Prompt: Fuera de lo común
Pareja/Personaje:Las selecciones participantes en el FFI –la mayoría…
Fandom: Inazuma Eleven Go
Disclaimer: Inazuma Eleven no me pertenece –si fuera mío, Kageyama y Rushe serían los padres de Hikaru (¿?) sí, me gusta la pareja /huye.
Advertencias: Sin sentido, Genderbender, cosas extrañas, que lo haya hecho yo es advertencia suficiente.
Notas: (´oωo`) Bien, este es ANTIGUO, lo empecé cuando apenas estaba viendo Inazuma, que es como hace dos años y algo más, inició como una idea completamente diferente, pero terminó volviéndose este coso extraño que está aquí.
Era en especial para una amiga mía: Maira ( ), es su pedido exacto, perdón por el fail /llora y escapa
Extraño
Estaban en medio de la FFI, y desde el inicio de aquel gran torneo todos tenían la sensación de que aquel lugar conocido como la Isla Liocott no era del todo normal, por eso siempre debían de esperar lo inesperado.
Y aunque muchos tenían en claro esto desde un inicio... ¿esta situación no era algo exagerada?
—Pe-pero qué— y es que sí, Mark podría haber esperado un millón de cosas, pero esto era algo extremo.
Recordaba que al levantarse esa mañana no había notado nada extraño (quizá sólo el hecho de que estaba extrañamente nublado, ¡pero nada más!), y al igual que cada mañana había bajado hasta el comedor que compartía con sus compañeros de selección...y allí había comenzado a ponerse rara la cosa:
Era sábado, así que a Ichinose y Domon les tocaba hacer el desayuno, pero ese día no estaba ninguno.
Quizá se habían quedado dormidos así que no le dio mucha importancia; salió al campo esperando ver a alguien entrenando pero tampoco. Sacó uno de los balones del almacén y estuvo practicando sólo por al menos media hora sin embargo, nadie apareció; algo más preocupado volvió a la residencia para buscar a sus compañeros cuando un grito muy agudo llamó su atención.
Subió las escaleras presuroso y...bueno, allí estaba ahora; mirando a un par de sus compañeros de una manera de NUNCA en la vida habría imaginado
—Ca-capitán— Domon giró el rostro en dirección a la puerta cuando la oyó abrirse, encontrándose con la cara incrédula de Mark.
Pero no se le puede culpar por sorprenderse, es que todos los días no te imaginas encontrar a dos de tus compañeros de equipo en el dormitorio de otro compañero junto a una muchacha… ¡que sólo tiene puesta una camiseta!
— ¿Q-qué rayos pasa aquí?—
— ¡No-no es lo que parece!—se apresuró a corregir el portero Billy mientras hacía aspavientos con las manos.
Mark no respondió, simplemente bajó la vista hasta donde una castaña de cabellos cortos, sentada en la cama que reconocía como la de Kazuya se abrazaba a sí misma, meciéndose un poco murmurando cosas como "esto NO me está pasando a mi" con una voz que se le hacía muy conocida…pero no podía ser… ¿verdad?
— ¿Ka-Kazuya?-
—Capitán…—
Un silencio profundo se instaló en la habitación.
Mark parpadeó, ellos parpadearon.
-¡¿Pero qué demonios ocurre?!-
—N-no lo sé, desperté esta mañana y cuando vine a buscarlo ya estaba así—acotó rápidamente Domon, intentando parecer algo más calmado.
—Esto debe ser una pesadilla, ¡una pesadilla!—
— ¡Cálmate, Kazuya!— Billy trataba de controlar la situación, aunque fallaba miserablemente.
Por su parte Mark sólo los miraba, tratando de procesar aquellas imágenes, y es que… ¡era algo muy ridículo!, al parecer ese día sólo podía ir de mal en peor.
—Ah~… ¿por qué hacen tanto ruido tan temprano?
Todos los presentes voltearon a ver a la persona que había entrado.
— ¡¿Eh?! ¿Por qué hay una niña en la cama de Kazuya?—preguntó una rubia de cabello hasta los hombros mientras se restregaba los ojos con las manos echas puños.
Y fue cuando Mark supo que aquella mañana mejor no se hubiera levantado de la cama.
—Sí —esperó unos segundos- entiendo, estaremos allí pronto- y cortó la llamada.
Al parecer la selección de Estados Unidos no era la única que tenía ese "problemita"; Mark había recibido la llamada de Inazuma Japan, quienes al parecer también habían sufrido de algo parecido. Y no sólo ellos, sino también Orpheus y vaya a saber Dios quienes más.
Renegó con la cabeza un par de veces, ese definitivamente NO era su día.
-¡Hey!, ¡Vamos chicos, anímense! – gritaba un muy sonriente Dylan, quien al parecer no estaba ni un poco afectado o ¿sería afectada?
—No entiendo cómo puedes estar cómodo con esto— Masculló Ichinose que después de ponerse su uniforme de futbol y un sobretodo bastante largo se encorvaba sobre una silla de la sala, (tratando que sus brazos no rozaran siquiera las nuevas protuberancias que nacían de su pecho) mirando a su compañero de mala manera.
