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Rurouni Kenshin es creación de Nobuhiro Watsuki
ESTE FIC ES DEDICADO A TODO EL IMPERIO DEL SOL NACIENTE
Y a ustedes...
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"EL DESPERTAR"
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Prólogo
Luego de su encuentro con Enishi todo estaba claro. Himura Kenshin y Kamiya Kaoru se casaron. Él había encontrado su respuesta y el sentido de su vida...Ella....
Yukishiro Enishi había partido hacia occidente dejando el odio y el rencor de lado pero con una profunda tristeza. Había vivido para odiar a Himura, y ahora vivía para amar un espejismo. Su retorno sería inminente.
El ninja, Shinomori Aoshi también viajaría a occidente en busca de fortunas y respuestas. Su pensamiento aún seguía con aquella persona. Pronto regresaría...
Makimashi Misao, la aguerrida niña, había cambiado tanto al igual que su amigo, el nuevo vagabundo, Seta Soujiro.
Luego, casi seis años habían transcurrido desde la batalla de la isla cuando se presentaría otra batalla en el mismo lugar... Pero ahora todo era distinto...
Era necesario el recuento de los años y sus hechos...
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Todos esperan encontrar la felicidad...Pero aún con el sol resplandeciente los ojos serán cubiertos por tinieblas, sin vislumbrar el alcance de aquella luz al final del túnel...
Solo queda despertar...
-Proverbio Japonés
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Capítulo 1
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El Diario de Enishi
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¿Recuerdas el profundo sentimiento de mi alma?... Eres lo más bello que he tenido en la vida, como si un niño sostuviera en sus manos un unicornio alado con el que volar...
Sobre la arena, tu sostuviste mi rostro frente al mar y tus ojos reflejaron un azul más profundo del océano....Lloré en tu cuerpo...Ese día supe que te amaba demasiado...
Al marcharme mis lágrimas me traicionaron... Acaso me recuerdas?... Acaso recuerdas el amor?...
Diario de Enishi Yukishiro
*
Isla de Oshima, Japón, Octubre de 1886
-Enishi!
-Enishi!
-Enishi!...
No había respuesta alguna. Afuera el hombre gritaba a todo pulmón su nombre en lapsos de una vez cada diez minutos. Estaba cegado por el odio y la rabia. Sus venas estaban llenas de ira y sus poros destilaban veneno. No se iría de allí sin matar a Enishi Yukishiro. Llevaba casi una hora esperando a que saliera.
*
Adentro, en la fortaleza de aquella casa de playa ubicada en la misma isla donde algunos años atrás se habían encontrado casi por la misma razón, pero esta vez todo era diferente.
-Por Kami!... No vayas, te lo ruego.... Lo conozco demasiado....Está transformado... Él te matará! –decía la mujer hincada prensada a su pierna.
-Sabes que no soy un cobarde. Si no he salido hasta ahora ha sido por ti... Pero ya veo que él no se irá.... No sin llevarte con él, para eso tendrá que matarme.
-Él solo me quiere a mí. Estoy segura que si regreso con él... se irá conmigo en paz y no habrá derramamiento de sangre.
-Jamás!... No sin haber peleado!.... Tú eres mía! –Sostuvo con fuerza su Tachi mientras que con su otra mano tomaba el bello rostro de ella bañado en lágrimas.
-Por favor... Enishi...
-No!... –estaba más decidido que nunca-... Durante estos años he entendido que el espíritu humano no se acaba cuando es derrotado, se termina cuando se rinde.... Por ti, jamás me rendiré...
-Por favor, no soportaría que murieras.... no después de todo lo que haz hecho por mí!
-Has sido feliz a mi lado?
Ella cerró los ojos y bajó la cabeza, luego lo miró fijamente esbozando una pequeña sonrisa rodeada de lágrimas.
-Sí....
La miró con amor infinito.
-Eres lo más hermoso que me ha dado la vida....Te amo... –dijo él mirándola fijamente y besando sus labios con pasión.
-Por favor... no vayas...
-Perdóname!....-Por sus mejillas corrieron lágrimas amargas. El apuesto rostro del guerrero ahora vislumbraba una gran tristeza.
-Porqué debo perdonarte?
-Por todo lo que una vez hice...
-Yo... No te entiendo....
-Lo hice... por amor...
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Flashback
(Los años que habían pasado)
Febrero de 1880, año 13 de la Era Meiji
Dojo Kamiya, Japón
Cinco y medio años antes
Las flores de Sakura caían por doquier. El ambiente era cálido. El viento soplaba dulcemente al compás de los cantos de gorriones y otras avecillas meciendo los largos bambúes.
Ese era el ambiente del Dojo Kamiya. Todos estaban exhaustos o ebrios. El sake había hecho su efecto...Aún a media mañana ningún alma recorría aquella estancia. La boda había sido el día anterior y la celebración se había extendido hasta tarde.
Aún en el futón la feliz pareja descansaba luego de su romántica y apasionada noche de bodas. Ambos desnudos bajo las sábanas.
Él despertó...
Sí...
Había abierto sus bellos ojos violetas unas horas antes, pero no quería separarse de ella. Su larga y sedosa mata de pelo suelto caía sobre su espalda. Sus largas pestañas adornaban su expresión. Sus labios bien delineados eran carnosos....Es tan hermosa, pensó él.
Su piel tan suave, y su aroma de jazmines hacía que él perdiera la cordura. Ahora era suya, su esposa, su mujer. Nunca en su vida había amado tanto a alguien, ni siquiera a Tomoe. Tan solo esperaba el momento en que abriera sus bellos ojos y se perdiera en su mirada.
Estaba de lado, de espaldas a él. La estuvo contemplando todo ese tiempo. Con la punta de sus dedos recorrió su muslo, su cintura y su espalda. Se acercó aún más, respiró profundo el aroma de su cuerpo y de su cabello. Hizo a un lado algunas hebreas que bajaban por su cuello y depositó un profundo beso que recorrió igualmente el lóbulo de su oreja.
Sencillamente no podía aguantar más. La deseaba demasiado. Quería poseerla en ese instante.
Ella aún dormía exhausta por la sesión de amor de la que había sido presa. Jamás pensó que Kenshin fuera tan apasionado. Aunque no quisiera reconocerlo, debía aceptar que aquella noche hizo el amor con los dos hombres....con Kenshin primero. Dulce, tierno, apasionadamente cariñoso....Pero luego, un poco más allá de la madrugada apareció Battousai y la hizo suya salvajemente llevándola a niveles exorbitantes de placer... Al apasionarse, su esposo se convertía en un verdadero Hitokiri.
Pero ella tampoco se quedó atrás y le demostró toda esa pasión, amor, cariño y otros sentimientos que habían estado reprimidos por tanto tiempo. Esa noche había sido una locura. Prueba de ello eran los arañazos, chupetes, mordidas y demás evidencias apasionadas que se reflejaban en algunas partes de los cuerpos de ambos. Él estaba realmente complacido con la vitalidad de su joven esposa. Ella era tan fuerte y saludable como toda una kendoka. La lujuria se apoderaba de él cuando la tenía cerca que solo pensaba en hacerla suya una y otra vez.... Su cuerpo era voluptuoso, demasiado quizás, decía él en sus pensamientos...
Y entonces ella despertó...
Sí...
Sus besos y arrumacos mañaneros no pasaron desapercibidos para ella, quien poco a poco fue moviendose lentamente entre los brazos de su amado.
-Amor...-Ella volteó su rostro con suavidad.
-Ohaiyo bishouju (buenos días, niña hermosa)- respondió dándole un pequeño beso en los labios.
-Kenshin..
-Ai shiteru...Kaoru... (te amo)
-Ai shiteru...cielo...
-Eres preciosa, Kaoru- dijo él pasando sus manos a lo largo de su cuerpo.
Él la volteó totalmente y se colocó sobre ella... La chica de 19 años no pudo hacer otra cosa más que pensar que él era demasiado apuesto. Su largo cabello rojo caía suelto a un lado de su rostro, sus ojos violetas la miraban con deseo. En sus labios había una sonrisa de felicidad. Ella le había entregado todo, su alma, su cuerpo, su virginidad.
-Kaoru, necesito más de ti... –Ella sonrió.
Se besaron apasionadamente. Él abrió las piernas de ella y entró en su intimidad esbozando un gemido de satisfacción y sintiendo la tibieza de su entraña. Era la sensación más exquisita que había experimentado en toda su vida. Sus cuerpos, hechos el uno para el otro como piezas de rompecabezas se movían como una danza milenaria... En medio de aquel despertar, cuando la temperatura iba en aumento producto de la excitación, la mirada del espadachín se tornó ámbar....
Kaoru sabía lo que le esperaba...
-Aaahhh....Kenshin!
*
A eso de la tarde Sanosuke ya aburrido decidió dar una vuelta para alcanzar a Yahiko que desde el mediodía se encontraba donde Tae, cuando repentinamente se topó con Megumi.
-Megumi!... Que bien que te encuentro!... Sabía que te acordarías de mí! –dijo el puños de acero tratando de quitarle un paquete que llevaba la doctora y que de lejos olía a una deliciosa comida.
-Quita tus mugrosas manos del paquete!...Esto no es tuyo!... Acaso crees que me tomaría la molestia de venir hasta acá tan solo para llenarle la panza a un sinvergüenza?... Largo de aquí, vago!
-Cómo?... Entonces para quién rayos es esa comida?
-Es un obsequio de Tae para los recién casados.... Fui a comer al Akabeko y me pidió el favor de que se las trajera ya que tiene mucha clientela el día de hoy.
-Esos dos son unos desconsiderados!... Mira la hora que es, ya pasan de las cinco de la tarde y ni siquiera han salido de la maldita habitación!... Acaso no piensan en hacer otra cosa el día de hoy que no sea follar?
-Sanosuke! –dijo Megumi enrojecida
-Pero es la verdad, creo que para esta hora los señores Himura han tenido suficiente sexo por hoy!... Yo me estoy muriendo de hambre, no se compadecen de mí! –Sanosuke estaba a punto de llanto-... Kenshin no ha cocinado y Kaoru no pretenderá que yo haga los oficios!
-Uggghhh!... Eres insoportable! –Megumi le dio un puñetazo a Sanosuke que lo envió al piso.
-Bruja malvada y fea!... Porqué me maltratas?
-Acaso estás hormonal, cabeza de gallo?... Pensé que habías madurado, pero sigues aún más idiota que lo normal!.... Entiende que están en su primer día como marido y mujer... Además, eres un cínico!... Este es el dojo de Kaoru, no el tuyo... y además Kenshin es quién hace todo!... Encima de que eres un mantenido te pones a exigir. Te lo juro que si fueras mi marido ya te hubiera domado a punta de latigazos!
-Eso jamás sucederá!... Yo no sería capas de casarme con una horrorosa bruja de monte como tú!
-Qué dijiste?....Espera a que deje esta encomienda y ya verás, cretino!
*
Kenshin oyó unos pasos acercarse al cuarto. Se colocó una toalla cuando escuchó que tocaron a la puerta. Al abrirla notó un paquete con una nota. La persona ya se había retirado.
-Kenshin, quién es? –Cerró nuevamente la puerta y fue al lado de su esposa con la encomienda.
-No lo sé...Dejaron esto para nosotros –dio la nota a Kaoru mientras el abría el gran paquete.
-Es una nota de Megumi, dice que es un regalo de Tae y Tsubame!
-Sí, es comida!... Nos cae excelente!
-Qué bien!... Me muero de hambre...-dijo Kaoru mientras Kenshin repartía los alimentos.
-Que detalle tan lindo y acertado por parte de Tae, Tsumabe y Megumi.
-Kenshin, tenemos unos amigos excepcionales.
-Me siento muy complacido de tenerlos, Kaoru... Pero mi mayor felicidad eres tú...
Luego de permanecer unas horas en el sauna decidieron arreglarse para dar un paseo corto por el pueblo... Kenshin ya estaba Listo y Kaoru ya se había puesto su kimono. Era anaranjado con dibujos de flores silvestres en amarillo y dos gorriones en verde. Se había colocado polvo en la cara y pinturilla roja en los labios. Escogió una cinta amarilla para recogerse el moño cuando él se acercó.
-Kaoru, esto es para ti...-Kenshin le había regalado un hermoso peine de madera fina con diseños de rosas rojas y hojas verdes.
-Oh, cariño, esto es precioso!... Gracias!- le dio un beso en los labios.
-Yo quisiera, esposa mía, que me permitieras peinarte el cabello....
Ella se enterneció con aquel pedido de su esposo. Le sonrió y le entregó el peine. Él fue peinando poco a poco su largo y hermoso cabello azabache, embriagándose con su exquisito perfume de jazmines. Lo hacía con tanto cariño y suavidad que Kaoru se sintió demasiado complacida al punto de exitarse. Pero en ese momento tan tierno sentía que aquellas sensaciones pecarían de grotezcas. Él la volteó con delcadeza...
-Kaoru, eres muy hermosa...
A él le encantaba peinarle el cabello. A ella también le gustaba peinarlo a él... Justo en ese instante Kaoru fue adentrándose con el nuevo peine en esa hermosa mata de cabellos rojizos tan suaves...Tenían un olor refrescante, era casi como un orgasmo al olfato... Aquel ritual lo hacían diariamente cuando no tenían apuro por realizar algo.... Al terminar de peinarlo, la excitación de Kaoru llegó al límite... él quedó nuevamente frente a ella, notando su ki de lujuria.
-Cariño, acaso... quieres decirme algo?... -Preguntó él con suspicacia y tomándola por la cintura.
Hubo silencio...
-Kenshin... yo... -casi lo decía-.. es que...yo...te... deseo... -Ella sintió verguenza. Tapó su rostro con sus dos manos...Nunca lo había dicho primero, siempre dejaba que él tomara la iniciativa...
Él sonrió, quitó las manos de ella de su cara y le dió un beso en los labios.
-La verdad es que ya no quiero ir al pueblo, Kaoru... Quiero quedarme aquí contigo y hacerte el amor, porque también te deseo...
Esa noche fue para recordar...Hicieron el amor como dos locos, y por primera vez Kaoru, dejando de lado la verguenza y sacando su más profunda excitación, lo hizo arriba... sentada sobre él.
*
Hotel Four Seasons, Londres, Inglaterra 1880.
Doce dias después
Aoshi Shinomori descansaba plácidamente en una de las suites de lujo del exclusivo hotel de Londres. Debía llevar a cabo unos negocios muy importantes que tenían que ver con el aspecto turístico de Kyoto. Al percatarse que era la hora del desayuno, prefirió bajar y desayunar con los comensales en el restaurante de aquel hotel cinco estrellas.
Al llegar al lugar con hermosas mesas adornadas por finos manteles blancos, vajilla de porcelana y cubiertos de plata, se percató de algo que llamó su atención. En una mesa apartada cerca de un enorme ventanal con vista completa a la hacia las enormes torres de Londres se encontraba una cara conocida.
-Sir, do you want something special? Pherhaps our special breakfast? –preguntó el mesero
-No, I just need something light, probably a bunch of cookies and a cup of green te for now, and please, take it to that table on the corner, ok? –Respondió Aoshi.
-Of course, sir.
-Será coincidencia que estemos en el mismo hotel o acaso la mafia china quiere saldar cuentas conmigo? –preguntó Aoshi al sujeto en la mesa.
El hombre bajó el diario que leía y tras sus gafas oscuras, una pequeña sonrisa se vislumbró en su rostro.
-Estoy tan sorprendido como tú... Pero debo admitir que sería un honor que un líder Ninja tomara un té en mi mesa –dijo el hombre invitándolo a sentarse.
-Se puede saber que hace Enishi Yukishiro en Londres?... Tendré que cambiar mis espías. Tenía entendido que vivías en Nueva York.
-Me aburrí de ese país y de estar en la otra cara de la Tierra. Me siento demasiado lejos de mis raíces. Por lo menos acá estoy más cerca.
-Y a qué te dedicas?
-Al igual que tú, Shinomori, negocios de bienes raíces. Aunque no de atractivo turístico, sino venta de parcelas de tierra.
-Veo que tus espías también son buenos –dijo tomando un sorbo de té que le había traído el mesero.
-No tanto como los tuyos, pero no hay que perder la costumbre.
-Sirs, do you need something else?
-Not for now…Thanks. –Respondió Enishi-… But please stay around if we want ordering some drinks.
