Pintura.
El color favorito de Sasuke era el azul aunque muchos no lo supieran o si quiera lo imaginaran.
El color favorito de Sakura es el rojo, todos lo saben.
Por eso mientras se acercaban a los terrenos del Clan tomados de la mano, conversando de temas sin importancia disfrutando de la cálida compañía del otro se sorprendieron con el intenso olor a pintura que flotaba en el ambiente.
-¿Pediste que vinieran a pintar la habitación? –Pregunto ella con duda. Poco más de una semana le había pedido a su esposo que pintara la que sería la habitación del bebé que esperaban pero como últimamente ambos se encontraban tan ocupados lo dejaron en segundo plano.
-No. Dije que la pintaría yo. –Respondió un poco contrariado y ofendido. ¿Acaso no dijo claramente que él se encargaría de todo lo relacionado a sus hijos? –Voy a revisar.
Espero unos minutos a que entrara para luego seguirlo –seguro la regañaría al alcanzarlo –silenciosamente, no permitiría intrusos en su hogar, este que tanto dolor le costó construir, la sola idea la hacía enojar... Por otra parte su mente lógica se preguntaba: ¿Qué hacia un ladrón con pintura en su casa? Además el olor le estaba comenzando a producir nauseas, sacudió su cabeza para concentrarse en el momento acercándose con precaución al sitio donde predominaba el aroma.
-¡Sorpresa! –Gritaron a coro tres voces juveniles.
Sus hermosos ojos verdes se llenaron casi instantáneamente de lágrimas, en parte por la emoción, en parte por las hormonas. Ahí frente a ella se encontraban sus tres hijos mayores con hermosas sonrisas, manchados con pintura por todo el rostro y en sus ropas.
Atsuko, su primogénita siempre diestra en las artes.
Sora, su segundo niño, siempre creativo y deslumbrante.
Kano, su tercer niño, siempre amable, dulce y sincero.
Estornudo sin querer por lo concentrado del olor pero no pensó en salir solo por seguir admirando esa belleza, en las paredes del cuarto, sus hijos habían pintado un paisaje: Un cielo despejado con diferentes degradados de azul, esponjosas nubes con formas de animales, un sol sonriente, el suelo cubierto de grama de un brillante verde incluso algunos tonos semejantes a su iris, flores moteadas en buena parte del cuadro, y de un lado se encontraban todos ellos; Sakura con su kimono rojo con blanco, sonriendo con un bebe en brazos que aun no tenía coloreado su cabello, a su lado abrazándola se encontraba Sasuke, de frente estaba Atsuko con sus grandes ojos verdes ocultos parcialmente tras su cabellera negra pasando cada uno de sus brazos sobre los gemelos, Sora y Kano, cuyos ojos negros estaban brillantes.
-¿Te gusta, mamá? –Kano la miro con una expresión tan expectante que solo pudo lanzarse abrazarlo fuertemente – ¿Mamá?
-Son las hormonas. –Explico entre sollozos. –Los amo tanto.
-Nosotros también te queremos. –Corearon los hermanos al abrazar a su madre grupalmente.
-A ti también te queremos, padre. –Comento la muchacha lanzándose a los brazos protectores de su progenitor, siendo una niña de papá no tardo en recibir un beso en la frente.
-Ustedes son mis más grande tesoros. –Pronunció avergonzado.
Sakura volvió a toser por lo que todos decidieron que lo mejor era evacuar la habitación –y la residencia –hasta que se aireara un poco. Sakura caminaba delante acariciando su abultado vientre al tiempo que conversaba animadamente con su hija, los gemelos justo detrás actuaban como los guarda espaldas de tan hermosas criaturas.
Los amo.
El solo pensamiento lo tranquilizo, sus ojos se volvieron rojos para grabar dicho momento a fuego en su memoria, atesorándolo.
No le gustaba el rojo.
Era el color de la sangre derramada por sus padres, la que salió del cuerpo de Itachi, la que escapaba de su cuerpo en cada herida.
Solo le gustaba cuando era Sakura la que lo vestía, cuando aparecía en su rostro en un tono suave decorando sus mejillas con dulzura.
El azul por el contrario era el tono del cielo, del mar, de la paz-
Le gustaban especialmente los azulejos.
Aves azules.
Libertad e inmensidad.
Pensándolo seriamente aquel dibujo le faltaba unos pequeños azulejos, le propondría a sus pequeños artistas su idea.
-¡Padre! ¡Estas quedándote atrás! –Atsuko sonreía burlona al acercarse para tomarlo de la mano –La bebé tiene antojo de ensalada de tomate.
Sasuke era feliz.
Sakura se sentía dichosa.
Entre azul y rojo.
Violeta, la tomo delicadamente en sus manos para darle alcance a su familia.
-Sakura.
-¿Si, Sasuke –kun? –Se detuvo siendo sorprendida por un pequeño beso en los labios al tiempo que le ofrecían una bella flor.
-Gracias. –Contesto sonrojada.
-Awww. –Escucho de fondo a su progenie enternecida. Oculto avergonzada su rostro en el pecho de su marido –amaba la palabra –que la abrazo.
Nota: Mi participación para el mes de Sasusaku.
Son diferentes historias con o sin relación cronológica.
Dedicado a Sasusaku Eternal Love, a todos sus miembros.
