Esta es una adaptación del libro Campos de Fresas, pero no es igual. Es T por el lenguaje a veces. Es una historia triste, SEDDIE.

OOC (Out Of Caracter)

Los números que aparecen de vez en cuando muestran el tiempo que ha pasado. Los pensamientos de Sam se interpretan en letra cursiva.


«Nada es real,

no hay nada por lo que preocuparse.

Campos de fresas para siempre»

Strawberry Fields Forever

John Lennon


6 horas, 39 minutos

Abrió los ojos cuando el primer zumbido del teléfono aún no había muerto y lo primero que encontró fueron unos dígitos verdes de su radio-reloj en la oscuridad de la noche.

Por ello supo que la llamada no podía ser buena.

Ninguna llamada telefónica lo es en la madrugada.

Alargó el brazo en el preciso momento en que sobrevenía el silencio entre el primer y el segundo zumbido, y tropezó con el vaso de agua depositado en la mesita de noche. Lo derribó. Aferró el teléfono mientras se incorporaba para hablar.

- ¿Si?

Escuchó una voz neutra, opaca. Una voz desconocida.

- ¿La señora Puckett?

- Soy yo

- Verá, señora - la voz, de mujer, se tomó una especie de respiro. O más bien fue como si se dispusiera a tomar carrerilla - le llamo desde el hospital Clínico. Me temo que ha sucedido algo delicado y necesitamos...

- ¿Es mi hija? - preguntó ella automáticamente

- Sí, señora Puckett. Nos la han traído en bastante mal estado y... bueno, aún es pronto para decir nada, ¿entiende? Sería necesario que se pasara por aquí cuanto antes.

- Pero... ¿está bien? - la tensión le hizo atropellarse y no podía hablar con claridad - Quiero decir...

- Su hija se ha tomado algún tipo de sustancia peligrosa antes de embarcar a un avión con destino a Londres. No sabemos qué sustancia ha sido. La han traído unos amigos y estamos haciendo lo posible por ella. Es cuanto puedo decirle.

- Voy inmediatamente

- Hospital Clínico, entre por urgencias

- Gracias... sí, claro, gracias...


6 horas, 50 minutos

Carly, Freddie y Spencer no se movían desde hacía ya unos minutos. Era como si no se atrevieran. Solo de vez en cuando los ojos de alguno de ellos se dirigían hacia la puerta, por la que había desaparecido el último de los médicos, o buscaban el apoyo de los demás.

- ¿Por qué a mi no me ha pasado nada? - Carly había formulado la pregunta una docena de veces, pero nunca obtuvo una respuesta.

- Yo también estoy bien - dijo Spencer

- Dejadlo, ¿vale? - pidió Freddie

Fue Freddie el primero en reaccionar, y lo hizo para sentarse al lado de Sam. La rodeó con el brazo y la atrajo suavemente hacia sí. Después la besó en la frente. Carly se dejó arrastrar y fue casi inevitable abrazar a Freddie. Ambos necesitaban un abrazo ahora. Spencer seguía sin moverse.

- Deberíamos llamar a Melanie

Se produjo un silencia expectante ante lo que había dicho Spencer.

Nadie se movió.

- La llamaré yo - terminó diciendo Carly.

Freddie suspiró y se dejó llevar por la situación:

- ¡Joder! - dijo antes de sentarse de golpe en una de las sillas


7 horas, 2 minutos

La despertó el timbre del teléfono.

Se levantó. En quien primero pensó fue en Sam, Carly, Freddie y Spencer. Su madre no podía ser. Solo llamaba los domingos y nunca a estas horas de la noche. ¿Para qué? Así que solo podían ser ellos.

La llamada se cortó antes de que pudiera salir de la cama para contestar.

El teléfono no volvía a sonar, así que se apartó de él para ir al cuarto de baño y lavarse la cara. La llamada se repitió cuando se echaba agua en la cara por segunda vez. ¿Por qué no compraría un maldito inalámbrico? Cogió la talla y se secó y se dirigía hacia el teléfono, contestó sabiendo que eran sus amigos.

- Sección de Voluntarios Estudiosos y Futuros Empresarios - anunció - ¿Qué clase de zángano y parásito nocturno osa?

Nadie le rió la broma al otro lado del teléfono.

- Melanie - escuchó la voz de Carly

Una voz nada alegre

- ¿Qué pasa?

- Oye, antes de que esto vuelva a cortarse de nuevo... Estamos en... bueno... Es que...

- ¡Díselo ya! - se escuchó claramente la voz de Spencer por el hilo telefónico

- En el aeropuerto, un tipo nos dijo que tenía pastillas contra el dolor de cabeza. Nos mintió, más tarde nos dimos cuenta de que eran drogas. Sam se tomó una sin saberlo, y le ha sentado mal.

- ¿Una...? - se despejó de golpe - ¡Mierda! ¿Qué clase de pastilla?

La pausa fue muy breve

- Los médicos nos dijeron que podía ser extasis

Fue un mazazo. Una conmoción.

Sam... Estaba en medio de una pesadilla. Su hermana...

- ¿Qué le ha pasado? ¿Dónde estáis?