-Of course, sirs… -El mesero hizo una reverencia y se retiró mientras se mantenía pendiente de la mesa desde su lugar.
-Y qué tal el viaje? –preguntó Enishi.
-Bastante cómodo. Aunque en realidad algo cansón. Tuve que viajar de Kyoto a Tokio unos días antes y quedarme hospedado en el Dojo Kamiya, antes de partir al aeropuerto.
-Entonces asististe a la boda de Himura... –Enishi miró hacia la ventana.
-Así es. Fue una boda sencilla pero emotiva.
-Kaoru...-dijo Enishi como un susurro que Aoshi llegó a escuchar algo sorprendido- ...Imagino que debía verse... muy hermosa...
-La verdad... pues sí... Kaoru es tan hermosa como valiente. Battousai es afortunado –Enishi volteó el rostro hacia él y lo miró fijo pero calmado.
-Hablas como si ella te hubiera gustado alguna vez.. –La mirada de Enishi seguía fría y estática en Aoshi.
-No te lo voy a negar... Kaoru me gustó mucho cuando la conocí... Ella es una mujer con muchas cualidades que le puede gustar fácilmente a cualquier hombre....O no, Yukishiro?...
Enishi se incomodó un poco con el engorroso comentario y volvió a mirar a través de la ventana el reloj del Big Beng de la Torre del Parlamento Británico que marcaba las 10:00 de la mañana. El sonido de las campanadas rompió el mutismo.
-No sé de qué me hablas... Solo he opinado que la chica es preciosa.
-Imagino que te diste cuenta de su belleza al tratar con ella en aquella casa de la isla... -Aoshi esperaba una reacción.
Esas palabras trajeron algunos recuerdos nostálgicos al guerrero. Recordó cuando la tuvo entre sus brazos, inconciente... y desnuda. En dos ocasiones él le cambió con delicadeza aquellos ropajes húmedos por el sereno y la lluvia y le colocó unos secos para abrigarla. Él sintió la suavidad de su piel, la tersura de sus pechos, sus labios, su cabello. Era perfecta... La lujuria y el deseo se apoderaron de él. Pero él la respetaría. Jamás estaría con una mujer por la fuerza, eso iba en contra de sus principios... Necesitó demasiado autocontrol para no abalanzarse sobre ella y hacerle el sexo como un loco... Con los días, el convivir por la espera lo haría descurbir la belleza de su alma.
-Preferiría no hablar sobre ese tema –dijo Enishi tomando un poco de te.
-Como quieras... Además, para cualquiera, el tratar de conquistar a Kaoru hubiera sido perder el tiempo, ella solo ha tenido y tendrá ojos para Battousai.
-Es extraño, en un momento dado pensé que tu pareja era esa pupila tuya que siempre andaba detrás de ti –Agregó Enishi para cambiar ese tema que le incomodaba.
-Imagino que te refieres a Misao –Ahora era Aoshi quien miraba el ventanal.
Enishi notó que tenía algo de nostalgia en la mirada como si hubiera tocado una fibra muy íntima de su corazón
-Misao es muy joven... Aunque bueno, han pasado casi dos años... Antes la veía como una hermana menor....Ahora, no sé... quizás con el tiempo logre descubrir de una vez por todas mis propios sentimientos.
-En un hombre eso a veces resulta muy difícil... En cambio para Himura todo ha sido tan fácil.
-Lo dices con frialdad, pero ya no noto odio en tu mirada ni en tu expresión cuando te refieres a Battousai.
-Al menos estoy seguro que mi querida hermana Tomoe descansa en paz... y junto a ella, Kiyosato.... Alguien me hizo finalmente entender que de nada te vale matar o guardar rencor. La vida sigue, no?
-Me alegra que lo hayas entendido igual que yo, Yukishiro.... La vida sigue e igualmente nosotros cambiamos.
-Es cierto... Mira al Soujiro, vagando por todo Japón, ahora queriendo restaurar la paz.
Al oír ese nombre, Aoshi sintió algo de incomodidad.
-Soujiro Seta nunca ha sido santo de mi devoción, pero debo aceptar que tiene unas cualidades impresionantes.
-Quién lo diría? –agregó Enishi- Tú tan reservado y yo tan alejado.... Y ahora los dos aquí, en este país, hablando de cosas tan inverosímiles...
*
*
Tokyo, Japón, octubre de 1880
Dojo Kamiya
Un par de meses habían pasado y en Dojo Kamiya todo seguía igual. Kaoru seguía con entrenando algunos alumnos. Kenshin ayudaba a hacer los quehaceres temprano y para luego retirarse al mediodía a colaborar con el gobierno en actividades locales contra el crimen utilizado su Sakabatou para luego dejar a los malhechores a merced de la policía.
Esto le daba buenas ganancias a Kenshin, ya que Kaoru no tenía suficientes alumnos, Yahiko aún debía practicar sus técnicas de combate y colaborar con la casa y Sanosuke simplemente no trabajaba. Su excusa era no salir del dojo para cuidar del bienestar de los allí presente. Aunque algunas veces Kaoru lo ponía a cortar pilas de leña, a hacer mandados al pueblo y otras cosas sin importancia, lo que hacía enfurecer a Megumi.
-No sé hasta cuándo vas a aguantar a ese vago!
-Megumi, no te preocupes, ya tiene nuevas labores.
-Cuáles?...Corretear a las gallinas para que Kenshin las cocine?
-Jajaja!... No, una peor; cuando viene el doctor Genzai, Sano de hacerse cargo de Ayame y Suzume.
-Vaya, pero si la bruja de monte está aquí! –dijo Sanosuke llegando al lugar.
-Mira, cabeza de gallo, la próxima vez que me llames así, me las vas a pagar!
-Sanosuke, se más respetuoso con Megumi –dijo Kaoru dándole un escobazo.
-Está bien.... prometo no llamarle más "bruja de monte" a la bruja de monte!
-Arrrrgggg....Me las pagarás –Megumi le quitó la escoba a Kaoru y empezó a corretearlo por todo el dojo hasta perderse en el bosque.
*
Iban a ser las ocho de la noche y Kenshin no llegaba. Kaoru empezó a preocuparse.
-Vamos, Kaoru, no te preocupes, Kenshin no debe demorar –decía Yahiko terminando de limpiar la cocina.
-Si por mí fuera, nunca quisiera que Kenshin saliera de este dojo. Han pasado tantas cosas durante los anteriores años, que aún no me creo que seamos tan felices.
-Pues así es la vida –dijo Sanosuke mordiendo una espiga de arroz.
-Todo parece tan irreal sin problemas ni preocupaciones que no me gustaría que le sucediera algo a mi esposo en estos momentos de felicidad.
-Estoy seguro que se retrasó por alguna tontería... –dijo Sanosuke
-Ya han pasado ocho meses desde que se casaron y sabes que él a veces se retrasa –añadió Yahiko
-En verdad, solo pido a Kami que algún día Kenshin deje la espada definitivamente.
-Buenas noches...
-Kenshin!... Oh, me tenías tan preocupada –Kaoru corrió a abrazarlo
-Kaoru, en verdad lo siento. Tuve algunos inconvenientes en el área aledaña al doyo del sensei Ibikena, pero todo está bien.
-Lo ves? –dijo Sanosuke a Kaoru y luego se refirió a Kenshin-.... Kenshin, tienes que decirle a tu mujer que no se ponga tan melodramática. Cuando oscurece y no haz llegado nos pone los nervios de punta.
-En serio, mi amor? –preguntó él mirándola con ternura.
-Sabes que moriría si algo te pasara –agregó ella.
-Ya pasó...Te prometo que no volverá a suceder, no quiero que nada te preocupe.
-Amor, debes estar cansado. Te serviré la comida... Sabes que he mejorado mucho en este tiempo con todo lo que me haz enseñado.
*
Yahiko y Sanosuke sintieron que estaban demás en esa escena, así que se retiraron hacia otro lado del doyo....
-Es patético, ahora solo se besan y se miran con cara de idiotas –dijo Yahiko
-Por lo menos tu te acuestas y caes como bloque –dijo Sanosuke- Pero hay días que debo taparme los oídos por los quejidos, gemidos y otros ruidos que emiten esos dos!
-Gemidos y quejidos?... A qué te refieres? –preguntó Yahiko
-Qué?.... Ay no!... Esto es el colmo.... Mejor cambiemos de tema... A veces se me olvida que a tu edad yo no era un imbécil como tú.
-Qué dijiste?
*
Kaoru sirvió la cena a Kenshin y esté aceptó que su mujer había mejorado mucho en las artes culinarias.... Luego, se dirigió al baño sauna. Kaoru lo preparaba todos los días para que Kenshin se relajara y mantuviera su cuerpo sano y repusiera sus viejas heridas.... Esos baños con esencias especiales y vapores medicinales, recomendados por Megumi, revitalizaban al espadachín.
-Kaoru, no sé que haría sin ti... Porqué no me acompañas? -Él sonrió al ver que ella se sonrojó.
-Debo terminar de hacer algunas cosas en el dojo. Además prefiero que te relajes, creo que conmigo allí es imposible. Sabes a lo que me refiero... –Siempre que ella lo acompañaba él terminaba haciéndole el amor y Megumi lo había prohibido en el sauna para que Kenshin pudiera aprovechar los beneficios de la relajación total.
-Está bien... tomaré un tiempo aquí, pero quiero que estés lista para cuando estemos en la habitación.
-Eh... está bien...-Kaoru volvió a sonrojarse.
Las luciérnagas bailoteaban en la noche dando un aspecto de llamaradas de velas que sosegaban el ambiente. Cerca de la media noche Yahiko dormía tendido boca abajo, aparatosamente, había estado soñando con Tsubame, mientras que Sanosuke roncaba como un tigre en el futón de al lado.
En la habitación de los esposos, la historia era otra.
-Oooohhh!... Kenshin!.... –Kaoru caía rendida sobre el futón, esparciendo sus cabellos alborotados sobre la cabecera. Kenshin se tendía sobre ella. Ambos sudados y tratando de normalizar sus respiraciones luego de haber llegado al éxtasis al unísono.
-Por kami.... esto ha sido tan... placentero... –después de lo ocurrido él aún no tenía dominio de sus emociones. Salió de ella. La beso en los labios y recostó su cabeza en su pecho.
-Te ha gustado, Kenshin?
-Mucho... –él quedó pensativo acariciando el cabello de ella.
-Sucede algo?
-Sabes, creo que al paso que vamos podrías quedar embarazada muy pronto.
-Kaoru se alegró –Un hijo de Kenshin sería lo más hermoso que le pudiera pasar. Pero también sintió algo de temor por el hecho de dar a luz. Kenshin percibió su mirada.
-Qué sucede, señora Himura?... –preguntó él con ternura pero temeroso de su respuesta. Él sabía que su esposa era una mujer independiente y una maestra kendoka, quizás un bebé no era lo que ella esperaba en estos momentos-... Acaso, no quisieras tener un hijo mío por el momento?
-No... no es eso... Es solo que me da un poco de miedo. Sé que muchas mujeres han muerto en el parto o que sus bebés han muerto y....
-Y nada! –dijo Kenshin con el ceño fruncido y mirándola con firmeza- No pienses negativamente. Estoy seguro de que todo estará bien... Jamás vuelvas a decir que tú morirás, porque....
Kenshin la atrajo hacia él y la abrazó con fuerza
-...Porque yo moriría si a ti te ocurriera algo, Kaoru.... Tú.... Lo eres todo para mí. Siempre lo haz sido desde el día en que te conocí.
-En verdad...
Él se incorporó y quedó sentado en el futón.
-Aunque no me lo digas te conozco demasiado. Tratas de disimularlo pero sé que aún sientes algo de celos por lo que algún día sentí hacia Tomoe.... –él la miró con ternura- Quiero que sepas que eso quedó en el pasado hace mucho tiempo.
-Kenshin, yo...
-El maestro Hiko solía decirme que lo que mal empieza mal termina, y esa fue mi historia con ella. Empezamos en medio de una tragedia a base de engaños, dolor, sufrimiento y traición con una farsa como matrimonio.... y el final fue una fatalidad... Siempre la recordaré por todo lo que hizo por mí y la forma en que murió.... Jamás terminaré de estarle agradecido....En mis años como vagabundo, en cada paso que dí al este, al oeste, al norte o al sur, supe que su acción me llenó de cariño, respeto, pena y remordimiento que me impedían ser feliz mientras ella estaba muerta al igual que Kiyosato....Entonces era yo quien me sentía muerto en vida en un purgatorio....Como sabes, yo era demasiado joven. Solo estuvimos una noche juntos y eventualmente creí estar enamorado. La quise muchísimo y siempre la respetaré por su valor. Pero cuando pienso en lo que sentí por Tomoe con todo lo que siento por ti, no hay comparación....
-No sé que decir...
-Cuando el aire sopla solo siento el olor de los jazmines... No tengo la más mínima duda ni remotamente posible que fue contigo descubrí el verdadero amor, Kaoru.
-Oh...Kenshin...
-Aquella vez que Enishi te secuestró y que pensé que te había perdido, me sentí muerto en vida...tanto así que dentro de mis delirios podía ver a Tomoe porque yo había regresado a aquel purgatorio.... Si algún día me faltaras, Kaoru, me volvería tan loco del dolor que.... preferiría lanzarme del salto de las musas.....preferiría morir....
-No digas eso, Kenshin!...
-Gomen nazai, Kaoru, pero es verdad!... Sin ti, mi vida no tendría sentido.
-Entonces yo me lanzaré también!... -Ambos se miraron fijamente y rieron mientras se abrazaban.
-Creo que el destino nos tenía deparado el estar juntos.... Quizás debo agradecer a los detestables hermanos Hiruma por hacer que te cruzaras en mi camino.
-Ahora que lo pienso, es cierto. Ellos utilizaron tu nombre para quedarse con mi dojo, y al final tú te quedaste en mi dojo y con mi corazón.
Kenshin la besó apasionadamente, besó su cuello, y poco a poco, suavemente fue trazando un camino de besos por todo el cuerpo de su esposa. Se colocó sobre ella y se aferró a su cuello...Ella abrió su entrepierna invitándolo a entrar. Él la penetró de golpe esbozando un gemido de satisfacción. La embestía con tanta furia que ella se sintió desfallecer. Hicieron el amor hasta saciarse, cuando los primeros rayos del sol finalmente los vencieron y exhaustos soñaron el uno con el otro.
*
*
Yo me veía reflejado en tus pupilas y me sentía pleno....
Me maravillaba cuando las tuyas divisaban los cielos infinitos, los anaranjados atardeceres de otoño...
Eres mi ángel porque eres mi espíritu y por tus ojos puedo entonces mirar...
Diario de Enishi Yukishiro
*
Londres, Inglaterra, finales de octubre de 1880
Lejos de los enfrentamientos entre ninjas, samurais, militares corruptos del gobierno y otros guerreros, Enishi Yukishiro y Aoshi Shinomori además de negocios en común tenían algo que podía llamarse una creciente amistad que había cultivado estos últimos meses.
Enishi había presentado a su coterráneo al señor Kasuhiro Raikouji, poderoso y rico empresario naviero japonés y su esposa Maco, una bella mujer de pálido aspecto.
Raikouji estaba interesado en adquirir grandes parcelas en su país natal para hacer nuevos negocios con China y también le interesaba invertir en el aspecto turístico por lo que tanto a Yukishiro como Shinomori el señor Raikouji les caía como anillo al dedo.
Luego de cerrar trato con Raokouji, Enishi y Aoshi decidieron celebrar junto a agunos amigos londinenses del mundo empresarial y del equipo de Polo al que Enishi pertenecía. Luego se retiraron al lujoso hotel donde ambos se hospedaban. Al llegar a la suite de Enishi una celebración más privada estaba montada.
Durante ese tiempo en Londres, ellos se había divertido tanto fuera como dentro de sus camas con muchas chicas de alcurnia, hasta que finalmente se decidieron por Anne-Margaret Williams, pelicastaña de ojos azules y Melanie Spencer Longbottom, rubia de ojos verdes. Por supuesto ellos debían comunicarse en inglés, ya que ellas desconocían el idioma japonés.
