El Ángel Caído

El pelinegro caminaba como siempre sin mucho interés por los callejones que daban a su hogar, este día había sido largo, tedioso y extenuante. Solo quería llegar a su hogar y poder relajarse. Como siempre, no había nadie por las calles cercanas a su casa, la residencia era nueva y la mayoría de las casas aun no estaban habitadas.

Caminaba en completo silencio mirando el esplendoroso atardecer que hacia que los últimos destellos dorados del sol, dieran color a las blancas nubes.

Pero algo llamo su atención, una pequeña luz descendía por entre unas nubes. Se restregó los ojos para saber si era imaginación suya. No, no lo era.

La curiosidad se apodero de su cuerpo, haciendo que sus piernas comenzaran a correr. Cosa muy extraña en el, la mayoría de las cosas no le interesaban, pero esto era distinto. Corría sin quitar la vista de la luz, como temiendo perderla de vista. De pronto una extraña sombra negra comenzó a ascender, envolviéndola por completo absorbiendo aquella luz, un grito desesperado lo alerto que algo andaba mal.

-¿!que diablos es eso ¡?-se pregunto al acercarse y notar, que lo que el veía, no era una sombra, sino una especie de demonio.

Cuándo estuvo cerca, se escondió detrás de un árbol para poder observar mejor. Por entre las oscuras garras del extraño ser, podía ver alguno que otro destello de luz, y miles de plumas caían con gracias desde el lugar.

De pronto la sombra comenzó a desvanecerse, y desde donde estaba pudo ver un bulto que caía con rapidez.

Las garras de un terrible ser,
desplumaban a un ángel en el cielo,
desde aquí lo vi caer,
hacia el baldío de los misterios,

Corrió con desespero hasta el baldío lleno de escombros y basura producto de las construcciones donde cayó el bulto y nuevamente se oculto tras unos arbustos, no lo podía creer, realmente no lo podía creer. ¿Esas cosas no existen o si?

-debo estar soñando.-musito tratando de autoconvencerse que aquello no era real.

Era un ángel, o lo que quedaba. Las albas plumas que le quedaban en sus alas estaban manchadas de rojo, su ropa estaba rasgada y su cuerpo estaba herido. Desde donde se encontraba podía oír tenues sollozos.

-esto debe ser un sueño.-repetía mientras salía de su escondite a paso lento, el crujir de una rama pisada por Sasuke alerto al ángel que alguien se acercaba. Levanto su rostro encontrándose con los ojos mas oscuros que nunca había visto, los cuales le parecían familiares. El por su parte se acercó con cautela perdido en los ojos de aquel ángel, en los cuales solo veía miedo y tristeza.

-¿estas bien?-tartamudeó Sasuke aun pensando que posiblemente era un sueño.

El ángel no contesto.

-oye… ¿estas bien?-repitió

-¡No te acerques!-exclamo el ángel, dando difícilmente unas aletadas enviando grandes ráfagas de viento impidiendo el avance del chico y cubriendo su rostro con las manos.

-tranquila… tranquila, no te haré daño.

-¡no te acerques!-nuevamente pidió, pero esta vez no pudo aletear, sus alas estaban muy heridas así que solo se cubrió con ella quedando en una especie de capullo.

-no te haré daño, solo quiero ayudarte.-decía mientras se acercaba lentamente.-no te haré daño…

Sasuke se acerco tanto, que pudo tocar las alas del ángel, las cuales tenían una suavidad maravillosa. El ángel al sentir como Sasuke tocaba sus plumas deshizo el capullo he intento volar elevándose unos metros.

Sasuke estaba atónito, ¿realmente estas cosas sucedían? ¿O eran producto de su imaginación?

De pronto algo extraño sucedió, las alas del ángel desaparecieron convirtiéndose en millones de lucecitas. El ángel comenzó a caer inconciente nuevamente, pero esta vez Sasuke pudo llegar a tiempo para atraparla.

-¿estas bien?-pregunto mientras la meneaba.

El ángel lentamente abrió los ojos y al encontrarse cara a cara con Sasuke se soltó de su agarre asustada. Ambos se miraron fijamente por unos segundos, como tratando de comprender lo que estaba sucediendo.

-eres tu…-dijo al fin el ángel.- eres Sasuke.

-¿Cómo sabes mi nombre?-pregunto el pelinegro con intriga.

-por que era la encargada de cuidarte. Soy tu ángel de la guarda.

El pelinegro comenzó a reír como hacia años que no lo hacia.

-¿por quien me tomas? ¿Por un imbécil?

El ángel lo miro seriamente. Sasuke concluyo que no le mentía.

-bien, si fuera cierto que eres mi ángel de la guarda, entonces conoces todo de mi ¿no?, dime, cuantos años tengo.

