El hijo bastardo.
Ninguno de los personajes me pertenece, siendo estos propiedad de J.K. Rowling.
Desperté sobresaltada de nuevo, a la hora de siempre, cuatro de la mañana, el sudor bajaba desde mi sien hasta la comisura de mi pecho, respiración agitada, lágrimas seguían resbalando en mis mejillas, ¿Cuándo fue la última vez que pude dormir tranquilamente?, no recuerdo, mejor dicho, no quiero recordar.
Me levanto sin propósito fijo, estaba realmente harta de esta situación, la costumbre me llevaba a la cocina a tomar un vaso de agua, desde que me mude nadie oía mis gritos nocturnos ni mi llanto desesperado, me aleje de mis amigos y de mi familia, tuve que mentirles ya que no puede superar del todo aquella etapa de mi vida donde la muerte nos perseguía, les hice creer que estaría bien, que las pesadillas habían desaparecido, que no había nada de qué preocuparse, que me centraría en mis estudios y lo mejor que se ocurrió fue irme de londres para estudiar en el extranjero, llevaba dos meses en este nuevo país, completamente distinto a mi hogar.
Conseguí trabajo en el colegio Ilvermorny en estado unidos, a cambio de que se me permitiera seguir estudiando tuve que hacer un trato, ellos tenían demasiadas diferencias culturales y lo mismo pasaba con algunas materias que aquí se impartían, pero mi participación en la guerra era "lo más valioso" que podría compartir con las nuevas generaciones, me reí ante aquella afirmación, perdí mucho a cambio de "lo más valioso" que tengo ahora, así que en las mañanas termine compartiendo y dando pláticas sobre las nuevas ideologías nacidas a través de la guerra mientras tomaba asignaturas por la tarde, básicamente todo mi tiempo se iba en el colegio, eso era perfecto para mi.
Nunca puedo volver a dormir una vez que la pesadilla me despierta, así que decido tomarme una ducha antes de ingerir algún alimento, mi departamento suele tener luces encendidas todo el tiempo, desarrolle un miedo indescriptible a la oscuridad. Como lo dictaba mi rutina, me deshice de mis ropas para poder sumergirme en la tina, sintiendo como la tensión que aún estaba en mi cuerpo iba desapareciendo poco a poco, justo ese era el instante en el que podía procesar mis pensamientos a lo que me esperaba durante mi jornada del día, una rutina demasiado simple, mi piel se estremecía por el calor de la bañera, mis sentidos se empezaban a agudizar, enfocandome en lo que yo decidiera, la pesadilla ya no tenía control en mi, solo así podía conseguirlo, como si mi cuerpo exigiera de aquel calor para poder calmarse, suena absurdo.
Pasaba más de una hora en la tina, así que cada que salía me sentía mareada y con nauseas por el calor que se acumulaba en mi cuerpo, después de eso solo iba hacía el colegio, daba algunas cuantas pláticas sobre mi experiencia y tomaba algunas clases, regresaba antes del anochecer a mi departamento, comía algo y aún así estaba segura que si Molly Weasley decidiera aparecer por ahí me llevaría de inmediato a San mungo por mi falta de peso, admito que no me alimentaba bien pero el cansancio me dominaba la mayor parte del tiempo, junto con el insomnio y mis pesadillas, como compañeras fieles, vaya ironía.
Señorita Granger, recuerde que el día de mañana tenemos que preparar todo para la visita de la Directora de Hogwarts, menciona en su carta que está muy interesada en el progreso que se ha tenido en los jóvenes magos desde que usted está con nosotros.- me decía la secretaría de MACUSA que había desarrollado un raro apego hacia mi persona.
Conociendo a la directora hará lo imposible por que yo regrese a casa para aplicar lo mismo con los hechiceros de Londres.-
No la culparía, es una bruja brillante señorita Granger, ha pasado por demasiado y tiene tantas cualidades, si hubiese sido ella no la habría dejado partir en un inicio.- sonreí ante el comentario de la secretaría de MACUSA.
