Kurapika observó detenidamente, donde antes estaba el coliseo había un monolito de piedra algo enterrado por la arena, cerca un bosque, más allá la cuidad. Muy a lejos otro monolito. Un desierto del que nacían grandes cristales. Logró ver una deformación en el cielo, donde estaba el quiebre del domo de la isla, más allá una sabana, y una gran variedad de praderas distintas... En medio notó como crecía una franja que partía la isla a la mitad un campo de dientes de león. Sopló el viento y volaron cientos de pequeños fragmentos blancos.
Y solía remorderme, por que todo lo que ella me hacía sentir iba en contra de todo lo que yo tenía pre-planteado. Ella rompía mis esquemas y los de los demás.
Cuando podía, trataba de responderme por que me provocaba todo aquello... pero ya me da igual responder o no. Es una pregunta sin respuesta, diré "uno" y guardaré silencio. Y la observaré, mientras pueda. Antes de que el fin y la misión de mi vida lleguen.
Para responder a estas emociones...
