Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto ;D
Él los creo pero espero se haiga basado en alguien porque quisiera un Sasuke Uchiha :B
^^ Espero les guste
AMARÍA QUE LEAN LA N/A. NECESITO SU AYUDA :(
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NO MORE
"He said: if you dare, come a little closer."
.
Debí de haberlo sospechado desde la primera vez que él llegó tarde a una de nuestras citas. O cuando evitaba a toda costa que yo revisara las fotos de su celular. Tal vez fue más que obvio cuando él atendía sus llamadas en otra habitación a donde yo estuviera.
Había tenido muchas señales. Demasiadas. Pero las ignoraba, por alguna ilógica razón.
Últimamente las cosas no iban bien. Yo siempre creía que nuestra relación iba mejorando con los días. Es decir, yo en serio me esmeraba por ser mejor persona a su lado y todas esas cosas que juras cuando estas enamorada.
Pero era inevitable.
Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza. Sasuke siempre había sido un mujeriego y siempre lo sería.
Mucho antes de comenzar una relación con él, habíamos tenido problemas por sus múltiples amoríos. Aun cuando sólo éramos conocidos.
Yo lo sabía. Siempre lo supe. Mucho antes de mi, había una larga lista de mujeres con las que él había jugado. Pero creía, firmemente esperaba, que él cambiase con el tiempo. Y fue así como me cegué yo misma.
Llevaba una venda en mis ojos.
Cuando me propuso que viviéramos juntos yo realmente pensaba que tenía casi ganada la victoria de una guerra inexistente. Pensaba que las cosas no podrían ser mejor.
-Yo realmente lo he hecho cambiar – Me mentía a mi misma.
"-Sasuke… Tú me amas… ¿cierto? – Le pregunté una noche en la que hacíamos el 'amor'.
-Hmp – Suspiró mientras cesaba un poco el vaivén de sus caderas contra las mías. – Creo que es más que obvia la respuesta. – Respondió entrando nuevamente en mi de una fuerte y certera estocada."
En ese momento pensaba que la respuesta era: Si.
Poco después, me di cuenta de la cruda realidad. Con esa última estocada él se había venido en mí, para después dejarme vacía de él, recostándose junto a mí en la fría cama. Y yo… yo ni siquiera había conseguido un orgasmo. Ni uno sólo.
Me parece increíble como cuando estás enamorada aceptas los errores y defectos de la otra persona como sí nada. Ves todo tan de color de rosa que no te das cuenta que el amor te produce un estado daltónico que no te deja ver las cosas de otro color.
Sasuke Uchiha tenía defectos. Cientos de miles. No era tan perfecto como las chicas creían que era.
Es decir, Sasuke es guapo. Bien plantado. Tiene una jodida cabellera negra que al tacto es… sus ojos son tan… Sasuke es tan… Es perfecto. Ni hablar del resto de su anatomía que su ropa esconde. Sus abdominales, su gran…
De esos hombres que no tienen reemplazo por donde le busques.
Pero no podía soportarlo más.
Sus celos, su desconfianza hacia quien se acercara a mi más de lo que él pudiera controlar, su manera tan posesiva que tenía al llamarme.
Por las noches, después de discutir, él y yo lo hacíamos. Siempre pensaba que eran unas reconciliaciones demasiado pasionales. Pero él lo veía como una forma extraña de poseerme y marcarme como suya. Cuando él me tomaba con fuerza por las caderas y me embestía con una brutalidad. Las marcas en mis caderas, las mordidas en mi cuello, eran su forma de marcarme cuál ganado. Claro que, entonces veía eso como algo 'romántico'. Y él sólo me veía como una valiosa posesión suya. Y no quería arriesgarse a perderme.
"-Sasuke, saldré un momento, ¿sí?
-¿A dónde vas a esta hora?
-Yo…– A penas las 6pm. – Quede de ir al cine con…
-Es ese tipo, ¿verdad? – Gritó. – Sasori…
-No, Sasuke… es con Temari y Gaara…
-Y ese, ¿quién carajos es?
Y a pesar de que siempre trataba de explicarle… al final él se enfadaba y se marchaba a 'beber' dejándome sola en casa, llorando, pero esperando a su regreso para disculparme.
Ahora entendía que él se iba a otras partes.
¿Por qué no le dejé entonces?
Lo intenté un par de veces. Pero él se enojaba, reñíamos y al final trataba de convencerme con unas lágrimas más falsas que su sonrisa, y con palabras más dulces que el chocolate. Entonces me hacía el amor más suave del mundo. Pero sólo esa noche.
Y la venda en mis ojos se ataba con más fuerza.
Cuando finalmente nos comprometimos, yo creía que finalmente era mío. Tontamente creía que el matrimonio era la manera correcta de confirmar que estaríamos juntos, solo él y yo y nadie más entre nosotros.
Debí de imaginar que Sasuke sólo vio eso como un negocio. Sasuke sólo me vio como una manera de decirle a sus socios: "Soy un hombre maduro que ha sentado cabeza." Yo, aparentemente era la viva imagen de la inocencia y era tan dócil en ese entonces que hacía que pareciera que entre él y yo había un amor de lo más sincero. Pero claro, a sus secretarias les decía algunas otras cosas cuando se las cogía en su escritorio o cuando se perdió un buen rato de nuestra fiesta de compromiso junto con una pelirroja asquerosamente operada.
