Falling Apart

by Vinagre


Chapter I

Recuerdos

Rinoa POV.

Querido diario

Han pasado siete años desde la derrota de Ultimecia y seis años desde que todos nos separamos. Creí que nunca retrocedería a recordar, pero hoy ocurrió algo que nunca pensé que sucedería. En todos estos años me han ocurrido muchas cosas y entre ellas la mejor fue casarme con mi vigente esposo Squall Leonhart. Tenemos un hermoso niño de tres años y vivimos actualmente en el Jardín de Balamb. Squall es el director del Jardín, trabaja juntamente con Xu Chang y Nida Verdini los únicos veteranos de la guerra pasada que hoy por hoy quedan en el Jardín. Un poco irónico que el Jardín entrene hombres y mujeres para acabar con las Brujas, teniendo como esposa el director una bruja. Mucha gente lo criticó en los primeros años, pero ya se han acostumbrado a la idea.

Squall Leonhart, muchos lo conocen como un hombre frió y sin corazón. No habla con nadie solo con los que necesariamente tenga que comunicarse. Conmigo y con su hijo es muy diferente, nos ama con toda su alma y somos la luz de sus ojos, todas las noches conversamos de cómo nos fue el día y de como nos sentimos. Es un padre ejemplar y le comparte y enseña todo a nuestro hijo. Squall esta muy sentido con el mundo que lo rodea tiene miedo a abrir sus sentimientos de nuevo, no quiere ser herido de nuevo.

Nuestros amigos, que puedo decir, es difícil recordar. Una sola equivocación acabo con nuestra linda amistad. La "desaparición" misteriosa de la Leuteniente Quistis Trepe en una misión en el medio del océano de continente de Galbadia. Squall se siente responsable de su "desaparición" como el prefiere llamar. Todos estábamos en esa misión aunque no la recuerdo muy bien, solo se que recuerdo cuando Quistis y yo colgábamos de un risco, había humo, fuego y explosiones por todos lados. El acantilado en que colgábamos se venia abajo por la explosiones. Squall nos vio y nos tomo de las manos a ambas. Pero era mucho peso para Squall, solo recuerdo que me escapaba de las resbaladas manos de él y la mirada que Quistis y Squall se dieron por unos segundos. Yo solo lloraba de terror a caer hacia el océano. Quistis me decía desesperadamente que sacara mis alas para que pudiera volar pero estaba paralizada. Recuerdo ver la manos de Quistis sujetar fuertemente la mano de Squall casi lastimándolo pero el con lagrimas en sus ojos la soltó para salvarme a mi. Cerré mis ojos al escucharla gritar, nunca en mi vida podré olvidar ese grito de terror. El grito se termino al escucharse un fuerte ruido en el agua. Squall me tomo rápidamente entre sus brazos y me desmaye.

Luego me desperté en los brazos de Squall que miraba distante hacia alguna ventana de cristal dentro del Ragnarok, sus ojos estaban rojos, señal que había llorado levemente. Creí que todo era un sueño y le pregunte suavemente a Squall. El solo me miró, y me dijo que no la encontraron, el mar se la había llevado. Nadie supo verdaderamente lo que ocurrió solo yo y Squall sabemos que sucedió hace seis años en el acantilado de Dollet.

A veces me despierto por la noche por las pesadillas que me recuerdan ese espantoso evento y observo a Squall. ¿Que hombre es capaz de preferir la vida de su amor antes que la vida de su hermana y compañera de batalla? Quistis quería vivir, la forma en que sus ojos miraron a Squall lo dijeron todo. El grito que salio de su garganta fue un grito de dolor de un corazón destruido, una mujer que había dado su vida muchas veces para salvar a Squall, y el no fue capaz de salvarle la vida ni tan sola una vez. Un grito de una mujer que quería seguir viviendo. Se que cualquier persona hubiera hecho lo mismo¿oh no?

Me siento culpable, yo pude haber sacado mis alas y haber volado y salvarme para que Squall pudiera salvarla. Pero estaba en pánico, no pensaba con claridad fueron momentos horribles. Luego de una intensa búsqueda solo encontraron su látigo y algunos accesorios de ropa ensangrentado y destruidos. Los policías y buscadores la dieron por muerta ya que el mar estaba infectado de tiburones y la caída era de muy alto como para poder sobrevivir sin alguna fractura. Probablemente ella quedo viva al impactar el agua, pero con fracturas que le impidieran nadar, provocando que se ahogara. Squall no reveló los detalles y les explicó a todos en el Jardín que Quistis solo desapareció.