-28

-¿mi primer beso?

-a la salida de la escuela con una niña llamada Ino.

-¿color favorito?

-negro

-¿mi dolor mas grande?

-la perdida de tu familia

Bien, era cierto, aquel ángel lo conocía a la perfección, pero si ese era su ángel de la guarda ¿Por qué estaba ahí? ¿Y por que fue atacada? Definitivamente no comprendía nada.

-no me mires así-pidió ella bajando la cabeza.

-lo siento, es solo que todo esto es muy extraño. ¿Qué te ha pasado?

-fui expulsada…-respondió con tristeza mirando hacia el cielo.

-¿eres un ángel caído?-ella asintió.- ¿Qué has hecho? Digo, ¿por que te han expulsado?

-yo, no lo recuerdo bien… es todo muy confuso.

-¿y que ha sido eso negro que te ha atacado?

-un demonio, he sido condenada a la mortalidad y el se encargo de eso.

-¿sabias que te atacaría?-ella asintió- ¿y por que no te has defendido?

-dios lo ha decidido así…

No me mires así,
Dios me ha hecho para caer,
y no sientas pena por mí,
tal vez vivir cueste el pecado,
y si todo lo soñado,
no viviré en la realidad,
es el ángel que te cuida,
el que ves caído acá.

Sasuke miraba con tristeza, quizás sea cierto, quizás todo aquello era realidad y no un sueño. Si era así, entonces debía ayudarle, no podía dejar que su ángel muriera.

-ven, te ayudare a levantarte.

-no te molestes… debo morir.

-¡¿de que hablas no te dejare morir aquí?!

-¡no, no tu no lo entiendes, le he fallado y por eso he de morir!

-no dejare que mueras…

-¡por favor, déjame morir!-suplico con dificultad.-ya no hay razón para seguir viviendo, he fallado en mi misión y por eso he sido condenada.

-¿Cómo te llamas?

-Sakura…

-bien Sakura escúchame, si lo que me estas diciendo es cierto, que tu eres mi ángel de la guarda no te dejare morir.-decía mientras se acercaba para ayudarle.

-¡no te acerques, déjame morir!-pidió lastimosamente.

Sasuke la miro, podía ver perfectamente sus heridas. Y si no eran tratadas pronto, era muy posible que se desangrara ahí mismo.

Las espinas del cardo santo,
lo abrazaron en su caída,
entre sahumerios de basura,
el ángel aquel se moría,

Cada vez que intentaba acercarse, el ángel se alejaba, pero cada vez con menos fuerzas, hasta que llego el momento que no pudo más. Sus ojos comenzaron a cerrarse y sus piernas le fallaron cayendo de bruces al suelo, el pelinegro corrió hasta ella y la tomo en sus brazos.

-Sasuke…-hablo ella con lentitud y dificultad-si le he fallado a dios, también te he fallado a ti… perdón…-su mirada se desvanecía poco a poco…

-es pera, no… no te vayas. ¡Reacciona!- le decía tratando de mantenerla despierta.

Sentí un vacío a mis espaldas,
y sentí que solo me quedaba,
en el baldío de los misterios,
con esos ojos tristes que me hablaban.

Sasuke era medico y a pesar de eso, en ese momento sentía una desesperación inexplicable, todo lo aprendido durante tantos años ahora no lo recordaba. Solo podía ver a una niña con una belleza tan pura que parecía que su rostro era iluminado por cierta luz desde su interior. Sentía pena por aquel frágil ser que cruelmente había sido desterrado desde los cielos y ahora moría aquí entre sus brazos rodeada de basura.

-no, no me mires así, no sientas pena por mi… si Dios me ha hecho caer, es por algo.

No me mires así,
Dios me ha hecho para caer,
y no sientas pena por mí,
tal vez vivir cueste el pecado,
y si todo lo soñado,
no viviré en la realidad,
es el ángel que te cuida,
el que ves caído acá.

-yo he sido la encargada de velar por ti Sasuke, el me había encomendado esa tarea. Ser tu ángel de la guarda.-hablo Sakura dejando caer una lagrimas de sus ojos. Era una lágrimas tan pura, que parecía brillar.

-guarda silencio… te llevare a un hospital- le dijo tomándola y levantándose con ella en brazos.

-perdóname Sasuke… si te he fallado perdóname, si no he sabido protegerte perdóname… -fueron sus ultimas palabras antes de desvanecerse completamente en sus brazos.

-no… espera ¡no te vayas!... ¡despierta!

Es el ángel que te cuida,
que se está muriendo acá


y bien hasta aqui, tuve problemas al subirlo, aun no entiendo bien como manejar esta pag. _

Yo corrí desesperado,
sentí el ardor de una herida abierta,
estaba el ángel ahí tirado,
y en sus ojos habló la tristeza.