Fic traducido desde el italiano, de 13 capítulos.

La autora, con nick fann1kaoriyuki, se la conoce también como Hachi.

Este fic también está siendo publicado en Slasheaven y en la comunidad LJ /queremosdrarry, puesto que aquí va con un cap de retraso, subiré 2 capítulos en una semana, el jueves que viene ya seguirá el ritmo habitual: capítulo a la semana.


1.— Al otro lado del espejo

—¡Me la pagarás, Malfoy! —tronó la voz de Harry en el medio del pasillo.

—Sí, cara rajada, sí… —respondió con tono sarcástico.

Los dos se enfrentaron de nuevo, lanzándose diversos hechizos, mayormente inofensivos.

Como siempre, como cada día. Esta enemistad ya se había vuelto toda una leyenda.

Cada vez, algunos estudiantes de diversas casas se reunían para asistir al enésimo encuentro.

Un maldición y Harry empezó a bailar, en contrapartida, Malfoy empezó a ladrar como un perro.

Sus peleas eran, por decir poco, hilarantes, porque parecían querer evitar hacerse demasiado daño, cosa decididamente buena si no querían ganarse una expulsión o, peor, ¡un castigo con Snape!

McGonagall llegó, ofendida, llamada por Hermione y los mandó a sus propias casas, indignada. Se puso una mano sobre la frente y suspiró: ya no sabía qué hacer con ese par, eran imposibles.

Desde esa pelea, que parecía tan normal para todos, algo cambió.

Malfoy, después de ese día, pareció no querer buscar pelea con Harry y, sí, de esto el moreno estuvo contento, sin embargo… empezaba a faltarle ligeramente la atención del rubio porque, en el fondo, era una manera de volver interesante el día a día.

Desde el momento en que Malfoy empezó a comportarse de manera extraña, Harry se encontró observándolo constantemente. Sentía que había algo extraño, que no concordaba en él.

Un día, se sentaron cerca en una clase y, aún así, Malfoy no se dignó a mirarle ni una sola vez. Como ya empezaba a ser normal. Sin embargo, había algo distinto en él. Harry, en efecto, se dio cuenta de un pequeño detalle no del todo desdeñable.

El chico rubio escribía tranquilo con la pluma entre los dedos de la mano derecha y su escritura era perfecta y elegante, como siempre.

Harry, no obstante, había pasado seis años de su vida memorizando cada detalle del rival, por lo tanto ¡estaba convencido de que era zurdo!

Después de la lección, se acercó a Hermione, que era la única que podía ayudarlo a desvelar el misterio.

—Hay algo que no va bien con Malfoy.

La chica lanzó una mirada furtiva al chico.

—Solo porque no estás más en su punto de mira no quiere decir que esté mal, ¿no? —tentó, pero Harry sacudió la cabeza.

—¡Él es zurdo! —remarcó— Pero ese chico…

La joven miró de nuevo hacia el rubio, con aire pensativo. Idem

—¿No será, quizás, ambidiestro?

—No, estoy seguro.

Una ceja castaña se alzó escéptica.

—Harry, Harry… ¿no te parece que está empezando a obsesionarte?

—¿Aún con esta historia, Herm? ¡No estoy obsesionado por Malfoy!

—Ya, claro…

El chico se cruzó de brazos, ofendido.

—¡Haz lo que quieras! ¡Gracias por la ayuda! —estalló, girándose hacia el otro lado.

La castaña sacudió la cabeza. Se había acordado, en verdad, de que las peleas entre esos dos habían tomado un cariz más bien distinto. Ya no estaban guiados por la pura voluntad de rivalizar, que casi se había vuelto una cuestión de vida o muerte.

Se cuestionó, de nuevo, sobre los intereses reales de los dos rivales en esas peleas. Quizás, simplemente, Malfoy solo se había cansado de hacer el papel de niño caprichoso y snob, aunque Harry lo notaba en falta. Aún así, ella no podía hacer nada; si sus suposiciones eran exactas, la única cosa que Harry debía hacer era aceptar sus sentimientos, fueran cuales fueran.

Harry alcanzó a Malfoy y lo siguió, hasta que el rubio, cansado de la persecución constante, lo enfrentó.

—¡Qué quieres? —su tono era de puro fastidio.

—¿Quién ¿Yo? —dijo Harry, irónico— ¡Nada!

—¡Entonces deja de perseguirme!

—¡No te estoy siguiendo! ¡No te inventes cosas!

Los ojos grises del rubio se volvieron dos finas fisuras.

—¿Te has dado cuenta que no eres más el centro de mis pensamientos? ¡Siento defraudarte, pero tengo mejores cosas que hacer!

Harry lo miró fijamente con sus ojos color esmeralda, a través de las lentes.

