Pequeños ojos de cristal miraban por la ventana, era de noche, el cielo se tornaba con un hermoso negro azulado y la luna solo le daba esa luz que cada día añoraba acariciar.

Sabia lo que pasaría, solo era cuestión de minutos, la luz empezó a acercarse mas, poco a poco, era tan débil, pero los vio, pequeños cabellos plateados alrededor de donde estaba el y los demás, pequeños hilos que de un momento a otro se moverían e iniciarían la danza mas macabra que existía.

De pronto una vos tenebrosa se hizo presente en la oscuridad que acariciaba las esquinas de la habitación, un pequeño quejido fue lo único que escucho antes del horrible grito de desesperación que provenía de la habitación de al lado.

Que miserables serian los pecados que se veían forzados a sufrir una noche tras otra la agonía de los que ahí llegaban.

Siempre era lo mismo, su cuerpo sin peso se movía sin tener que hacer esfuerzo alguno, tomo la pequeña arma, un precioso cuchillo, miro por la ventan nuevamente como pidiéndole a la luna que por una ves le escuchara y que le dejar ir de esa cadena que lo hacia mover de un lugar a otro.

Supo que la victima no era otra mas que una pequeña niña, su piel era como alabastro roto, sucio y sin embargo su mente no decía que lo que hacia era malo, todo lo contrario no sentía absolutamente nada, "corazón de acero" recordaba que habían hablados las voces al referirse a el, pero la verdad es que el sabia una verdad que al parecer nadie mas sabia –ya no hay un corazón- si, el lo sabia, solo le quedaba un hueco tan grande que no lo llenaría nada.

Seguía arrastrándose por los suelos, la pequeña lo miraba con sus ojos abiertos por el terror, sintió cuando la misma quiso gritar, pero el mismo se le estanco en la garganta, vio como ella se mojaba, pero no podía hacer nada, el haría lo que le hacían hacer, para lo que había nacido, levanto la delicada mano y sintió como el cuchillo desgarro la piel de la chica, como esta habría desmesuradamente los ojos y Lugo gritaba por el candido dolor.

No había mas, era ella la que seguía ¿para que esperar? Saco el arma mientras la sangre acariciaba su hoja que brillaba con rojo intenso, no aparto la vista hasta que gota por gota callo al suelo y vio todo como lo hacia siempre, todo parecía mas lento, la chica caía al suelo desparramada intentado torpemente tapar la herida, extendía sus manos hacia mi para que le ayudara, una idea tonta si el era el causante de dicho horror.

¿Por que?, Siempre ellos pedían mudamente su ayuda, que veían ellos en el, que el que el mismo no veía, no por que no viera el reflejo de su ser, el lo conocía, muerto, simple, sin vida, eso era el.

Luego el frío, un intenso frío que cavaba profundo, la ironía, no sentía nada ecepto esto, un árido frío que carcomía su ser, y otra alma llenaba las fauces de ellos los insaciables, sintió como lo halaban, al parecer su trabajo había terminado por esa noche, miro por ultima ves los ojos sin vida que conocía tan bien y sintió celos, por lo menos ella ya se había ido, el seguía una ves mas ahí esperando por que la noche llegara nuevamente y su insulsa vida siguiera, los hilos se perdían con la llegada de la luz del sol y su cuerpo inerte esperaba en la esquina de la habitación y sus ojos se cerraban para dormir y esperar la siguiente victima y que la danza empezara una ves mas.