Debí imaginar que también era una invitada a nuestra boda y la que, seguramente, le ayudaría a vestirse o desvestirse para nuestra ceremonia de matrimonio. Entonces pensaba: "Está bien. Esta será la última vez que lo haga. Ahora me será por completo fiel a mí." La ingenua de mi comprendió que no fue así.
Lo comprendí muy tarde. Cuando llegó tarde al aeropuerto para partir hacia nuestra luna de miel. Aeropuerto al cual, por cierto, Ino me tuvo que llevar.
La gota que derramó el vaso fue la prueba de todo.
Una gota de vino en su camisa blanca. Una minúscula gota que él ni siquiera había notado. Y junto a esa gota, una pequeña huella de labial.
'Alguien' le había besado el cuello y había dejado 'sin querer' una pequeña y minúscula huella de su labial en la blanca camiseta.
"-¿No que estabas en una reunión de negocios? – Pregunté alzando su camisa para observarla mejor.
-Y ahí estaba. – Respondió saliendo del baño y metiéndose a la cama.
-Pero… ¿Por qué tu camisa tiene una gota de vino? – Pregunté apuntando la gota. Sasuke notó de inmediato el labial.
Empalideció. Ninguno de los 2 esperaba encontrar algo así.
Él llevó una mano a su cuello y ahí estaba. En su blanco cuello. Unos labios casi invisibles.
-Sakura, yo…
Aquella vez intenté irme, de nuevo. Pero no lo hice.
"-¿Le has encontrado alguna otra huella en su ropa? – Ino, mi mejor amiga, me preguntaba por teléfono en uno de nuestros tantos intentos de buscar pruebas.
-Nada. Ahora mismo tengo una de sus camisas en la mano y no hay ¡NADA! – grité desesperada.
-Y eso es bueno, ¿no?
-¿Lo es?
-¿Ni siquiera una pequeña marca de lápiz labial?
-No en esta que usó anoche.
-¿Un extraño aroma a perfume de mujer…? – Acerqué la camisa a mi nariz.
-Nada de eso.
-Bueno, entonces la única solución que encuentro es que eres una ¡Dramática!
-Gracias por el apoyo moral, Ino.
-Es un placer, Sakura. Pero, en serio, ¿Tan segura estás que está pasando algo entre ustedes? – No algo. Alguien.
-Creo que estoy completamente segura. Sólo que no encuentro ninguna prueba obvia.
-¿Y quieres encontrar alguna? Estás loca.
-Entiéndeme.
-No puedo.
-Sí hay alguien más… no me quedaré de brazos cruzados.
-¿Qué harás sí es así?
-Irme."
.
DEBÍ de imaginarlo. Irme. JÁ. Estoy segura que nadie creería en la fidelidad de esas palabras. No cuando se trataba de la 'sumisa Sakura'.
Ideé sola un nuevo plan para descubrir algo que era más que obvio.
Esa noche, cuando Sasuke llegó, yo me comporté como la mejor esposa del mundo. Permití que él decidiera como y donde lo haríamos. Fui la mujer más sumisa del mundo. No le di tregua en toda la noche. A pesar de mi cansancio, mi determinación era más fuerte. Y finalmente, cuando él cayó rendido, salió de mi interior y se acostó a mi lado pero dándome la espalda. Ya me había acostumbrado a su frialdad después de hacerlo.
Entonces salí de la cama. Me cubrí en una bata y corrí hacia la cocina donde nuestras ropas habían quedado regadas.
Tomé su celular del bolsillo de su pantalón y busqué entre sus números más frecuentes. Sus mensajes, sus llamadas recientes, sus emails, todo lo que no podía hacer con él despierto.
Todo lo que yo quería saber estaba ahí. En ese pequeño iphone. Tan delgado, pero tan poderoso.
Su nombre, su número, sus citas, sus encuentros. El lugar donde se veían, los días, las horas, el hotel en el que iban cada viernes a revolcarse. Todo.
La venda que llevaba en los ojos, me la puse yo misma. La até con tanta fuerza, que cuando quise quitármela ya era demasiado tarde, ya me había vuelto dependiente al dolor que me causaba.
Y mi corazón se rompió. Justo como la taza que él aventó, a la mañana siguiente, contra la pared que estaba justo detrás de mí.
-¿Qué has dicho?
-Me han pedido de mi trabajo que tengo que viajar. Serán un par de días.
-¡No puedes! –Gritó.
-No tengo opción.
-Sí la tienes. ¡Renuncia!
-No puedo – suspiré. –No quiero dejarte, pero…Sasuke… ¿vendrías conmigo?
-Ninguno de los 2 irá a ninguna parte… ¿Ir contigo? Estás loca.
-Sasuke, entiéndelo… – Estaba tan seria que ni siquiera él podía dudarlo.
-¿Cuánto tiempo dices?
-2 días.
-Es demasiado. – Alzó la voz de nuevo – No puedes dejarme… – Suavizó su tono ante mi mirada de miedo por su reacción.