Afortunadamente, usted no es ella- decía la verdad, me sentía profundamente agradecida con la profesora Mcgonagall por ser tan comprensiva conmigo.
Al día siguiente seguí mi rutina, solo que tuve que poner un par de encantamientos sobre mi, podía engañar a cualquier americano diciendo que la palidez de mi piel es normal en Londres incluyendo mis ojeras, pero no a la profesora McGonagall, así que mi apariencia tenía que verse más compuesta que otros días.
Querida niña, es un placer verte de nuevo.- la directora de Hogwarts me abrazaba como hace meses nadie lo hacía - seguramente ha estado tan metida en los estudios que tan descuidada se encuentra señorita Granger.- se había dado cuenta, me sentía un poco ilusa al creer que en verdad podría engañarla.
A usted no la puedo engañar Profesora.- me separe de ella intentando verla a los ojos, pero mi vista estaba costando trabajo enfocar.- también es un placer para mi verle.-
Señorita Granger…-
La voz de la directora empezaba a oírse lejana para mi, después de eso todo se nublo a mi alrededor, escuchaba voces que no entendía, sólo sentía frío en todo mi cuerpo, una pequeña punzada en la parte baja de mi vientre, como si fuese una película mal hecha de mi vida había demasiados momentos que se atravesaban en mi cabeza, mis padres, mi infancia, cuando llegó la carta de aceptación en hogwarts, yo leyendo en la biblioteca, Harry y Ron en cada uno de esos momentos, el inicio de la guerra, Voldemort y los mortifagos de los huimos durante todo un año, el beso con Ron, Ginny, Luna, todas las personas que eran cercanas a mi, hasta que mi mente se quedo congelada en una sola imagen, un hombre de traje negro, viéndome fijamente, maldiciendo mi presencia en su mansión después de la guerra, acercándose a mí a paso firme…
Granger…. señorita Granger- de nuevo las voces eran claras, abrí mis ojos lentamente intentando enfocar mi alrededor, vi a la profesora a un lado mío, a una enfermera revisando mi abdomen con su varita.- por fin despierta, debo decir que a pesar de su inteligencia, ha sido bastante irresponsable llegar a estas condiciones, sobre todo en su actual estado.-
¿Mi estado actual, profesora?- vi como su rostro molesto se descomponía al oír mi respuesta a su reclamo.
Oh pequeña niña, ¿es que aún no lo sabes?- negué con mi cabeza intentando sentarme sobre la camilla en la que me habían puesto.- señorita granger, está usted embarazada.-
¿Embarazada?- sentí como si un gran peso estuviera oprimiendo mi pecho en ese momento, no entendía nada, pero el sentir las manos de la profesora encima de las mias me hacía aferrarme en mi presente.
Así es señorita- interrumpió la enfermera- tiene un embarazo de 3 meses, me sorprende que no lo haya notado en todo este tiempo, pero considerando su nivel de desnutrición supongo que no ha tenido la más mínima intención de cuidar su salud, ni siquiera una revisión de rutina.
Me sentí como una pequeña niña regañada ante la forma de hablar de las personas que estaban en esa habitación, cada una a su manera me recriminaba mi falta de seriedad con un tema tan importante como lo es la salud, pero lo único que podía pensar era en que estaba embarazada, no lo sospeche en todo este tiempo, me sentia estupida ante todas las señales que había a mi alrededor y no notarlo, siempre justificando esos síntomas con otras cosas, pero estaba embarazada, tendré un bebé, una vida a la cual aferrarme después de todo, algo en mí se removió con ansias, algo a que aferrarse, mientras que las otras mujeres intentaban organizar mi vida a partir de esta noticia.
Lo más recomendable señorita Granger, es que regrese a Londres con sus amigos y familiares, allá podrá ser cuidada sin ningún inconveniente en San Mungo y estoy segura que el señor Wesley querrá ser partícipe…-
No… profesora, con todo respeto, no regresaré a Londres... Ron no es el padre de mi hijo…- las lágrimas se empezaron a acumular en mis ojos, haciendo que las personas se sintieran incómodas.
