No se que decir d este fic, es…algo qe se me ocurrió, escuchando una canción con el mismo nombre de mi historia…espero qe les guste y pues, ya saben Yaoi y OOc HxK

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x:-: Ocean Soul:-:x

Una historia inspirada en la soledad y la tristeza, una historia de amor

Él lo seguía esperando, su mirada esmeralda fija en el mar, ilusionado y vigilante esperando su aparecer…de quien? Pues la respuesta yace en esta historia:

Las campanas del puerto anunciaban la llegada del 'Titan', una gran embarcación recolectora de especies marinas, celebrando una pesca abundante, era su partida numero 18, partiendo tan exitosamente como la primera vez.

Los tripulantes de la embarcación fueron recibidos con una agradable bienvenida, las esposas de los pescadores esperándolos en la orilla del viejo muelle, siempre sonrientes y esperanzadas de ver por una vez más a sus esposos, a simple vista todos eran felices, pero siempre excepciones hay

El ultimo en bajar. El fiel navegante de su navío, el cual lo había heredado de su padre. Todos lo conocían por el nombre de Hiei, sin apellido, sin un nombre real, un solitario que vivía en una mansión a la orilla de las playas, cerca del faro del pueblo…siempre sólo, sin nadie quien lo fuera a recibir luego de sus largos viajes…pero a él ya muy poco le importaba.

Despechado de nacimiento del seno de su madre, y criado hasta sus dulces 10 años por su padre el cual fallece a las orillas del mar una noche cercana al cumpleaños numero 11 de su joven hijo.

Pero a él ya no mucho le interesaba, luchaba arduamente para subsistir en el mundo, agradecido eternamente a su padre por darle la oportunidad de vivir.

Luego de haber dejado el barco en las costas de su pueblo, se fue, caminando por la arena hasta su mansión, producto de las ganancias que ha obtenido con el sudor de su frente, orgulloso por la belleza del lugar…

Mientras caminaba, descalzo, hundiendo sus pies en la húmeda arena, meditaba y pensaba diferentes cosas, ablando consigo mismo por falta de compañía…

Su piel, alguna vez tan blanca como la nieve, ahora morena por efecto del sol, creaba un bello contraste con sus rojos ojos los cuales miraban a la nada entre las olas de la playa, quizás esperando ver algo aparecer entre el oleaje, y su cabello totalmente negro, se movía al compás de la brisa del viento que acariciaba sus cortos cabellos…le gustaba sentirse acogido por la tranquilidad del océano…

Demoró un poco en regresar a su hogar, pero al fin y al cabo llego, justo acompañado del sol que comenzaba a esconderse en el horizonte entre las olas, tan bello paisaje del cual Hiei era espectador todos los días sin excepción.

Abrió la puerta de su mansión, lujosa pero con un toque humilde, tampoco le gustaba malgastar su fortuna, sólo tenía lo justo y necesario para él y su soledad.

Entro a su mansión para ser recibido por un frió aire, se estremeció ligeramente y antes que nada, prendió su chimenea y se recostó en el sillón de su sala, la cual contenía lo justo y necesario, dándose algunos gustos para si mismo, como tener cortinas de una seda muy fina en cada una de las ventanas de su hogar, o tener una gran alfombra de piel de oso en la sala…Era un lujo que nadie mas que él disfrutaba.

Se acomodo en uno de sus sillones, frente a la calida chimenea, su compañera durante todos esos años, y descanso, sumergiéndose en un profundo sueño, reponiéndose del cansancio y preparándose para la jornada de un nuevo día.

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Muy temprano comenzaban los trabajos en el pequeño pueblo costero, el cual dependía exclusivamente del mar, ya que ese era su única fuente de ganancias, era por eso que mucha gente desidia ser pescador o navegante, ya que esa era la única forma de ganar dinero humildemente.

Comenzando desde las 5 de la mañana, las campanas del puerto comenzaban a sonar, anunciando la partida y llegada de diferentes barcos pesqueros.

Ganándole al sol en madrugar, la gente se amanecía en el pequeño muelle. Recolectores extraían mariscos de entre los requeríos donde las olas rompían, arriesgándose a ser tragados por la marea.