Ellas eran dos hermosas chicas inglesas de alta sociedad que habían estado saliendo con ellos las últimas semanas. Se sentían sumamente atraídas por esos dos guapos, misteriosos y acaudalados japoneses. Sabían que ellos eran expertos guerreros, pero desconocían a ciencia cierta que uno era un Samurai mafioso y el otro un Ninja peligroso, ni mucho menos sabían el background sanguinario de ambos.... En Londres ellos eran unos respetados caballeros japoneses de alcurnia que habían llegado con un fin de negocios.
Anne y Melanie ya se había acostumbrado a la enigmática forma de ser de ellos. Hablaban poco, pero a ellas no les interesaba eso por el momento, ya que en la cama, como comentaban la una con la otra ellos "hacían mucho" y eso les importaba más...
Ese día habían preparado el ambiente con algunos bocadillos, champagne francés y una extraña caja musical que a los guerreros les pareció espectacular.
-Anne Margaret, qué diablos es eso? –Preguntó Enishi a su chica, mientras veía la extraña caja con un plato giratorio de donde salía música clásica.
-Es un gramófono y sirve para divertirse escuchando música. Lo inventó y patentó un amigo alemán de mi padre llamado Emile Berliner. Ya hay muchos de éstos de venta en Londres. Este lo compré para ti.
-Primera vez que veo algo así!... De todos modos, agradezco el gesto. –dijo Enishi
-Y cómo rayos funciona esa cosa?-preguntó Aoshi, quien estaba sentado en el sillón junto a Melanie.
-Consta de un plato giratorio, un brazo y una aguja o púa sistema de grabación –dijo Anne enseñando las partes del aparato a Enishi- y reproduce sonido utilizando un disco plano donde se supone que está la melodía musical, como esta que oyes.
-Es música de piano... Quién es? –preguntó nuevamente Aoshi, mientras comía unos bocadillos
-Es Johannes Brahms, un pianista y compositor alemán de música clásica. Está muy de moda aquí en Londres....-dijo Melanie-...Actualmente vive en Viena que es la capital de Austria-Hungría.
-Les gusta? –peguntó Anne mirando a los apuestos hombres.
-Me parece algo melancólica, pero me relaja.... creo que si me gusta –respondió Enishi.
-Y a ti, Aoshi? –preguntó Mel dándole un beso en la mejilla
-Eh... es algo romántica.... no está mal.
-Él maestro Brahms dará un concierto en vivo con la Orquesta filarmónica de Londres la próxima semana en el Royal Opera House... A Mel y a mi nos gustaría que nos acompañaran.
Enishi y Aoshi se miraron sin saber qué responder, usualmente no les gustaba ese tipo de lugares con tanta gente presente, pero sería una descortesía de sus partes dejar plantada a las damas luego de los ingentes esfuerzos de éstas por complacerlos en todos los sentidos.
-Qué opinas, Shinomori? –Aoshi esbozó una pequeña sonrisa de incomodidad ante la pregunta de su amigo.
-No me parece tan mala idea. Qué piensas tú, Yuskishiro? –Aoshi no quería que de él dependiera aquella decisión y Enishi se dio cuenta.
-Eh... no lo sé...quizás sí...
-Entonces no se hable más... –Anne y Mel se sintieron complacidas.
Ellas eran el centro de atención y estaban en boca de todas sus amistades de alcurnia desde que habían asistido con ellos a varios eventos de la elité, siendo la envidia de sus amigas del círculo social. Sobre todo el día que luego de salir de una feria, uno grupo de ladronzuelos se quisieron propasar con ellas y sus amigas y entre Enishi y Aoshi acabaron sorpresivamente con todos poniendo en práctica sus artes marciales, sin ningún tipo de ayuda o arma.
Luego de comer algo, ellas fumaban sus cigarrillos a través de unos largos palos huecos de plástico negro donde los habían colocado, cosa que estaba de moda entre las chicas de sociedad de Londres y parís... Enishi no fumaba y se limitaba solo a tomar champagne, pero a Aoshi le incomodaba sobremanera el olor a nicotina y además no bebía fuerte, aunque aquella vez tomó un par de copas. Mel se dio cuenta de ello y procedió inmediatamente a apagar su cigarro. El transcurso de la velada siguió sin mayor contratiempo.
Hubo un momento que ellas se fueron a la cocina y los guerreros aprovecharon para comentar ciertas cosas.
-Aoshi, tus espías estuvieron aquí en la mañana –Enishi comentó –Los vi alejarse del hotel. Sucede algo?
-Se trata de Hoji Sadojima.
-Sadojima?... La mente detrás del Yuponngatana... Acaso no se había suicidado?
-Esa fue la información que Yamagata obtuvo de Saito, pero a nadie le constó. No olvides que muchos creímos que el propio Saito estaba muerto, y mira en qué resultó.
-Piensas que podría estar vivo?
-Mis espías tienen información de que han visto un hombre parecido en Osaka.
-En caso tal, representa algún tipo de peligro?
-Eso es lo que averiguaré muy pronto.
*
Eran casi las dos de la mañana cuando Aoshi despertó en su cama. La sentía demasiado blanda. Él estaba acostumbrado a su futón. Con el torso desnudo, arropado de la mitad para abajo y con una mano detrás bajo su nuca, el Ninja no lograba conciliar el sueño. Ni siquiera luego de la intensa jornada sexual que había tenido con la rubia que descansaba a su lado con sus hermosa espalda descubierta.
Qué estará haciendo Misao?... –pensaba Aoshi-...No sé porqué, pero la extraño cada día más... Mientras más me alejo, mas cerca la siento... En verdad me hace falta. Estará realmente enamorada de mi, o acaso será una obsesión compulsiva por ser yo el mentor que la vi crecer desde niña?... Como quisiera ahondar en su corazón, pero primero debo terminar de ahondar en el mío.
-En que piensas, Aoshi?- dijo Melanie pasándole el brazo sobre su torso, evidenciando su trasero desnudo.
-En nada.
-Casi siempre eres tan callado...
-...Y eso te molesta? –dijo Aoshi un tanto incómodo.
-Por supuesto que no –respondió la rubia algo apenada.
-Lo siento, no quise ser grosero –Él le acarició el cabello.
-Quisiera saber tantas cosas de ti, Aoshi Shinomori... Pero sé que eres un hombre de pocas palabras, quizás demasiado reservado.
-De niño me enseñaron que por la boca muere el pez... Es mejor dejar las aguas mansas. A veces la curiosidad es un arma de doble filo, preciosa.
-Tal vez, cariño mío... –Ella tomó la barbilla de él y luego acarició su mejilla. Era demasiado apuesto y lo deseaba en exceso-..... Pero por ahora preferiría correr ese riesgo...
Mel comenzó a besarlo apasionadamente en los labios, luego bajo por todo el torso hasta su parte íntima. Plena de deseo, introdujo suavemente el miembro de él en su boca....Su lengua y sus labios hacían el trabajo... Una sonrisa se vislumbró en el rostro del Ninja....Luego de varios minutos, cuando notó que estaba excitado se sentó sobre él, adentrándose a su intimidad.... Aoshi colocó sus manos sobre la cintura de la rubia. Ambos se movían en un solo ritmo haciendo que aquella cama estallara en ardientes llamaradas de salvaje pasión.
*
En la otra suite de lujo, el frío hizo que Anne despertara entre finas sábanas y se volteó para abrazar a Enishi, llevándose la sorpresa que su hombre no estaba a su lado.
-Nishi? –Cuando se volteó ella vio que él estaba desnudo en un extremo del cuarto, de pie con los brazos cruzados y con la mirada fija hacia el horizonte a través de la enorme ventana que estaba abierta.
-Cielos, Nishi... Acaso no tienes frío?
-Discúlpame, pensé que estarías abrigada. –El cerró la ventana.
-No lo digo por mí, sino por ti. Debes estar helado –Ella tomó una sábana y se la colocó en los hombros, luego lo jaló suavemente para que regresara al lecho.
El se sentó en el borde de la cama, mas no quiso acostarse aún. Anne sabía que unas horas antes había estado escribiendo durante algún tiempo en ese cuaderno.... Por lo que había notado él tenía un diario pero no se atrevía siquiera a tocarle el tema. Él guardaba y cuidaba aquel diario como oro en polvo y para abrirlo se necesitaba una llave que él colgaba de su cuello. Además, había visto a los lejos que estaba escrito en japonés y ella no entendía casi nada de ese idioma.
-Quisieras algo caliente para que entres en calor?... Un té verde, quizás?
-No, así estoy bien, Anne Margaret –Gracias por preocuparte por mi.
-Amo cuando dices mi nombre completo...-La rubia se le acarició la espalda y el cabello y lo besó en la mejilla.
Él sonrió... Para ella fue la sonrisa más encantadora que veía en un hombre...
-Eres una persona de un corazón noble –respondió él.
-Enishi yo...-Ella se colocó detrás pegada a su espalda, quedando él entre sus piernas, luego lo abrazó.
-Que sucede?
-A veces creo que me estoy enamorando de ti.
Silencio....
-Anne.... no lo hagas...Te lo he dicho...
-Porqué?
-No puedo hacerme cargo de ti... no lo entenderías...
-Si no me explicas, claro que no lo entenderé!
-No me presiones.... Siempre he sido claro contigo!
-Lo sé, es solo que... caí en mi propio juego....
-Eso suele suceder. A veces uno tiene un plan y resulta que uno cae preso de su propia trampa.... En este caso te juro, Anne, que esa no fue mi intención.
-No tienes que decírmelo....lo entiendo...
-Anne…-Susurró él aún con la vista al frente, levantando una mano hacia su espalda para acariciar el rostro de la chica que seguía sentada tras él-… ¿ Que estás haciendo?...
-Haciéndote entrar en calor, Yukishiro...
-Ooohh…por todos los cielos…- de los labios de Enishi salió un suave gemido al sentir las espléndidas sensaciones que la mano inquieta de la bella mujer hacía con su parte íntima.
-Te gusta? -preguntó ella
-Con que eso es lo que quieres, no?... –Momento después él se volteó y se situó sobre ella... Con brusquedad abrió las piernas de la chica y la penetró con rudeza, profundamente... ella gimió del placer...
Él se movía más y más rápido, salvajemente sobre aquel cuerpo.... Agarró el cabello de ella y lo jaló hacia atrás con fuerza para exponer su cuello y luego devorarlo a besos mientras la seguía embistiendo con una barbaridad orgásmica.
-Oh Dios!....Aaahhh! -Ella gemía extasiada
Anne sentía que tocaba el paraíso... Ella amaba y ansiaba esa forma tan brutal en que él la poseía...Por su mente solo pasaba la idea de que algún día él pudiera aceptarla en su vida para siempre...
Lo que desconocía era que al hacerle el amor, Enishi pensaba en alguien más....
*
*
Tokyo, Japón, 15 de noviembre de 1880.
Dojo Kamiya
-Battousai, ven...atácame!
-Dónde tienes a mi esposa?
-Tu esposa? jajajaja!.... Nunca la volverás a ver!
-Maldito, qué le hiciste?
-Vamos, Battousai, despierta ese Hitokiri que llevas dentro.
Kenshin se miraba en las aguas del estanque y se vio así mismo con su coleta alta como cuando estaba con los Ishin Shishi. De pronto las aguas del estanque se tornaron sangre y flotando entre ellas en medio de las algas con un bello kimono rojo con flores de crisantemos blancos y dos gorriones amarillos yacía Kaoru, su rostro con palidez de muerte.
-Kaoru....No!....
-Prefiero que esté muerta a verla contigo, Battousai!
-Por Kami....qué le haz hecho a mi esposa?
-Jajajaja!
-Mi Kaoru!....Noooooooo!
-Jajaja!
-Maldito!.... Te mataré!....-Sus ojos se volvieron ámbar y la cabeza de su enemigo rodó hasta el estanque.
*
Kenshin se despertó sudado y con la respiración entrecortada. Llevaba con esa pesadilla un par de veces. Cada vez le parecía más real.
-Kenshin!... Amor, es una pesadilla!
-Kaoru... –Él se aferró a ella como un niño pequeño.
Desnudos bajo las sábanas, Kenshin se recostó en el regazo de su amada. Ella acariciaba sus largas hebras rojizas para darle tranquilidad. Poco a poco fue recobrando el aliento. Él se ladeó y acarició el rostro y el cabello de ella.
-Eres tan hermosa y tan dulce... No quisiera despertar y encontrarme sin ti... Eres lo único que da sosiego a mi vida.
-Últimamente la ciudad está más agitada de lo común y haz tenido más misiones de las que deberías... Creo que mereces descansar, al menos por estos días.
Ella besó la frente de su esposo y lo abrazó con más fuerza. Luego de unos minutos en calma y volviendo al sosiego procedieron a conversar.
-Tienes razón. Necesitamos esparcimiento...
-Qué haz pensado?
-Mañana empieza la fiesta del Shishi-go-san y este año coincidencialmente se celebrará el Festival del Bambú en las aldeas cercanas, deseas ir?
La idea encantó a Kaoru.
-Claro!... Pero debemos llevar a Misao. Recuerda que nos llevó a todos lados cuando fuimos atendidos en Kyoto por ella y Okina...
Kenshin y Kaoru visitaban las tumbas de sus familiares durante el shumbun o Equinoccio de primavera y durante el shubun en otoño para celebrar los ritos Higan, en honor a las almas de los ancestros. Habían acordado que los familiares de Kaoru y las hermanas de Kenshin serían honrados durante el shunbum, mientras que para otoño viajaban juntos a Kyoto y se hospedaban en el Aoiya de Okina para luego honrar juntos las tumbas de Tomoe y Kiyosato.... En ambas ocasiones hacían ofrendas a los altares y limpiaban y adornaban las tumbas, mientras quemaban incienso y rezaban oraciones.
Kenshin también aprovechaba para visitar junto a su esposa a su maestro Hiko.... Kaoru se reía cada vez que Hiko le decía frente a Kenshin que no se explicaba como una mujer tan hermosa como ella se había casado con su "estúpido pupilo".
-Por supuesto.... Misao vendrá con nosotros....-dijo Kenshin.
-También le diré al doctor Genzai que nos acompañe junto a Ayame y asuzume después de llevarlas al templo... Me alegró mucho lo felices que estaban por llevarlas con nosotros a Osaka y celebrar el festival de niñas del Hina Matsuri!...
-Creo que se compraron demasiados dulces...
-Recuerda que les prometimos que en marzo próximo, para el otro Hina Matsuri les compraríamos nuevas muñecas. Kenshin, no podemos dejar de llevarlas a ese festival!.. -añadió Kaoru.
-Claro.... además... si Misao está para esos días con nosotros, de seguro querrá muñecas también... Kaoru, acaso crees que Misao terminará de crecer algún día?
-Creo que no, jajaja!... Aunque debo aceptar que ya no actúa como un muchachillo descarriado. Me dijo que se ha decidido a usar siempre kimonos y batas.
-Megumi y tú la han ayudado mucho. Ahora se ve como toda una señorita. Ella y Okina merecen todo nuestro respeto. He estado pensando en invitarlos a pasar el shougatsu con nosotros.
-Oh Kenshin.... que alegría!
-Yo solo deseo hacerte feliz y verte sonreír, Kaoru.
Ella sonrió...y sus miradas se cruzaron. Eran felices...
*
En horas de la tarde el doctor Genzai, Kaoru, Kenshin y Misao llevaron a Ayame y Suzume al templo local para dar gracias por haber crecido sanas y fuertes y para orar por su futuro. Las niñas iban vestidas con lindos kimonos y sus cabellos habían sido adornados con florecillas de Sakura y jazmines. A su lado estaban algunos niños vecinos del doctor vestidos con su haori y hakama.
Kenshin explicó a Misao que en sus orígenes, el Shishi-go-san fue una práctica realizada por las familias nobles pero durante el Periodo Edo. Sin embargo en el Periodo Meiji en el que vivían actualmente se extendió a todos los extractos sociales.
-Kenshin –preguntó Misao-... Y porqué se eligió esta fecha?
-El 15 de noviembre fue elegido porque se considera el día mas afortunado del año, de acuerdo con el calendario japonés. Simboliza la longevidad.
-Asi es!... Es mi fecha favorita..-dijo Genzai
-Vamos, compremos chitose-ame, abuelo! –dijeron las niñas.
Tras la visita al templo, el doctor compró chitose-ame o dulces de la longevidad a sus pequeñas nietas. Los dulces tenían forma de palo y venían en una bolsa con dibujos de grullas y tortugas, animales que simbolizan la longevidad.