-E… está bien. – Respondí aparentando miedo.
Lo tenía justo donde le quería. Me liberaría ahora de él.
Sasuke salió de la cocina con su chaqueta en manos.
-Volveré más tarde. No te vayas, por favor. – Me miró suplicante. Me creía una ingenua.
'El conocimiento de algo te vuelve poderosa'. Había leído sus mensajes y sabía muy bien que suplicarme era una burla para él. Había visto claramente como le decía a su amante que me tenía justo donde me quería. Que yo era una estúpida y que nunca me ha amado. También le decía que no me dejaba porque yo era tan débil e ingenua y que seguramente moriría sin él.
Pobrecito. Quisiera ver quién es el que morirá ahora.
Tomé las llaves de mi coche y salí rumbo hacía la casa de Ino. Como lo supuse, ella no estaba.
-¿Sakura? – Sai, su esposo, me recibió sorprendido. – Ino está en…
-En el gym, lo sé. – Le sonreí tranquilamente – De hecho, a ti te quería ver.
-Bueno… pasa – se hizo a un lado de la puerta y me dejó entrar a su enorme casa, perfectamente decorada por el buen gusto colonial de Ino. – ¿Ocurre algo? Ino me ha comentado que estas… preocupada por Sasuke. ¿Todo va bien?
-No – No me esforcé en mentir – Me voy a divorciar de él. – Sonreí como si no me importara.
-Bueno… yo…
-Eres abogado, Sai. Esperaba que pudieras asesorarme, pero…
-¿Pero?
-Pero, me encantaría que guardaras esto en secreto.
-Pero, ¿Ino ya…?
-No por favor. Ella tampoco debe saberlo. – Sai asintió.
-¿Qué necesitas, en realidad?
-Eso quiero saber. ¿Qué necesito para divorciarme rápidamente?
-Bueno, si no tienes un buen motivo… puede tomarte algún tiempecito…
-Quiero divorciarme tan rápido que él no tenga tiempo ni de pestañear.
-Bien – Probablemente Sai estaba un poco desconcertado.
-Escucha, Sai. – Traté de empezar de nuevo. – Sé que Sasuke me es infiel. – Sai empalideció. – Sé que también lo sabes porque, después de todo, le asesoras a él en sus negocios.
-Eso hago – Su postura cambió a una más relajada – Le asesoro. Y he escuchado rumores. Pero no creo que deba ser yo…
-Lo sé todo. Sé quién es.
-¿Lo sabes? – Sai me miró sorprendido – ¿Quién…?
-Lo que quiero es dejarle en la calle por 3 años de traición.
-¿3 años? Pero ustedes llevan juntos 2 años…
-Sí, aparentemente su jueguito comenzó mucho antes que nosotros. – Bajé la mirada y traté de ocultar por un segundo el rostro de Sai. En ese momento sentí una fuerte necesidad de tirarme en los brazos de Sai y llorar con él. De rogarle que me ayudara.
-¿Qué necesitas? – No sé si fue lastima o lo conmoví inconscientemente con mis lagrimas, pero Sai me ofreció un pañuelo.
-Quiero divorciarme de él, dejarle en la calle, que su reputación quede por los suelos.
-De acuerdo.
-¿Puedes ayudarme?
-Claro.
-Gracias.
-¿Cómo lo haremos?
-Tú déjamelo a mí. Sólo prepara todo.
-Puedo mover influencias…
-Muévelas. – Dije emocionada por su apoyo. – Mi divorcio será el más rápido de Japón. ¿En cuánto tiempo más o menos puedes tener todo listo?
-Dame un par de semanas.
.
Cuando regresé a casa, supe que estaba sola, de nuevo. Sasuke no había llegado y no me importaba en lo más mínimo la soledad. Él ya me había acostumbrado a ella.
Así que pasará ese miércoles tragando una pizza y lamentándome por meter a Sai en mis planes de libertad. Pero le necesitaba.
Cuando Sasuke llegó yo ya estaba en la cama fingiendo que dormía plácidamente desde hace muchas horas. Probablemente, como estaba acostumbrado, él me diría al otro día que había llegado a buena hora. El olor a alcohol y perfume de mujer que pude sentir conforme se iba desvistiendo para meterse a la cama, era inconfundible.
En esos 2 años, mi cerebro había escaneado todo tipo de probabilidades. Pensaba: Tal vez es una rubia impresionante, una pelirroja silicona, una morena incansable, o alguna supermodelo de esas que Sasuke saludaba en las reuniones de sociedad a las que íbamos. Ahora que sabía que mi enemiga tenía nombre, me estaba haciendo más resistente a la traición.
-¿Y bien? – Sasuke me sacó de mis pensamientos. Estábamos en un restaurant y faltaba yo para ordenar el almuerzo. Sai e Ino nos acompañarían, pero se habían retrasado.
Habían pasado el par de semanas que Sai me había pedido.
-Sí, quiero unos rabioles, por favor. – Ordené lo primero que encontré en el menú.
-Tu comida favorita – Sasuke dijo leyendo la carta de vinos a escoger.
-No, Sasuke. – Hice que desviara su mirada hacia mi – Mi comida favorita es el sushi.
