Capítulo 1

Debido a la paz reinante en el mundo, las 5 Grandes Aldeas ninja firmaron un tratado de colaboración entre ellas. Dicha colaboración incluía intercambios entre los genin de las distintas aldeas.

Así, con motivo de este proyecto, un joven genin de 13 años, con la piel bronceada característica de Kumo, con pelo negro y ojos verdosos. Su cuerpo, musculado por el intenso entrenamiento se podía apreciar a través de su vestimenta habitual, pantalones negros y camiseta de tirantes. Se llamaba Jokuro, y al atravesar las puertas verdes de la aldea de la Hoja, en dirección a la Academia, fue recibido por un profesor moreno con una cicatriz en la nariz, que le hablaba sobre sus futuros compañeros de equipo.

Sin embargo, Jokuro no le escuchaba. Su cabeza estaba absorta en las mujeres de la aldea. Eran diferentes a las de Kumo, pero igual de bellas. Ya en su aldea se había acostado con unas cuantas mujeres, ninjas y civiles, por lo que tenía mucha experiencia en el sexo.

Llegaron al sitio mientras el hombre le seguía soltando un rollo, Jokuro se fijó en una hermosa mujer con cabello peliazul y cuerpo voluptuoso que había en la puerta de la Academia, hablando con un hombre alto con raras gafas que ocultaban sus ojos. Jokuro sonrió malvadamente, pensando ya en su próxima presa.


Hinata y Jokuro estaban consumando su pasión en su apartamento. Hinata montaba a Jokuro sin piedad, mientras éste agarraba sus grandes pechos. La peliazul gritaba su nombre una y otra vez.

"¡JOKUROOOOO, JOKUROOOO!", gritaba excitada Hinata.

El joven genin sonreía viendo los enormes senos de Hinata botando ante sus ojos. Llevaba solo un mes en la aldea, y ya se había acostando con varias mujeres. Sin embargo, su favorita hasta el momento era sin duda la MILF que estaba follando sin piedad justo ahora. Jokuro creía que la joven, tímida e inocente, iba a llevarle mucho tiempo antes de poder acostarse con ella, pero para su sorpresa la peliazul no tardó ni una tarde en caer rendida ante él. Desde entonces, Jokuro traía a la mujer a su casa, a la espalda de su marido Uchiha, que nunca estaba en la aldea, y de su hijo pequeño, cuidado por los sirvientes del clan.

"¡DIOS DIOS DIOS! ¡ TU PENE ES DE LOCURA", chillaba excitada la Hyuga.

Hinata estaba extasiada, cada cabalgada ocasionaba que el enorme pene de Jokuro penetrara hasta lo más profundo de su estrecha vagina, que ya se había adaptado al tamaño de su miembro.

"¡MÁS FUERTE! ¡ DAME MÁS FUERTE, JOKURO!", gemía, llevándose una mano a los pechos y pellizcando sus pezones, duros de la excitación.

"Eres una auténtica puta, Hinata", gruñó Jokuro. "Dí que eres mi puta".

"SÍ JOKURO, SOY TU PUTA. ¡NO PARES DE FOLLARME CON TU DURO PENE", Hinata sentía cómo la mirada se le íba al techo, perdida en el placer, su mente no podía enlazar dos pensamientos seguidos. Miró hacia abajo a sus grandes pechos, que botaban como un par de melones. Pese al temblor de sus piernas, la peliazul forzó sus muslos para penetrarse todavía más fuerte, el sonido de los testículos de su amante chocando contra su jugoso culo resonando.

"¡Me corro, putita! ¿Dónde quieres que lo haga?", exclamó el genin.

¡AH! ¡HÁZLO DENTRO DE MÍ", gritó desesperada la Hyuga.

Hinata se corrió con un alarido, y chilló de placer al sentir el pene de Jokuro hincharse y liberar una erupción tras otra de semen, llenándo cada espacio de su vientre. En el momento que el joven sacó su pene de su estrechez, el esperma salió como un chorro. Ambos respiraban pesadamente, Hinata murmurándo todavía gemidos para sí misma.

Jokuro volteó a la peliazul, cogiéndola del cabello. Sonrió cuando la MILF se sobresaltó al notar su todavía duro pene otra vez pidiéndo entrada en su vagina. No queriendo hacer esperar a su putita, Jokuro la estacó con dureza.

"¡OOOOOOOOHHH!"

"Tenemos mucho tiempo por delante, Hyuga. Te voy a follar hasta que no recuerdes ni tu nombre", tenían todo el día por delante, Jokuro aprovechando que había terminado temprano la misión dificultad D con su equipo.

"¡AH SÍ SÍ! ¡SIGUE GOLPEANDO MI VIENTRE!", la ojiperla se corría, recuperándose de su cansancio al sentir la tormenta de placer que le daba su macho.

Verdaderamente Jokuro aporreaba su útero con su pene. Su enorme y ancho pene, salivaba Hinata. Por mucho que no quisiera, por mucho que luego el arrepentimiento la atormentara, la peliazul no podía resistirse al pollón de 23 centímetros que le había descubierto un mundo de placer y lujuria. Un pene que ahora mismo estaba desgarrando las paredes de su maltrecha vagina, arrancándole un chillido tras otro de placer.

"¡JOKURO! ¡JOKURO! ¡JOKURO!", el joven estocaba sin piedad a Hinata, que soltaba alaridos de gozo por su boca.

Le estaba dando una follada bestial, follándola como un animal desde atrás en perrito. La ojiperla se corría del puro gusto, sin necesidad de fingir como hacía con su marido, vocalizando sin ninguna vergüenza lo que sentía. Amaba la forma en la que un chico recién salido de la academia la dominaba, la usaba como su puta para obtener placer.

"¡AMO TU POLLÓN! ¡AH! ¡DAME MÁS, QUIERO MÁS!".

La vida es buena, Jokuro pensaba. Pero follarse a Hinata es todavía mejor. Esta noche iba a romper a la ojiperla de nuevo, haciéndola su putita por el resto de su vida, preñándola con sus semen. No sería la primera vez que deja embarazada a una mujer, ya lo había hecho con una camarera en Kumo. Sin embargo, por mucho que le gustara estocar sin piedad cada noche a Hinata, Jokuro quería más.

"Mañana quiero que vengas otra vez. Y no olvides lo que te dije. Trae a tu hermanita contigo, o si no me desharé de tí, puta", amenazó el chico, subrayando cada frase con una fuerte estocada.

"¡COMO DESEES AMO! ¡SOY TU ESCLAVA! ¡AH AH AH AH! ¡ME CORRO, ME CORRO OTRA VEZ!", Hinata terminó su promesa con otro potente orgasmo. Jokuro ni se inmutó ante la repentina contracción de su vagina, siguiendo golpeando con su pene el cálido vientre.