El primer capítulo será de prueba, si veo que gusta seguiré con la historia. Por supuesto rizzles y bueno, que se aceptan los reviews con los brazos abiertos al igual que sugerencias y suposiciones.
Era mediados de Marzo del año 2006, para haber empezado la primavera era un día bastante veraniego para los estadounidenses, especialmente los bostonianos. En la prestigiosa universidad de Boston se impartían estudios que iban desde laboratorio hasta criminología. Boston era una ciudad preciosa pero... ¿qué ocurre cuando eres una adolescente de Detroit y acabas en una ciudad totalmente desconocida? Probablemente metas la pata en un gran charco de barro, al menos eso hubiese deseado Maura Isles. Maura Isles era una chica francesa de sangre irlandesa que desde bien pequeña había vivido en Nueva York con su madre Constance Isles. Tras cinco años viviendo en Nueva York, se habían mudado hasta Detroit nueve años, para ahora mudarse a Boston. A pesar de la mala fama de ricachona arrogante que había creado Constance Isles tras años de alarde de coches, hoteles y mansiones de lujo la verdad era que Constance no era tan arrogante como la hacía ver aquella mala fama. No podría decirse que era una madre ejemplar, pues desde que Maura tenía uso de razón, Constance parecía más una tutora que una madre. No era mala mujer ni mucho menos, pero a veces su falta de afecto cuando era menor era reflejada en Maura, quien era en verdad, su hija adoptiva. Constance creía que le podía dar a Maura todo lo que quisiera que costara dinero pero había una cosa, la única que no podía ser comprada, que deseaba más que nada; amor y afecto. Para demostrarle a su hija que no todo lo que sale en los noticieros sobre ella era verdad compró una casa de dos pisos en un humilde barrio bostoniano y un coche que para ser sinceros, constance pensó que era lo que más se asemejaba a un coche decente. Tras llegar de aquel horrible viaje de diez insufribles horas de viaje en coche desde Detroit, decidieron desempacar cosas de vital importancia y sacar a Bass, una tortuga africana de espolones de once años de edad. Una vez terminaron de desempacar cosas y sacar al animal, se dirigieron a la universidad de Boston. Nadie hubiera imaginado que empezaría con tan mal pie, pues nada más bajar del coche le esperaba un regalo poco agradable en el suelo. Cuando sintió aquella masa aplastarse bajo la suela de su zapato, agradeció ser tan precavida de llevar unas zapatillas de reserva siempre cerca. Dicen que pisar heces de animales trae buena suerte, esperemos que sea verdad pensó una vez se cambió. En el Walter Brown Arena, un pavellón deportivo dedicado a Hockey sobre hielo a unos 100 metros de la universidad de Boston se preparaba como cada semana un partido de entrenamiento para todos los jugadores y suplentes del Boston University terriers. El árbitro dio inicio al partido y se alejó corriendo como alma que lleva al diablo. Todo el equipo trataba de entrenar de manera normal a excepción de dos archirivales; un suplente y por muy difícil de creer por ciertas normas, una jugadora veterana. Jason Ramírez tenía diecisiete años pero desde hacía un año había empezado a entrenar con los B.U.T. Jason llevaba siete meses haciéndole la vida imposible a Jane Rizzoli, una jugadora veterana de diecinueve años. Jane había ascendido rápidamente a jugadora desde suplente gracias a su temperamento y dedicación al equipo. Jason llevaba desde los dos meses tratando salir de la categoría de suplentes, pero Jane no le dejaba avanzar más de cinco pasos sin quitarle el disco. En los dos años que Jane llevaba jugando, el equipo casi no perdía o si lo hacía era por pocos puntos. Harto de perder siempre el disco, Jason se aseguró que Jane iba detrás de él y cuando Jane se dispuso a quitarselo, Jason jugó sucio y sin que el árbitro lo viera le dio un codazo a Jane que hizo que cayera al suelo de culo. Jane, que en el fondo trataba de jugar limpio se levantó y fue a por el disco de nuevo pero ésta vez decidió placar ligeramente para apartarlo, movimiento que no se considera falta y consiguió el disco. Nadie de allí estaba preparado para el desastre que se acercaba. Tras pasar el disco a un compañero y éste marcar. Jane se colocó otra vez en posición de ataque por el lateral derecho y Jason de defensa por el izquierdo visto desde su portería. Con rabia en los ojos fijó su mirada en Jane y ésta en él. Un compañero decidió pasarle a Jane el disco, mas cuando se disponía a marcar un punto se vio de frente a Jason. Jason se dirigió hacia ella con la excusa de quitar el disco. Una vez se lo quitó, aprovechó aquel punto ciego para propimarle a Jane una patada con tanta fuerza que le rompió la pierna izquierda. El árbitro paró el partido y se dirigió a la zona del accidente. Jane se encontraba tendida en el suelo agarrándose el pie y pegando patadas al suelo con rabia con la pierna derecha. Se hubiera cargado a Jason de haber podido. Tommy Rizzoli, hermano más pequeño de Jane de dieciséis años se acercó corriendo al encuentro con su hermana. Inmediatamente llamó a Angela Rizzoli para que les llevara al hospital. Con la adrenalina todavía en el cuerpo, Jane se quitó enfadada los patines de cuchillas junto a su casco, guantes y se levantó para irse a la pata coja por su propia cuenta hacia la universidad. Junto a Tommy se encontraba Barry, más conocido como Frost. Frost era el compañero de criminología de Jane y ambos tenían tres horas libres los jueves, desde segunda hasta cuarta. A pesar de ir a una sola pierna, Jane caminaba rápido, como consecuencia Frost y Tommy debían correr para alcanzarla.