– Aquí tenemos lo suficiente – comento anímicamente uno chico de cabello negro amarrado en una floja trenza, dejando un tarro en el suelo, lleno de mariscos recién salidos del mar.– es cosa de venderlos…y alcanzará para ambos – comento dirigiendo sus azules ojos a su acompañante

– Eso espero Kuronue…– una voz, suave y bajita, respondió al lado de el chico de cabello negro – deberíamos sacar unos tarros mas para venderlos a los turistas, ganaríamos mas… – comentó aquel chico de verdes ojos y de rojo cabello, éste atado con un paño descuidadamente.

– Tu siempre el mas precavido Kurama…– comento el joven llamado Kuronue, jugueteando con los cabellos de su pelirrojo amigo.

Ambos compartían una humilde habitación en uno de los sectores mas pobres del pueblo, pero aun así, siempre se empeñaban para mejorar su situación.

Su trabajo era recolectar mariscos de los roqueríos, reuniendo una cantidad aceptable para luego comercializarlos a un buen precio.

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– Jah, mírate, estas todo mojado! – comento el pelinegro, sentando en una de las rocas, tomándose un descanso, mientras observaba como Kurama hacia su trabajo, de vez en cuando siendo mojado por las olas que llegaban a las rocas, era inevitable no ensuciarse ni mojarse en ese trabajo.

– Pronto me tocará a mi burlarme de ti...– dijo el pelirrojo tarándole un pequeño caracol a su amigo, sonriendo al ver la facilidad con la que fue atrapado por Kuronue – es mi turno descansar – informo, poniéndose las manos en su cintura, demandante.

– unos minutos mas….– refunfuño el oji azul, jugueteando con la concha que le había tirado el pelirrojo – no tengo muchas ganas de trabajar hoy…– suspiro

–Si no trabajas, no comes…– le recordó el oji esmeralda, ayudando a Kuronue a ponerse de pié, sin dejar que éste protestara – además, esta vez no quiero cocinar lo mismo de siempre, no quiero comer fideos y pescado, quiero algo diferente…– comento el pelirrojo, sonriente, sentándose en el mismo lugar donde antes Kuronue había estado sentado.

– tu y tus antojos…– refunfuño el oji azul, comenzando con su trabajo, gruñendo cada vez que las olas que llegaban a los roquerios lo mojaban.

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– Sabes? Ayer llego el 'Titán' luego de su largo viaje de pesca, esta vez si que demoro…– comento el pelinegro, sentado en la pequeña mesa en la cocina, mirando como su compañero cocinaba gustoso un estofado, esta vez habían ganado lo suficiente y un poco mas.

– Lo se, escuche que tuvieron que adentrarse a mar adentro en busca que peces espada y tiburones…– dijo el oji esmeralda, girándose a ver a su compañero – leí en el periódico que hicieron mucho dinero vendiendo todo ese pescado…fueron 19 peces espada y 26 tiburones…eso es bastante…–

– pues…Su capitán es un desalmado…estuvo mar adentro semanas y ni se preocupo por si sus marineros extrañaban a sus esposas y…–

– tu que sabes?!– corto de pronto el pelirrojo frunciendo el seño.

– l-lo leí en el periódico – dijo simplemente el peli negro, sintiéndose como si hubiera dicho algo malo

– El periódico dice algo, pero la realidad es otra…– dijo el oji esmeralda llevando dos platos con alimento a la mesa – sé que detrás de esa fría personalidad se esconde alguien totalmente diferente…– balbuceo, sentándose en la mesa en el lado opuesto de Kuronue.

– mh? Es que acaso Kuramita esta enamorada? – molesto el pelinegro, sonriendo picaramente a su amigo

– cállate!– entre grito el pelirrojo, mientras sus mejillas ardían…había sido demasiado obvio…

– Eres un tomate, solo mírate! Estas mas rojo que tu cabello!…– molesto mas Kuronue, acercándose al pelirrojo y peñiscando juguetonamente una de sus mejillas, haciendo que Kurama siguiera sonrojándose…

La relación que mantenían había sido fortalecida por los años, si bien, algunos años atrás, habían llegado a ser amantes, y decidieron mejor, mantener y perpetuar su amistad.

Kuronue, por una parte, aunque aun siga sintiendo alguna atracción por su amigo, tenía muy claro que éste en su corazón ya no tenía un lugar para él, más allá de la amistad. Aun sentía amor por su compañero, pero ese era un secreto que jamás revelaría, por la felicidad de su amigo.

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Las semanas pasaron como días u horas, y el Titán nuevamente estaba listo para partir a los océanos, listos para él.