-Oh, ¿Cómo iba a saberlo? – sonrió burlón.
Estúpido.
¿Cómo fue que me llegué a enamorar de alguien así? Ah, claro. Cuando aún éramos simples conocidos, él me llevaba flores. Las flores de cerezo que tanto me gustaban. Era tan lindo. Me tomaba de la mano, me llevaba a donde quisiera ir. Era de esa clase de chicos que abrían la puerta del auto para que la chica bajara. Ahora ni siquiera me daba un beso por las mañanas como hacía cuando me iba a buscar a mi casa para llevarnos a la escuela. Ahora era esa clase de idiota al que le vendría bien un escarmiento.
El día de mi desquite estaba tan cerca que no quería echarlo a perder. Pero como la situación era tan inaguantable, decidí que mi plan tenía una doble intención: 'Me iba a perder y se iba arrepentir toda su vida'
-Tal como yo sé que a ti te gusta la ensalada y como sé que estás leyendo inútilmente la carta de vinos cuando ambos sabemos que escogerás ese vino de etiqueta color beige.
-¿'Châteaux Margaux', querida? – Le devolvió la carta al mesero. – Una botella, por favor.
-Correcto – Sonreí también.
-Guarda la cordura, Sakura. No estamos en tu casa. – Ansiaba tanto borrarle esa sonrisita de su cara.
-Lo sé, querido – Le respondí con el mismo tono altanero que no había usado desde que me volví manejable para él. – Sí fuera así…
-¿Qué demonios te está pasando hoy? – Me interrumpió.
-Sasuke, llevamos 2 años casados – comencé.
-¿Todo esto porque no sé qué comida…?
-No – le interrumpí – Es que siento que tú y yo, ya no…
-¿Qué tu y yo ya no que…? – Torció la boca en una sonrisa llena de burla y cinismo hacia mí.
-¿Me eres fiel, Sasuke? – Y entonces, me armé de valor.
Su rostro cambió abruptamente. Su sonrisa lejos de borrarse se ensanchó aún más y lo peor es que mi brazo no respondía cuando lo que necesitaba era estrellar mi puño contra su bello rostro cínico.
-¿Tú qué crees? – Finalmente respondió.
-¿Y por qué no nos divorciamos? – Murmuré a tiempo que llevaban una botella de vino junto con la cena.
-No soy estúpido, Sakura. Tú saldrías generosamente beneficiada de un divorcio.
-¿Y?
-Prefiero tenerte a mi lado y seguir controlándote lo que me venga en gana.
-¿Por cuánto tiempo más crees que podrás controlarme?
-El tiempo que me venga en gana. – respondió llevándose a la boca un poco de su ensalada.
-¿Ah sí? – Sorbí un poco de ese asqueroso vino que a él tanto le gustaba.
-Así es.
-Disfrútame mientras puedas. – Fue mi turno de torcer mi sonrisa.
Sasuke imprevistamente aporreó la mesa con sus puños. Oh, le había enfadado.
-¿Después de 2 años sacas las garras, eh querida?
-Sí, sólo que las tenía ocultas.
-Pues será mejor que las guardes de nuevo.
-Hola, hola. – Ino y Sai llegaron de repente.
-Hola – Respondí.
-Buenas noches – Sai me sonrió.
-Buenas noches – Respondí.
Ni Sasuke, ni Ino, se dieron cuenta de la complicidad de nuestras miradas.
-¿En qué estás trabajando ahora, Sai? – Sasuke preguntó tratando de mostrar interés por educación.
-Bueno, es un alivio que lo preguntes – Ino respondió por él – De hecho, me gustaría saberlo también.
-¿A qué te refieres? – pregunté curiosa.
-Pues que estas últimas 2 noches se las ha pasado encerrado en su oficina y haciendo llamadas y más llamadas. Comienzo a ponerme celosa – Me respondió con ese tono dramático suyo.
-¿Ah sí? – Reí.
-Pues, estoy ayudando a un conocido.
-¿A qué?
-Divorciarse.
-¡Ugh! Los divorcios son… desagradables – Ino hizo una mueca.
-Aparentemente su… esposa… le engaña.
-¡Ugh! La infidelidad es asquerosa – Imité el gesto de Ino para Sasuke.
-¿Y cómo vas? – Sasuke ignoró mi indirecta directa.
-Por desgracia para la esposa… las cosas van demasiado bien. – Sai respondió sin apartar la mirada de su copa de vino. – Sólo necesita pruebas de la infidelidad y lo demás será pan comido.
-Vaya que sí.
Esta sería mi última noche como esposa de Sasuke. Y quería dejarle claro que nunca, ni con su amante, podría reemplazarme.
-Sasuke… – Susurré cuando estuvimos ya en el estacionamiento de la casa.
-¿Qué? – Abrió la puerta del coche pero no salió.
-Perdóname.
-Hmp – A pesar de la oscuridad, podría jurar que se rió de mí. – ¿Porqué?
-Bueno, por todo lo que te dije…
-¿Te has arrepentido?
-Definitivamente. Siento que… no te quiero perder. No sé qué haría sin ti.
