CONOCIENDONOS (POV. N.U.)

Me levante muy temprano, lo cual me impresiono por lo que supe que ese día de seguro iba hacer difícil (si quieren llámenlo intuición), me dirigí a la ducha a tomar un baño rápido, más tarde me bañaría con más tiempo, luego bajé a desayunar, cuando llegue note que la mesa estaba vacía, aunque ya me había acostumbrado eso me hiso poner un poco nostálgico y triste (estoy casi seguro que sonreí de forma nostálgica al recordar la muerte de mis padres), de seguro se preguntan con quién vivo, pues vivo en la casa de mi abuelo (Jiraiya), él para de viaje para hacer sus investigaciones, él es un famoso novelista aunque realmente nunca me ha llamado la atención sus libros, siempre me aburren y el responde con un: "Eres menor por eso no sabes apreciar una bella obra de arte como lo es mi libro", aunque yo no conozca mucho de arte estoy seguro que no se le denomina así a un libro que habla sobre relaciones más allá de un simple beso, es por eso que tengo la costumbre de decirle viejo pervertido (o Ero-sennin). Cuando ya había terminado, deje las cosas limpias y me apresure en lavarme los dientes, Salí corriendo de mi casa y me pare una cuadra antes de llegar al colegio (mi abuelo me había dado un croquis exacto de cómo llegar porque la verdad soy muy despistado y me paro perdiendo), estaba a punto de llegar cuando la puerta se cerró en mi cara (literalmente).

– Kuso! – grite, era mi primer día de clase y llagaba tarde, pero como era nuevo estaba seguro que no iba a pasar nada por saltar una reja, además no había nadie mirándome así que tome impulso y salte – entre! – grite muy emocionado, pero antes de poder hacer algo, sentí una mano en mi espalda lo que me puso nervioso.

– Hey tú – me dijo un profesor (supuse que era eso por su forma de vestir) con una rara maca en la nariz, era más o menos alto y de cabello marrón.

– ¿Y-yo dattebayo? – pregunte un poco nervioso.

– Eres… – se acercó a mí – ¿nuevo?

– Sí – respondí sin más.

– Bueno, no veo que hayas roto una gran regla y tienes una excusa por ser nuevo – comenzó a decirme, aunque parecía más que estaba hablando consigo mismo – así que por esta vez no se lo diremos a la directora.

– Gracias dattebayo– le dije feliz

– ¿Sabes dónde te toca? – me preguntó de la nada

– ¿Qué cosa? – pregunte yo.

– Tu salón de clase – me respondió.

– La verdad es que no – le dije un poco apenado

– ¿Cómo te llamas? – me preguntó.

– Naruto…, Naruto Namikaze Uzumaki – le dije sonriendo.

– ¿Eres hijo de kushina Uzumaki y Minato Namikaze? – me preguntó.

– Sí – le dije sonriendo amargamente.

– Mis pésames – me dijo por el accidente de mis padres – fueron muy buenos y gracias a ellos yo estoy vivo.

– ¿Qué? – pregunte asombrado, no podía creer que había pasado algo como eso.

– Sí, ellos me salvaron de… – pero antes de que pudiera terminar, sonó el timbre, ante esto el sonrió – creo que otro día te lo contare, por ahora debemos de llevarte a tu salón, me supongo que tienes unos 16.

– Sí – le respondí.

– Entonces, ya sé cuál es tu salón – me dijo jalándome.

Caminamos por un rato, pero luego me hiso entrar a un salón donde la profesora estaba sentada sobre el pupitre, tenía el cabello sujetado por una coleta japonesa y estaba comiendo dangos.

– Anko… – dijo en profesor con una gotita estilo anime.

– Hola Iruka, ¿qué haces por aquí? – le pregunto como si nada mientras comía otro dango.

– Te traje a un alumno nuevo – le respondió.

– Bueno… – la profesora bajo del pupitre y de un grito todos se callaron – tenemos a un alumno nuevo, preséntate.

– Me llamo Naruto – mientras decía esto vi como las chicas hablaban entre ellas lo que me hiso ponerme un poco nervioso.

– Bueno siéntate por ahí – me dijo mientras ella se sentaba y seguía comiendo dangos (la verdad es que no sé de donde saco el resto). El único lugar vacío que había, era al costado de un chico de cabellos y ojos color azabache.

– ¿Puedo sentarme? – le pregunte, pero como él no me respondió, me senté sin más.

– ¿Quién te dio permiso de sentarte? – me pregunto aun sin desviar su vista de la ventana.

– Yo – le conteste, el muy bastardo parecía un rey.

– Párate y siéntate en otro lugar – me dijo cortante.

– No lo puedo hacer porque no hay asientos – le respondí.