-Jane...Jane por favor espera -pidió Tommy de lejos sin acercarse a su hermana por precaución.
-¿Que espere a qué, eh? -miró con rabia a su hermano unos segundos y siguió esprintando.
Pocos minutos le bastaron a Jane para llegar desde el pavellón hasta la universidad, estaba a unos metros de la entrada cuando Tommy volvió a hablar.
-Vamos Jane, mira como vas, tienes la pierna rota y podrías...
Jane no escuchó las advertencias de su hermano y cuando estaba en el último escalón, alguien que iba tan despistado como ella, chocó contra Jane. Tanto Jane como la otra persona bajaron los séis escalones rodando. Cuando estaban en el suelo Jane se tapó la cara y volvió a gritar de dolor, rabia e impotencia. Ahora no solo tenía fracturado el pie izquierdo, también tenía una brecha en la ceja y un esguince de muñeca.
-¡Oh dios mío, cuanto lo siento! -se disculpó la otra persona -no te he visto venir.
-¡APARTARTE DE MI VISITA, PIPI CALZASLARGAS! O LARGATE OTRA VEZ AL PUTO LABORATORIO, FRANKENSTEIN -Jane rodó como puedo sobre su cuerpo sin rozar ni la pierna ni apoyar la muñeca izquierda mientras lloraba.
Tommy se acercó corriendo y puso cara de te lo advertí. En ese momento Angela tocaba la pita.
-Si me hubieras escuchado... -reprimió Tommy -vamos Jane, tenemos que ir al hospital, Frost, ayudame por favor -Tommy colocó su pie delante del derecho de Jane y Tommy y Frost agarraron a Jane por ambos codos -vamos... -Jane logra levantarse -eso es.
Frost y Tommy sirvieron de muleta para Jane, pasando su brazo derecho hasta la zona derecha del cuello de Tommy y lo mismo con Frost pero del lado izquierdo. Tras unos agonizantes pasos llegaron al coche.
-Frost, recoge mi maleta y traela a mi casa al rededor de las cinco -pidió Jane secandose las lagrimas y abrochandose el cinto.
Llevaban cinco minutos en coche y el silencio se volvió incomodo. Aprovechando un semáforo en rojo, Angela aprovechó para entablar conversación.
-¿Qué ha pasado, Jane? -preguntó Angela sin quitar la vista de la carretera.
-Problemas con Jason otra vez, no se por que diablos le permiten estar en el equipo... -Jane se taponó la herida de la ceja -joder... que bonita me ha dejado la ceja -dijo fijandose en el espejo.
-¿Habéis llegado a los puños? Cuantas veces...
-¡Ma! No hemos llegado a puñetazos y no me voy a retirar del equipo -interrumpió a la madre.
En la universidad, Tommy se dirigió a la zona de ingeniería, donde estudiaba fontanería desde hacía relativamente poco tiempo, mientras que Frost se dirigía a criminología, donde le esperaba Vince Korsak, amigo y compañero de Frost y Jane.
-¿Qué ha pasado? He oído que hubo una pelea -esperó a que apareciera Jane pero esta no apareció -¡eh! ¿Y Jane?
-Jane está en el hospital, Jason le rompió la pierna de una patada. Se enfadó y se largó del campo de entrenamiento pero cuando subió las escaleras, una chica despistada ha echo que ambas rodaran por las escaleras en la zona de admisiones. ¿resultado? Ahora Jane tiene la pierna rota, una brecha en la ceja y un esguince de muñeca por no ver más allá de sus narices -comentó sentándose en su silla.
-Dios mío... eso es horrible -comentó Korsak.
En la zona de admisiones, Maura se sacudió el polvo una vez se levantó del suelo menudo primer día estoy teniendo en Boston, como todos los dias días sean así creo que tendré una vida bastante movidita pensó Maura preocupada por la chica a la que había empujado sin querer. Una chica vestida con una bata se le acercó.
-No te preocupes, los especímenes de su raza no están catalogados como humanos, no al menos en esta universidad -rió ligeramente una muchacha asiática.
-Perdona ¿Qué has dicho? -preguntó descolocada al pensar que había escuchado mal.
-Que no te preocupes -sonrió con cariño la chica - estará bien. Si no regresa hoy lo hará mañana ¿eres nueva, verdad? Te veo perdida.
Maura en ese momento se sonrojó, su madre llegó a su lado y la miró con curiosidad.
-¿Te encuentras bien, cariño? Te has dado un buen golpe con esa chica -dijo mirando al frente, como buscándola.
-Sí madre, estoy bien -sonrió - creo que me quedaré por aquí ¿de acuerdo? Quiero familiarizarme con ésto un poco.
-De acuerdo. Toma -le dio unas llaves-, cuando regreses a casa no olvides desempacar tus cosas -besó su cabeza y se dirigió a su coche.
-¿Te encontraré en casa al llegar? -preguntó Maura a la vez que guardaba la llave.
-Si al regresar no me encuentro en casa almuerza, te dejaré la comida en el microondas -ordenó Constance.
Dicho esto, subió al coche y se fue, quedando Maura en la universidad. Aquella chica asiática se dio cuenta que no se había presentado.
-Por cierto, soy Chang, Sussie Chang -pasó los apuntes que llevaba a la mano izquierda dejando la derecha libre para estrechar.