Zell se sospechaba lo que había ocurrido pero se que estaba muy herido por la situación así que varios meses después renuncio al Jardín y se mudo a la ciudad de Balamb a vivir con su madre. Actualmente trabaja como comandante de la policía de Balamb. Selphie e Irvine se mudaron hace unos años atrás a Trabia para reformar el Jardín. Selphie trabaja como Instructora al igual que Irvine. Selphie fue la más afectada con la desaparición de Quistis ya que ambas se querían como hermanas. Ella le pidió de favor a Squall si podía conservar el látigo de Quistis como recuerdo y el se lo concedió. Ella lo conserva junto a la chimenea de su casa con una foto de Quistis y ella tomada en la fiesta de celebración por el final de la batalla de las brujas.

Edea sufrió mucho la desaparición como si realmente supiera lo que había pasado. La veía llorar mirando hacia el mar casi todas las tardes. Solo se que reabrió el orfanato junto con Cid hace cinco años. No hemos tenido comunicación desde entonces. Los extraño a todos con todo mi corazón.

Hoy me ocurrió algo muy fuera de lo normal, el Jardín se detuvo en Fisherman Horizon, para unos arreglos de rutinas a la gigantesca nave. Squall me dijo que paseara a nuestro hijo por la ciudad pero que tuviera mucho cuidado. Y así lo hice, paseábamos Dante y Yo hasta llegar al gran puente que cruza casi el océano completo de Galbadia a Esthar. Se podía ver el hermoso océano azul y el sol que golpeaba a las olas que pasaban por debajo del puente. Tome a Dante entre mis brazos para que pudiera ver mucho mejor. Unas pequeñas risas llamaron nuestra atención. Eran dos niños que caminaban hacia nosotros. Parecían pequeños angelitos jugando por el gigantesco puente, un niño y una niña agarrados de mano. Eran rubios como el sol y sus ojos eran un intenso azul cielo, eran de la misma edad de Dante, muy pequeños para andar sin cuidado de un adulto.

Me preocupe y me les acerque, me sorprendí. Me miraron por un momento sin miedo y ambos me sonrieron…

"¿Niños, que hacen ustedes solitos en este lugar?" Los niños observaron a Dante y luego a mí.

"Vivimos aquí" exclamó la niña con una increíble perfecta pronunciación del leguaje.

"¿Qué edad tienen?" les pregunte.

"Cuatro" El niño me contestó con una sonrisa muy familiar. "Somos hermanos fraternales" "Mi papa es pescador y mi mama trabaja en una tienda muy cerca de aquí"

La niña añadió.

"¿Sus padres saben que están aquí?" Me miraron y se taparon la boca sonriendo. "¿Se escaparon?" Levante una ceja y el niño me dice que si con su cabeza orgullosamente.

"Les puede ocurrir algo grave aquí solos, tiene que volver con sus padres" Les dije un poco preocupada. "Además hace un poco de frió para como andan vestidos"

Ambos niños vestían de blanco. El niño solamente con un pantalón blanco descalzo y la niña con un simple trajecito blanco con un tigrecito enfrente también descalza.

"¡Venimos a tirarnos al agua!" El niño corrió hasta la borda y se trepó en ella. Rápido solté a Dante y corrí hasta el para impedir que se tirara al agua, pero el niño se soltó y cayó a toda velocidad al agua. Rápido empecé a quitarme las botas y varios accesorios lista para rescatarlo pero el niño sale a frote sonriendo y nadando felizmente.

"¡Que crees que estas haciendo, te vas a ahogar!" sentía que me iba a dar un ataque al corazón cuando vi algo blanco pasar muy rápidamente por mi lado y tirarse al agua desde lo alto del puente. La niña se tiro y cayó al agua como un proyectil y comenzó a jugar con su hermanito en el agua. Dante los miraba desde la borda muy sonriente también intentando trepar sus piernas a la borda para poder tirarse al agua. Rápidamente lo detuve entre mis brazos.

" ¡Que demonios crees que estas haciendo!" Dante me observó enfadado cruzando sus pequeños bracitos en su pecho. Volví a observar a los niños y ambos subían por una escalera improvisada por pescadores en una de las columnas que sostenían al gigantesco puente. Los niños llegaron hasta el tope sonrientes y muy mojados.

"Mis padres nos enseñaron a nadar desde que éramos muy pequeños" el niño hace una señal con sus dedos imitando el tamaño.

"¡Quitim¡Solymar!" Una voz profunda y varonil hizo que los niños brincaran un poco asustados y se miraran preocupados.

"Papa…" La niña se voltio a mirar a su padre venir hacia ellos. Eran un hombre fuerte y alto su pecho muy bien formado y tatuajes en ambos brazos. Su piel bronceada por el sol del trabajo de pescador. Rinoa lo observó al rostro y casi perdió el balance de sus pies al ser recibida por una sonrisa muy familiar y coqueta.

"Rinoa"


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