—¿Qué quieres? —pidió alterado el rubio, fastidiado por el silencio en el que estaba el moreno.

—¿Pero tú quién eres? —dijo Harry, con rasgos serios en el rostro.

—¿Cómo?

—¿Dónde está Malfoy? ¿Quién eres tú?

El chico se desconcentró un segundo, pero se recompuso inmediatamente. —¡Yo soy Draco Malfoy y si no me reconoces deberías hacerte revisar las gafas! Verás… —tomó una pose altiva y se burló— …el mundo no gira entorno a ti, pobre y pequeño Potter…

Se giró sobre sí mismo e hizo un amago de irse, cuando Harry lo agarró, obligándole a darse la vuelta de nuevo. Sus ojos se encontraron y Harry lo vio.

Los ojos de Draco siempre le habían gustado, a decir verdad, tan metálicos e hipnóticos, pero…

Estos ojos eran… distintos, no sabía definirlos, pero había alguna cosa diversa en esos iris.

Había odio.

Y, estaba seguro, nunca había visto odio real en los ojos de Malfoy dirigido hacia él.

Este chico, quien fuera, lo odiaba a muerte. Lo odiaba más que a nada.

—¿Dónde está Malfoy? —dijo, nervioso.

—Estoy del…

Harry lo sacudió fuertemente. —¡Dónde está Malfoy? —gritó.

—¿Qué pasa aquí? —la voz del profesor de pociones los alcanzó y resonó por los pasillos— Potter, ¿está, acaso, agrediendo al señor Malfoy? ¡50 puntos menos para Gryffindor!

Con una última mirada al impostor, Harry lo soltó, se excusó vanamente con el profesor y se fue.

Ahora estaba seguro: aquél no era Malfoy. ¿Entonces, dónde estaba el verdadero rival?

Pedir ayuda a Hermione habría sido inútil, ella le habría dado de nuevo la misma respuesta de cada día. Mientras que de Ron… no osaba esperar nada.

Llegó hasta su habitación y tomó la capa de invisibilidad, para luego ir a la entrada de las mazmorras.

Se quedó esperando hasta que un Slytherin de primero entró y le abrió el pasaje. Entonces se coló furtivamente en la casa enemiga.

Con mucha dificultad para que no le descubrieran, encontró al fin la habitación de Malfoy: era una habitación tranquila. Había una cama enorme con los cobertores verdes, un armario grandísimo, un espejo igualmente gigantesco, y una cómoda con algún que otro apunte.

Empezó a inspeccionar la estancia para encontrar cualquier cosa que desentonara o que podría indicarle dónde estaba el verdadero Malfoy, pero no parecía haber nada fuera de lugar.

Nada de nada.

Harry empezó a desesperarse con sus intuiciones, sin embargo, ¡estaba seguro!

¡Aquél no era Malfoy!

Se sentó sobre la cama, ligeramente abatido, y alzó los ojos. En el espejo no se reflejaba, obviamente tenía la capa encima; se le hacía un poco extraño no verse.

Lentamente dejó que la capa se deslizara al suelo pero, viéndose de nuevo en el espejo, no logró, aún así, reflejarse.

—¡Cómo? —se acercó a la superficie, pero tampoco conseguía verse en él.

A través del espejo vio a Malfoy entrar en la estancia y se giró rápidamente, con el corazón en la gola, pero nadie había entrado en la habitación real, aquella en la que él estaba. Se giró de nuevo, hacía la superficie reflectante.

—¡Malfoy? —lo llamó, atónito. ¿Cómo podía estar al otro lado del espejo si no estaba en la habitación?

El chico alzó de repente los ojos hacia él como si lo hubiera escuchado y se acercó al plano. Lo vio mover los labios para decir "Potter" pero no logró escucharlo.

—¿Malfoy! ¿Eres tú? ¿Me oyes?

El chico asintió.

—¿Eres el verdadero Malfoy?

El rubio lo observó algún instante, perplejo, luego, asintió lentamente.

—¿Estás bien? —siguió preguntando, Harry.

Otro asentimiento con la cabeza.

—¿Qué ha sucedido?

Draco Malfoy pareció dudar. Harry alzó la mano para tocar la superficie, pero la retiró rápidamente al ver a Malfoy hacerle furiosamente ademán de "no", tanto con la cabeza como con las manos.

El rubio se acercó al espejo, exhaló sobre la superficie y ésta se empañó. Con un dedo de la mano izquierda, escribió:

"No toques"

Harry logró entender, aún estando escrito del revés.

—¿Si lo toco, me encerrará a mí también?

Otro sí.

—¿Ha sido… el otro Malfoy quien te ha encerrado?