Ya veo… está en todo el derecho de no regresar, de no revelar la identidad del padre, pero quiero que sepa señorita Granger, que no está sola, sabiendo lo que tuvo que sufrir, podrá contar conmigo para cualquier decisión que tome.-
Por lo pronto.- la enfermera decidió interrumpir con unos frascos en la mano extendiendo sus brazos hacía mi.- va a ser necesario que tome estas posiciones, muchas de ellas contienen vitaminas que le hacen falta a su cuerpo para poder alimentar al bebé adecuadamente, es un milagro que no haya abortado en su estado señorita, igualmente le estoy dando una poción para poder dormir por lo menos 8 horas al día, conforme el embarazo siga avanzando va a requerir de mayor reposo, por último tendrá que estar en reposo hasta que recupere la fuerza suficiente, es peligroso para usted y el bebé que siga en este estado… las dejaré a solas- salió cerrando la puerta tras de ella.
No se preocupe, ella no dirá nada a nadie, eso es algo que le corresponde a usted señorita Granger.- asentí, dejando que un par de lágrimas resbalaron por mis mejillas mientras que la profesora sostenía una de mis manos entre las suyas- recuerde que no está sola, hogwarts siempre estará para quien lo necesita, no lo olvide.
No puedo volver, mi hijo será un bastardo, se que aún hay demasiadas personas que me están buscando por ser una impura, por ser parte del trío de oro…- digo con ironía- no quisiera causar problemas con Harry y Ron profesora, estoy empezando una nueva vida aquí, ocultare mi embarazo lo más que pueda, después necesitare su ayuda para poder dar a luz sin ser descubierta profesora.-
Señorita Granger, haré lo que me pida pero por favor, expliqueme por que no quiere regresar, se que que el señor Potter y la familia Weasley la recibirán con los brazos abiertos y la protegerán como una más, no entiendo.-
El padre de mi hijo, se encuentra en Londres, él no puede saber que tendré a su hijo, podria quitarmelo o incluso lo matarían por eso, nos cazarán.-
¿Quién es el padre, señorita Granger?.-
Guarde silencio, inconscientemente había dejado de decir su nombre desde hace mucho, incluso en mis pesadillas o pensamientos que divagan sobre él no lo decía, justo ahora me daba cuenta de ello, solo negué con mi cabeza, sabía que Mcgonagall no insistiria. Me hizo prometerle que le escribiría regularmente haciéndole saber mi estado, cualquier cosa que necesitara me la brinda sin objeción alguna.
Después de eso estuve en reposo absoluto en mi departamento durante dos semanas, la profesora se había asegurado de trasladar todos los alimentos necesarios en mi estadía y las pociones recomendadas, incluso envió un elfo doméstico para que me ayudara, no puede refutar nada, era la única que me estaba ayudando en esta situación, la única manera en la que ella pudo regresar sin obligarme a irme con ella.
La semanas pasaron mucho más rápido de lo que hubiese imaginado, gracias a las pociones podía dormir, ninguna pesadilla desde entonces, el elfo era bastante exigente conmigo, diciendo que la ama Mcgonagall le había dicho que tenía que comer a ciertas horas en específico, tomar las posiciones tal cual me habían recomendado, mi vientre empezaba a notarse, ahora podía sentirlo, aunque una parte de mi seguía sin creer que realmente estaba embarazada. La enfermera del colegio me ayudaba con mis revisiones para cerciorarse que el bebé siguiera sano, al parecer nadie más lo había notado gracias a que seguía usando esa ropa holgada que acostumbraba y la túnica típica de bruja que no me quitaba hasta llegar a mi departamento, estaba por cumplir los cuatro meses de embarazo, me dijo la enfermera que tenía que ir a una hospital para que un medimago me diera el seguimiento correspondiente, incluso me hizo el favor de sacarme una cita en uno de los hospitales más reservados del lugar.