A pesar del frió roció que caía esa mañana, la muchedumbre llenó una vez mas el muelle, deseando una buena pesca a aquel barco tan exitoso e imperturbable, sus marineros se despedían de sus familias, mientras que su capitán, esperaba paciente en la proa, no tenia a nadie que fuese a despedirse de él, así que, no valía la pena, estar con sus marineros ahora…eso era lo que siempre se decía a si mismo.

– Kuronue, apresúrate!!– entre toda a gente, se escabullía un pelirrojo, con un chaleco impermeable, mientras llamaba a su amigo el cual se encontraba a sus espaldas.

–oye, oye, clámate, si todavía no se van! – grito entre molesto Kuronue, con un diario en la cabeza para evitar mojarse.

Se escabulleron entre la multitud sólo y únicamente para ver a Hiei.

–Ahí esta!– entre grito Kurama, sintiendo como sus mejillas enrojecían, y ahí estaba el pelirrojo entonces, mirando aquella persona que jamás se fijaría en alguien como él, por eso era que siempre lo espiaba sigilosamente, ni siquiera había hablado ni una vez con él…su timidez lo consumía…

Kuronue llego a su lado, mirando simplemente a su pelirrojo como sonreía y sonrojaba aun mas - y pensar que hace algún tiempo, se sonrojaba por mi - se dijo a si mismo en su mente, con cierto tono de melancolía, mientras que por fuera, su rostro mostraba una tranquila sonrisa.

En el barco, Hiei ya se estaba aburriendo, sus marineros demoraban mucho en despedirse de su familia, y ya era hora de partir, así que decidió llamarlos. Se acerco a las barandas de su barco, hoy se sentía extraño, como si sintiera que algo le sucedería, no sabia por qué, pero decidió quedarse mirando a sus marineros abrazando y despidiéndose de sus esposas, de sus hijos…a veces le gustaría tener una familia como todos….

Su mirada, calculadora, se detuvo un momento, sus rojos ojos fijos en un punto en especial. Entre la gente pudo ver a un pelirrojo, con brillantes ojos verdes que lo miraban también, como queriéndole transmitir tantas cosas…siguió observándolo, como hipnotizado o simplemente por curiosidad, al ver tal belleza, había quedado embelesado. El rocío que caía a esas horas no parecía molestar a Hiei, corría por su rostro como pequeñas lágrimas. Pestañeo unas veces, para tratar de quitar su mirada de aquel joven que su atención había llamado…pero por que? No lo sabía.

Decidió ahora si, llamar a sus marineros, estos sin reproches subieron al barco, con aquellas miradas de nostalgia siempre presentes cada vez que partían de su pueblo.

Nuevamente el Titán partía, y antes de irse a su cabina, para manejar a su navío, Hiei decidió una vez mas asomarse en las barandas, no a ver, ni a despedirse de todas las personas allí presentes, si no que para ver una vez más aquel rostro que tanto lo había cautivado.

Y ahí estaba en el mismo lugar, a quién venia a ver? en ningún momento vio a ninguno de sus marineros acercarse a él, será algún familiar? Alguien?...no lo sabia…ni menos sospechaba que únicamente aquel joven pelirrojo lo había ido a ver a él.

Se sacudió un poco el cabello, mojado ahora con rocío que poco a poco se hacia lluvia matutina, suspiro como hacia años no suspiraba y fue camino a su cabina, a manejar su fiel navío.

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– Lo viste!? Me miro!– dijo emocionado el pelirrojo, abrazando a su amigo por la cintura, se sentía tan feliz…aquella persona lo había mirado! De solo ver aquella mirada roja fijarse en él, su corazón latía mil veces más que lo normal

–Siii lo vi, lo vi…– dijo tratando de esconder discretamente sus celos

– Que sucede?...– pregunto al notar el tono de voz de su amigo.

–Nada, nada…no es nada, no debes preocuparte– le sonrió de manera extraña, con un ligero dejo de tristeza que no pudo disimular.

– Kuronue…– dijo el pelirrojo, algo andaba mal con su amigo…dejo de abrazarlo y lo miro, pidiendo con su mirad alguna respuesta, que le asegurara que su amigo se encontraba bien – si quieres decirme algo, sabes que pued….–

–Ya dije, que no me sucede nada…– corto el joven frente al pelirrojo, abriendo la cerradura de su casa

Luego de eso no hubo dialogo alguno, solo miradas por parte de los dos, Kurama por un lado, no sabia que sucedía, y Kuronue por el otro, trataba de tranquilizar su ataque de celos….