-Hasta que dices algo sensato, Sakura.
-Te amo tanto, Sasuke. – Y si, la oscuridad también me favoreció a mí. Él no notaba mi rostro que ocultaba la mentira que estaba diciendo. Y probablemente, ni siquiera conocía mis gestos al mentir.
En cambio yo, le conocía de la punta del cabello hasta la punta de los pies. Sin embargo, eso era una arma de doble filo. Él no me amaba, sus gestos lo dejaban en claro. Y por eso, no me remordería la conciencia dejarle.
Me desabroché el cinturón tan rápido que cuando él quiso decir algo yo ya estaba sentada sobre él. El volante del coche sólo provocaba que mi cuerpo quedara aún más pegado al de él. Hacía mucho frio, pero sin importarme mucho me quité el grueso abrigo negro que me cubría a la perfección. Le quité el saco que llevaba puesto y enredé su corbata en el dorso de mi mano.
Me acerqué a sus labios y los apreté contra los míos con tanta fuerza y pasión que nos desarmó a ambos. Probablemente él no se lo esperaba.
Le quité con rapidez la corbata y con ávida experiencia le desabroché la camisa botón por botón. Normalmente siempre había sido al revés. Primero Sasuke se desnudaba y luego a mi. él siempre posesivo, dominante. Aún podía saborear en esos expertos labios los dulces labios que me recorrieron en nuestra primera vez. Esos labios que en ese entonces pensé que sólo eran míos, ahora habían recorrido inimaginables lugares de múltiples mujeres.
Me separé momentáneamente de él permitiéndonos a ambos respirar un poco antes de volver a tomar sus labios contra los míos.
Le quité rápidamente su camisa y separé mis labios de él sólo para llevarlos a su cuello donde le dejé múltiples besos y marcas. La puta esa sabría que yo también puedo marcarle. Mis manos recorrieron todo en él. Sus pectorales, su marcado abdomen y sutilmente rocé su miembro ya despierto.
Sasuke gimió y sentí como apretaba el asiento del auto alrededor de sus caderas.
Bajé la mirada a su pantalón y lo subí de nuevo a su rostro. Pude verlo todo claramente. Estaba ligeramente despeinado y sonrojado. Halé con fuerza su cabello mientras movía mis caderas sobre el miembro de él. No aparté la mirada de él. Quería saborear cada último momento enloqueciéndole.
-Vamos... arriba… – susurró entrecortadamente deteniendo mis movimientos.
-¿Porqué? – Hice caso omiso y volví a moverme al ritmo de sus jadeos.
-Ahhh… porque…. Porque quiero.
-Yo no quiero. – Lamí indecentemente el lóbulo de su oreja. Y sentí como su ya crecido miembro palpitaba bajo mío.
-Ahh… Saku… Sakura.
Tomé la hebilla de su cinturón y lo desabroché junto con el botón de su pantalón. Él alzó un poco las caderas permitiéndose bajar sus pantalones para que su miembro quedara expuesto.
Suspiré.
Esta rapidez con que él actuaba siempre a la hora de hacer el amor era algo que me causaba cierta risa. Siempre había sido un desesperado. Y siempre había amado eso de él. Me preguntaba sí reaccionaba igual con ella. Tal vez con ella es aun más desesperado que conmigo.
Sasuke tomó su miembro en sus manos. No sabía en qué momento, pero él ya estaba entrando en mí.
Levanté un poco las caderas y las dejé caer sobre él. Entró tan fuerte, certero y perfecto en mi interior que sentí que veía estrellitas a nuestro alrededor.
Me tomó de las caderas y me ayudaba a subir y bajar por todo el largo de su miembro. Me sorprendía como aún no me había dado un buen golpe con el techo del coche. Tal vez por eso la fuerza y rapidez con que me embestía no era la que ambos necesitábamos. Detuve mi movimiento y abrí la puerta del coche.
-¿Arriba, ahora? – Se quejó – Creo que es muy tarde ahora.
-No, arriba no. – Suspiré – Atrás.
-¿Atrás?
-Ahora, Sasuke. – Enrollé mis piernas alrededor de sus caderas y él salió del auto.
Con toda la torpeza del mundo abrió la puerta de atrás y nos metió en él, quedando él sobre mí. Con las caderas aún alrededor de él, empezó de nuevo a embestirme con fuerza. Salía completamente de mí y volvía a entrar con tanta fuerza que me provocaba cerrar los ojos del placer.
Entonces recordé que esta vez quería ser yo quien le marcara y no él a mí. Así que, con una fuerza que no sabía que tenía, le empujé provocando que saliera de mi y quedara sentado pegado a la ventanilla del otro extremo.
Entonces me acerqué con una mirada felina que había estado practicando desde la mañana. Me senté de nuevo sobre él y me auto penetré con fuerza. Los movimientos de caderas continuaron. E increíble o no, sentía como él se ponía aun más duro con cada estocada.
Sasuke gemía en mi oído. Y yo no podía cesar mis movimientos.
Me aferré con fuerza a su ancha espalda. Lo que más me gustaba de él.