Señorita Granger… por aqui por favor- una enfermera me había indicado que entrara a un consultorio bastante amplio- le pido de favor que se coloque esa bata blanca y puede dejar su ropa encima de esa mesa que tiene a un lado, enseguida viene la medimaga con usted.
Gracias.-
Hice lo que me había pedido, por lo menos sería una mujer quien me iba a revisar, eso me daba cierto alivio. Estuve esperando ansiosa en el consultorio y sin notarlo no había dejado de acariciar mi vientre en todo ese tiempo, creo que estaba aceptando mi nueva realidad por fin, por primera vez una serie de preguntas pasó por mi cabeza, ¿Se parecería a él?, era una gran posibilidad, ¿Será niño o niña? espero que sí es es niña se parezca más a mi, si es niño, por lo menos que tenga mi carácter, ¿Debería ir pensando en los nombres? debería…, solté una risa ante esos pensamientos y a la vez un pequeño pánico empezó a apoderarse de mí, sería madre, tendría un hijo, sola.
Una disculpa señorita Granger.- entró la medimaga, como la mayoría de las personas aquí lucía una piel extraordinariamente cuidada y casi de porcelana, me dedico una sonrisa amable junto con su saludo, esperando calmar la posible incomodidad que pudiera sentir.
No se preocupe.- dije intentando no sonar nerviosa devolviendole la sonrisa en forma de saludo.
Muy bien, empecemos con la revisión, podría acostarse en ese diván por favor, descúbrase el abdomen también.- inhale y exhale antes de hacer lo que me había solicitado, una vez acostada intente relajarme mientras me descubrió mi vientre con un pequeño bulto formándose.- Bien, lo que haré es lo siguiente, utilizar un hechizo que nos permitirá saber cuantas semanas con exactitud tiene, igual sabremos el estado del bebé, posteriormente colocare esta pantalla encima que nos dará una imagen clara para poder verle y conocer su sexo…¿Está lista señorita Granger?- asentí, un poco más rígida de lo esperado.- empecemos.- sacó su varita y conjuro el hechizo que formando una pequeña nube justo enfrente de mi vientre.- parece que su bebé se encuentra en excelente estado, tiene diecisiete semanas de embarazo, felicidades señorita Granger, ahora colocare esto .- puso la pantalla que había mencionado y una imagen empezaba a salir de ella justo enfrente de mis ojos, se veía con claridad después de unos segundos, mi hijo estaba creciendo dentro de mí, sus pequeñas manos y pies se veían con claridad a igual que sus orejitas, parecía bastante cómodo dentro de mí.- parece que el pequeño es mucho más que sano.- gire para ver a la medimaga, había dicho pequeño, eso significaba .- será la madre de un hermoso niño señorita Granger.- no supe como responder, un niño, la imagen de ese hombre volvió a mi mente, seguramente sería como él, sentí una opresión en mi pecho al pensar en eso, mi hijo no tendría padre, él jamás lo sabría, tenía que asegurarme de eso.
A salir del hospital termine ideando un plan, el sentirme sin una guía me hacía sentir vulnerable, no estaba acostumbrada a no tener el control de mi vida, esta ocasión no sería la excepción. Me quedaría en el colegio hasta tener los seis meses cumplidos, despues de eso le pediría ayuda a la profesora Mcgonagall para buscar un lugar para pasar mi último trimestre y dar a luz a mi hijo, eso sería MI HIJO, lo protegería de todos aquellos que intentan amenazarnos.
De pronto el tiempo que se había detenido empezó a pasar bastante rápido, en los meses anteriores lo que hubiese dado por que el tiempo fuera tan vertiginoso como ahora, heme aquí, rogando que me alcance ahora para poder salir ilesa junto con mi hijo en esta nueva etapa. Cubrir mi embarazo fue relativamente fácil, un mes más paso, mi rutina había mejorado bastante, el elfo estaba ayudándome con todo lo relacionado a mi embarazo y me recordaba cuando escribirle a la profesora Mcgonagall, la cual ya tenía todo preparado para cuando decidiera refugiarme, afortunadamente el curso terminará justo antes de que cumpliera los seis meses, tiempo perfecto para volver a partir, ahora a otro lugar, tenía pocas opciones y poco dinero, pero no me desanimaba eso, sería valiente como hace tiempo no lo era.
