Mío.

A Robb le dolía, realmente hubiera deseado que su hermano se pudiera quedar en Invernalia junto con él y sus hermanos, aún si su madre le repudia y odia, nunca podría cambiar el hecho de que era un Stark; aunque Robb a veces también deseaba que Jon no lo fuera, a pesar de todo el apoyo que le daba y sus palabras de apoyo a Jon, a veces deseaba que no fueran hermanos, de esa manera no tendría por qué ocultar sus sentimientos.

Amaba la piel caliente como el fuego de su hermano por las noches, la manera en que susurraba su nombre, amaba su forma en que se retorcía bajo sus caricias y la manera en que su mirada le suplica por amor. Lo amaba más que a nadie en el mundo.

Le había rogado cientos de veces a los dioses que sus sentimientos a su hermano desaparecieran, que fueran igual que los de sus hermanos, simplemente fraternal. También había pedido perdón, había dormido cientos de veces en el bosque de dioses y había hecho varios castigos, se había confesado y bañado en agua helada; pero los dioses simplemente le daban la espalda.

Y les rogaba a los dioses porque él no tenía la fuerza suficiente para dejar ir a su hermano.

Cuando su padre le dijo el destino de su hermano bastardo se le había hecho un nudo en la boca del estómago, había reclamado y dicho que Jon siempre tendría un lugar a su lado, pero nunca podría dárselo adecuadamente, no con su madre ahí; fastidiando sobre bodas arregladas y citas con damiselas como futuro señor de Invernalia. Tampoco le hubiera podido decir a su

Padre sus motivos personales para que dejara a Jon, había quedado devastado; Jon se iría de su lado.

Su madre nunca antes había estado tan feliz, aun cuando lo negara, su sonrisa se extendía en su rostro y sus tratos hacía Jon habían empeorado, estaba rebosante de alegría al saber que Jon no tendría ni una sola oportunidad de meterse de nuevo con sus hijos. Más aún, de que no podría engendrar hijos al ser un miembro de la Guardia de la noche; algún bastardo que le pudiera quitar algo a sus nietos.

Robb por momentos odiaba a su madre, a él le hubiera encantado que Jon tuviera hijos; pequeñas o pequeños de piel pálida y cabellera negra azabache, con la sonrisa de Jon y ese humor que se cargaba. Si Jon hubiera tenido hijos a Robb no le molestaría cuidarlos como si fueran suyos.

Pero no podría, ni ahora ni nunca. Jon iba a vestir el negro, ya no podría volver a tocarlo, sentir su suave cabello o sus formadas piernas, no podría tocarlo más como hermanos o como amantes. Pero una mujer tampoco.

Jon no podría tocar a una mujer o tener encuentros con alguien nunca más, le harían jurarlo ante los dioses y conociendo a Jon, jamás rompería un juramento. Y en ese aspecto, Robb era igual o más feliz que su madre.

Nadie podría arrebatarle a Jon, nadie podría tocarlo, hablarle o besarle como él lo había hecho. Él sería el primero y el último para su hermano.

Aún si su madre lo casaba y tenía hijos, la vida era impredecible; tenía la pequeña esperanza de volver a verle, de sentir su respiración contra la suya y perderse en esos ojos grises por toda la eternidad.

Tal vez sería como su padre, perdido de amor por alguien más que no

Fuera su mujer. Su verdadero amor.

Aun cuando tuviera familia y un título, aún en medio del altar y aún en medio de la muerte, aún si le costará la vida; Aun así, él amaría a Jon Snow.


Un pequeño one shot de una de mis parejas favoritas uwu