Él se aferró a mis caderas. Estaba segura que me dejaría marcas. Halé su cabello y conseguí que él me mirara fijamente a los ojos. Esos ojos. Como me mataban con sus frías miradas y ahora, y ahora estaban tan… tan cargados de pasión y deseo hacia mí. Para mí.
Sasuke bajó el rostro a mi cuerpo. Aún tenía el vestido puesto. Aún tenía las bragas puestas. Él sólo había tenido que hacerlas a un lado para entrar a mí. Detuve mis movimientos y tomé el vestido por el borde para sacármelo. Yo misma bajé tirante a tirante mi sostén y luego le quité el broche para dejar mis pechos expuestos. Me levanté aún más y me quité las bragas de un jalón.
Enrollé mis manos alrededor de su cuello. Y Sasuke alzó sus caderas para penetrarme de nuevo.
El coche no tardó en llenarse de gemidos, jadeos, respiraciones entrecortadas y claro, fluidos corporales.
Bajó sus labios a mis pechos y los lamió y jugueteó a su antojo. Mordió suavemente un pezón y yo sentía mis paredes contraerse de placer. Me aferré a su espalda y le arañé con fuerza. Eso le gustaba. Halé su cabello y le besé de nuevo mientras me venía.
Sasuke separó mis labios de los suyos y gimió cuando se corrió en mi interior.
Mierda. Tendría que tomar pastillas. No querría un fallo en mis planes.
Sasuke se acostó en el asiento conmigo sobre de él.
-Esto estuvo… – dijo con la voz entrecortada.
Pero no quería que hablara. No quería recordar mucho después. Le callé con un beso que nos agitó de nuevo. Tomé mi saco de adelante y salí del auto para ponérmelo. Caminé hacia la entrada de la casa contorneando mis caderas coquetamente sabiendo que él me miraba fijamente el trasero. Entré a la casa y me detuve en la entrada.
-¿No vienes?
-¿A dónde? – preguntó con una sonrisa torcida mientras se ponía el bóxer de nuevo.
-A la recamara… digo, sí es que llegamos. – Sonreí cínicamente – Las escaleras también tienen un nuevo alfombrado que me gustaría estrenar.
Cuando Sasuke se quedó dormido después de unas cuantas horas de jadeos y mordidas, me levanté de la recamara y saqué una maleta del armario. La metí en mi auto y entré al suyo. Todo el auto olía a sexo y los asientos estaban ligeramente húmedos.
Me acosté en el asiento trasero y encontré tirado su celular. Lo revisé y me encontré con llamadas perdidas de ella. Mensajes. Quejas de porqué no le había llamado.
El teléfono vibró bajo mis manos.
Quería contestarle. Quería decirle lo estúpida que era, quería arrancarle cabello por cabello, pero no podía… no quería. No, cuando ya estaba casi todo listo.
Regresé a la cama y me acurruqué a su lado. Su espalda tenía marcas. Marcas viejas que no sabía si eran mías o de ella. Y las marcas que le acababa de hacer. Me había encargado de que le doliera recordarme, literalmente.
Cuando Sasuke despertó, yo no estuve a su vista.
-Estoy en la ducha – Grité cuando preguntó por mí.
-¿Aún?
-Me tomará un buen rato. – Respondí – Me duele todo el cuerpo y quiero relajarme en la tina.
-Podría acompañarte. – Estaba justo del otro lado de la puerta. Podría jurarlo.
-Preferiría que no, o el dolor jamás desaparecerá.
Eso me gustaría.
-¿Saldrás esta noche?
-¿Qué?
-Es viernes. – Es día de tu cita con esa puta.
-Sí, esta noche… lo había olvidado, pero anoche estaba tan entretenido – Su tono de voz cambió por uno sarcástico – que no escuché que un socio me estuvo llamando.
-Bueno… entonces nos vemos en la noche, más tarde.
-De acuerdo.
Me metí por completo en la tina. Aguanté la respiración y dejé que mis pensamientos llenos de amor desaparecieran por un momento.
Pero era inevitable.
¿Realmente quería separarme de Sasuke? ¿Realmente podía dejarle?
Yo lo amaba. Yo quería pasar mi vida a su lado. Pero no sería más su tonta. No más.
Salí de la tina y me vestí. Tenía una cita con Sai.
Conduje tan rápido que cualquiera pensaría que estaba desesperada por ya marcharme.
-¿Los papeles? – Pregunté cuando dejó sobre la mesa un sobre amarillo.
-Sí lo que quieres es no volver a verle la cara, fírmalos de una vez. Yo se los pasaré y diré que los enviaste por correo.
-Claro, no quiero que sepa que tú me ayudaste.
-Te lo agradezco.
-¿Podríamos vernos esta tarde? Ahí firmaré.
-Sí, ¿Dónde?
-En el restaurante del hotel que está en el centro.
-Ehhh… – Dudó – Supongo que sí.
-Por favor. Sé puntual.
-Te veré a las…
-A las 7:30.
-Correcto.
Anotó algo en su agenda y estrechó mis manos para después guardar el sobre amarillo en su maletín, de nuevo.
-¿Le dirás a Ino?
-Sí, claro. Tengo que despedirme de ella. Pero tú no digas nada aún.
-Lo sé.
