a ir a la misma universidad, pero al final decidí que prefería seguir viviendo en casa que disponer de un mejor club de tenis.
Kaidoh asintió ausente, viendo como su senpai finalmente sacaba el libro de su sitio. Se alegraba de que no hubiesen acabado en la misma universidad, quizá entonces no sería a él a quien Inui hubiese buscado para retomar sus partidos de dobles…
-Kaidoh!.- el dueño de la librería asomó la cabeza por el pasillo y volvió a llamar a su empleado.- puedes bajar un momento? Una señora quiere encargar un libro.
-Por supuesto.
Kaidoh empezó a caminar hacia el pasillo principal y después bajó las escaleras para dirigirse al mostrador donde le esperaba una señora con un niño pequeño. Inui le siguió en silencio y curioso se paró después de bajar las escaleras y observó como Kaidoh atendía a la señora. No era de esos dependientes que son todo sonrisas y acaban por empalagarte, simplemente era él mismo. Hacía todo lo que debía hacer para encargar el libro de su cliente, le pedía los datos con voz educada y al final se despedía de ella con un pequeño movimiento de cabeza y una leve sonrisa.
-Bien, ahora yo.- dijo Inui acercándose al mostrador con una sonrisa.
Kaidoh se la devolvió ligeramente, sabía que a su senpai le había encantado verle tratar con extraños, pero cuando éste colocó el libro en el mostrador su cara cambió a una de sorpresa.
-Este libro lo tengo yo! Me lo dejaste el año pasado.
Inui miró sorprendido a Kaidoh y luego al libro para finalmente volver a dirgir sus ojos a Kaidoh. Ahora que lo decía… sí, recordaba algo de eso.
-Es verdad! Para el examen final… Vaya, no me acordaba.
-Es culpa mía, lo tendría que haber devuelto antes.- dijo Kaidoh con la mirada en el suelo.
-Qué dices? El libro es mío no? Entonces es cosa mía si no me acuerdo a quién se lo dejo.
Los dos estuvieron unos segundos en silencio y entonces Inui sonrió alegremente, haciendo que sus gafas de repente brillaran al reflejar la luz de los fluorescentes.
-Se me ha ocurrido una idea.- un escalofrío recorrió a Kaidoh.- Te invito a algo en compensación.
-Compensación a qué senpai?.- preguntó Kaidoh sorprendido.
-Me has recordado que efectivamente ya tengo este libro, no hace falta que me lo compre dos veces. El dinero que me ahorro de no comprar el libro lo usaré para invitarte ya que todo es gracias a ti.
-Pero… estás gastando dinero igualmente, senpai.- dijo Kaidoh ruborizándose. No le gustaba llevar la contraria a sus mayores, pero a veces con Inui y sus extrañas ideas era algo necesario.
-Oh Kaidoh…- dijo Inui haciendo pucheros.- No quieres salir conmigo?
-Fshuuuuuu .- contestó Kaidoh ruborizándose ahora de vergüenza.- No es eso…
Entonces cuando tienes fiesta por la tarde?.- preguntó Inui con voz alegre y los ojos brillantes, buenos, seguramente los debía tener así, pensó Kaidoh, "pero las gafas no dejan que se vea"
-Sólo trabajo por las mañanas
-Perfecto! Te va bien mañana?
-De acuerdo…
-Pasaré a las cinco por tu casa de acuerdo? Así me devuelves el libro.
Kaidoh asintió con la cabeza y dio la bienvenida al nuevo cliente que había entrado. Viendo que su amigo tenía trabajo que hacer Inui le sonrió y se despidió hasta el día siguiente.
---oooOOOooo---
Continuará...
Espero que les haya gustado!
Aun no sé si esta historia será de 2 o tres capis, así que quien sabe si el siguiente ya será el último... XD
Niea.