– Pues siéntate en el piso – me contesto, pero esta vez me miro.

– Siéntate tú – le respondí.

– Eres muy valiente – me contesto sonriendo de lado – o un dobe que no sabe quién soy.

– Lo serás tú teme – le dije molesto.

– Uzuratonkashi – me dijo el volviendo a mirar por la ventana. Antes de que pudiera contestarle, la profesora se paró y nos hiso callar.

– Ustedes saben quién soy yo, pero para los que son nuevos – me dijo mirándome – me llamo Anko Mitarashi, soy su profesora de educación física o tortura como la quieran ver – y sin más que decir salió del salón y poco a poco este se fue vaciando.

– Muévete – me dijo el teme.

– No – le conteste.

– ¿Estas sordo?, la profesora ya debe de estar en el patio – me dijo este.

– No estoy sordo y se pide por favor dattebayo – le dije aguantándome las ganas de gritarle.

– Como sea, si no llegamos nos va a poner a correr – me respondió a lo que yo me pare.

– ¿Dónde queda? – le pregunte, la verdad es que no conocía ese lugar.

– Hmmm no sé – me dijo con sarcasmo mientras se dirigía a la puerta – vamos.

Cuando llegamos al patio nos dirigimos a los cambiadores – cámbiate rápido sino quieres dar 20 vueltas.

– Ya, ya – le conteste, me pareció un buen tío cuando te acostumbras a su forma estúpida de ser. Termine de cambiarme y salí, por lo visto él me espero.

– Bueno den 20 vueltas por el patio – dijo la profesora, cuando ya todos estábamos en el patio.

– ¿Por qué? – preguntaron todos al unísono.

– Para poner en forma al nuevo – respondió mientras me dirigía una sonrisa burlona. Luego de las veinte vueltas, la profesora nos puso en dos grupos: hombres jugando futbol y mujeres jugando vóley. Yo me quede sentado ya que estaba cansado y además, solo conocía al teme.

– Oye – me llamo un chico con cara de perro.

– ¿Qué? – le pregunte.

– Vamos a jugar futbol y necesitamos una persona más, ¿te apuntas? – me pregunto.

– Claro – le dije mientras me paraba.

– Por cierto, me llamo Kiba – me dijo extendiéndome la mano.

– Naruto – le conteste y le estreche la mano.

– Kiba apúrate – le grito un chico de cejas exuberantes.

– Ya voy – le respondió, cuando llegue él me los presento – este es nuestro equipo: Chouji es el portero – dijo señalando a un gordito que estaba comiendo papitas a la Barbie Qui – Shikamaru es primera defensa – dijo señalando a un chico que estaba bostezando (a hora que me acuerdo, cuando entre al salón él estaba dormido) – Shino es segunda defensa y medio campista – me dijo mientras miraba a un chico con atuendo muy misterioso – el de acá es Rock Lee, es nuestro delantero – esta vez señalo al chico con cejas exuberantes – yo soy medio campista y delantero.

– Yo juego de delantero – le respondí a lo que el sonrió.

– Esta bien, entonces a jugar – dijo y todos se pusieron en su lugar, antes de comenzar a jugar el me llamo a un lado – ten cuidado de Gaara – dijo señalando a un chico con un kanji de amor tatuado a su frente – no dejes que Neji te robe el balón – esta vez señalo a un chico de cabello negro y ojos color perla – esquiva a Sai – dijo señalo a un chico que se parecía al teme, pero tenía una sonrisa hipócrita – no dejes a Suigetsu con el balón – me mientras miraba disimulado a un chico de cabello blanco – y sobre todo no dejes que Sasuke obtenga la pelota – esta vez señalo al teme (ahora que me acuerdo gracias a él se cómo se llama el teme) – si lo logramos podríamos meter gol a Juugo, aunque es muy difícil hacerlo .

– No te preocupes, para el futbol soy muy bueno dattebayo – le dije emocionado.

El marcador iba muy igual 1-1, 3-4. Hasta el último que estábamos 5-5, todo estaba en el último gol pero antes de poder hacer algo la profesora nos mandó a cambiar. Cuando termine de cambiarme me dirigí al salón, pero antes de poder entrar sentí que alguien me jalaba.

– Dobe, no entres – me dijo Sasuke.

– ¿Por qué? – le pregunte sin tomar mucha importancia al insulto.

– Solo vámonos – me respondió, en ese momento sentí algo raro en…, bueno en todo mi cuerpo.

– ¿Qué pasa? – pregunte por fin cuando llegamos a la azotea.

– El profesor que nos toca es Orochimaru – contestó – es un pedófilo y eres nuevo así que es mejor que todavía no te traumes.

– ¿Traumarme? – pregunte.