Regresé a mi casa y tomé la poca ropa que había dejado para disimular. Guardé mis pocas pertenencias materiales en un bolso y dejé todo en la casa, como si yo nunca hubiese estado ahí.
Escogí un conjunto que a Sasuke le gustaba. Una blusa y una falda rosa que usaba para cenar con él. Me di una larga ducha y me vestí para llevar a cabo mi plan.
Sasuke no se olvidaría de mi nombre.
Subí mis maletas al auto y saqué el celular de mi bolso.
-¿Tenten? – Le llamé.
-¿Si?
-¿Podrías hacerme un favor?
-Por supuesto.
-¿Aún sales con el chico del New York Times?
-No, pero es un buen amigo mío.
-Perfecto. Necesito un favor.
-Dime más.
La importancia de tener buenos amigos. Amigos que, desde luego, había dejado de contactar por Sasuke. O al menos eso creía él. Muchas veces ya me habían dicho que veían a Sasuke con otras mujeres y esas cosas que a Sasuke no le convenía que yo oyera.
-Necesito su número.
Conduje hasta el hotel donde Sasuke se encontraba con su amante. Pero esta sería la última vez que lo haría. Si es que tenía huevos,
-¿Tiene reservación? – Me preguntó una joven en la entrada.
-Para dos. – Respondí. – A nombre de Sakura… Haruno.
-Correcto – Dijo dejándome pasar.
Me senté en la mesa que me indicaron y miré mi reloj. Las 7 en punto. Sasuke probablemente ya estaba en el cuarto con su amante. Observé la entrada del elevador desde mi asiento. Había tanta gente en el restaurant que a él le costaría trabajo verme. Y, después de todo, jamás se imaginaria que yo estuviese ahí.
Bajé la mirada al menú y ordené ensalada y el vino que Sasuke amaba.
-A su salud. – suspiré.
Me recargué contra la silla y suspiré tratando de contener las lágrimas.
¿Realmente lo haría?
Sasuke no me amaba, pero yo a él si.
Giré mi rostro y le vi entrando al elevador con ella. Sus largos y blancos brazos alrededor de su cuello. Sus largas piernas bajo ese vestido lila. Sus sonrisas como burlándose de mí. La rabia me consumió y me dije a mi misma que podría hacerlo.
-Piso 6 – Sonreí al observar cuan escandaloso era el elevador. Para mi fortuna.
Esperé a que mi cena llegara y le pedí al camarero que me indicara donde estaba el baño. Afortunadamente estaba cerca del elevador.
-Se lo agradezco – Sonreí para infundirme confianza. – ¿Podría dejarle un recado al caballero que estoy esperando?
-Desde luego, señorita. – Asintió – ¿Qué le digo?
-Sólo que esté pendiente de su celular.
Me levanté de la silla y caminé rumbo al baño. Me miré en el espejo y acomodé mi cabello. Retoqué mi maquillaje como nunca Sasuke me había visto. Acomodé mis ropas y con paso firme caminé hacia el elevador.
Entré en él y mi recargué contra la pared.
Sasuke y yo habíamos compartido besos y caricias atrevidas en los elevadores de su oficina. Sasuke siempre amaba acorralarme contra las paredes y subirme la falda para tocarme cuanto el tiempo le permitiera.
Esta vez, él tocaría el placer de verme marcharme en un elevador sin él.
Sabía a que cuarto iban. Los mensajes de Sasuke eran explícitos. Se citaban en el cuarto 602. Saqué mi celular y marqué a Sai.
-¿Has llegado ya?
-Sí.
-Ven al cuarto 602. Piso 6.
-¿Qué? Sakura, creo que tu…
-Él está aquí. Con ella.
-¿Con quién?
-Ven. – Y colgué.
Por el pasillo se escuchaban fuertemente las pisadas. El ruido de mis tacones contra el blanco suelo.
Esperaba por todo que se hubiesen olvidado de ponerle seguro a la puerta. Sasuke siempre había tenido esa mala costumbre.
"-¿Puedes ponerle seguro? Me da pena que alguien entre.
-Sakura, esto es un hotel ¿Quién entraría?
-No se… alguien.
-Nadie entrará – Me aseguró."
Ahora todo era vagos recuerdos.
-Sakura – alguien susurró detrás de mí. – ¿Qué planeas ahora? Sabes que esto no es tan sencillo. Yo puedo ser tu testigo, pero… necesitamos pruebas.
-¿Lo que me estás tratando de decir es que necesito pruebas de las pruebas?
-Claro.
-Iré por ellas.
Abrí lentamente la puerta y me asomé. Entré, me oculté y busqué con la mirada en que parte de ese oscuro cuarto estaría la cama. Sentí que choqué contra algo y me sobresalté. Una luz se encendió y me encontré perfectamente oculta detrás de una maceta con una planta enorme a modo de decoración.
Y les vi. Estaban discutiendo.
-Sakura está muy extraña. – Sasuke se frotaba la sien.
-¿Y? ella ya lo sabe.
-Ya sé que lo sabe, pero… creo que no quiero perderle.
-Por supuesto que no. No puedes divorciarte, la destrozarías.