—Sí, es decir—secundó Domon — no se te hace…raro.
Dylan meneó la cabeza de un lado a otro, sonriendo abiertamente; mientras acostada en el sofá jugaba con sus piernas en el aire- aún podemos jugar soccer ¿verdad?- pausa para que los demás asintieran algo dubitativos- entonces todo esta OK~
El resto de la selección sólo suspiró; Dylan, como siempre, parecía totalmente ajeno al problema por el cual pasaban.
Mark trató de no entrar en pánico, por lo pronto su problema era: ¿cómo haría para llegar hasta la residencia de Inazuma Japan con ese montón de locos?
—Hey, Mark— la voz de Dylan se oyó muy cerca de su oído, sin que él se hubiera dado cuenta la ahora rubia había abandonado su posición en el sofá y trataba de colgarse de su cuello como hacía antes-— ¿Quiénes eran en el teléfono?
El capitán se sobresaltó por la repentina cercanía, pero rápidamente recobró la compostura— Eran los de la selección japonesa, ahora mismo nos están esperando así que será mejor darnos prisa.
Y no pasaron más de 5 segundos cuando el grito de Ichinose se oyó por todo el lugar.
— ¡No pienso ir!-dijo bajando de la silla y señalándose- ¡No puedo dejar que Endou y los demás me vean así!—
Los demás miembros del equipo, quienes se habían mantenido al margen de la conversación hasta ese momento, suspiraron en respuesta.
—Vamos, Kazuya… de seguro ellos también están así— trataba de calmarla Sean mientras le daba pequeñas palmaditas en la espalda.
—Sí, sí… mira como a Dylan no le importa— secundaba Michael.
—Michael… eso no me ayuda— dijo, con la cabeza baja.
Dylan, desde la posición donde se encontraba sonrió con cierto toque de malicia, mirando ahora al mediocampista Steve, que al sentir la mirada de la ahora rubia sobre él le devolvió la sonrisa de igual manera.
Soltó los hombros de Mark y se acercó rápidamente a donde el moreno se encontraba, para luego llamar en coro:
—Asuka, ven un momento…~
Mark los miró a ambos, y al ver como cuchicheaban con Asuka; fue cuando supo que el viaje hasta la parte japonesa de la isla sería terriblemente largo.
Y había tenido razón.
Para cuando llegaron al inicio de la sección japonesa en la isla Liocott, Mark sentía que su suerte no podía ser peor.
—Domon, es la última vez que lo digo… ¡Bájame de una vez!— oh sí, el capitán creía que sus tímpanos reventarían en cualquier momento gracias a los terribles gritos de Kazuya, quien ahora era cargada como saco por su amigo de la infancia.
—No hay de otra Ichinose— reía algo nervioso el peli celeste, quien con dificultad trataba de evitar los golpe que lanzaba su ahora amiga al aire.
—Será mejor que no te resistas, Kazuya—podían escucharse las risas detrás de ellos.
Al final solo una parte de los miembros de The Unicorns se había aventurado a acompañarlos.
Él encabezaba, seguido de Asuka y Kazuya, más atrás –y riendo a carcajadas- venían Sean, Michael y Steve; este último abrazando por los hombros al anteriormente conocido como "Mr. Goal" que ahora quizá debería cambiar su nombre por "Miss".
Frunció el ceño. Eso no le gustaba. ¿Desde cuándo ese par eran tan amigos?
Estaba a punto de decirle algo a sus compañeros, cuando una voz muy conocida llamo su atención.
— ¡Hey, Mark!— quien no era otro si no el capitán de Orpheus, Fidio Aldena… que traía una cara de cansancio muy parecida a la suya.
— ¡Fidio!—saludó con efusividad, acercándose al moreno y dándose un amistoso apretón de manos— Veo que era verdad— dijo, esta vez con un tono de voz cansino.
—Si…—respondió el otro, con una sonrisa nerviosa y rascándose la mejilla con aire ausente— la verdad es que…
— ¡Fidio!— una voz aguda interrumpió su pequeña charla— Al fin te alcanzo, Fidio.
Era una pequeña de risos rubios y sonrisa cándida.
—A-Angelo— de pronto el semblante del italiano cambió por uno más preocupado— ¿¡me seguiste sola?!, ¡digo, solo!... te dije que esperaras para bajar con el resto.
El capitán de la selección italiana estaba desesperado, luego del incidente en la zona italiana de la isla –donde más de la mitad de varones jóvenes habían intentado ligar con las ahora señoritas de Orpheus- Fidio se negaba a dejar a los tres miembros afectados de su equipo solos ni por un segundo en las calles, al menos no sin antes revisar unas diez veces si había algún muchacho potencialmente peligroso cerca. Y no. No estaba exagerando.