Señorita Granger, es bueno verla, necesito pedirle un favor.- decía la secretaria de MACUSA que visitaba el colegio nuevamente.
Dígame, ¿En que puedo ayudar?.- me senté en mi escritorio mientras le indicaba que podía sentarse justo enfrente.
Ha llegado una persona del ministerio de magia de Londres, lo mandan exclusivamente para poder hacer una colaboración con nosotros para la búsqueda de posibles mortifagos en otros países.- un escalofrío me recorrió por completo a oír las palabras de la secretaria, hace mucho que no tenía contacto con las personas del ministerio.
Vaya, no sabía que había esa posibilidad.- lo decía enserio, inconscientemente puse una mano encima de mi vientre, de ser cierto podrán esa personas cazarme, sin importar a donde fuera, ellos me perseguirán sin duda alguna, si se sabe mi embarazo sería peor.
Queremos que esa persona se sienta en confianza con nosotros, estamos en toda la disposición para ayudarles, qué mejor que hablando con usted que ha tenido la oportunidad de convivir con nosotros, además tengo entendido que ustedes se conocen.-
¿Quién...?- podría ser Harry o Ron que tenían la intención de trabajar en el ministerio, incluso alguien de la orden del fénix, ¿Cómo podía ocultarle mi embarazo a Harry?... Ron, jamás me lo perdonaría.
Draco Lucius Malfoy.- cuando oí su nombre de nuevo su imagen se formaba en mi cabeza como lo hacía tantas veces, solo que ahora se hallaba más clara pues tenía nombre de nuevo, sentí que el aire empezaba a faltarme, necesitaba salir de ahí, huir de él.
¡No!.- sin querer termine gritando- lo lamento pero no tendré tiempo para eso- tenía que pensar rápido para librarme de esta situación- como sabe casi se termina el curso y tengo muchos trabajos que entregar y un par de pláticas que aún me faltan por dar, de hecho justo ahora hay un grupo esperándome, si me disculpa.
¡Señorita Granger!.- escuche como la secretaría me gritaba desde mi oficina mientras salía de ahí lo más rápido que me era posible, ¿Por qué él?
De todas la personas que pudieron ser tenía que ser él, maldita sea, ¿Desde cuando trabaja en el ministerio? ¿Ya sabrá que me encuentro aquí? eso era muy posible, mis planes tenían que cambiar, necesitaba desaparecer de ese lugar lo más pronto posible y no podía usar la aparición en mi estado, era peligroso, intente caminar lo más pronto posible hacia la salida del colegio quizá buscar alguna chimenea, hasta que una punzada me abordó a la altura de mi vientre, algo no andaba bien, mi bebé lo sabía…
Tanto tiempo sin vernos Granger…- su voz, era su voz, deje de respirar un instante, otra punzada en vientre me obligó a tomar aire, no quise girarme, no quería verlo, pero tampoco podía moverme, mi cuerpo se petrificó por completo al oírlo.- ¿ni siquiera intentaras verme, Granger?.- cerré los ojos un momento analizando sus palabras, ¿Acaso ahora era una cobarde por no querer verlo?, cuando los abrí él se encontraba frente a mi, nuevamente con un traje negro impecable, su piel perfectamente blanca, su mirada fija en mis ojos, tan inquebrantable como la última vez que nos vimos.
Malfoy…- mi voz salió como un susurro.- ¿Por qué…?- vi como su mirada me estudiaba por completo, como si pudiese desmantelarme pedazo a pedazo, para analizarme por completo, no espero a que terminara mi frase cuando me tomo del brazo para llevarme al aula más cercana, cerciorándose que no hubiese nadie cerca cerró la puerta y puso un encantamiento para que no se pudiese abrir, giro para volver a mirarme, era su presa de nuevo, como aquella noche.