El reloj marcaba casi las seis de la tarde cuando llegaron a la feria en la aldea de Tokio.... Durante el festival del Bambú también se pedía por la seguridad del hogar. Kaoru iba del brazo de Kenshin, más atrás Sanosuke discutía con Megumi como siempre. Esta vez sobre quién era mejor en los juegos de azahar... Yahiko se sonrojaba cuando Tsubame a su lado le sonreía.
Ayame y Suzume no dejaban al doctor Genzai en paz pidiéndole que les comprara todo tipo de golosinas mientras Tae las reprendía por su comportamiento excesivamente molestoso para la edad del doctor... Misao saltaba por todos lados viendo qué cosa le llamaba más la atención. Le hubiera gustado que Aoshi y Okina estuvieran allí.
Muchos kioskos con diferentes comidas, juegos, venta de objetos y vestidos, teatro de títeres, mimos, músicos y demás engalanaban el ambiente.
Siguieron por los senderos y vieron algunos puestos que mostraban lo mejor de la pintura de oriente, sus pintores y calígrafos plasmando a tinta en papel de arroz. Kenshin y Kaoru se apartaron hacia otros más que tenían ventas de pañoletas y Kimonos.
-Kaoru, deseo comprarte unos kimonos y pañoletas –dijo Kenshin.
-Oh, kenshin... con un solo kimono me basta...
-Pero es que...
-No se diga más!... No quisiera que me compraras más de lo debido... Pero las pañoletas son muy económicas, así que puedo aceptar quizás unas tres.
-Veamos que te gusta –dijo Kenshin.
Kaoru escogió una pañoleta rosada y otra blanca y dejó la tercera para que Kenshin la escogiera. Él escogió una en azul índigo.
-Ha hecho una buena elección, joven! –dijo la encargada del puesto
-Kenshin, es preciosa! Hacía mucho no tenía una igual...
-Desde aquella vez que te la quitaste del cabello para curarme una herida
-Sí, antes que ese demonio de Jinei me secuestrara -Kaoru lo miro sonriente, rememorando esa vez- No puedo creer que haya pasado tanto tiempo. Me parece que fue ayer...
-Me dijiste que era tu favorita.... -Kenshin la miró con amor infinito-...Ese día me prometí a mi mismo que te regalaría una igual cuando fueras mi esposa.
Solo por Kaoru y sus conmovedoras lágrimas yo volvería a ser Battousai... Te amo -Kenshin en su pensamiento recordaba lo que había dicho en aquella ocasión *
Ella lo miró sorprendida y enamorada mientras él terminaba de pagarle a la vendedora. Ese incidente había sido un par de meses después de haberlo conocido.... Entonces eso quería decir que Kenshin la amaba desde antes de lo que ella pensaba...
-Kenshin.... –dijo ella gratamente sorprendida.
-Vayamos por el kimono, cariño –agregó él con una bella sonrisa mientras la tomaba de la mano.
-Hay muchos modelos, todos hermosos! –decía el vendedor- Miren... son de la más fina y exquisita tela!
Kaoru miró todos los modelos y hubo uno que llamó su atención...
-Kenshin, ese que está alla!... –señaló hacia las sogas- Me gusta mucho!
El espadachín miró hacia arriba quedando congelado al instante. Él vendedor tomó el bambú y lo bajo desde donde estaba para mostrarlo de cerca. Era un kimono rojo con grandes flores de crisantemos blancos y dos gorriones amarillos... el mismo que Kenshin había visto.... en su pesadilla.
-No! –dijo él antes que Kaoru osara siquiera tocarlo.
-Ahh? –dijo ella sorprendida al igual que el vendedor
-No, ese no!... vayamos a otro lado...
-Pero, Kenshin!...
-Dije que ese no!... Vámonos, Kaoru...
Él le lanzó una mirada a su esposa que hizo que el vendedor diera dos pasos atrás y prefiriera ir a atender a otras personas.
-Está bien, vayamos a otro puesto...
Kaoru lo conocía demasiado y sabía el significado de esa mirada. Más tarde le pediría una explicación.... Kenshin la tomó de la mano con firmeza y caminaron hacia otro kiosko donde finalmente ella se decidió por un kimono celeste con rama y flores de Sakura dibujados en tonos rosa.
*
La turba de amigos de los Himura se encontraron con ellos nuevamente en un lugar cerca de la plaza del pueblo, allí se llevaba a cabo la Danza Shishimai o danza del león rojo japonés que usualmente se realizaba para año nuevo, pero en esta ocasión se realizaba un concurso para determinar qué dúo de personas ejecutaba con más gracia y fuerza aquella danza ancestral.... Misao esperaba ver esa danza que no veía desde niña.
Ese día la competencia era entre tres leones rojos, dos negros y dos blancos, al ritmo de instrumentos de percusión como el taiko, los shamises, platillos y flautas de bambú como el shinobue.
A medida que el desfile se aproximaba a la plaza del pueblo, el ambiente ya iba siendo más propio, había mucha gente esperando el paso de los leones danzantes y empezaba a ser difícil avanzar. Cuando finalmente salieron, los concursante oculto bajo los leones con sus grandes carotas de colores, la gente se volvió eufórica de la alegría...algunos niños se asustaron de verdad al verlos tan de cerca. Detrás de los concursantes iban carrozas representando a antiguos emperadores que lanzaba una lluvia de confeti y de caramelos... algunos de los cuales fueron a impactar a las cabezas de Sanosuke y Yahiko.
Al llegar a la plaza, los hombres bajo los Leones pudieron tomarse un descanso esperaron su turno de salir al escenario y representaron el número final para ser evaluados por expertos conocedores de la materia.
Sanosuke había puesto en sus hombros a Suzume, mientras Kenshin hizo lo mismo con Ayame para que vieran bien el espectáculo. Misao y Kaoru saltaban emocionadas al ver los chicos encargados de la pirotecnia llevaban algunos fuegos de colores. Megumi tomaba un poco de sake junto al doctor Genzai y Yahiko con Tsubame comían golosinas.
Uno a uno fueron saliendo los participantes bajo los leones. Sus movimientos al ritmo de la percusión eran graciosos y otras veces imponentes. Se debía tener muchas condiciones para realizar la danza de los leones. Arriba, abajo, circularmente, en giros, en fin. La cadencia y el ritmo no se podían perder y había que hacerlo coordinadamente con el compañero de equipo... Tal danza era magistral.... al final de la jornada, todos recibieron los aplausos y vítores de los presentes en la plaza.
-Señoras y señores ya tenemos el dúo ganador! –Decía el anunciante- Nuestros expertos han dado el veredicto final!... Los ganadores de la gran danza del León Rojo son... Matsushita Koji y Seta Soujiro!
-Queeeeeeé? –dijeron todos al unísono.
-Escuché bien? –preguntó Misao –Acaso dijeron "Soujiro Seta"?
-Allí tienes la respuesta, Misao –dijo Kaoru señalando hacia la tarima.
Soujiro salía de abajo la parte delantera de un bello León Rojo y levantaba su puño en señal de triunfo mientas aún sostenía parte de la gran cabeza del león con su otra mano...Había crecido durante los útimos años, ya no se veía como un simple adolescente...Su sonrisa inconfundible saludando a todo el público en la plaza lo hacía lucir encantador y muy apuesto. Todos lo miraban con mucha alegría y mucha gente se abalanzó a la tarima para felicitar a los ganadores.
-Kenshin, puedes creerlo! –dijo Kaoru
-Sí, Kaoru... Soujiro realmente ha cambiado para bien.
*
El tiempo transcurría y luego de comer en un restaurante a la plaza, Kenshin sacaba su pequeño bolso para pagar cuando un encargado que llegaba a la mesa le indicaba que la cuenta ya estaba paga.
-Cómo?... Pero quién ha sido? –preguntó Kenshin
-Aquel muchacho que viene hacia acá
-Soujiro!
-Señor Himura, acepte este humilde obsequio de mi parte por todo lo que ustedes han hecho por mí en este tiempo. Además no les había dado mi regalo de bodas ni a usted ni a la señora Himura.
-Soujiro, eres un caballero –dijo Kaoru
-A diferencia de otros! –añadió Megumi viendo a Sanosuke, quien ignoraba sus palabras con la ceja arqueada.
-Pero Soujiro, es mucho dinero!... Lo siento, no puedo aceptarlo...
-Por favor acéptelo, señor Himura, me sentiría deshonrado si no lo hace... Prometí a mi maestro de danza del león que haría buen uso de mi premio. Todavía tengo bastante –dijo él con una sonrisa.
-Soujiro, que bueno volver a verte –dijo Misao con otra sonrisa
-Gracias, señorita Misao –también me agrada volver a verla.
*
El grupo salió a la plaza a observar los fuegos artificiales y se disponía a dar una vuelta más antes de regresar.
-Señorita Misao, le gustaría algunos chocolates? –preguntó Soujiro
-Me encantan los chocolates!
-A mí también...acá hay un puesto, venga conmigo..
Misao pudo notar que Soujiro había cambiado en todo este tiempo. Él se había vuelto un vagabundo, andando por todo Japón al igual que lo hizo Kenshin años atrás. En uno de sus muchos viajes, Soujiro fue hospedado por un tiempo en el aoiya de Okina. Allí Misao pudo conocerlo mejor y entablaron una linda amistad antes de que el chico partiera rumbo a Nagano.
-Soujiro, cuanto tiempo estarás aquí en Tokio?
-Aún no lo sé.
-Tienes dónde quedarte?
-Mi compañero de danza partirá a Shisuoka mañana con el sensei. Me dijo que si me quería quedar con ellos esta noche podría ir donde otro amigo del sensei que vive cerca de Mitsue, ya mañana veré donde consigo hospedaje.
-No se hable más! –dijo Misao decidida- Hablaré con los Himura y te quedarás en el dojo Kamiya hasta que vuelvas a vagabundear!
-Jajajaja!... Gracias, señorita....
-Basta de decirme "señorita Misao".... Soy Misao a secas!
-Está bien!... Gracias, Misao...
*
Kaoru y Misao arreglaron un futón para Soujiro junto a Sanosuke y Yahiko. Afuera ellos tres y Kenshin conversaban amenamente sobre batallas y técnicas de artes marciales sentados en el piso de madera del Dojo alumbrados por algunas velas, un puñado de inquietas luciérnagas y la luz de la luna. Misao se unió a la conversa sirviendo varias tazas de té y Kenshin con su mano hizo una seña a Kaoru tocando el piso para que se sentara a su lado. Él la abrazó.
Hablaron amenamente por horas hasta que ya entrada la noche solo Kenshin y Kaoru quedaban allí abordando varios temas personales.
-Kenshin, porqué no quisiste que escogiera ese kimono en la feria? –Él sabía que tarde o temprano se lo iba a preguntar.
-Cariño, entre tú y yo no debe haber secretos, por duros que sean....
-Kenshin, no me asustes!
-Recuerdas mi pesadilla de anoche?
-Sí...
-No es para que te asustes, total es solo un sueño... Pero en él te veía ahogada... en un río de... sangre... y llevabas puesto ese kimono, exactamente como lo vi en mi pesadilla.
-Cómo? –A Kaoru se le encresparon los poros... –Acaso será una premonición?
-Amor, no quiero que te sientas mal, por favor... Quizás vi ese kimono antes y mi subconsciente lo sacó a flote... Los diseños tienden a repetirse.
-Pero es mucha coincidencia!
-Las coincidencias existe, Kaoru... Por favor, olvidémonos de eso, quieres...
Ella suspiró y se recostó a su pecho....
-Bueno.... Está bien....
-Kaoru...
-Qué sucede, amor?
-Está empezando a bajar la temperatura. Porqué no nos retiramos a nuestros aposentos?
Ella se sonrojó... Él se levantó y le ofreció su mano para levantarla. Cerraron todas las puertas del dojo y se introdujeron a su habitación.
Kenshin quitó el lazo de la cabeza de su esposa y el largo cabello de ella cayó como cascada sobre su cintura y el pliegue de su trasero. Luego retiró su obi. Minutos después en el suelo yacían el kimono de ella y el haori, el hakama de él.
Kaoru desnuda... él la acariciaba toda.... cerró los ojos para respirar el aroma que destilaban sus poros...
-Olor a jazmín –dijo él como un susurro mientras llenaba sus pulmones con aquella fragancia, antes de poseerla.
Él le hacía el amor mientras sus pensamientos se fundían en sus ser. Nunca había sido tan felíz.
Kaoru... si muriera, que sea en tus brazos,
sintiendo el olor de las flores de jazmín a lo largo de tu perfecta anatomía.
Kaoru, estar contigo, sentirte cerca, hacerte mía...
*
*
Londres, Inglaterra, principios de diciembre de 1880
Offal Court Street
Ellas sólo se encargaban de distraer a los hombres, con amenas conversaciones, con danzas, sirviéndoles bebidas y alimentos, o tocando el shamisen. Las decenas de geishas y maikos que bailaban en aquel lugar convertidas en Tachikatas, mientras otras tocaban las cuerdas de sus Jikatas deleitando al público con hermosas melodías.
En ese Ochaya londinense, un pequeño espacio de Japón en Reino Unido, dos bellísimas Geishas de la comunidad Kiotense de Miyagawa-cho se encontraban en un cubículo para gente selecta. Usualmente, medían el tiempo de las geishas con cada hombre mediante varitas de incienso, cuando ésta se consumía había finalizado su tiempo con los clintes, pero éste no era el caso porque ellas se encontraban con Aoshi Shinomori y Enishi Yukishiro, los invitados especiales de aquel lugar.
Miyako Iwasaki e Itzumi Kojima eran dos dannas de Aoshi. Él las había ayudado desde muy jóvenes cuando habían sido vendidas por sus padres usureros a viejos sádicos para casas de prostitución. Entonces él las rescató y pagó a una Okami San o geisha mayor su entrenamiento profesional para que así enmendaran su camino y las educara decentemente en un okiya dentro de un buen hanamashi....Fue así como la okami san, Akiko Funaki las convirtió en dos grandiosas obras de arte. Luego ella decidió abrirse paso en Reino Unido, llevando consigo a aquellas Geishas más preparadas, más bellas y de mejor prestigio.
-Señor Shinomori, usted y el señor Yukishiro están complacidos con la atención? –Preguntó la señora Funaki. Ella llevaba un peinado alto decorado con elaborados peines y horquillas.
-Por supuesto señora Funaki. Además, usted ha hecho un gran trabajo con Miyako y con Itzumi. La felicito....
Ella rió complacida, mientras sus pupilas tocaban las jikatas. Luego salió del cubículo haciendo una reverencia que ellos contestaron de la misma forma y volvió a cerrar la puerta.
-Qué más han sabido tus espías sobre Hoji Sadojima –pregunto Enishi.
-Efectivamente está vivo y tiene formó un grupo de ninjas y samurais siguiendo sus ideas xenófobas.
-Atenta contra nuestros intereses?
-Por ahora no.
-Tiene algún aliado conocido?
-Esa información la tendré pronto. Sabes que no me gustan las equivocaciones porque cualquier inocente podría pagar.
-Bien... Espero que ese idiota no tenga la estúpida idea de provocarme -dijo Enishi bebiendo algo de sake.
-Enishi, cambiando el tema, hoy en la reunión noté un poco tenso al señor Raikouji.
-Es por su esposa, ella está delicada de salud. Por eso vez que su médico, el doctor Taku Yoshida, aquel calvo, siempre está con ella.
-Es una pena. Es una señora joven y agradable. Además, vislumbro una gran tristeza en su mirada.
-Producto de su enfermedad no puede tener hijos. Creo que eso la ha deteriorado aún más.
-Ha intentado con otros doctores o medicina natural?
-Realmente no lo sé... Sería buena averiguar. La pobre mujer también me inspira algo de compasión por su situación.
Luego de unos minutos aparecieron dos jóvenes empresarios amigos de los guerreros. Andrew Williams, primo de Anne y Marcus Wellington. Ellos no habían estado aún en ese sitio y quedaban maravillados ante la belleza de las mujeres allí presente.
-Mmmm... Shinomori, todas estas mujeres son bellísimas, yeah!... creo que mi primita y Mel se pondrán celosas –los ingleses miraban lujuriosamente a las geishas.
-Oye Andrew, porqué no nos divertimos. Un poco de sexo no nos caería mal!- dijo Marcus viendo a las chicas.