—Es que como tardabas tanto, Marco y Raffaele se cansaron de estar sentados en el auto y decidieron bajar. Gianluca fue con ellos. Pero como tampoco volvían, Gigi me dijo que los iría a buscar y que no me moviera…. Pero ellos tampoco aparecieron, así que… aquí estoy— Explico, mostrando una de las sonrisas más brillantes que tenía.
Fidio sintió que le lanzaban una roca en la cabeza.
— ¡¿Qué?!— Oh Dios, Fidio se sentía al borde de una crisis nerviosa, y no. Nuevamente, no estaba exagerando.
Porque el capitán Hidetoshi le había encargado cuidar de Orpheus, y perder a cinco miembros del equipo en una situación como la de ahora… ¡definitivamente no calificaba como algo bueno!
—El capitán me matará— Decía, con un aura depresiva alrededor.
Y en alguna parte del mundo, lejos de allí, Hidetoshi estornudó.
—Salud~— le decía una muchacha albina de cabello largo, mientras despreocupadamente comía helado— Vaya Hide, creo que alguien está enfermo.
Nakata le miró con una ceja alzada, mirando a la ahora muchacha e ignorando el cambio repentino de sexo que había tenido; para luego volver ignorarla y seguir caminando.
—Ah~— dijo de manera quejumbrosa, y mirando al capitán de la selección italiana con el ceño fruncido—tú no cambias.
Y ambos siguieron su camino. Observando a los chicos jugar futbol, como si no tuvieran nada mejor que hacer con su vida.
—Fidi—replicó la rubia, con voz dulce—no te preocupes, que no pasa nada, están con Gian y con Gigi.
Mark miraba la escena con cierto deje de gracia, la pequeña italiana se levantaba de puntitas para tratar de abrazar a su capitán mientras este algo nervioso trataba de devolverle el gesto.
— ¡Fidio!—oh, al parecer el resto ya habían llegado.
Desde el otro lado de la calle llegaban una sonriente peli roja de cabello hasta los hombros junto con una muchacha castaña de ondulado cabello castaño, y atrás de ellas, Gianluca y Gigi cargados de bolsas.
— ¡Ma-Marco, Raffaele!, ¿dónde estaban?
—Anda, Fidio— Raffaele llevó uno de sus largos rizos hacia atrás, tratando de que no se movieran de lugar; el cabello tan largo le era fastidioso — Es que tardabas mucho, y necesitábamos comprar un par de cosas.
Ambos miraron a los dos muchachos detrás de ellas, que prácticamente eran devorados por tantas bolsas que llevaban encima.
— ¡Tenía que revisar bien el terreno!— sí, porque las 10 veces que lo había hecho no eran suficientes. Bien… quizá exageraba un poquito— ¿Y qué era eso tan importante que tenían que comprar? Angelo tuvo que venir todo el camino sola, ¡digo solo!, ¡algo puedo haberle pasado!
Fidio volteó a ver a la pequeña, que ahora se había alejado un poco de ellos y miraba como Ichinose –quien ya había sido bajada por Domon- trataba de esconderse tras el peliceleste.
Raffaele y Marco se miraron entre sí, para luego negar con la cabeza.
El capitán estaba así de sobreprotector –por no decir neurótico- desde la mañana, especialmente con la pequeña rubia.
—Pues…—comenzó la castaña, señalando la ropa que llevaba puesta—no sé si te has dado cuenta, pero esto no nos queda precisamente…bien. Así que compramos algo de ropa.
Y no era para menos, los uniformes que usaban para jugar no eran lo que uno diría muy anchos, sus nuevas figuras curvilíneas resaltaban mucho… ¡mucho para su gusto!
El rostro de Fidio mutó a una expresión de susto puro –incluso mayor que el anterior- para luego correr hasta donde estaban Gianluca y Blasi, para ayudarles a llevar unas bolsas — ¡Entonces cámbiense, rápido!
Mark observó como las dos italianas negaban con la cabeza nuevamente, y la tercera seguía tratando de entablar contacto con Kazuya, y viéndolas bien, se dio cuenta de que tenía razón… pasó la vista a los miembros de Unicorn, a la "mago de la cancha", gracias al gran sobretodo que llevaba no se le resaltaban tanto las curvas, pero con la rubia… con ella era otra la historia.
Dylan ahora se unía a Angelo y trataban de hacer que la castaña dejase su improvisado escondite detrás de Asuka.
La vio de pies a cabeza… demasiado ajustado.
—Fidio, ¿crees que les sobre alguna cosa de las que compraron?— Y antes siguiera de terminar de hablar, La puerta de la residencia de la selección japonesa se abrió con un fuerte golpe.
— ¡¿Quién demonios hace tanto ruido?!— fue el rugido de Fudou Akio, que miraba con ojos asesinos a los presentes.
Oh, y eso apenas comenzaba.
Notas finales: como expliqué arriba, la idea original de esta historia cambió. Se supone que iba a ser sólo un capítulo, pero ahora se ha transformado en algo que ya lleva 13 –subidos en mi livejorunal- ; ; perdón por el fail de nuevo /escapa