-Malfoy… ¿Donde estas?.- lo empecé a buscar por toda la mansión, se hallaba completamente vacía, deshabitada, pero sabía que el estaba por aquí escondido con su familia, tenía que advertirle que los aurores venían por él, por su familia - Malfoy…. Draco Lucius Malfoy, ¿Donde estas?.- el aire que respiraba estaba denso y frío, sólo conocía parte la mansión, no la parte bonita obviamente, no es como mi lugar favorito, pero no podía evitar preocuparme por él…
-Granger…- su voz detrás de mí me dio escalofrío, giré para encararlo, parecía molesto -¿Qué haces aquí?- preguntó en un gruñido mientras se acercaba a mi lentamente, me sentía acorralada cuando me tope con la pared detrás mío.
-Yo… yo… tú tienes que irte.- de pronto las ideas en mi cabeza estaban revueltas cuando percibí su cercanía, sus ojos grises intentaban analizarme - se tienen que ir-
-¿Irnos?¿A donde para ser exactos?- me preguntó con ironía, entendía su punto, no había ningún lugar seguro para ellos, dudando que aceptará la oferta de la madriguera pero tal vez la casa de mis padres podría servir de refugio, aunque igual no lo aceptaría por ser una simple casa muggle -lo que sea que estés pensado Granger, no lo digas- sentí como recargaba su mano a un lado mío, disminuyendo aún más la distancia entre nosotros, su aliento chocaba con el mio y parecía que eso me dio la habilidad de quedar muda por completo, que el corazón se me saldría en cualquier momento - lo siento, en verdad, todo lo que he hecho, todo lo que paso, lo siento.- sabía que decía la verdad, su mirada había cambiado, ahora me miraba fijamente, no percibió malicia ni disgusto en su mirada, solo lamentación pero había algo más, algo estaba mal, mi pecho se comprimía por dentro, como advirtiendo - pero soy conciente que debo tener un castigo a igual que mis padres, lo afrontaré, no pienso huir, no está ocasión.-
Eso me dejaba claro que él sabía cuales eran mis intenciones, sabía que quería protegerlo pero por primera vez sentía que ahora él era quien tenía razón, su mano disponible me acariciaba la mejilla con demasiada cautela, me estremecí a sentir el frío de su piel contra el calor que ahora me abordaba, sin esperarlo me sujetó del brazo y nos transporto a otra parte de la mansión, me costo trabajo distinguir en dónde estábamos, sentí que se alejaba para encantar la puerta, empecé a analizar la habitación, era un dormitorio bastante amplio, sin proponerlo me acerque a la cama que se haya justo en medio, era enorme básicamente lo único que había en este lugar, las sábanas eran completamente blancas y no había ni ápice de polvo, seguramente gracias a los elfos domésticos, aún así era notorio que hace mucho nadie usaba esta habitación.
-Granger… la que se tiene que ir eres tú.- su voz se oía cansada y dudativa, como si quisiera correrme y a la vez retenerme aquí, escuchaba sus paso firme hasta estar detrás de mí- no debes involucrarte con mortifagos, incluso la comadreja que tienes por novio sabe que es estúpido y peligroso.- una leve risa salió ante su comentario.- quién lo diría, de los dos, él supo donde quedarse y con quien…-
-No, él también tuvo sus dudas, igual que todos Malfoy.- giré para encararlo, no me agradaba oirlo tan desanimado, incluso desvalorizando sus propias decisiones, me dolía sin saber por qué ¿Qué estaba mal conmigo?- tal vez no se trata de cuantas decisiones malas o buenas tomamos….- no supe con que valor empezaba a acortar la distancia, el parecía congelado esperando que terminara mi explicación, escuchándome atentamente que no noto mi cercanía.- a final todo se reduce a las acciones correctas en el momento indicado Malfoy.- sonrió de lado cuando me escucho.