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Aquel día fue incómodamente lento para el pelirrojo, que no comprendía el malestar de su amigo. Y así por fin la noche llego al pueblo, llenando con tranquilidad sus calles, todos ahora refugiados en sus casas.

Kurama aun no había obtenido señal de su amigo. Kuronue todo el día se había mantenido alejado de su fiel amigo pelirrojo, y ahora permanecía encerrado en el cuarto que compartía con Kurama, se sentía realmente deprimido, celoso y enojado.

El pelirrojo suspiro por su parte, ahora lavaba los platos y botaba los restos de lo que fue sus cena. Terminando esto, recogió el plato de Kuronue y se lo llevo a la habitación, si Kuronue estaba enojado por razones que el pelirrojo desconocía, no estaba mal preocuparse por el y llevarle la cena al dormitorio.

Abrió suavemente la puerta, ahora a oscuras, y entro, desplazando su mano por la pared para alcanzar el interruptor, mientras que su otra mano mantenía la cena de su amigo.

– Kuronue?...– susurro al momento en que encendió la luz, y vio a su amigo escondido entre las sabanas de su cama, la verde mirada del pelirrojo se suavizó, formando una dulce sonrisa mientras suspiraba. Kurama desde que conoció a Kuronue años atrás, siempre se ponía en aquella posición en su cama, ya se le hacia común verlo escondido entre las sabanas como un niño malcriado luego de ser castigado por su madre….

El pelirrojo dejo el plato en la mesita de noche, y se sentó en la cama, cerca de Kuronue – Te traje de comer, Señor gruñón – susurro suavemente mientras intentaba cuidadosamente destapar a su amigo.

Obtuvo un gruñido por respuesta, pero aun así continuó destapando a su compañero, hasta que las sabanas llegaran hasta un poco más debajo de la cintura. Kuronue se quedo en la misma posición frunciendo el ceño.

El pelirrojo se le quedo mirando, calmo por un buen rato, hasta que el pelinegro se rindió, suspiró y se sentó en la cama – que tanto quieres?...– le pregunto

Kurama sonrió débilmente – Te traje la cena…hice tu plato favorito– contento de que su amigo le hablara, tomo el plato de Kuronue y lo dejo en su regazo – Pescado Frito – dijo agregándole un tono de alegría a su voz, para animar un poco al pelinegro

Kuronue medio sonrió y negó con la cabeza mientras comenzaba a comer – Qué novedad…– susurro

Pronto el plato ahora vacío, fue dejado nuevamente en la mesita de noche, esta vez por Kuronue que ahora se sentía mucho mas tranquilo

El pelirrojo no se movió ni un segundo y miraba a su amigo todo el tiempo – Que tal te sientes? …– pregunto arreglándose un poco el cabello detrás de su oreja

Kuronue pareció basilar unos momentos…pero decidió por fin abrirse a su amigo – Mejor…– hiso una pausa al escuchar el suspiro de alivio – Kurama?...–

– Si? –

Hubo una pequeña pausa antes de que Kuronue hablara – …p-puedo abrazarte? .– pregunto en un tímido susurro

El pelirrojo no se esperaba aquella pregunta, pero jamás le negaría un abrazo a su mejor amigo – Claro. – acepto, dedicándole una dulce mirada a su compañero, expandiendo sus brazos listo para abrazar a Kuronue

Kuronue no dijo nada mas, y abrazo a su pelirrojo, fuertemente, sus brazos rodeando la fina cintura de su amigo, suspiro profundamente mientras su corazón latía fuertemente…por unos momentos, una idea paso por su mente: acabar este abrazo, recostando a Kurama en la cama (ya que se encontraban sentados en ella) pero rápidamente deshecho esa idea, al sentir cómo las finas manos de su amigo, subían y bajaban por su espalda. Kuronue sabia que el pelirrojo no lo aceptaria…

– Puedes decirme que te ocurrió hoy?– Pregunto suavemente el pelirrojo luego de unos minutos, aun manteniendo el abrazo – Estabas enojado conmigo …– eso mas que una pregunta, fue una afirmación de el pelirrojo mientras abrazaba mas fuerte a su amigo

– No…enojado contigo nunca, más, estaba enojado conmigo mismo…– susurro el pelinegro, aspirando el dulce aroma que despedía la piel de cuello del pelirrojo

– Porque?...– preguntó Kurama extrañando, aun no encontraba la razón.