-Entonces, ¿crees que divorciarme le dolería más que saber quién es mi amante, Ino?
-No. Definitivamente yo soy la perra mala del cuento. Pero sabes que me es inevitable.
Sasuke sonrió de lado.
-Y a mí.
-Te deseo.
-Y yo a ti…
Entonces tuve que llevar una mano a mi boca para evitar que mis sollozos fueran escuchados. Una cosa era saber que Ino, mi mejor amiga, era la amante de Sasuke. Otra cosa era ver como ella le desabrochaba la camisa. Ver como ella le besaba. Ver como ella, quién me consolaba, era la culpable de mis penas.
Saqué la cámara que guardé en mi bolso y le tomé tantas fotos como pude antes de que el flash les deslumbrara.
-¡Sakura! – Ino gritó tapando su pecho desnudo con la camisa de Sasuke.
-Hola, amiga. Tu marido te espera afuera.
Ambos empalidecieron.
-Sakura, ¡por favor… espera! – Sasuke gritó.
Tomé mi bolso y me di la vuelta rumbo a la salida. Me detuve justo en el umbral para mirar a Sasuke.
-Nos veremos de nuevo en el infierno. – Me despedí de él con la mano y salí de la habitación.
No planeaba volver a verle la cara por el resto de mi vida.
Salí de la habitación y vi a Sai recargado contra la puerta del cuarto de enfrente.
-Creo haber reconocido una voz – Suspiró mirándome con tristeza.
-Lo siento – dijimos al mismo tiempo.
-Espero que esto sea prueba suficiente – mordí mis labios mientras le enseñaba las fotos.
-Lo serán. Mándalas a mi fax en cuanto llegues a tu hotel.
-Claro.
-Cuídate – Me abrazó.
Cuando me separé de él caminé rumbo al elevador de nuevo.
Me giré a ver a Sai.
-¿Vienes?
-Le esperaré aquí. Tiene que salir tarde o temprano.
-Lo hará. Buena suerte.
Entré al elevador y miré por última vez como Ino salía del cuarto ya vestida. Vi como se tiró a los brazos de Sai llorando. Vi a Sai dándole la bofetada que debí haberle dado yo.
-¿Con el esposo de tu mejor amiga? – Le gritó.
Vi a Sasuke correr hacia el elevador. Y de último me vi a mi reflejada en la puerta de cristal del elevador ya cerrada.
Salí del hotel y pagué la cuenta en el restaurant de mi cena ya fría que jamás toqué. Tomé de un par de tragos el vino y salí rumbo a mi auto. Ya escuchaba el escándalo. Sasuke había recibido la paliza de su vida por parte de Sai en el pasillo del hotel.
Entré en mi auto y sonreí a mi reflejo en el espejo. Todo iría bien a partir de ese momento.
El avión a Hawái me esperaba. Desde ahí mandaría las fotos al amigo de Ino. Todo mundo sabría que el todopoderoso Uchiha era un asqueroso animal. Nadie firmaría con él jamás. Lo que aún le quedase, mi abogado Sai se encargaría de mandármelo secretamente a mí.
Lo amaba más que a mí misma. Me había rebajado a sus deseos por ese amor que le tenía. Había permitido que se volviera el titiritero de mi vida. Y lo que ansiaba ahora era libertad.
Comenzar lejos de él y olvidarlo, como él lo hacía conmigo cuando se revolcaba con Ino.
No más vendas en mis ojos.
"Not really sure how to feel about it, something in the way you move makes me feel like I can't live without you It takes me all the way… I want you to stay. "
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Hola de Nuevo :)
Alguien saborea las vacaciones. Casi llegan a mí.
Y bueno…? Reviewseenme acerca de este fic. Espero les guste :( espero no me odien, pero él era muy idiota para quedarse con ella.
Les gustó? O… No? :( jaja escríbanme y háganme feliz :D
Ahhh, sería feliz sí alguien me ayudara. Una vez leí un fic que me recordaba a 'Sucedió en Nothing hill' si, la de Julia Roberts 8)
Trataba de Sakura que quedó embarazada de Sasuke quien la dejó porque hubo un escándalo, ya que él era famoso y pensó que ella creado un escándalo o algo así. El caso es que a él lo obligan o no sé bien como fue pero se casa con otra y tienen una hija que estaba enferma y creo al final no era su hija. Sakura tiene gemelos de Sasuke e Itachi y Konan tienen un hijo pero creo él no sabía. Está confusa mi explicación y yo soy muy tonta :S el caso es que estuve recordando y me dije: Oh Yisus! Debo leer ese fic de nuevo! Porque, bueno… era lindo :) sería lindo sí alguien me dijera como se llama o como la busco, porfi :)
Hace mucho frio ahora y me mata el tener mis deditos fuera de mi manta para poder teclear. (Estoy hecha un taco) literal.
¿Se nota qué me gusta la canción: Stay de Rihanna? Si, la escucho diario. Igual que la de 'When i was your man' Lo sé, soy masoquista. Creo que es la segunda vez que menciono estpa canción en una nota de autor.
Muchas gracias por leer (:
Que tengan un buen inicio de semana y deseo que les vaya excelente.
Besos :*
SAYO~ 3