-Intenta decirle eso a los aurores que vienen por mi Granger.- ahora era yo quien acariciaba su mejilla helada, no parecía inmutarse por eso.- Solo una noche quedará- de pronto había algo en su mirada, aquel destello que había notado anteriormente se hizo más notable -quiero pasarla contigo, ¿Te quedarás, solo esta noche, Granger?.- no supe que contestar, en mi cabeza no había algo claro respecto a lo que acababa de oír, sus ojos grises estaban impacientes, por primera vez lo veía así, esperando algo de mi, un calor me abordó por completo, yo quería quedarme, cerré mis ojos como respuesta, él lo entendió perfectamente, pues pocos segundos después sentí sus labios sobre los míos como una leve caricia, sin saberlo me hallaba correspondiendo sus emociones.
Poco a poco un simple roce no era suficiente, ahora mis manos se abrazaban a su cuello mientras que el me levantaba sin mayor esfuerzo para depositarme a en la cama, su labios empezaron a recorrer mi cuello lentamente, como queriendo detener el tiempo justo ahí, esta noche sería eterna para los dos, quería que él lo sintiera así, que no iría a ningún lado, que no estaba solo.
Las prendas comenzaban a desaparecer, él me trataba como si fuera la mujer más frágil del mundo mágico, tomándose su tiempo en delinear mi cuerpo y besarlo hasta asegurarse que todo había sido recorrido por él, incluso la cicatriz que gane en esta mansión por parte de su tía, temía que esa palabra lo hiciera detenerse, que una parte siguiera siendo el mismo niño berrinchudo y con complejos por la pureza de sangre, pero para mi sorpresa no fue así, de hecho por un momento sentí como si se disculpara conmigo por ello, por lo que me habían hecho en su propia casa, por lo que el había dicho todos estos años, volviendo a mi rostro para verme fijamente, sus ojos ahora se mostraban cálidos hacía mi persona era una calidez que me embriagaba junto con su aroma, le sonreí con honestidad, creo que no se lo esperaba pues ensanchó sus ojos y solo atino a besarme con mayor necesidad, pidiendo permiso para poder fundirse por completo en mi, fue maravilloso sentirlo, una parte de mi se completaba por fin, nunca había tenido esta sensación de plenitud -Hermione…- dijo mi nombre, por fin había dicho mi nombre, el éxtasis en el que me encontraba era inmenso que sin pensarlo ahora era yo quien lo besaba con frenesí mientras nuestros cuerpos seguían en un vaivén rítmico casi preciso, sabía que habíamos dado un paso sin retorno en aquel momento, mis sentimientos ahora eran claros hacia la persona que tenía encima de mi, amandome a su modo, tan misterioso, pero entregado por completo. No tardamos mucho en culminar nuestra unión después de eso, aún con nuestra respiración agitada podía percibir su calor y su aroma justo a lado mío, sin soltar mi mano, me quise aferrarme a la idea de que podría ayudarle, que supiera que a partir de ahora no lo dejaría solo, cerré mis ojos pensando que justo al amanecer le haría entender que estaría a su lado por siempre.
Necesitamos hablar…- sus palabras me llevaron de regreso a mi presente, al mismo tiempo provocaron en mí una furia que tuve retenida por meses, en mi estado actual no podía retener más ninguna clase de emoción, esta ocasión la que hablaría y tendría la razón sería yo.
¿Ahora si quieres hablar conmigo?¿Una sangre sucia, Malfoy?- sin proponerlo ahora era yo quien lo acorralaba contra la puerta del salón- te estuve esperando por semanas, optaste por solamente dejar una carta donde dejabas muy en claro lo insoportable que sería tener a tu lado a alguien de mi clase…- sus ojos dejaron de verme directamente, por un momento lo hubiese creído que estaba arrepentido o por lo menos apenado con aquella situación pero cuando recordé las palabras escritas en ese pedazo de papel deseche la idea inmediatamente.- Yo no quiero relacionarme contigo, pero no seré tan cobarde como para escribirlo en un trozo de pergamino.