-Tienes razón, Enishi, será posible que pueden pedirnos dos tipas así para nosotros....Cuánto cobran por hora? –preguntó Andrew.
El hacer esos comentarios enfurecieron a los guerreros
-Yukishiro, explícales a estos mequetrefes que nuestras amigas son Geishas, no prostitutas, porque sino perderé la paciencia y tendré que regresarme a Kyoto para que no me encarcelen en este país por asesinato! –dijo Aoshi con una mirada de asesino.
Aunque se sentían profundamente ofendidas, las geishas oían aquello sin inmutarse siquiera en lo ocurrido.
-Jajajajaja!... que gracioso eres, Aoshi- dijo Andrew
-Andrew... –Enishi los miró furioso-... Créeme que Aoshi habla en serio.... Si no cierran la boca se arrepentirán!...No me hago responsable por los actos de mi amigo. Insultar la labor de las geishas es insultar nuestra cultura japonesa, y eso no me agrada... De hecho, suelo ponerme violento cuando insultan mis raíces...
-Eh... lo siento! –Andrew y Marcus por casi sufren un ataque de nervios al ver la reacción de ellos y que además hablaban en serio –...Es que pensábamos que las geishas eran...
-Pues no lo son!... –dijo Aoshi molesto-... Como en muchos otros países que dicen ser civilizados caen en la estúpida ignorancia de confundir una cosa con la otra. Deben aprender historia más allá de sus malditas fronteras!
-El solicitar los servicios de las verdaderas geishas nunca incluyen actividad sexual, las geisha originales no son pagada por sexo! –Agregó Enishi- Ahora, si ellas desean elegir tener una relación que incluya el sexo con algún cliente para tener una relación formal o informal fuera de su roles como geishas ese es su derecho, como cualquier otra mujer... Entendieron?... O se los hago entender de otra manera?
-Oh... no, no, no!... Entendimos perfectamente –dijo Marcus nervioso.
-Entonces olvidemos el asunto.... –Agregó Enishi.
-Por supuesto....-dijo Aoshi con frialdad-....Miyako, Itzumi, sake para los señores!
Tiempo después, los ingleses se retiraban... Las geishas hablaban en voz baja entre ellas tratando de ser disimuladas.
-Miyako, Itzumi, qué sucede?... Las noto inquietas – Aoshi se dio cuenta de la situación.
-Aoshi –dijo Miyako- hay algo que queremos contarte a ti y al señor Enishi, pero no puede ser aquí.
-Entiendo. Hablaré con la señora Funaki. Vayamos a mi suite.
Una vez en la suite las geishas, ya desmaquilladas y vestidas normalmente con kimonos habituales contaron a los guerreros que había un tipo llamado Taka Nakamoto que se encargaba de contrabandear niñas desde Japón para venderlas a familias, a hombres o a prostíbulos en Londres. Se habían dado cuenta ya que la señora Funaki había logrado rescatar dos niñas que actualmente estaban siendo reivindicadas por ellas y protegidas en su okiya.
-Lo más triste, Aoshi es que la policía no hace nada porque son tan corruptos como ellos. Incluso algunos oficiales visitan esos prostíbulos –indicó Miyako.
-Pero eso no es todo –Itzumi y Miyako se miraron con los ojos cristalizados- Nakamoto y sus secuaces desde un tiempo para acá tienen amenazada de muerte a la señora Funaki. Ellos llegan a nuestro okiya y toman a las shikomis y maikos a su antojo, pues sus preferencias son... las niñas.
-Malditos sean!... –Aoshi estallaba en furia
-Son unos puercos! –dijo Enishi mirando lejos de pie junto a la ventana, con los brazos cruzados.
-Llevan varios meses haciendo estos desastres –agrego Miyako
-Cómo es la operación?- preguntó Enishi
-Según amistades de la señora Funaki, la red opera de Kyoto a Matsuyama, después a Nagasaki y luego a Shangai. Arriban finalmente al puerto de Folkestone, al sur de Londres para luego enviarlas hacia acá.
-Una red grande- dijo Aoshi.
-Señor Enishi, hasta donde sabemos usted comanda la tríada "Tian-dihui" en China. Su ayuda sería muy valiosa ya que en Shangai es donde se maneja la articulación central –indicó Itzumi.
-Aoshi, crees que puedas averiguar el contacto de Nakamoto en Shangai? –peguntó Enishi.
-Dalo por hecho!
-De ser así, la articulación principal y sus secuaces estarán muertos una semana después de que me den sus nombres.
-Me parece justo.... –agregó Aoshi- Mis contactos en Kyoto se encargarán de los que capturan a las niñas...
-Puedo mandar a que liquiden a Nakamoto en cuanto los de Shangai estén muertos.... antes no porque pondríamos en sobre aviso al hijo de perra- le indicó Enishi.
-Es buena idea, Enishi, pero no.... Yo personalmente me encargaré de Nakamoto cuando los demás mueran –agregó Aoshi.
-Como quieras...
-Miyako, Itzumi –les dijo Aoshi-... Mañana pueden decirle a la señora Funaki que en menos de un mes esa abominable red caerá... Es una promesa de nuestra parte!
-Se los agradecemos de todo corazón- dijo Miyako mientras ambas geishas hacían una reverencia.
Las geishas descansaban en la cama de la otra habitación de la suite de Aoshi, ya que él les había dicho que era demasiado tarde para que dos mujeres solas utilizaran un carruaje a esa hora en las peligrosas calles nocturnas de Londres.
-Miyako.... te puedo confesar algo? –dijo Itzumi con una sonrisa nerviosa.
-Sé lo que me vas a decir....
-Qué?.... Y qué se supone que te voy a decir...
-...Que te gusta el señor Enishi...
-Cómo lo sabes?
-Por todos los cielos, Itzumi, se te nota a leguas que te gustó desde que el señor Aoshi nos lo presentó hace ocho meses. Ni siquiera disimulas cuando lo ves. Creo que todos los saben, hasta la señora Funaki.
-Y el señor Enishi lo sabrá?
-Por supuesto que debe saberlo. Es un hombre fogueado y de mundo que ha tenido muchas mujeres, según sé... Imagino que con tu clase de disimulo debió darse cuenta desde que lo conocimos.
-Por kami...qué vergüenza!... Ahora no me atrevo ni a mirarlo a los ojos....
-Te recomiendo que no te ilusiones, sabes que ellos están saliendo con unas inglesas acomodadas.
-Esas zorras!... No sé como puedes soportarlo, Miyako!
-A qué te refieres?
-Sé que aún amas al señor Aoshi...
-Niña, eso fue hace mucho tiempo. Tú eres muy joven para entenderlo.
-Por favor, Miyako, hablas como si fueras una vieja. Yo tengo 18 años y tu 23....
- Éramos muy jóvenes y bueno... me enamoré sola...
- Le entregaste tu virginidad... no te arrepientes?
-Él ha sido el único hombre en mi vida, y no me arrepiento porque siempre fue sincero conmigo.... –Miyako relataba aquello con nostalgia-...Yo sabía que nunca estaríamos juntos pero aún así yo quería que fuera él.... Ahora somos buenos amigos, aunque me duele que no me vea con los ojos que yo quisiera que me viera... No quiero que te suceda lo mismo con el señor Enishi!
-Crees que ellos estén enamorados de las inglesas o de alguna otra mujer?
-No creo que amen a esas chicas.... Pero sí sé que en la vida de Aoshi existe alguien... Misao.
-Misao, quien es ella?
-Es un tema muy largo, te lo contaré otro día. Ahora me estoy cayendo de sueño.
-Miyako, no te duermas!... Qué hay del señor Enishi?
-La verdad es que no sé... Aoshi no me ha contado nada, él es muy reservado con su propia vida, así que debes saber que él es aún más reservado con la vida de sus amigos... Y si él me lo hubiera confesado, no te lo contaría!... Una geisha no debe revelar los secretos de sus clientes, soy tu oneesan y debes hacerme caso...
-Pero yo no te pido que me lo digas como geisha, sino como amiga!... Aoshi no es solo tu cliente, él es tu amigo y amante.
-Itzumi, el señor Enishi ha sido tu cliente durante estos meses, es increíble que tú misma no le hayas preguntado nada...
-Es que siento tanta vergüenza... Es tan lindo!... Y yo.... Me apeno tan solo de mirarlo porque me pongo muy nerviosa.... Es con el único que me pasa eso!
-Entonces vas a tener que vencer esos nervios estúpidos... Ya duérmete!
-Miyako....
-Qué pasa ahora?
-Yo... quisiera perder mi virginidad con el señor Enishi...
-Queeeeé?... Itzumi, acaso fumaste opio?
-Es que siento que lo amo!... Y yo.... lo tengo aquí tan cerca en la suite de al lado...
-Itzumi, te voy a ordenar algo y quiero que lo cumplas al pie de la letra....date un baño de agua fría, sobre todo en la entrepierna para que controles tu fuego. No tienes mi permiso para ir con el señor Enishi, y punto!...
-Pero...
-...Luego ven a acostarte sino quieres que te muela a palazos!... Los señores están descansando y yo quiero dormir!
-Está bien! –dijo Itzumi molesta.
Ella se levantó de la cama y fue a ducharse con agua fría tratando de calmar esas ansias que sentía por Enishi... Cuando salió del bañó quince minutos después vio que Miyako no estaba. Se colocó una bata y fue hacia la sala a buscarla cuando se percató que tampoco estaba allí. Colocó el oído en la puerta de la habitación de Aoshi y se dio cuenta que Miyako estaba allí dentro con él... y hacían el amor.
-Es una tramposa! –dijo en voz baja –Ella sí puede y yo no!...
Muchos pensamientos pasaron por la cabeza de Itzumi. Finalmente tomó valor y decidió hacer lo que según ella debió haber hecho hacía mucho tiempo..
A la mañana siguiente Miyako despertó a eso de las ocho de la mañana en la cama de Aoshi. Él ya no estaba pero le había dejado una nota en que decía que regresaría a eso del mediodía para llevarlas al okiya....Cuando fue al otro cuarto vió que Itzumi no estaba allí. Pensó que estaba en el baño o en algún otro lado de aquella gran suite pero no la encontró por ningún lado.
-Itzumi no está en la suite!.... Entonces dónde diablos está? –se preguntó Miyako-... No quiero pensar que esa tonta...
Los rayos de sol se asomaban a través de las cortinas... Itzumi había despertado en la cama de otra suite, entre las sábanas de Enishi. Ella lo miraba con tanta devoción mientras él aun dormía plácidamente... Para ella había sido el momento más feliz de su vida. En la noche anterior, luego de salir de darse se baño de agua fría se dio cuenta que Miyako estaba con Aoshi, tomó fuerzas y decidió salir calladamente rumbo a la suite de Enishi.
Al abrir la puerta él nunca pensó que la vería allí, con una linda bata japonesa rosada y su largo cabello suelto... con una mirada que inspiraba tanta ternura como deseo. Se veía hermosa. Enishi lo pensó un poco, pero ella era como la manzana prohibida del edén... Además, le recordaba a su gran amor.... La dejó entrar y cerró la puerta... Fue poco lo que conversaron. Minutos más tarde, ambos gemían de placer en su cama.
-Eres una idiota! –Miyako le daba un gaznatón a Itzumi-... Porqué lo hiciste?... Te lo advertí y me desobedeciste!
-Lo siento mucho, oneesan...-decía Itzumi entre lágrimas- ...Pero lo hice porque lo amo!... Quería que fuera el primero y no me arrepiento!
-Acaso lo hiciste por lo que te conté?... No tienes que hacer lo mismo que yo, chiquilla tonta!
-No!... Aunque no hubiera conocido tu historia con el señor Aoshi yo igual lo hubiera hecho... Estoy feliz porque fue mi primer hombre y juro que al igual que tú, será el único para el resto de mi vida...
-Itzumi, qué ganas con eso?
-Sé que él no me ama, pero al menos me tendrá siempre presente...
-Qué tonterías dices?
-Miyako, yo le pedí al señor Enishi ser su danna... y él aceptó.
-Cómo?
-Sí... Él hablará con el señor Aoshi... Así aunque él esté lejos de mí, él me cuidará y velará por mi bienestar como lo ha hecho hasta ahora el señor Aoshi con nosotras.
-No sé que decirte, Itzumi...
-Crees que el señor Aoshi se moleste?
-Bueno... no lo creo, ellos son amigos y Aoshi tiene muchas dannas, inclusive algunas que ni recuerda, sabes que él solo lo ha hecho por rescatarnos de un destino cruel y para ayudarnos a superarnos.... Con la única danna con la que Aoshi que ha estado en una cama ha sido conmigo, y eso sucedió porque yo lo busqué.... hice una locura como la que tú acabas de hacer!
-Entonces, no debe haber problema...
-Eso es una buena noticia para ti...
-Ya lo creo... Anoche le demostré todo mi amor... y el fue muy tierno y apasionado conmigo.
-Y porqué lo dices tan triste?... Debieras estar contenta de que serás su danna.
-Porque...anoche me di cuenta de que.... él sí ama a una mujer...
-Qué?... Acaso te lo dijo?
-No... Escuché su nombre cuando lo esbozaba en sus sueños...
*
Quince días más tarde en Shangai se anunciaban los cruentos asesinatos de la más grande red de prostitución infantil de China, cuyos tentáculos se extendían a Japón y Londres. Mientras que en Kyoto, Matsuyama y Nagasaki la policía buscaba afanosamente a los autores de las muertes de un grupo de hombres vinculados con aquella red de Shangai.
Aoshi y Enishi habían actuado, sus hombres había hecho el trabajo.... Solo faltaba un último encargo.
*
Green Gables Valley, a las afueras de Londres...
Una semana después
-No, le juro que no lo volveré a hacer, señor Aoshi... Por favor, no me mate! –Taka Nakamoto imploraba por su vida. Se encontraban en una pequeña casa de madera en una viña bastante alejada de Londres. Estaba sentado en una silla de madera y amarrado con una gruesa soga. Otros tres sujetos de su red se encontraban en igual estado.
Aoshi estaba en compañía de dos de sus hombres, ambos vestidos de negro. Uno de ellos fumaba un cigarrillo. Él otro era el que hablaba con Nakamoto mientras Aoshi permanecía de pie, al otro extremo, sin pronunciar palabra alguna.
-Cómo te atreves a pronunciar el nombre del señor Aoshi! –El hombre que hablaba daba un puñetazo a Nakamoto en el estómago. Este escupía sangre...–Termina de decirnos quiénes son los de la red de Londres!
-No hay más nadie, se los juro! Solo nosotros cuatro!
El que hablaba miró al que fumaba. Este último se acercó a Nakamoto y le enterró el lado prendido del cigarrillo dentro del oído.
-Aaaaaahhhhhhhhhhh!... Hijos de perra!...–gritaba el hombre aparatosamente. Los otros a su lado, ensangrentados y llenos de hematomas, temblaron de miedo.
-Así que a ti y a tus amiguitos les gusta las niñas.... Malditos degenerados!...Veamos si esto les gusta también...
El castigador tomaba un gran pedazo de lecha de la chimenea y se acercaba a los asustados hombres. Luego procedió a colocarles la parte caliente sobre los genitales a los cuatro depravados.
-Aaaaaaaahhhhhhhh!- gritaban aparatosamente aquellos con sus áreas íntimas totalmente quemadas.
-Ahora sí me vas a decir quiénes son los de la red de Londres?
-Malditos!....-decía Nakamoto con sus genitales quemados.
-Si no hablas les meteremos el tizón por el culo! –gritaba el castigador
-No!.....Nakamoto lloraba, pero no se atrevía a abrir la boca.
-Este cobarde mal nacido ya me está haciendo perder la paciencia, si no va hablar, procede a reventarles el culo con el tizón! –Dijo el castigador al que fumaba mientras Aoshi veía la escena con la mirada fría, sumido en el silencio.
-Nooooo!.... Está bien! Les daré todos los nombres! –dijo Nakamoto cuando vio que el hombre con una sonrisa en la cara sacaba un cuchillo.
*
Al día siguiente el "Times" de Londres anunciaba el hallazgo de cuatro cuerpos incinerados junto a las cenizas de madera de una casa ubicada en una viña a las afueras de un suburbio londinense. El pie de foto explicaba la horrorosa escena... "Ajuste de cuentas en Green Gables" decía el anunciante.
