Título: The game is on.
Resumen: ¡No es tan difícil tener relaciones sexuales! Sherlock le hacía esto apropósito, se paseaba con tan solo una maldita toalla, casi desnudo por el piso, le provocaba. Pero si quería jugar así, John también sabia jugar. Este fanfic participa en el Rally "the game is on!" Del foro I am sherlocked.
Advertencias: Mención de sexo.
Nota: No esta beteado, por mala suerte, mi beta esta con las pruebas como yo. También debo decirles que no habrá lemon explícito y lamento haberlos ilusionado xD es cortito, lo que alcance a hacer.
Cada minuto en la vida de John Watson era una tortura. Por dios. ¡No es tan difícil tener relaciones sexuales! Al menos para él no lo era, porque su compañero no pensaba lo mismo.
Tres meses antes:
Sherlock y el habían empezado a tener una relación hace un par de semanas ya, pero John estaba ansioso por dar el próximo paso.
- Sherlock, me gustaría que avanzáramos un poco en nuestra relación.
- ¿Quieres que conozca a tus padres, John? - contestó sorpresiva mente Sherlock con un tono burlón. Y una sonrisa que le ponía los pelos de punta al ex militar.
John giro los ojos y río sarcásticamente. Si su padre alcohólico llegase a enterase que además de una hija lesbiana, tenía un hijo gay, iba a ser una catástrofe. Pero John no era gay, no era homosexual, el término que debería poder utilizarse para definirlo era Holmesexual. Pero sólo con un Holmes, con su Sherlock. Realmente no se imaginaba nunca estar con Mycroft, que la reina no lo permita. Así que más bien, se utilizaría el término "Sherlocksexual", sonaba extraño, pero ese era el término correcto.
- Jamás. - sonrió sinceramente John, abandonando sus pensamientos. - Habló del sexo, - ¿Sherlock se había tensado al escuchar aquello? No podía creerlo. - entonces Moriarty tenía razón... - empezó a reírse, luchando por no carcajearse ahí mismo, lo miró con una expresión de sorpresa característica de él cuándo descubría algo nuevo de su ahora pareja. - Si eres virgen.
Sherlock gruñó, y a John le pareció ver sus mejillas dulcemente sonrojadas, entonces se sintió muy bien, porque el sería la primera vez del detective consultor. La histérica risotada que lanzó solamente provocó más y más vergüenza a Sherlock.
- Tu tampoco lo hiciste con un hombre, seguramente, John. - contraatacó el consultor en un intento vago por defenderse.
John empezó a recordar y fue turno del ex militar de sonrojarse.
- Lo hice... No fue…
Sherlock sabía que John era un libro que había leído solamente hasta la mitad, y la otra mitad faltaba por descubrir. Eso también le gustaba del rubio. Siempre era un misterio. Pero él era el que sabía deducir, entonces ¿Porque no pudo deducir eso de John? Quizás simplemente el que haya tenido relaciones con un hombre o una mujer no le había parecido algún hecho relevante... Hasta ahora, que era su pareja, que quería a John sólo para él. Algo hizo "Click" en la cabeza de Sherlock y prácticamente grito.
- ¡Sholto! Fue con James Sholto, ¿No es cierto?
Desde su encuentro en la boda Sherlock había quedado algo celoso del comandante Sholto, porque John lo había descrito como el hombre más huraño que había conocido, ¡ese era el! Y Mary le había dicho que hablaba sobre James todo el tiempo. Mary y John se habían divorciado unos años después, y entonces ellos empezaron a salir.
A John lo inundó la vergüenza y asintió lentamente.
- Así que... también quieres tener sexo conmigo, - fue el turno de Sherlock para sonrojarse un poco, John asintió. - Yo... Lo creó adecuado por ahora. - negó y John suspiro.
- Sabes que nunca te obligaré a hacer nada que no quieras, pero recuerda que tengo mis necesidades.
Sherlock fingió interés un segundo y luego continuó ignorándolo.
El día de hoy:
Hasta ahora nada de sexo, pero podía asegurar que Sherlock lo estaba provocando para que hiciera algo. No se podía imaginar otro motivo por el cual Sherlock caminara solamente con una toalla cubriéndole el cuerpo.
Estaba bien antes, antes eran amigos, pero ahora eran pareja y Sherlock parecía ignorar el hecho de que John no había tenido sexo durante casi cuatro meses, teniendo que masturbarse solitariamente por las noches en su cama, tratando de no manchar las sabanas, mirando porno como cuando era adolescente, o si no, tenía que hacerlo en la ducha, mientras pensaba como sería hacer gemir de placer a Sherlock Holmes, tenerlo a su merced, y como sería sentir su boca en forma de corazón apretada contra su erecto y caliente miembro. Tenía sueños húmedos y debes en cuando imaginaba escenas eróticas, todas con un sólo protagonista: su malvado genio que había creado este plan para tentarlo más seguramente, tentarlo a probar su cuerpo, a explorarlo, pero tenía que respetar a Sherlock, tenía que respetar sus decisiones. No tenía que ser egoísta, si el detective consultor no estaba listo, él no lo forzaría.
Pero maldición. Sherlock también estaba siendo egoísta, no pensaba en las necesidades de su novio, se comportaba con una virginal quinceañera, algo que Sherlock no era, por lo que solamente le quedaba por pensar una sola cosa: Lo hacía apropósito.
Estaba jugando con él, y ciertamente, era un juego que podían jugar dos. Seguramente Sherlock quería comprobar cuanto tiempo podía resistir John sin terminar violándolo, quería saber cuál era su límite, maldito genio y sus locos experimentos. ¿Porque el sujeto de pruebas tenía que ser él?
Pero ya vería, John encontraría la manera de vengarse de él. Una pequeña sonrisa se formó en los labios del doctor cuando encontró su antiguo uniforme de soldado, si Sherlock podía pasearse por todo el departamento con nada más que una toalla blanca cubriendo sus "partes nobles" entonces él podía usar ese uniforme que en varias ocasiones Sherlock le había rogado que se pusiera para realizar, según él, un experimento.
Pero John sabía lo que causaba en Sherlock no tan sólo cuando se ponía el traje, si no también cuando se comportaba como el sargento John Watson, hablando con autoridad, y firmeza, estaba seguro que incluso conseguiría que el detective consultor temblará con sólo escucharlo.
Sin dudarlo ni un segundo se puso con cuidado el traje, era un truco infalible.
Cuando entró a la sala supo que había valido la pena sacarle el polvo a su uniforme y ponérselo. Sherlock enseguida abrió ligeramente los labios, vio que enrojecía y nunca había visto en sus ojos esa mirada, lo miraba casi con hambre. Incluso sentía que en su frente tenía escrito con mayúsculas "Follame", John sonrió un poco sin poder evitarlo y entró en la cocina.
Sherlock había empezado con esto, ahora tendría que ver cuanto más el detective se resiste a no tener sexo con él. Si quería jugar, John también podía jugar a lo mismo. Entonces el ex militar dijo en voz baja antes de volver a entrar en la sala:
The game is on.