Hermione déjame hablar por favor- dijo en un tono tan suave que apenas pude escucharle- sé que hice mal, pero tienes que entender que había un futuro seguro para mi, no vine a obligarte a nada, no sabía nada de ti por que creí que era mejor así para ambos, sobre todo para ti, ni era mi intención interrumpir tu paz, jamás pensé en buscarte.-
Esas últimas palabras me helaron por completo, él "jamás" pensó en buscarme, había cierta ironía en mi ser, yo esperandolo por meses y él "jamás" pensó en mí, esa era la broma más pesada que el destino me había hecho, de pronto no podía distinguir entre reír o llorar frenéticamente, la rabia que sentía hace meses volvía a mi con una inmensidad descomunal.
Eres un verdadero imbécil Draco Lucius Malfoy…- mis palabras salieron como en un siseo, mucho más bajo de lo que esperaba pero causaron un efecto mayor cuando lo vi como él tensaba su quijada.- me importa una mierda lo que tú pienses en este momento, llegaste 5 meses tarde.- lo mire fijamente por un momento disfrute ese sentimiento de superioridad, a saberlo tan incómodo ante la situación.- apártate, tengo cosas más importantes que hacer que lidiar con una basura como tú.
Camine con seguridad hacia la puerta sin darle tiempo de asimilar lo que acababa de decirle cuando un nuevo dolor se apoderaba de mí, me quedé estática justo a su lado cuando el escalofrío recorrió toda mi espina dorsal, de pronto me hallaba sudando frío y los espasmos en mi abultado vientre vinieron con mayor intensidad, no pude contener mi grito cuando instintivamente lleve mis manos a la zona donde sentía el dolor, mi bebé estaba en peligro.
Hermione, ¿Qué sucede?.- en ese instante note que todo mi enojo había desaparecido, ahora estaba totalmente aterrada y adolorida, no quería perder a mi bebé, haría lo que fuera, incluso pedirle ayuda a su padre…- respondeme, estas pálida ¿Qué sucede?-
Mi… bebé...sálvalo.- sus ojos se abrieron con sorpresa ante lo que había dicho quedando clavados en la parte donde reposaban mi manos, después de decir aquello note como un flujo cálido bajaba por mis piernas llenando el suelo de color carmesí, ¿Si ya era tarde?¿Mi bebé habría muerto?... no, me negaba a responder esas preguntas que mi mente me abordaba.- Draco… por favor- no podía contener mis lágrimas, sintió como Draco intentaba rodearme con sus brazos para sostenerme, su perfume me embriago por completo junto con su calidez, por raro que parecía logro calmarme antes de caer desvanecida entre sus brazos con mis manos aún aferradas a mi bebé… esto es tan cruel, ya no oigo nada a mi alrededor, todo se oscureció.
Mi cabeza empezó a rememorar toda mi vida quedando congelada justo en ese último instante, donde su aroma me abrazaba, fue que me di cuenta que sin planearlo una parte de mí se había imaginado un final mejor, donde mi hijo nacía con el cabello platinado como su padre pero sus ojos eran parecidos a los míos, donde aquel que me había abandonado regresaba a mi dispuesto a pelear a mi lado para defender a nuestra familia, donde la voz de mi hijo nos embriagaba de felicidad todos los días, donde yo podía amar y ser amada. Todo me parece tan lejano e imposible en esos instantes, me habían quebrado por completo, no planeaba volver si mi mundo no era lo que había idealizado, si esa persona no estaba dispuesta a afrontar conmigo a su lado todos los demonios que nos acechaban constantemente, no quería un mundo donde mi hijo no existía, donde el mundo se alegraría por que una sangre sucia perdía el hijo de un traidor a la sangre, donde era mucho mejor que una mujer y un bebé mueran a tener un hijo bastardo.