Una semana después los titulares anunciaban una noticia espantosa; Doce altos funcionarios del gobierno londinese, entre ellos cinco policías, fueron encontrados muertos, amordazados, sin ojos ni lengua y con los puños amarrados, en distintos basureros a lo largo de la ciudad. La crónica de los hechos indicaba que el acto "pudiera haber sido cometido por miembros de la mafia china, ya que ese era el estilo de saldar cuentas de esa peligrosa organización".
-Pero qué horror!... Esto es horrible! –dijo Anne leyendo el "Times" mientras conversaba con Mel, Aoshi y Enishi en la piscina de la terraza de su enorme mansión en Spartlehand... Ellas tomaban el sol en unos asientos especiales mientras ellos salían de la piscina secándose con sus toallas y se sentaban junto a ellas.
Aoshi y Enishi lucían unos cortos pantalones de baño. Ellas estaban fascinadas viendo los esculturales cuerpos de los dos hombres. Los guerreros habían estado nadando en aquella piscina por largo tiempo, haciendo carreras de natación y jugando con una pelota de waterpolo que Mel le había regalado a Aoshi.
Dos horas antes ellos habían ido a los correos estatales a depositar unas transacciones monetarias, algunas cartas sin firma y unas postales con destino a Hong Kong, Kyoto y Tokio.
-Yo no sé para qué lees esas cosas, Anne! –dijo Mel dándole un beso en los labios a Aoshi que al salir de la piscina llegaba a su lado –Amor, deseas un refresco?
-No, así estoy bien –dijo él ya sentado en la silla contigua a Anne.
-Pero es que esto es abominable!... Mira cuantas muertes en tan poco tiempo!... Nishi, no crees que los que hicieron esto son unos monstruos!
Enishi esbozó una pequeña sonrisa de ironía mientras Aoshi lo miraba con el mismo tipo de sonrisa en su rostro.
-Quizás los que murieron eran peor...–respondió el tomando un jugo de naranja sentado al lado de Anne.
La promesa había sido cumplida en su totalidad.
*
*
Gantan del Shougatsu... Enero de 1881, año 14 de la Era Meiji
Tokio, Japón, Dojo Kamiya
Kaoru estaba feliz. Hacía dos semanas que Kenshin había regresado de una misión en Hiroshima que el gobierno le había pedido. Llegó con algunas heridas sin importancia que fueron curadas por Megumi. Él le había dicho a su esposa que pronto guardaría la espada para siempre y dejaría de pelear.
Se encontraban en plena celebración del Año Nuevo japonés conocido como Shougatsu
Días antes, junto a Kenshin, habían celebrado las bounen-kai ofiestas para olvidar los problemas y preocupaciones del año que se va acabar. El Año Nuevo se celebra durante 4 días, antes y después del primero de enero. A esa celebración se le llamaba Gantan.
Misao ayudó a Kaoru a hacer el oo-suji, la tradicional limpieza de casa más exhaustiva de lo normal con el fin de purificar el dojo para el Año Nuevo. Kenshin preparó la comida típica durante estas fechas, el o-sechi ryouri, en grandes cantidades para que alcanzara para todos durante esos días. En parte porque el restaurante de Tae, al igual que los otros, solían permanecer cerrados por las festividades.
En la víspera de aquel Año Nuevo, los miembros presentes en el dojo Kamiya comieron unos tallarines especiales que había preparado Kenshin llamados toshikoshi con el fin de asegurar la prosperidad y longevidad.
Kaoru había notado un creciente apego entre Misao y Soujiro. Ella sonrió y le recordó sus inicios con Kenshin. Para celebrar el Gantan juntos, también se encontraban por esos días hospedados en el dojo el doctor Genzai con Ayame y Suzume, al igual que Tsubame, Tae y Megumi.
Esa noche se reunieron para dar la bienvenida al toshigami o dios del año nuevo entrante, mientras saboreaban otra delicia preparada por Kenshin, el zoni, una especie de sopa que contiene mochi o pasta de arroz muy consumida durante el Año Nuevo. Yahiko regaló a Tsubame unos kakis secos recién asados. Ella se sonrojó y agradeció guiñándole un ojo. Yahiko salió corriendo de la emoción y todos terminaron viendo la escena en medio de carcajadas.
El dojo lucía hermoso, pues días antes Kaoru y Misao habían decorado las puertas con kadomatsu y matsukasari, decoraciones hecha de pino y bambú para atraer la buena suerte al doyo Mientras que Sanosuke y Yahiko habían colocado una Shimenawa, una cuerda sagrada hecha de paja en el que se cuelgan tiras de papel en zig-zag, que se pone en las entradas de las casas para prevenir que los malos espíritus penetren en ellas.
Iban a ser la medianoche, Kenshin permanecía de la mano de Kaoru. Se amaban tanto que con solo mirarse sus almas se compenetraban. En ese instante justo antes de las doce de la noche las campanas Joya no Kane de los templos sonaron hasta alcanzar las108 veces.
-Doctor Genzai, porqué siempre suenan ciento ocho veces? preguntó Yahiko.
-Ocho veces en el Año Viejo y cien veces en el Año Nuevo, Yahiko –respondió el anciano-... Por los 108 pecados del hombre en la tradición budista. Se dice que si se escuchan todas las campanadas, se pueden liberar de todos los pecados.
-Kenshin –dijo Kaoru quien permanecía abrazada por su esposo viendo los fuegos artificiales fuera del doyo, mientras veían a sus amigos revoloteando por todos lados. A ella le encantaba ver sus ojos, su mirada era tan profunda y sincera, en ella podía ver tantas cosas, su alma, su esencia, la cual era apacible y transparente.
Con el tiempo ambos habían ido conociendo lo que significa cada expresión de sus rostros, el tono de sus voces, sus miradas, sus gestos, sus gustos, sus sentimientos, sus anhelos, las cosas que los entristecían, y las que les daban alegría.
-Te amo, Kaoru... –le dijo él aferrándola aún más a ella- Como puedes ver, no sabría como definir el gran amor que siento por ti... Todo lo que he pasado ha valido la pena, porque gracias a eso te pude conocer... Pensé que alguien como tú solo podía existir en sueños, pero eres real... y eres mía... Kaoru-dono...Feliz Shougatsu.
-Kenshin, lo que siento por ti jamás lo había sentido ni lo sentiré por nadie... Eres capaz de hacerme feliz con tan solo permitirme estar a su lado... Conocerte ha sido lo mejor que me ha podido suceder y hoy en día soy muy feliz... Feliz Shougatsu... mi amor.
*
La mañana siguiente todos despertaban con bastante hambre y Tae y Tsubame dispusieron el desayuno.
-Es mejor que nos atiendan ustedes, porque si fuera por los Himura nos morimos de hambre... –dijo Sanosuke estirándose de la pereza.
-Sigues con tus impertinencias, cabeza de gallo!... Si los señores de la casa quieren levantarse más tarde ese no es tu problema!
-Bruja!
-Vago!
Los demás reían aparatosamente. Luego del desayuno Yahiko contaba a Tsubame que había tenido un lindo sueño con ella viendo un circo de títeres en una plaza. También la había invitado a volar unas cometas que tenía fuera del dojo.
Adentro, en la habitación de los Himura la noche de amor y sexo había dejado exhausta a Kaoru... Sin dejar de lado la ternura que siempre lo caracterizaba, Kenshin la había poseído de una manera tan salvaje durante toda la madrugada... No había lugar en el cuerpo de Kaoru que no hubiera sido explorado por él.
Hacía unos minutos Kenshin se había despertado y se aferraba al cuerpo desnudo de su ella aún dormida. Había tenido nuevamente una pesadilla. Esta vez él corría por un gran campo de girasoles amarillos buscándola. Ella, de espaldas a él se alejaba cada vez más. Cuando pudo agarrarla ella desapareció, dejándole entre sus manos el kimono celeste que le había comprado el día del Festival del Bambú, manchado de sangre. En esta ocasión, él no le contaría nada. Ese había sido su hatsuyume, su primer sueño del año y no quería atemorizarla con malos augurios.
En horas de la tarde el grupo decidió dar una vuelta por los templos de la ciudad. Kaoru se había puesto el kimono celeste que Kenshin le había regalado. Él prefirió pasar por alto su pesadilla. Ella lucía demasiado hermosa con aquel kimono y su cinta blanca sosteniendo su larga cola de cabello.
El doctor Genzai y sus nietas ya habían ido devuelta a casa... Megumi, Sanosuke, Tae, Tsubame y Yahiko se quedaron admirando los adornos y comprando algunas cosas en los templos aledaños a la placeta, mientras Kenshin, Kaoru, Misao y Soujiro prefirieron caminar hacia los templos del norte.
Allí hicieron algunas oraciones y prendieron inciensos. Bajando de aquel lugar les llamó la atención un pequeño desfile con un unos palos y cintas de colores y muchos niños que bailaban y saltaban al ritmo de la percusión.
-Se ve divertido! –dijo Misao tomando de la mano a Soujiro –Vamos!... Él se enrojeció y los Himura notaron aquello en medio de pequeñas risas.
Caminaron todo el tramo hasta llegar a un lugar cerca de una meseta donde había unos templos decorados con grandes dibujos. Allí se les brindó saque a todos los visitantes...La organizadora de aquel desfile llevaba una gran jaba hecha de hojas secas y regalaba unas bellas cintas de colores a las mujeres. Misao agarró de la mano a Kaoru jalándola aparatosamente y desprendiéndola de los brazos de Kenshin para llevarla a tomar algunas cintas de la jaba de la mujer... Kenshin sonrió ante tal imprudencia ya común en su amiga.
-Señor Himura –dijo Soujiro apenado –Verá, yo quisiera obsequiarle algo a Misao, pero no tengo idea de qué pudiera ser.
-Ven conmigo!
Caminaron hacia unos kioskos de venta que quedaban un poco más atrás. Allí Kenshin vió unos lindos kasas, populares paraguas o sombrillas realizados hermosas telas de seda y en un delicado bambú. Kenshin escogió una en color rosa pastel para Kaoru, mientras Soujiro prefirió una verde esmeralda para Misao.
-Kaoru, mira! –dijo Misao mientras la jalaba fuera del centro de repartición de las cintas hacia el bello e inmenso campo de girasoles amarillos que surgía de la planicie de aquella meseta.
-Que hermoso es!
Kenshin buscaba a su mujer y a Misao por todos lados pero no alcanzaba a verlas.
-Señor Himura, están acá! –dijo Soujiro
El kasa de Kenshin fue a dar al piso cuando vió a Kaoru corriendo en medio de ese mar de girasoles amarillos. Soujiro recogió el kasa viendo que no se había roto y notando al mismo tiempo que Kenshin estaba pálido como un fantasma.
-Señor Himura, se encuentra bien?
-Kaoru! –gritó Kenshin corriendo hacia ella- Esta volteó y lo saludó mientras veía como su esposo se acercaba rápidamente y la abrazaba.
-Kenshi, qué sucede? –Ella sentía como él temblaba en sus brazos.
-Nada... solo abrázame...
-Soujiro, que le sucede a Kenshin? –preguntó Misao.
-No lo sé. Fuimos a comprar unos regalos para ustedes y de pronto el se puso a así al ver a la señora Himura.
-Compraste algo para mi?... Que emoción!... –Misao puso ojos de ensueño y buscaba detrás de las espaldas de Soujiro.
-Con mucho aprecio para usted, señorita Misao- Ella vio el hermoso kasa verde que Soujiro le había regalado y le agradeció emocionada. Luego lo abrió y lo usó para presumirlo pese a que ya casi no había nada de sol.
-Kenshin, estás bien? –preguntaba Kaoru dándole unos pequeños besos en los labios a su esposo.
-Eh... sí!... Es solo que no quiero que te alejes mucho de mi lado...
-Oh, Kenshin....
-Señor Himura, creo que esto se le cayó- Soujiro entregaba el kasa rosado que Kenshin le había comprado a Kaoru.
-Es para ti, cariño –le dijo a su esposa.
-Oh... Gracias... es precioso!
-Kaoru, Misao!
Para mayor dramatismo del asunto en ese momento llegaban Yahiko y Sanosuke a ese lugar. Ellos también habían seguido aquel desfile... Megumi, Tae y Tsubame ya se había retirado a sus casas....Yahiko corría hacia ellas enseñándoles algo que traía en sus manos.
-Que sucede, Yahiko? –preguntó Misao
-Nos encontramos cartero Takeda que iba hacia el dojo y nos dio unas postales que son para ustedes.
-Para nosotras?...
-Los sobres dicen Himura Kaoru y Makimashi Misao... Son ustedes, no?
-Quién las envía?
-No sabemos, vienen en unos sobres –Yahiko les entregó aquello a ambas- Quizás sean de Okina.
-Tienes razón, yo la leeré con calma en casa –dijo Kaoru
-Entonces yo también! –agregó Misao mientras regresaba al doyo del brazo de Soujiro y bajo el kasa que le acababa de regalar.
*
Luego de la cena, Misao se sentó recostada a una de las pilastras del dojo viendo la postal en la que aparecían lujosos edificios. La joven quedó fría al ver la firma al reverso de la postal de año nuevo que le habían enviado. Tenía un sello de Londres.
-No puede ser!
Misao
No me olvido de ti. Cuando regreses a Kyoto cuida de Okina. Siempre te mantengo en mi pensamiento como una hermosa flor en mi vida.
Feliz Shougatsu. Saludo a los Himura y a todos los demás.
Aoshi
-Es del señor Aoshi, verdad? –Soujiro aparecía a su lado. Él ya no era aquel insensible y cruel guerrero del Yupongatana que sonreía ocultando sus sentimientos reprimidos por los trágicos sucesos de su infancia. Ahora Misao podía ver en los ojos de Soujiro algo de tristeza al saber que ella se alegraba en sobremanera al recibir noticias de Aoshi.
-Sí...
-Necesitas este momento a solas...Yo estaré con Sanosuke y Yahiko cerca de los árboles de Sakura –Misao lo vio alejarse. Sus corazones estaban confundidos.
El diseño de la postal enviada a Kaoru era de la imponente Torre de Londres. Ella se maravilló extrañada ante aquella fotografía en blanco y negro. Al voltearla no pudo creer en el nombre de su remitente.
Kaoru
Me alegra que finalmente haya podido encontrar la felicidad, señora Himura. Quiero que sepa que en mis rezos también pido por su bienestar. Siempre que me necesite podrá contar conmigo.
Feliz Shougatsu
Yukishiro Enishi
-Qué?... Enishi?- preguntó Kenshin algo perturbado luego que Kaoru leyera el contenido ante él y Yahiko que se encontraba allí en ese momento.
-Eh... sí... –Kaoru también se sentía algo incómoda- Me alegro que Enishi, al igual que Soujiro haya cambiado para bien.
Kenshin Asintió con el ceño fruncido.
*
Al día siguiente luego de haber lavado la ropa, Kenshin permanecía pensativo sentado fuera del doyjo viendo de lejos a Kaoru tender las prendas. Misao había salido con Soujiro a comprar alimentos y Yahiko luego de su práctica de kendo había ido a visitar a Tao y Tsumabe.
-Sucede algo Kenshin –preguntó Sanosuke sentándose junto a él con un pedazo de esqueleto de pescado en la boca, luego de haber cortardo unas leñas.
-A qué te refieres?
-Haz estado algo callado esta mañana. Yahiko me contó... Me parece que no te agradó mucho esa postal de Yukishiro.
-Me pareció extraño ese repentino detalle para con ella. Yo no enviaría una postal a una persona a menos que esa persona fuera realmente importante para mí, aún más si es mujer y si ella está casada.
-Quizás Yukishiro piensa diferente –dijo Sanosuke con una pajilla en la boca-... Él es un hombre de mundo. Quizás lo vea normal...Una postal más o una menos no debería importarle.
-No seamos ingenuos, Sanosuke. Además, la postal deja entrever que aún estando en Londres él estaba enterado de la boda. No me gusta que alguien más sepa los movimientos de mi mujer... Kaoru es únicamente asunto mío! –Kenshin ponía una mirada de furia casi igual a la de Batousai.
-Vamos Kenshin, no estará celoso a estas alturas. Además, Yukishiro estuvo alguna vez interesado en Kaoru?
-No lo sé, pero esto solo ahonda más la hipótesis de lo que percibí aquella vez cuando fui a rescatar a Kaoru de su claustro en la Isla de Oshima.
