UN DÍA CON UNDERTAKER

-Un reportaje de Leo Bennacker-

Undertaker (o El Enterrador) es uno de los luchadores profesionales más veteranos de la WWE. Es también uno de los más queridos por el público, y uno de los iconos principales del mundo del wrestling. Pero ¿qué sabemos de él fuera del ring? Este reportaje pretende iluminar en las tinieblas…

Agradecemos de antemano a Undertaker y su entorno que nos hayan permitido realizar este seguimiento, y también a la WWE, que se mostró muy interesada en el proyecto (cuando le entregamos el cheque en blanco).

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Un día corriente, un día sin show, la jornada de Undertaker empieza a primera hora de la mañana, eso es a la 1 del mediodía. Undertaker se incorpora hasta quedar sentado en su lecho, pone la mirada en blanco y fulmina al despertador.

Visita obligada al baño (curiosidad: no tiene espejos. Según nos ha contado "para no asustarse"). Undertaker dedica unos diez minutos a peinar su larga (y menguante) cabellera. ¡No soporta que se le enrede el pelo!

Vestido con un albornoz azul (en cuya espalda se enumeran las victorias en Raselmenia) se planta en la cocina. Corta un par de rebanas de pan y las cuelga en el tendedero para la ropa. Con un silbido llama a su vecino, Kane, que lanza un fogonazo que convierte las insulsas rebanadas en apetitosas tostadas.

Undertaker, que es inmensamente rico, decidió ahorrarse la calefacción y el gasto de gas de la cocina (o en tostadoras), y presionó a Kane a vivir en el piso inferior. (Le presionó con una llave hasta que el "monstruo rojo" se rindió y accedió a pagarle un alquiler por vivir en el garaje).

La tacañería de Undertaker es conocida por toda la WWE. Cuando invita a sus compañeros a una comilona, suelen apagarse las luces antes de los postres y Undertaker desaparece sin dejar rastro, dejando a los invitados con la cuenta por pagar.

Uno de los pocos lujos que se permite Undertaker, según nos cuenta, es untar las tostadas con mermelada de albaricoque los días especiales. ¡Celebramos que nuestra visita lo sea!

Después del frugal desayuno, Undertaker nos invita a visitar su jardín. Tras abonarle la cantidad de cinco dólares, salimos al balcón, desde donde lo admiramos. Es un jardín compuesto por cactus. "No hay que regarlos mucho", nos dice. Desde el balcón, la vista del Valle de la Muerte es impresionante.

Preguntado por su lugar de residencia, Undertaker nos confiesa que lo eligió por la tranquilidad, el silencio y en especial, por lo bajo que es el alquiler.

Undertaker nos deja un instante en el salón de los trofeos, donde hay los cinturones de campeón del mundo de los pesos pesados, campeón hardcore, campeón intercontinental, campeón por parejas, campeón de Estados Unidos, campeón de ortografía, y campeón de petanca. También tiene, colgadas en la pared, fotografías de algunos de sus tombstones más famosos (a Mark Henry, Kane, Triple H, su excontable,…). Recortes de prensa y portadas de revistas (WWE magazine, Wrestling fan, Vogue, MarieClarie…).

No nos cansaríamos de observar sus trofeos y premios, pero Undertaker, vestido ya con un chándal oscuro de marca Ripke, nos invita (tras abonarle diez dólares) a acompañarlo hasta el gimnasio.

Undertaker, los días que no tiene show, se dirige al gimnasio corriendo suavemente. Una decisión que tomó cuando le instalaron un gimnasio al final del pasillo.

Continuará

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Este fanfic tiene 2 capítulos más (ya escritos y que se publicarán próximamente), si no quieres perdértelos, subscríbete a ¡Alertas!

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