Draco empañó el vidrio y escribió de nuevo: "Culpa mía"

Harry alzó una ceja.

—¿Fue un error?

"Sí"

—¿No sabes volver…?

El rubio miró a su alrededor, furtivamente, luego repitió el ritual y escribió "No me deja volver"

—¿…él?

"Sí"

—¿Qué puedo hacer?

Estaba preocupado de verdad por la suerte del rival de siempre, fuera porque actualmente parecían entrados en algún tipo de tregua, o fuera porque debía admitir que era una constante en su vida y sí, ¡lo echaba de menos!

Draco estaba a punto de responder, cuando Harry advirtió pasos y se cubrió con agilidad con la capa.

Draco, el verdadero, se entristeció ligeramente. El impostor entró.

Los dos Malfoy se observaron unos instantes.

—¿Has pasado bien la jornada? —se rió el rubio.

El verdadero Malfoy lo fulminó con la mirada.

—¿Sabes? Potter se ha dado cuenta de algo… —apoyó la bolsa llena de libros sobre la cama— Tenéis un vínculo muy fuerte, vosotros dos, ¿sabéis? Por lo demás… si es todo al contrario y yo lo odio con toda mi alma… —insinuó— solo puedo imaginar qué sientes tú. —se burló.

Malfoy, el verdadero, desde el otro lado del espejo, maldijo en voz alta, pero no se escuchó nada. Sabía que Harry estaba atento, ¿y justo ahora ese jodido bastardo se ponía a hablar sobre "esto"?

Harry notó una sacudida en el corazón al oír esas palabras.

—¿Qué es esta mirada? —continuó el rubio— ¿Querrías… volver? ¿Por qué? ¡Me estoy divirtiendo un montón!

El verdadero Draco descargó un puño contra el espejo.

—¡Eh, cuidado! —le gritó— Si lo rompes no podrás volver más aquí… —insinuó, luego se acercó a la superficie reflectante— mmm… ¿Sabes que es una buena idea? —se apoyó en una cadera y parecía estar meditando la idea— Si lo rompiera, tú morirías…

Harry se sintió morir de repente. ¡No podía romperlo en serio!

Malfoy se quedó en silenció, consciente de que no podía ser escuchado.

El rubio se rió de nuevo.

—Pero si tú desaparecieras… ¿Qué diversión habría? —preguntó, retóricamente. Se alejó y, bajo la mirada de los dos, tomó algunas cosas de un cajón —Solo para que lo sepas… —continuó— ¡Potter está enloqueciendo sin ti! —rió— ¡Patético!

Las calumnias del desconocido no tocaban mínimamente al moreno, que se quedó mirando al verdadero compañero de escuela ensombrecerse a cada momento que pasaba. Tenía un aire mustio y cansado, un aire más bien descuidado, a diferencia de la perfección que normalmente lucía.

Eso lo hizo sentirse más impresionado de lo previsto. Apretó los puños y se decidió a salvarlo.

Por lo demás, él era San Potter, ¿no?

Después de un rato, el impostor salió de la habitación y Harry aprovechó para sacarse de nuevo la capa.

—Malfoy —lo llamó. Éste alzó los ojos, apagados—. Te liberaré. ¿De acuerdo? Confía en mí por una vez.

Harry se esperaba una mueca irónica, pero el rubio se limitó solamente a asentir.

El moreno asintió de vuelta, se cubrió y salió de la estancia.

Continuará…


NdT

¿Qué os ha parecido?

Como le dije a la autora, creo que tengo parte del deber de mostraros que también existen fanfics buenos en italiano. Casi todas las traducciones son desde el inglés, algunas del alemán o francés, pero la única que traduce del italiano soy yo.

Elegí traducir este fic principalmente porque adoro los espejos. Los amo, creo que la gente que me conoce, algo más que superficialmente, ya lo sabe.

Sé que es un tema algo recurrente. Si bien no hay demasiados fics sobre espejos, el tema de traspasarlos es leyenda.

Pero esta historia es distinta. Es cruel, es bella, tiene amor, tiene piedad, mentira, miedo, tiene toda una teoría moral/científica sobre los espejos…

Traducir, para mí, no es un esfuerzo, es un hobby. Es mi deseo de mostraros cosas nuevas, por ello, quisiera que lo valorarais.

Alabad a Sirem, beta, por su trabajo. Establezco la semana entre actualizaciones para dar tiempo y libertad a betear, así que, serios y nada de presiones.

Todos los reviews serán traducidos para la autora. (A menos que sea un review muy chorra, me niego a traducir cualquier cosa que diga 'bueno', 'continua' o 'actualiza pronto', porque una traducción vale mucho más que esto.

Angie

LadyVoldie