- Deberías venir, Melanie - continuó Carly - Estamos en el Hospital Clínico

- Salgo ahora mismo - fue lo último que dijo antes de colgar


7 horas, 19 minutos

Melanie entró en la sala, seguida de su madre. La mirada de las recién llegadas afectaron en la de sus amigos. Carly se puso en pie. Spencer y Freddie no. La cara de Melanie era una máscara inexpresiva. La expresión de la señora Puckett dejaba al descubierto muchos más sentimientos: ira, rabia, frustación, dolor.

- ¿Qué ha pasado?

- Nada, estábamos...

- ¿Qué ha pasado? - la señora Puckett repitió la pregunta con mayor dureza

- Tomamos pastillas y a ella le han sentado mal - tuvo el valor de decir

- ¿Qué clase de pastillas?

- Bueno, la verdad no estamos seguros...

- ¡Mierda! ¿Estáis locos o qué?

La madre de Sam rompió a llorar desconsoladamente. Melanie también se puso a llorar y abrazó a su madre, buscando una gota de consuelo.

- Señora... - se atrevió a decir Freddie, igualmente llorando - no fue culpa nuestra, en el aeropuerto había un tipo vendiendo pastillas para el dolor de cabeza.

Hizo una pausa

- Pero era mentira, descubrimos que eran drogas cuando nos lo dijo el médico. Yo... yo...

No puedo seguir hablando, la presión era demasiada.

- ¿Cómo... está?

- Está en coma - dijo Freddie, primero despacio, para agregar después con mayor desesperación, con los puños apretados - ¡Está en coma! ¿sabéis? ¡Sam está en coma!


8 horas, 3 minutos

Melanie vio como su madre salía de la habitación en la que acababan de instalar a Sam, reclamada por los médicos que la atendían, y se quedó sola con ella.

Entonces casi le dio miedo mirarla.

Y era aterrador.

Empezó a llorar.

Sam podía morir, esa era la realidad. O permanecer en aquel estado el resto de su vida, y también era la misma realidad. Un coma era como la muerte, aunque con una posibilidad de despertar, en unas horas o en unos días. Una posibilidad. Ni siquiera sabía si su hermana era consciente de algo, de su estado, de su simple presencia allí.

Le cogió una mano, instintivamente.

- Sam... - susurró


8 horas, 6, minutos

No llores, Melanie.

No llores, por favor.

Ayúdame.

Os necesito fuertes, a todos, así que no llores.

Puedo verte, ¿sabes, Melanie? No sé cómo, porque sé que tengo los ojos cerrados, pero puedo verte. Sé que estás ahí, a mi lado, y que llevas tu blusa amarilla y los vaqueros nuevos, ¿verdad?

¿Lo ves?

Y sin embargo, aquí dentro está tan oscuro...

Es una extraña sensación, hermana. Aquí no tengo miedo, tengo paz. No siento dolor, ojalá no estuviese tan oscuro. Quiero abrir los ojos, veros a todos. Pero no puedo.

Puedo dar un paso y olvidarme de todo para siempre.

Un simple paso.

Pero no puedo moverme.

Melanie, Melanie ¿y los demás?

¿Están bien?

¿y Freddie?

Oh, Dios, daría mi último aliento por tenerlo aquí, a mi lado, y sentir su mano como siento la tuya, hermana.

Tu mano.

Freddie.

Me siento tan sola...


8 horas, 39 minutos

En el despacho del doctor James, Carly y Freddie se sentaron en unas sillas. El médico ocupó la butaca detrás de su mesa, y los observó.

Había una vida en juego.

- Ahora que vuestra amiga, por lo menos, está estabilizada, es hora de que tengamos una conversación

- Ya le dijimos todo...

- Oídme, ¿queréis ayudarla o no?

- Sí - contestó Freddie rápidamente

Carly asintió con la cabeza

- ¿Quién más tomó de esas pastillas?

- Yo - volvió a hablar Freddie

El doctor James miró a Carly.

- Todos tomasteis, ¿cierto? - preguntó

- Si

- ¿Éxtasis?

- Si

- ¿Cómo sabéis que era éxtasis?

- Nos lo dijeron los médicos cuando le explicamos la reacciones de Sam ante la pastilla. Dijeron que era lo más probable... - dijo Carly

- ¿Soléis tomarlo a menudo?

- No - dijeron al unísono los dos - no sabíamos que eran drogas, nos las vendió un tipo en el aeropuerto diciendo que eran para el dolor de cabeza

- ¿Tenéis aquí alguna pastilla de esas?

- No

Suspiró con fuerza. Hubiera sido demasiada suerte. Con una pastilla al menos sabría qué llevaba Sam en el cuerpo. Un análisis de sangre no bastaba. Había que analizar el producto.

- A nosotros no nos hizo nada - manifestó Freddie - ¿Por qué sí a ella? ¡Esto no es justo!

- ¿Eres su novio?

Freddie asintió secándose las lágrimas de la cara.

- Se pondrá bien, ¿verdad, doctor? - preguntó Carly levantándose de la silla con la cabeza baja.

Pero él no tenía ninguna respuesta para ella. Ni siquiera un mínimo de optimismo en el que basarse.


¿Os ha gustado? Yo solo adapté la historia y la cambié. ¿Preparados para los próximos capítulos? Si os ha gustado, dejen reviews.

¡Hasta pronto!