Harry Potter y sus personajes no me pertenecen.
No soy muy fan de la saga pero este fic es regalo para un amigo ((Te quiero GUS~))
Grindelwald&Dumbledore
~Me gustaría~
El joven Dumbledore se encontraba estudiando, bueno "estudiando", porque a pesar de los libros abiertos sobre la mesa y las notas en su cuaderno su mente estaba en otro lado, más bien con alguien. Y ese alguien era Gellert Grindelwald, él compañero y amigo que desde hace tiempo había despertado en Albus un profundo sentimiento de amor.
Suspiro cansado, alzo la vista encontrando la biblioteca vacía y una vez más dejo que su mente volara – Lo que más me gustaría seria robarle un beso – pensó sonriéndose – ser la solución de sus problemas, la causa de sus risas, la razón de sus suspiros y el motivo de sus desvelos – suspiro triste pues sabía que eso no podría ser, pero eso no le impidió continuar – me gustaría ser el camino a su felicidad, el ángel que lo cuide y detener el tiempo cuando este en sus brazos, también me gustaría ser su almohada para saber si sueña conmigo así como yo sueño con él – se recostó sobre los libros con los ojos cerrados y las mejillas ligeramente coloreadas de rojo.
Alguien entro a la casi vacía biblioteca pero su único habitante continuaba pensando – me gustaría ser un mar y ahogarle en el amor que siento por él – se sobresaltó cuando sintió que alguien se sentaba a su lado y alzo la vista para encontrarse con el dueño de sus pensamientos y su corazón.
- Gellert, ¿Qué haces aquí? –pregunto tratando de ocultar el visible sonrojo.
- Eso debería preguntarte yo a ti – sonrío el más alto – te estabas quedando dormido – rió viendo fijamente al otro.
- Eso no es cierto, solo estaba estudiando – mintió pero se sintió incomodo al tener la vista de su compañero sobre el - ¿Qué pasa?
- Albus – se acercó al futuro director dejando sus labios a unos cuantos centímetros – me gustas – dijo antes de juntar sus labios en un tierno beso.
Dumbledore sintió una pequeña sacudida en su hombro – Albus, Albus – le hablaba una voz conocida – despierta Albus – levanto la vista con bastante pereza – no puedo creer que te durmieras en la biblioteca – se rió Grindelwald – vamos o no encontraras nada para cenar – comento el mencionado dirigiéndose a la puerta con un somnoliento y sonrojado Albus tras de él que apenas y había murmurado un sí.
- Algún día – pensó – seré quien cuide tus labios – y entro al gran comedor siguiendo al hombre de sus sueños.
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