-Qué hipótesis?
-Fueron varios días con ella mientras yo la creía muerta y en los cuales encontré mi respuesta luego de mucho tiempo... –Kenshin recordaba aquello con furia y tristeza-... Tan solo de pensar que Enishi la tuvo tantos días en esa maldita casa mi corazón entra en furia...
Aquella vez Kenshin había encontrado finalmente que su respuesta era que su vida no pertenecía a sí mismo, sino a aquellas personas que habían dado la vida por él, como sus hermanas y Tomoe, y que por ellas merecía vivir y ser feliz. De lo contrario sus muertes no habrían valido la pena... Y él había decidido que esa felicidad sería junto a Kaoru.
-A qué te refieres?
-En principio su furia radicaba en la venganza por la muerte de Tomoe. Pero luego, sentí en mirada de Enishi otro tipo de furia.... Se suponía que al verme él mataría a Kaoru frente a mis ojos para que yo sufriera y sacara el hitokiri que había en mí y luego combatiríamos a muerte.... Pero no sucedió así. Él ni siquiera la tocó. Le dijo que él prefería que ella se suicidara si ella quería estar conmigo ya que él me iba a matar... Al final lloró en su regazo, recordando a su hermana pero diciendo que gracias a Kaoru había encontrado la paz mientras ella acariciaba su cabello consolándolo....Cuando él levantó su rostro la miraba con tanta devoción que en ese momento yo sentí como si le doliera despedirse de Kaoru... como si nunca la fuera a olvidar... Como si hubiera querido quedarse con ella para siempre....
-No creo que sea tan tonto como para pretender algo con ella.
-Por su bien, eso espero... Porque si pretende algo más se arrepentirá...
-Amigo, no tienes de qué preocuparte, Kaoru es tu esposa y te ama, y Yukishiro está más cerca de América que de nosotros....
-Si... -Kenshin miró a Kaoru y sonrió.
-Lo que si me pareció novedoso es que al parecer Yukishiro está con Shinomori, porque las postales proceden del mismo lugar.
-Lo sé...
Kaoru apenas pudo agarrarse del tendedero cuando sintió que la vista se le nublaba haciendo que se inclinara levemente hacia un lado.
-Kaoru!... –Kenshin se percató de ello y corrió de inmediato. La Pudo sostener a tiempo tomándola por la cintura.
Cuando despertó estaba recostada en su futón. El doctor Genzai le mandó reposo absoluto y unos brebajes reconstituyentes.
-Te sientes mejor, preciosa? –preguntó Kenshin a su lado mientras ella despertaba –Qué te haz sentido que no me he dado cuenta?
-Eh... creo que no he comido bien últimamente porque he estado un poco descompuesta del estómago. Además, el sol estaba bastante caliente hoy. Hacía mucho calor.
-Kaoru, prométeme que te alimentarás bien!... No quiero que nada te ocurra, de acuerdo... –dijo él acariciándole su bello rostro.
*
Una semana después, Kaoru llegaba de hacer unas compras cuando sintió un frío recorrer su cuerpo al ver a Aritomo Yamagata sentado en su sala frente a Kenshin. Ella estaba tarde para las clases de kendo a sus alumnos. Solo daría una lección ya que el doctor Genzai le dijo que tomara las cosas con calma luego del desmayo de unos días atrás...Se cambió y se reunió con los jóvenes en la sala de lucha. Después hablaría con Kenshin, total, ella presentía para qué estaba el oficial allí.
Entrada la noche Kenshin no concilia el sueño y salió del dojo. Pensaba en la petición de Yamagata... Kaoru se dio cuenta y salió también y le tendió una manta en la espalda...
-Hace frío –dijo ella sonriendo.
-Kaoru... –él le sonrió melancólicamente.
-Kenshin, porqué siempre tienen que recurrir a ti? –dijo ella con voz suave y angustiada
-Esposa mía, todas estas noches he estado pensando en dejar mi espada definitivamente. Pero han venido tiempos de paz pero la infelicidad no desaparece. Las consecuencias de la guerra, desastres naturales, enfermedad, pobreza... Quizás nunca nos libremos de ellos, al tiempo no le importa... Pero, si hay algo que yo pueda hacer por ayudar a mi patria, lo haré gustoso una última vez... yo no quiero estar viendo sin hacer nada...
-Qué te pidieron esta vez?
-Viajar al continente para combatir en la guerra de Nishin en China y de esa manera ayudar al gobierno, por última vez.
-China?... Deben estar bromeando!... Kenshin... no!
-Kaoru, después no habrán más guerras para mí... Ya se lo hice saber a Yamagata....
-Kenshin...
-Podrías perdonarme por última vez, Kaoru-dono?
-Kenshin...de verdad me prometes que será la última vez?
-Te juro por mi honor que guardaré para siempre mi espada cuando regrese... Lo haré porque tú seguirás a mi lado. Solo por ti... por tenerte conmigo me despediré para siempre de mi sakabatou... porque tú eres mi funda, Kaoru-dono...
-Si ese es el camino que tú has elegido y ese es el juramento que me haces entonces ten confianza y ve por él. Yo esperaré por ti... No importa cuando regreses... –Las lágrimas corrían por sus mejillas y él las limpió con sus manos.
Ya dentro del dojo se prepararon para dormir y Kenshin le agradecía con besos y arrullos por todo el amor que le había dado.
-Kaoru, sin ti no hubiera podido llegar tan lejos en el camino que he elegido en mi vida. No tengo palabras para expresar lo que siento y quisiera que me disculparas profundamente porque sé que mi lejanía te causa dolor. Cuando regrese seré el mejor esposo –Ella cerró los labios de él con su dedo.
-Ya eres el mejor esposo. Contigo he conocido la razón de mi vida. Siempre me tendrás a tu lado.
Se besaron apasionadamente. Él abrió su bata de dormir, le acarició el rostro y besó sus senos firmes y voluptuosos. La penetró con facilidad.... Gimieron de placer....Ella recorrió la espalda y acarició el cabello de él. Esa noche hicieron el amor como si no lo hubieran hecho en demasiado tiempo.
*
Días después, las gaviotas sobrevolaban el puerto en medio del bullicio de la gente, las anclas bajaban pesadas a lo profundo del océano mientras otras eran subidas a estribor y el olor a salitre se esparcía por el ambiente. El barco estaba casi listo para zarpar lleno de guerreros dispuestos a luchar en aquella tierra.
-Sanosuke Sagara, prométeme que cuidarás a mi esposa... Encomendarte a Kaoru es encomendarte mi propia vida... –Él puso su mano sobre el hombro de Sanosuke y lo miró fíjamente.
-No te preocupes, lo haré con mi propia vida si es necesario –Sanosuke apretó el antebrazo de Kenshin firmemente y lo miró de la misma manera.
-Nosotros también la cuidaremos, señor Himura –dijo Soujiro
-Sí, Kenshin, no te preocupes! –Agregó Yahiko.
Misao, Megumi, Tsubame, Tae, Ayame, Suzume, todas la mujeres lloraban como si fuera un velorio. Kaoru ya había llorado demasiado la noche anterior, mientras él le hacía el amor con una gran mezcolanza de sentimientos.
Kaoru y Kenshin se abrazaron aparatosamente, se besaron y luego se miraron. Ya no había mucho que decir, todo se lo había demostrado la noche anterior. Más ella albergaba tristes pensamientos...
Asi son las cosas... Kenshin... Me duele en el alma tu partida... Yo finjo estar feliz...tú me crees y no pasa nada...todo esta bien...
-kaoru....
-Yo esperare aquí siempre que sepa que un barco está por regresar de la guerra... Aun lejos, nosotros permaneceremos juntos...Estaremos de nuevo como marido y mujer... Porque regresarás... Cierto?
-Sí, Kaoru-dono...regresaré a ti...
El barco se alejaba de aquel lugar hasta perderse en el horizonte.
La primera daga atravesaba el corazón de Kaoru.
*
Cinco meses habían pasado. Kaoru ansiaba el regreso de Kenshin para que se enterara por sí mismo de la buena nueva. Su abultado vientre evidenciaba un embarazo de al menos seis meses. Ella iba al puerto cada vez que se enteraba que algún barco venía de la guerra. Muchos sobrevivientes y soldados estaban regresando, pero Kenshin nunca aparecía.
El dojo no era el mismo de antes. Sanosuke había tenido una fuerte riña donde había resultado muerto un alto funcionario del gobierno y era buscado por todo Japón, por lo que tuvo que huir en barco con rumbo desconocido hasta que todo se calmara, entonces regresaría... Él lloró frente a sus amigos antes de partir, pues no pudo cumplirle la promesa a Kenshin.
Misao había vuelto a Kyoto ya que Okina había pasado recientemente quebrantos de salud, y ella quería permanecer a su lado. Soujiro la acompañó pero un día se marcho sin despedirse de ella, dejándola muy triste. Él sentía que definitivamente Misao no olvidaría a Aoshi. Ella había recibido una carta donde Aoshi le anuncia su regreso a Kyoto junto a unos empresarios con el fin de hacer negocios. Entonces Soujiro decidió partir, esta vez iría a Hiroshima, dejando al destino decidir si algún día estaría junto a Misao o no.
Megumi se encontraba en Yokohama en su nuevo consultorio, donde le iba muy bien, aunque siempre intercambiaba correspondencia con Kaoru y trataba de ayudarla económicamente... Solo Yahiko continuaba al lado de Kaoru. Él siempre la acompañaba a sus citas médicas con el doctor Genzai, quién la atendía sin ningún costo. Debido a su embarazo ella no podía dar clases, y lo poco que tenían lo conseguían gracias a las pocas clases que daba Yahiko. Realmente su situación era precaria para ese entonces.
Hubo un momento en que Kaoru tuvo una urgencia con su estado de gravidez ya que casi no comía y estaba muy débil. Fue imprescindible trasladarla al hospital de Tokyo. Tenían muchos gastos y Yahiko no tenía a quién recurrir sentía mucha vergüenza en pedirles a Tae o Megumi, ellas habían estado ayudando con algunos gastos, pero no era suficiente... Kaoru había hecho un embarazo relativamente malo.
Luego como una luz en su mente, recordó aquella vez que Kaoru había recibido la postal de Enishi Yukishiro. Él tenía muchísimo dinero y le había escrito que si necesitara algo que contara con él.
Gracias a un dinero que le dio Tae, compró tinta, papel y sobre. Escribió una carta contándole la situación y la envió a la dirección que aparecía en la postal que Enishi había enviado para año nuevo.
-Crees que dará resultado, Yahiko?
-Eso espero, Tsubame. Ya no resistimos más esta situación y me preocupa Kaoru y el bebé... Sé que ella jamás me perdonará por hacer esto, pero creo que el señor Enishi es el único que nos puede ayudar, por lo menos mientras Kenshin regrese.
Dos semanas después Yahiko recibía respuesta. Pudo pagar por las necesidades de Kaoru y aún le sobraba dinero. Enishi le había escrito en una carta de vuelta que él le enviaría dinero cada cierto tiempo para que vivieran cómodamente, pero le había pedido el favor de que no le dijera a Kaoru que ese dinero lo enviaba él porque estaba seguro que ella no lo aceptaría.
*
* Puerto de Xinghua, Costas de China
Se sentía feliz porque pronto vería a su amada. Al fin... Ella fue lo único que hizo posible que soportara esa cruenta guerra. Su última guerra... Cientos de soldados estaban regresando a sus casas unos más heridos que otros.
-Por fin Kaoru, estaremos juntos nuevamente. Ya no habra más guerras para mí...No más...
Tan solo una hora después de zarpar con el cielo nublado, las olas se tornaron peligrosas, ahora el panorama estaba negro y el mar demasiado picado...Lluvia, viento, truenos. El mar rugía... Cerca de la popa una ola traicionera arrojó al oficial del barco casi fuera de éste. Kenshin pudo agarrarlo con fuerza, mano con mano, mirándolo fijamente. Logró ponerlo a salvo, pero en menos de dos segundos otra ola aún más grande lo empujó sin piedad. El oficial ni siquiera supo qué había sucedido con él.
Cayó aparatosamente en las inmensidades del mar luego de aquel golpe en su cabeza. Con los ojos aún abiertos y sin poder reaccionar, sus pensamientos estuvieron con las tranquilas y oscuras profundidades y con el amor de su vida...
El peso de mi cuerpo...A este paso yo me...
No....Esto es.... Al fin....
Hundirme con mi cuerpo...
Aquí la soledad se pone oscura al principio y final del día,
estoy cansado como después de un sueño...
Todo lo comprendo cuando no veo nada,
cuando detrás del horizonte el último pájaro desaparece,
la ola de cristal le envuelve y yo desciendo, para vencerme en la profundidad cristalina....
Gracias...
Gracias por todo...
Adiós....
Kaoru...
*
-Kenshin, no! –gritaba Kaoru en su futón –Por kami, que solo sea un sueño...
*
Quince días después de aquel sueño Kaoru recibe una terrible noticia que la hizo desfallecer... En una carta de Aritomo Yamagata le anunciaban que el barco en el cual se había embarcado Kenshin de regreso a Japón había atravesado una tormenta donde él, por tratar de ayudar a un tripulante, cae presa de las olas siendo sumergido dentro del océano...
Yamagata fue luego personalmente al dojo para decirle que lo habían buscado día y noche durante muchos días sin hallar rastros de él. Ella se desmayó por el impacto de la noticia. Yamagata tuvo que sostenerla. Mandaron a buscar inmediatamente al doctor Genzai.
La segunda daga atravesaba el corazón de Kaoru.
Al mismo tiempo en las montañas de Kyoto un solitario hombre tomaba su sake. Las pupilas en su mirada triste reflejaban el fuego que le daba calor. Debía aceptar que la noticia lo había conmocionado. Jamás pensó que ese sería su final.
-Me niego a aceptar que mi estúpido pupilo ha muerto...algo me dice que aún vive.
Hiko Seijuro apostaría su capa de ser necesario pero una llama interne le hacía creer que Kenshin vivía.
*
*
Londres, Inglaterra finales de junio de 1881
Hotel Four Seasons
-Queeeé?.... Himura muerto?... –Enishi leía la carta y recibía la noticia con consternación.
-Enishi, quién es Himura? –preguntó Itzumi sentada en la cama, desnuda bajo las mismas sábanas de él.
-Battousai... –dijo él sin salir del asombro y con la mirada fija.
-Oh, por kami, el legendario hitokiri!... Entonces murió?
Él salió de la cama sin decir una palabra y sin cubrir su desnudez caminaba de un lado al otro. Luego se dio una ducha... Sus pensamientos estaban en la forma de morir de Himura y por supuesto, en ella...
Aoshi había llegado hacía dos semanas a Kyoto con la familia Raikouji a fin de empezar los negocios. Se había enterado por Misao y por consiguiente le enviaba aquella carta a Londres con la terrible noticia.
-Enishi, te preparé el desayuno –dijo Itzumi.
-Gracias, pero saldré...
-Demorarás? –Él no le respondió. Abrió la puerta y salió.
Enishi estuvo fuera durante casi todo el día, tratando de acomodar sus pensamientos mientras observaba el paisaje londinense desde la ventana del carruaje en el que iba... Había estado dando vueltas sin rumbo fijo por todo Londres. Quería medidtar.
Ahogado.... No pensé que Himura fuera a morir de esa manera tan estúpida! Si al menos hubiera muerto en una batalla con un digno rival....
Kaoru, entonces... está sola... y embarazada... debe ser muy difícil... Ella debe estar desvastada!... No quiero que sufra...
Era de noche cuando llegó a la suite... Itzumi, su nueva danna, le había preparado la cena. Ese fin de semana había estado con ella, pues Anne había ido junto a Mel y Andrew a visitar a unos parientes a Liverpool donde se suponía que se reuniría con ellos en un par de días. La inglesa sospechaba de la presencia de Itzumi pero prefería no pedirle explicaciones a Enishi, ya que ella lo había aceptado así. Ella sentía que tarde o temprano se cansaría de esa geisha estúpida como le decía y estaría solo ella en su vida.
-Enishi, deseas comer algo? –preguntó Itzumi.
-No, así estoy bien...
-Te sucede algo, Enishi?... Hay algo que desees que haga para calmar tus tribulaciones?
-Yo... Itzumi... –Él la tomó por los hombros suavemente- No te faltará nada. Ya arreglé todo con la señora Funaki...
