Watashi no kokoro no yami.
1ª Saga: Conociéndonos.
Prólogo.
Ino's POV.
Corría, corría por salvar la vida. Me perseguían, querían algo que ni yo sabía que tenía. Esas personas vieron en mi algo fuera de lo común, ellos sabían lo que buscaban.
Mis piernas agarrotadas corrían todo lo que mi pequeño cuerpo podía dar, pero no resistiría mucho así. Esos hombres me darían caza dentro de poco, no tenía nada que hacer contra ellos.
Para colmo, los recuerdos del asesinato a sangre fría de mis padres no dejaban de centellear en mi mente.
Las lágrimas me nublaban la vista y la lluvia dificultaba mi avance. En poco tiempo todo habría terminado. No habría nada por lo que valiera la pena luchar; todo estaba perdido.
A mis cortos ocho años perdí a mis padres y el pueblo en el que vivía fue arrasado por los piratas. Ahora, veinticuatro horas después, esos malditos bárbaros no pararían hasta darme caza.
¿La razón? Mi padre, en sus últimos suspiros de vida, me entregó una extraña baya, que me ordenó ingerir. El capitán del barco había presenciado aquello, él sabía que era aquella extraña fruta que mi padre guardaba con tanto apego.
Comenzaba a sentir un cosquilleo en mis piernas, sabiendo lo que eso significaba me desesperé un poco. Todo era oscuridad salvo e pueblo, ahora consumido por las llamas y los ocasionales truenos que iluminaban el cielo nocturno.
Cerca del mar había amarrado otro barco pirata. Un hombre pelirrojo de apariencia peligrosa caminaba tranquilamente hacia mí. Y en esos momentos en que no podía apartar mi vista de aquel hombre, más concretamente de aquellas cicatrices que tenía sobre el ojo derecho, las fuerzas me fallaron; caí de lleno sobre un charco, esperando inmóvil mi destino. Cerré los ojos pero nada ocurrió.
Aquel pelirrojo ya me había alcanzado y ahora me llevaba en brazos mientras desenvainaba su espada para la batalla que se avecinaba. Con una orden de cabeza, su tripulación apareció tras él, preparados para el ataque.
Uno de los piratas que me perseguían se abalanzó sobre ''mi protector'' pero de un golpe por parte de éste, el pirata yacía ahora muerto en el suelo.
El pelirrojo me dedicó una sonrisa tranquilizadora, al tiempo que caminaba lejos de esa batalla. El cansancio me pudo cuando llegamos a una casa; lo último que vi antes de caer dormida fue a un niño algo mayor que yo, de pelo alborotado y mirada siniestra.
Fin Ino's POV.
—¿Cómo está?— preguntó un hombre musculoso y de mucha estatura.
—Parece que tiene algunas magulladuras y mucho cansancio en el cuerpo, pero nada grave— respondió otro de menor estatura vestido con una bata blanca. Hizo unas revisiones más a la pequeña y se dispuso a marcharse.— Si no le molesta, me marcho. Tengo que ir a visitar a un paciente.
—Descuide.— Aprobó su marcha el más alto. Cuando el doctor se hubo marchado, el vice-almirante se giró hacia un hombre pelirrojo de mediana estatura, que se encontraba apoyado en una de las paredes de la habitación— Tienes suerte de haberla encontrado a tiempo, Akagami. — comentó— Si la hubieran atrapado el Gobierno Mundial estaría perdido, por no hablar de que el ''mundillo'' de los piratas se convertiría en un caos con una Akuma No Mi de este calibre suelta por ahí.
—Pensaba que era un mito… Es imposible que Inoichi siguiera vivo... ¡Y que además tuviera una hija! Este me sorprende, Garp. — dijo a modo de contestación el hombre pelirrojo. Al parecer, en esa habitación se encontraba ''Akagami'' Shanks, uno de los piratas más poderosos que el mundo hubiera visto. Portaba una capa negra, distintivo de aquel poderoso pirata, una camisa blanca y unos pantalones de tela con un estampado de muy mal gusto.
—No hay duda de que ella ha ingerido la Shi-Shi no mi, Akagami. Esto es peligroso… Por eso he decidido que la convertiré en marine. El gobierno mundial estará encantado por contar con alguien así entre sus filas. Además, así no correrá peligro de que Barbablanca la encuentre…— Garp no pudo terminar de argumentar su decisión cuando Shanks ya lo había interrumpido.
—¡No! ¡Debes dejarla tener una infancia feliz! Debes aceptar lo que ella quiera ser, ¡no imponérselo! Todavía es una niña, y como tal necesita amigos. Por eso la he traído aquí. Estoy seguro de que encajará con tus nietos.— gritó Akagami, golpeando con su puño la mesita que tenía al lado.
—¡No tienes derecho a darme órdenes! Yo decidiré que hacer con ella. Cuando entraste por esa puerta con la niña en brazos sabías perfectamente lo que iba a suceder, así que ahora no te quejes y atiende a las consecuencias.
Por primera vez en mucho tiempo, los ojos de Shanks se posaron fríos sobre el vice-almirante. Éste, que nunca había recibido una mirada como esa en su vida, sintió un escalofrío recorrerle la espalda; más eso no lo amedrentó.
—Déjala tener una infancia feliz— pronunció Shanks con una tranquilidad terrorífica— Y no decidas por ella. —estas fueron sus últimas palabras al respecto. Dicho esto, se levantó y salió enfurecido por la puerta, sin prestar atención a los tres niños que había al lado de ésta.
Garp miró más detenidamente el cuerpo de la niña, sopesando las duras palabras de Akagami. Él había conocido personalmente a Yamanaka Inoichi, el cazarrecompensas más buscado de todo el mundo. La familia Yamanaka siempre estuvo teñida de la sangre de todo aquel que se cruzaba en su camino y, por primera vez en mucho tiempo, el cabeza de la familia había caído; dejando aquella horrible herencia sobre los hombros de una niña inocente.
Al ver observar su delicado cuerpo y la hermosura de sus facciones Garp decidió que desde ese día protegería al último de los miembros del clan Yamanaka.
Con estos pensamientos, Garp salió de la estancia, dejando a la pequeña niña sola en la habitación; acompañada tan solo por el peso que poco a poco se acumulaba e sus hombros. Aquella pequeña chica, sin saberlo, se convertiría en una de las personas más poderosas de aquel mundo donde reinaba el caos.
El oscuro destino de esta chica estaría manchado de sangre, al igual que su pasado… y su peresente.
