Renuncia: Todo a Kohske.
Personajes: Alex!centric.
Barro tal vez
Todo en ella es un río furioso que se deshace y que se retuerce por las noches tibias. Alex es esta voz rasposa que rompe en dolor y que se relame los labios para aliviar el sabor a muerte que le abunda siempre. (No puede gritar, así que solo le queda por cantar). Se pasea los dedos temblorosos de manera nerviosa por entre los cabellos y siente aquel temblor turbio entre las piernas. (Bajo las sábanas las siente rotas).
Alex es amnesia, es un coro de mil voces; y tiene los ojos entrecerrados que recuerdan a las grietas entintadas de sangre seca que abundan en los callejones oscuros.
Alex es esta tarde nublada en la que nunca puede llover, y se tropieza cada dos por tres mientras la droga le afecta las órbitas y las melodías y la música callada, que se retuerce en una calle solitaria y calla sollozos de espanto mientras la vida le cae sobre los hombros y su miseria es una constante amnesia.
(Y a veces su tarde se rompe y ella es capaz de estallar en carcajadas y transformar con sus manos sucias y maltratadas al día, convirtiéndolo en la noche.
Así que a veces tumbada contra lo inexacto, en los días callados, es capaz de recordar esos sueños imaginarios en los que puede volver a ver su infancia, en los barrios empobrecidos, y cuando la miseria aún recaía sobre ella, pero con sus manitos entre las de su hermano reía todo el día y callaba hasta a la más angustiada armonía.
Alex besa a los melómanos).
Pero han de haber noches en las que tiembla contra el rincón imaginario y la piel embarrada de miseria y sus labios que tiemblan mudez, donde murmura recuerdos mentirosos y el cuerpo ruge lastimado de tanto divagar entre callejones donde las caderas se movían violentamente y su aroma a hollín quedaba impactado contra los muros grisáceos. Y en sus noches oscuras y eternas donde nunca llueve se retuerce entre susurros de grillos y sollozos callados donde declara ser muda.
Es que:
–Soy de amnesia. Estoy hecha de recuerdos.
Buscando con sus manos temblorosas se explora el interior y descubre, casi espantada, casi fascinada, que su carne y su piel hirviente desaparecen hasta que ella no es más que un recuerdo inexacto, una voz desafinada. Deja de caminar por entre callejones y siente, de a poco, que puede ser una simple voz contra el suelo de madera que se extiende, con la sangre.
Porque:
–Casi, casi puedo tocarme el alma.
Llora sinfonías y se enamora de su miseria pues descubre que añora la lluvia. Y cuando ésta cae, ha de sentirse los huesos de papel y alma aguada de sequía. Antes de que su noche, tan oscura que enamora, se apague de repente se retuerce en carcajadas y sonríe como las grietas que se abren de manera rota por entre las calles.
(Está rota y por ellos hace suspirar a las otras sombras que la observan, declarando en sus misterios que es hermosa con sus piernas temblorosas y sus ojos donde se agrietan las ojeras y las sombras del ayer).
Alex es–
Entonces:
–Alex-chan eres como la corteza, ¿sabes?
Pero ella:
–Yo soy de barro.
(aunque quiero ser canción).
Alex es este grito al cielo, que se rompe.
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