-Qué... qué quieres decir?
-Debo partir... a Japón...
-Qué?... Porqué?... Tú me habías dicho que no querías regresar a Japón! –decía Itzumi desconsolada
-Partiré, Itzumi...
-Cuándo?
-Mañana mismo
-Cómo?... No!... Enishi, no me dejes!
-Debes entenderlo, no lo hagas más difícil para ti y más incómodo para mí. Está decidido!
-Tiene algo que ver aquella mujer que mencionas en tus sueños?
-Arregla mi equipaje! –Le ordenó ignorando su pregunta y dirigiéndose al balcón de la suite para mirar hacia la distancia...
Ella lo hizo en medio de lágrimas....Le había pedido que hiciera lo último que ella hubiera querido hacer. Él no le respondió aquella pregunta, pero no era necesario saber una respuesta que ella conocía de antemano. Ella estaba profundamente enamorada de él...Ahora entendía las advertencias de Miyako, pero ya era demasiado tarde.
*
Hartmond, Liverpool, Inglaterra
Grayson Valley, casa de campo de la familia Williams.
En el atardecer del día siguiente Anne Williams recibía una carta en su casa de campo en Hartmon, Liverpool. Su contenido la dejaba desvastada. Enishi le anunciaba que regresaba a Japón y que no le aseguraba su regreso. Se disculpó por lo que él hubiera podido ocasionarle en sus sentimientos, pero igualmente le recordaba respetuosamente que él le había pedido en muchas ocasiones que no se enamorara de él.
-Dios mío!... Qué voy a hacer sin él? –Anne lloraba desconsoladamente abrazada a Mel –Ahora entiendo todo lo que pasaste cuando se fue Aoshi...
En vísperas de la despedida de Aoshi, Melanie se deprimió tanto que apenas probaba bocado. Al partir, se sumió en una depresión total, pero ella se consoló al saber que se mantendrían comunicados a través de cartas.
-Anne, no hay posibilidad de detenerlo?
-Para esta hora su barco ya debe estar en la mitad del océano.
-Maldición, teníamos un partido de Polo la próxima semana contra el equipo de Greenwitch!... Sin él nuestro equipo estará incompleto!... Qué diablos voy a hacer? –indicó Andrew molesto.
-Me vale un cuerno tu estúpido equipo o el juego de Polo!... –Le gritó Anne.
-Anne, soy el capitán, y yo incluí a Enishi en el cuadro estelar!... Qué les voy a decir al resto? Qué se fue para Japón porque extraña el monte Fuji?
-Haz lo que se te venga en gana!... Que se yo... Tienes otros buenos jugadores en tu roaster... Llama a Terry Edwards, a Marcus Wellington o a Patrick Curry! –dijo Anne molesta secándose las lágrimas.
-Anne –Agregó Mel-... pero esto fue muy repentino, ustedes habían hecho tantos planes!...
-Quizás se fue con la geisha esa con la que te engañaba! –dijo Andrew tomando una copa de vino de un solo golpe para calmarse el enojo.
-Imposible!... El no me haría eso!... Jamás se iría con esa prostituta barata!
-Yo tampoco lo creo –dijo Mel-...Incluso te prometió que en dos días vendría para pasar un tiempo aquí junto a ti... Algo tuvo que haber ocurrido en Japón que lo hizo regresar.... Algo demasiado importante para él.
-Él me había dicho que no quería regresar jamás a Japón, que todos sus negocios los manejaría desde acá!.... –decía Anne llorando-...
-No sé cuál es tu berrinche, primita! ... Eres bella, joven y rica, podrás encontrar otro igual a Yukishiro. Tengo un par de amigos interesados en ti.
-No seas idiota!... No quiero a ninguno de esos mequetrefes!... Yo solo quiero a Enishi...Solo a él.....
-Anne, debes ser fuerte...-decía Mel
-Debo averiguar qué lo hizo cambiar... Contrataré al mejor detective privado de Londres para que averigue que ocurrió. Estoy segura que esa estúpida geisha debe saber algo!
-Anne, no crees que exageras? -peguntó Andrew sirviéndose otra copa de vino.
-No pienso rendirme fácilmente!... Yo lo amo!
*
*
Tokio, Japón 20 de Julio de 1881
Dojo Kamiya
Había pasado un mes desde la terrible noticia que había recibido Kaoru. Ella estaba muerta en vida. No lloraba, hablaba muy poco. Apenas comía y esto era porque Misao la obligaba a alimentarse. Ella lo hacía tan solo por el bebé. Tenía siete meses de embarazo. Era lo único que le quedaba de Kenshin.
Megumi había pasado las últimas semanas con ella, pero debió volver a su consultorio en Yokohama donde tenía muchas citas atrasadas. El doctor Genzai estaría allí para cualquiera urgencia.
Misao se quedaría con ella esos días, pero Aoshi le envió unos mensajeros diciendo que repentinamente Okina volvía a recaer y tuvo que regresar a Kyoto prometiéndole que volvería. Para Kaoru fue devastador. Todos sus amigos lejos por uno u otro motivo y Kenshin.... Ella todavía tenía la esperanza de que alguien lo hubiese rescatado... Algo le decía que él aún vivía...
Iba a caer la tarde Yahiko y ella estaban sentados en el dojo con la mirada al horizonte. Ella llevaba una bata larga y su cabello totalmente suelto... Las luciérnagas empezaban a alumbrar y recordó la vez en que Kenshin se despidió de ella para ir a Kyoto...Ella se levantó sorpresivamente y salió por el camino. Estaba descalza... A pesar de su avanzado estado de embarazo, su barriga era pequeña y aún conservaba su agilidad al caminar.
-Kaoru, adónde vas? –pregunto Yahiko
-Quiero caminar...
-Kaoru, regresa!... Pronto va a oscurecer!
-Yahiko, por Kami, quiero estar un momento a solas! –lo miró decidida
-Está bien, pero no te alejes mucho ni te demores...
La fecha la entristecía. 20 de julio, era el cumpleaños de Kenshin...Una vez sola, Kaoru caminaba como sonámbula sin que Yahiko notara su tristeza. Ya suficiente había hecho el pobre chico para atormentarlo más con su luto y sufrimiento.
Ella caminó, con con una depresión aún peor que cuando Kenshin se marcho a Kyoto aquel 14 de mayo del año 11 de la era Meiji.... y aún más abismal que el dolor que sintió cuando le contó lo de Tomoe aquella vez y luego....
Kaoru caminaba por el mismo sendero.... Acaso sería la ruta de su dolor?
-Kenshin, porqué?... No!....Por favor, dime que estás vivo!... Ella lloraba con lágrimas amargas por ese lugar rodeada por árboles y luciérnagas...
Si tan solo no te hubiera dejado ir. Si tan solo... te hubiera convencido de quedarte... Estuvieras a mi lado...vivo... –Su pensamiento se turbó y sus lágrimas rodearon sus mejillas.
De pronto, sintió una presencia en su espalda... Allí, donde estaba parada se congeló. Tenía miedo... No pudo voltear hasta que sintió aún más cerca esa presencia...Él estaba allí. Su mirada era distinta... Su esencia era distinta... Inconcientemente y turbada por las escenas del pasado ella se asustó ante la presencia de aquel hombre. Intentó correr, pero igual que aquella vez él la alcanzó casi inmediatamente... y por instinto también dijo en su pensamiento el nombre la persona quien siempre la rescataba y que ahora no estaba junto a ella... –Kenshin.
-Kaoru, no pasa nada!... No vengo a hacerte daño... Solo quiero protegerte.
Ella, aún estaba de espaldas a él temblando por el frío, el miedo y la angustia. Él la rodeó amorosamente con sus brazos... La aferró a su cuerpo para darle calor y puso su mejilla cerca de la de ella hasta que ella finalmente dejó de temblar.
Cuando sintió el sosiego él la volteó. Sus ojos estaban cristalizados por las lágrimas bajos esas larguísimas pestañas... Su piel era tan tersa...Su cabello era tan suave...Pese a todas sus desgracias la veía más hermosa que nunca. Quizás sería por el embarazo, pensaba él.... La abrazó nuevamente y ella lloró en su pecho como un corderito pidiendo ayuda.
Muchas veces soñó con tenerla así, junto a él, en sus brazos... pero no de esa manera, ni bajo esas circunstancias...
-Todo estará bien, Kaoru, yo estaré contigo... te protegeré...
-Enishi....
Se desmayó en sus brazos.
.
Yahiko iba a salir a buscarla cuando vio que un hombre aparecía con Kaoru en brazos y tres personas más detrás de él.
-Señor... Señor Enishi! –gritaba Yahiko entre la emoción de verlo y el susto de observar a Kaoru desmayada.
-Estará bien, Yahiko, fue solo un desmayo emocional.
Enishi colocó a Kaoru en su futón y le colocó una sábanas mientras Yahiko le acomodaba una habitación y otra más para sus acompañantes. Eran un hombre y una mujer contratados por Enishi para atender los quehaceres del dojo. El otro era el doctor Taku Yoshida, médico de los Raikouji. El doctor recomendó poner unas compresas de agua fría a Kaoru ya que la sentía algo afiebrada. Yahiko se dirigía a hacerlo cuando Enishi lo detuvo diciéndole que él la atendería.
Tiempo después, casi todos en el dojo estaban durmiendo, menos Enishi, que permanecía de pie recostado a una de las pilastras, pensativo con los ojos cerrados en medio del claro de luna juliano y la aparente calma total. Luego de dos años nuevamente respiraba el aire puro de Japón, tan distinto al aire de Londres, pensó él.
Enishi sintió una presencia y aún con los ojos cerrados esbozó una sonrisa.
-Qué deseas, Hajime Saitou? –El guerrero salió del escondite donde estaba tras los muros del dojo.
-Pensé que Himura era el único capaz de detectarme –dijo Saitou con una risa irónica.
-A qué haz venido. Sabes que no eres de mi agrado.
-Solo quería cerciorarme de que la viuda estuviera bien. Además, hasta donde sé, este no es tu dojo.
-Si viniste a estas horas a averiguar por su salud, ella está bien, ahora ya puedes largarte.
-Vaya, ahora eres el remplazo de Himura?
-Ese no es tu problema... Además, no eres sincero conmigo, sé que no haz venido a eso.
-Eres suspicaz, como siempre, Yukishiro... -Saitou ponía sus manos en los bolsilos de su pantalón-... Te lo diré... Como sabrás Hoji Sadojima está vivo y tiene un clan propio que se hacen llamar los "guerreros negros" inspirados en las aberrantes ideas de Shishio...
-Ya lo sabía..
-Entonces estarás enterado de que pretende adueñarse de la región norte del país...-el policía tomó su paquete de cigarrillos y sacó uno-... Un grupo de guerreros hemos hecho causa común contra él.
-Por ahora eso no me interesa... Tengo otras prioridades.
-Te entiendo perfectamente...- prendió el cigarrillo-... Esa mujer es muy hermosa...pero jamás te amará...
Enishi le lanzó una mirada de furia y le habló en voz baja pero con un tono de disgusto.
-Te repito por última vez que no tengo intenciones de involucrarme en nada.
-Al menos... –dijo Saitou votando el humo del cigarrillo-... espero que a ellos no les vendas pólvora.
Enishi frunció el ceño...
-Ese ya no es mi negocio pero si aún lo fuera yo puedo hacer lo que se me venga en gana....
-Quizás me esté metiendo en lo que no me importa, pero tómalo como un consejo... -Saitou continuaba fumando-...Hasta que el cuerpo no aparezca ella sigue siendo la mujer de Himura... No lo olvides.
-Vete por donde viniste... no estoy de humor para tus estupideces.
-Cuidado, Yukishiro.... A veces los muertos regresan del más allá....Así como yo estoy vivo, así como Sadojima está vivo, te advierto que Himura podría estar vivo también. Eres valioso para la causa, Yukishiro, pero estando vivo... Así que te advierto que debes mantenerte alejado de ella, porque si él regresa de entre los muertos y se entera que estás rondando a su mujer o haz osado tocarla renacerá el hitokiri y te matará...
Al oír aquellas palabras insolentes, Enishi estuvo a punto de estallar.
-No colmes mi paciencia, Saitou...
-Si deseas algún día unirte a la causa y pelear contra los guerreros negros sabes donde encontrarnos....
Ambos se miraron. Al cabo de unos minutos, Enishi esbozó una sonrisa ladeada mientras veía que Saitou, así como había llegado, se había ido.
*
Enishi entró al dojo y se sentó junto a Kaoru quien descansaba en el futón. Él cambió la compresa de agua fría de su frente. Ella abrió los ojos y lo miró. Su mirada estaba cristalizada conteniendo las lágrimas. Él pudo ver el abultado vientre de ella. Allí estaba el hijo de Himura.
-La única huella palpable del legendario hitokiri.. - pensó.
Ella seguía observándolo...Enishi le sonrió y acarició su mejilla con dulzura. Se veía tan indefensa.
-Estarás bien, Kaoru, solo descansa.
-Porqué eres tan bueno conmigo?
-Porque... una vez me hiciste entender muchas cosas...y porque... si...
Pórque "si"?- pensó ella.
-Sé que tú nos haz mantenido todo este tiempo, Enishi...
-Eh... De dónde sacas eso?
-No me mientas, Yukishiro, sé que haz sido tú... Yahiko no quería decírmelo pero lo obligué...
Silencio.... Enishi no sabía qué responderle.
-Te juro que cuando esté mejor te pagaré hasta el último centavo...
-No permitiré que lo hagas!
-Lo haré, quieras o no!
-Eres muy testaruda...-Él arqueó una ceja
-No quiero vivir de las limosnas ni de la lástima de nadie!
-Kaoru, no es lástima lo que siento por ti!... -Él se contuvo-... Ni tampoco te he dado limosnas. Si tanto te alegra entonces tómalo como un préstamo, pero puedes irlo descontando desde ya, porque he traído unos empleados a vivir al dojo. Haré unos negocios cerca y necesitaba hospedaje para mí y para ellos, así que tómalo como un pago adelantado por el alquiler de sus cuartos y el mío.
-No me estás mintiendo?
-Para nada...
Ella sonrió levemente... Él sintió un gozo en su alma al verla al menos un poco feliz... Conversaron un poco hasta que se quedó dormida, tal como sucedió un par de veces en la casa de la playa.
-Yo te protegeré, Kaoru.. -Le dio un beso en la frente y salió de allí.
*
En su habitación, sentado en una silla de madera de roble y sobre una mesa del mismo material, a la luz de una vela...Enishi volvía a escribir en su diario. Su caligrafía era casi perfecta, se sentía feliz, por primera vez luego de tanto tiempo.
20 de julio de 1801
Cuando quise acabarlo no pude y cuando pude no lo quise porque en el fondo sabía que yo no tenía la razón. Ahora sonará cruel, pero me alegro de que él no esté, de que ya no exista porque yo la quiero para mi...
Siempre pensé que nunca me enamoraria, pero un hermoso ángel me enseño a amar....
Cuando aprendí a amar... te amé quizás cuando te vi sentada llorando por alguien que no era yo... Sentí ira y deseé ser él... Entonces supe que te amaba a ti...
Eres tan especial... Lo que siento por ti es todo lo que he querido en la vida y nunca me iré de tu lado.
Siempre estarás conmigo. Me he enamorado de un ángel, de aquel mismo ángel que me enseñó a amar y ese ángel eres tú...Kaoru.
*
Zhoushan, costa de China
La noche estaba despejada, un viejo pescador miraba hacia el mar. El claro de Luna alumbraba ese espacio del oriente. El viento soplaba con fuerza. Por sus años de experiencia y muchísimas canas sabría que vendría otra tormenta.
-Abuelo!...abuelo!
-Lim Shunrei!...Qué haces afuera con este clima, muchacha?
-Tienes que venir!
-Ocurrió algo?
-El hombre de los cabellos de fuego!
-Qué pasa con él?
-Creo que Despertó!
*
Mi primer fic de Samurai X... Con mucho cariño para ustedes.
Solo por Kaoru y sus conmovedoras lágrimas yo volvería a ser Battousai... Te amo -Kenshin en su pensamiento recordaba lo que había dicho en aquella ocasión * (Extraído del Capítulo 7 de la serie animada, Kenshin/Battousai vs Jinei quien tenía secuestrada a Kaoru)
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