Por dónde empezar siempre ha sido lo más difícil, y más cuando uno tiene demasiadas ideas en la mente y quiere transmitirlas a los demás sobre todo cuando lo que transmite son ideas vagas aunadas a recuerdos de hace años que siguen apegadas a uno a pesar del resultado de aquellos acontecimientos, lo cierto es que si quisiera por empezar a explicar, tendría que volver a hace diez años cuando tenía diecisiete años, lo cual pareciera que no fue hace mucho desde donde estoy, físicamente he cambiado, mi cabello largo y castaño se ha visto desvanecerse por las complacencias del trabajo burocrático y elitista que representa estar en el sector público como funcionario, mis playeras de futbol y de ejercicio se han desplazado por el sinfín de trajes que ocupan el espacio de mi armario, dejando así solo un puñal de ropa informal para los fines de semana, pero bueno , esto no ha dejado que deje de ser un hombre que resulte atractivo para las mujeres, los años pesan con el tiempo, pero para mí han sido una ventaja con el lado femenino, mi rostro de niño se ha perdió por los rastros de la madurez y de la barba que día a día lucha por salir de su prisión de piel, mi madre dice que luzco idéntico a cuando conoció a mi padre, por su parte mi hermana dice que no es así, tal vez solo sea por el cabello y los ojos, que en realidad he tomado mis propios rasgos.
Pero bueno esto no es una descripción de como luzco a mis casi veintisiete años, es de como perdí el valor, el valor de vivir, el valor de ser honesto conmigo mismo, el valor de ver a los a las personas que más me importan, el valor de pelear. Sé cómo paso y no quiero entrar en muchos detalles, eso ya lo he hecho con el psicólogo, en más de una hora me hablo sobre lo que es cargar con cosas del pasado y de no cerrar ciclos y pura palabrería, he ido por recomendación de mi jefe ya que ha dicho que mi rendimiento ha bajado en los últimos dos meses, mis amigos y familiares no saben que voy a ver a un psiquiatra aunque no dudo que estén próximos a hacerlo, tampoco es que necesite que me digan lo que quiero oír, lo único que abarca en mi cabeza es que la única mujer que me ha importado ahora vive con mi mejor (o ex mejor amigo), como sea el caso, me gusta estar en este estado, hace poco leí un libro de un autor latinoamericano que habla sobre las realidades y los distintos mundos que están más allá de la realidad, en donde cada decisión es una puerta a otra realidad alterna, era una serie de cuentos bajo el mismo telón, no recuerdo el nombre del escritor, ya que ese día leí el libro que estaba acomodado en la recepción del consultorio de médico y tenía algunos pacientes antes de atenderme a mí, no eran más de 80 páginas por lo cual fue bastante fácil leerlo, me parece que es argentino el escritor, ya iré pronto a ver a mi doctor y anotar el nombre del libro y del autor y tal vez pueda escribir algo sobre él en mis notas.
Desde entonces no he dejado de pensar en si en otra realidad Sora y Yo somos algo más que viejos amigos que solo se ven en los cumpleaños de los amigos en común, si el yo de hace diez años tuvo el valor para hablar con ella el día en que la perdí de mi camino y de mí mismo, ya que Sora no solo era alguien importante, era algo dentro de mí, algo que me había formado, no hay palabras para describirlo, pero si podría decir que fue arrancado esa parte y con los años solo ha ido desmoronándose, dejando así un hueco sin fondo donde no hay cabida para remplazar.
Se hace tarde y mañana debo ir a mi rutina monotona del funcionario público, aunque solo espero que si hay un Taichi Yagami ahí afuera o ahora mismo tenga el suficiente valor de hacer todo lo que yo no hice, aún si falla, es mejor fallar intentándolo que nunca haberlo hecho.