El pelinegro volvió a guardar silencio – estaba…c-celoso…– finalizo, con un poco de nervios, quizás esperándose una mala reacción por parte de su compañero

– Celoso? – repitió el pelirrojo – y porque razón? ...– preguntó, aunque ya sabia la respuesta, pero ansiaba escucharla de los labios de su amigo, ahora todo encajaba…Kuronue aun sentía algo por el pelirrojo…

– H-Hiei…– dijo ese nombre entre dientes, abrazando más posesivamente al pelirrojo – Te gusta…– dijo, separándose un poco de Kurama para mirar a éste a los ojos

El pelirrojo, se sonrojó levemente, y bajo su mirada para ocultarlo, no sabia que responder, no quería dañar los sentimientos de su amigo… – Lo tomare con un si…– susurro fríamente Kuronue separándose mas, y rompiendo aquel abrazo tan tierno que habían mantenido, se preparaba para levantarse de la cama, cuando unos brazos lo abrazaron por la espalda, posando unas finas manos en su pecho, deteniendo al pelinegro – Porqué él, Kurama?...– pregunto amargamente, y en su interior, se arrepentía una y otra vez, haberse enamorado del pelirrojo

– N-no lo se….– susurro entrecomadamente el pelirrojo, escondiendo su rostro entre el hombro y el cuello de su amigo, respirando el olor a mar que éste emitía – Iba a pasar de todas formas, yo…– aquella frase nunca fue terminada

– Debimos dejar que las cosas siguieran su paso entre nosotros, y así, estoy seguro que esto no estaría pasando…– sentenció el ojiazul, echándose un poco mas atrás, para rozar su espalda con el torso de su amigo pelirrojo que aun lo abrazaba

– Kuronue y-yo….– trato de hablar el pelirrojo, pero un sollozo amenazaba con salir, y sus ojos se aguaban, no sabia que hacer, no quería que su amigo estuviera así, y en el fondo, tenia el presentimiento que jamás se acercaría a Hiei, y tenia mas oportunidades con Kuronue que con él….

– Bien! Es hora de dormir! – Kuronue rompió el silencio repentinamente, deshaciéndose de los brazos de Kurama, levantándose de la cama, para mirar a su acompañante con una sonrisa ahora mas tranquilo, ya se había desahogado…y en su mente, no paraba de repetirse a si mismo, jamás darse por vencido…quería volver a tener a Kurama…esa era su meta.

Mientras pensaba aquello, el pelirrojo sin sospechar nada, lo miraba extrañado por el cambio de animo que mostró su amigo – Estas bien?...– preguntó

– Por supuesto!– dijo, comenzando a ponerse su ropa para dormir – mañana hay que trabajar, así que hay que dormir temprano! – dijo ya cuando se arreglaba sus pantalones, todo enfrente del pelirrojo, como si nada hubiera pasado…

El pelirrojo, al notar aquellos ánimos que de pronto le volvieron a su compañero, sonrió abiertamente, y corrió a abrazar a Kuronue, éste un poco dudoso y confundido por la repentina acción del pelirrojo, le devolvió el abrazo cariñosamente

– Gracias…–

– Porque?...–

– Por ser mí amigo, Kuronue – dijo el pelirrojo, elevando un poco su cabeza para mirar a su amigo, más grande que él

– El agradecido debería ser yo ..– susurro el pelinegro, bajando un poco su cabeza para alcanzar la de Kurama y apreciarla mas detalladamente

Hubo una nueva pausa de silencio, en la cual los dos se fueron acercando poco a poco hasta que Kurama reacciono, y sonrió sonrojado y avergonzado a la vez – A dormir – susurro cerca de los labios de su amigo, atinó a besar tiernamente la mejilla de éste, y rápidamente se separo de él, para cambiarse él también de ropa, e irse a dormir…

El pelinegro pestañeo unas cuantas veces, hasta que sonrió también "travieso…" pensó, mientras llevaba una mano a la mejilla la cual había besado Kurama "volverás a ser mío Kurama…" pensó una vez más, mirando como su ahora risueño pelirrojo se cambiaba de ropa, para dormir también, junto a él en la cama que compartían

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