– Me toco pasar por eso – me respondió – no pasó nada, pero desde ese día la mayoría de las personas me tiene miedo.

– ¿Y por qué no le dicen a la directora?

– Ya lo hemos echo, pero no había pruebas suficientes.

– ¿Qué fue lo que él te hiso?

– Él se quiso propasar conmigo, pero mi hermano me dijo que él era así; a mi hermano también le quiso hacer algo aunque jamás me lo dijo, el punto es que lo golpee y desde ese accidente la mayoría de los profesores mantiene su distancia, pero parece que Orochimaru no aprende su lección porque lo volvió a intentar, pero esta vez active el Sharingan.

– ¿Qué es eso?

– Es una técnica de familia.

– Sería muy divertido pelear contigo – le dije sonriendo.

– ¿Pelear conmigo?

– Si – le conteste riéndome.

– Dobe – me dijo mientras comenzaba a reír conmigo, en ese momento no sabía que era la única persona que había visto como el reía.

– Teme – le respondí y me tire al suelo, la verdad es que no había sol, pero el lugar estaba un poco caliente.

– ¿Por qué viniste a este colegio? – me preguntó de la nada.

– Por la muerte de mis padres – le respondí de forma triste.

– A ya veo.

– ¿Y tú por qué viniste?

– Mis padres quieren que siga el ejemplo y el camino de Itachi, mi hermano – me respondió muy serio, su mirada era fría.

– No puedes hacer eso, nadie tiene control sobre tu propia vida, así sean tus padres no puedes hacer algo que tu realmente no quieres.

– Hmp – me contesto mientras sonreía de lado a lo que yo me sonroje.

– ¿Ahora qué?

– Nada, solo hay que esperar a que acabe su clase.

– Que aburrido – le respondí mientras hacia un puchero, después de un rato decidí romper el silencio – ¿quieres jugar?

– No.

– Vamos, juega – le volví a insistir.

– No, no me gusta jugar.

– Eres muy aburrido.

– No lo soy.

– Si lo eres dattebayo.

– Cállate – me dijo cortante y mirándome como si me fuera a matar yo decidí hacerle caso, pero de un momento a otro me quede dormido. Había pasado mucho tiempo hasta que sentí que alguien me quería levantar.

– Levántate – me gritaba, la verdad es que me moría de sueño así que lo jale y lo abrace como si se tratase de una almohada.

– No soy tu almohada Uzuratonkashi – me grito.

– ¿Teme? – pregunte mientras abría mis ojos y lo soltaba.

– Quítate de mí – me volvió a gritar.

– ¿…? – no sabía a qué se refería así que cuando me levante note que estaba sobre él, no solo lo había jalado para abrasarlo sino que también me había echado sobre él, lo que me hiso sonrojarme a mas no poder.

– ¿Te puedes para o es qué te gusta estar así? – me pregunto con su tono burlón aunque note un ligero coqueteo en sus últimas palabras, pero no le tome mucha importancia.

– Claro que no – le grite mientras me paraba por completo.

– Hasta que te paras, sabes dobe los tontos pesan y mucho – me dijo mientras él se paraba y sacudía su ropa.

– Cállate dattebayo – le grite.

– Ya es la hora de salida me dijo como si nada.

– ¿Qué? – le pregunte asustado, no podía creerlo ese era mi primer día de clases.

– ¿Acaso es que realmente estas sordo? – me pregunto serio.

– Claro que no – le conteste – y como que ya es salida si solo he entrado a una clase.

– Te la pasaste durmiendo todo el día así que no te quejes, yo te intente levantar pero la verdad es que tienes el sueño muy pesado así que te deje y yo fui a las demás clases, subí para ver si seguías durmiendo y creo que acerté – me dijo mientras se dirigía a la puerta – vámonos.

– ¿A dónde? – le pregunte.

– Tengo un partido y necesitamos a un jugador más ya que Suigetsu se va a ir por un problema.

– Ha… está bien – le dije y baje con él, cuando llegue al salón me dirigí a sacar mis cosas, pero me di cuenta de algo – ¿por qué no subiste tu maleta?

– No te importa – me dijo cortante.

– ¿Te quedaste dormido? – pregunte un poco burlón.

– No – me respondió mirando hacia otro lado, logre notar un ligero sonrojo.

– ¿Te quedaste cuidándome? – le pregunte muy curioso.

– Ni en tus sueños – dicho esto se fue sin más. Eso me dejo pensativo, intente seguirlo pero cuando salí él ya no estaba, por lo que opte por regresar a mi casa.


Bueno si notan algun error por favor avísenme

la verdad es que es la primera ves (creo que muchos se daran cuenta)

y quiero agradecer a Zaphyrla, gracias a ella pude saber como se sube :D gracias... XD