TÚ O NADIE
DISCLAIMER: Historia basada en la telenovela "Sortilegio" de María Zarattini con los personajes de los "Juegos del Hambre" de Suzanne Collins. Escrita con cariño para mi amiga Ana Karen.
CAPITULO 1
Mi vida nunca fue perfecta pero a pesar de las adversidades y las carencias económicas de mi familia puedo decir que era feliz. Mi padre, un hombre humilde pero muy trabajador dedicó su vida entera a cuidarnos a mi hermana y a mí cuando mi madre murió, cosa que sucedió cuando aún yo era muy niña. La verdad no la recuerdo muy bien, mis memorias de su tiempo con nosotros son confusas y se reducen a algunos momentos de cuando tenía como 3 años y Prim aún era un bebé, a veces la extraño y hubiera dado lo que fuera por haber crecido a su lado.
Como ven las cosas para nosotros no han sido fáciles, desde joven tuve que empezar a trabajar para ayudar a mi padre quien luego de laborar por años en la mina del Distrito 12 se jubiló debido a un accidente que arruinó su rodilla y no le permitió volver a emplearse en algo estable. Recién terminé la escuela cuando inicié mi trabajo como cajera de un pequeño mercado cuya dueña nos tiene mucho aprecio a mí y a mi padre, la verdad no gano mucho dinero y tampoco es el proyecto de mi vida quedarme allí pero nos ha ayudado a mantenernos mientras hay una posibilidad de progreso porque como todo el mundo también tengo sueños y un día me encantaría poder ser una gran artista.
No me malentiendan, no me quejo de mi vida, tengo a un padre amoroso que se ha dedicado a velar por mi hermana y por mí y a una hermana cariñosa e incondicional que además de todo es muy responsable la escuela. Dice que algún día quiere ser una ingeniera de sistemas o algo así porque le encanta la tecnología y si está en mis manos ayudarla lo haré. A parte de todo tenemos una casa que aunque no es muy grande o no está llena de posesiones valiosas tiene en su interior lo que más importa, el amor de una familia que está unida y que bajo el mismo techo convive en armonía y eso es algo que no todo el mundo puede darse el lujo de tener.
Ese es prácticamente el recuento de mi vida, soy Katniss Everdeen una chica sencilla del Distrito 12 que trabaja en un pequeño mercado y que vive en el hogar que una vez conformaron Haymitch y Alma Everdeen del cual también es fruto Primrose y por el cual lucharía con todas mis fuerzas y ante cualquier obstáculo, jamás permitiría que nadie le hiciera daño a mi padre o a Prim aunque tuviera que hacer lo imposible, algo que últimamente me he visto obligada a pensar porque hay un detalle de mi vida que he omitido hasta este momento en mi historia, el hombre del que me enamoré y con el que tan solo hace unos días me casé.
Se preguntarán porque no lo había mencionado antes pero es que aunque me encuentro muy enamorada de él, las cosas no han sido como siempre las había soñado. Como toda mujer imaginé que cuando me casara iba a hacerlo vestida de blanco y en una iglesia acompañada de mis amigos, la familia de mi novio y por supuesto la mía y que íbamos a unir nuestras vidas ante Dios para luego estar juntos por el resto de nuestros días pero contrario a eso tuvimos una boda civil en la cual solamente estuvieron mi papá, mi hermana y dos testigos suyos que nunca en la vida había visto y luego por asuntos de no sé qué cosa tuvo que irse al Capitolio dejándome sola en la que debería haber sido nuestra luna de miel.
Sin embargo y contrario a todo, el haberme casado me ha hecho feliz porque el hombre al que escogí es bueno y durante los pocos meses que salimos aunque no lo veía todo el tiempo por su trabajo en una constructora me demostró que es alguien sincero y en quien puedo confiar ciegamente. A mi padre le cayó muy bien aunque alguna vez me mencionó que le parecía extraño que viajara tanto pero aun así nos dio la bendición para casarnos porque además de todo mi esposo prometió que cuando regresara empezaríamos a planear nuestra boda por la iglesia.
Y todo hubiera seguido así como lo habíamos pensado de no haber sido por la llamada que recibiría más tarde, exactamente unos días después de haberme casado. Al otro lado de la línea una mujer entre sollozos trataba de hablar conmigo para darme la noticia que cambiaría mi vida para siempre.
-¿Hola?
-¿Si diga?
-¿Hablo con Katniss Everdeen?
-Si con ella.
-Hija, hablas con Effie Mellark la madre de Peeta.
-Señora –Contesto sorprendida de que me llame cuando en realidad no nos conocemos- ¿Cómo le va?
-Ojalá pudiera decirte que bien pero en estos momentos no es verdad, te llamo porque encontré el acta de matrimonio que certifica que eres la esposa de mi hijo y tengo la obligación de darte una terrible noticia –La Sra. Mellark hace una pausa para calmarse un poco y yo empiezo a sentirme nerviosa- Peeta… Peeta sufrió un accidente anoche y –Ahoga otro sollozo mientras mi corazón late más fuerte- …y al parecer murió.
Ambas nos quedamos en silencio mientras yo siento como miles de puñales atraviesan mi corazón haciendo que me fallen las piernas y los ojos se me llenen de lágrimas.
-Hija ¿Sigues ahí?
Como puedo encuentro mi voz y le respondo casi de manera inaudible –Aquí estoy Sra.
-Me parece prudente que vengas al Capitolio para el sepelio pues eres su viuda.
El dolor llena mi alma mientras los sollozos empiezan a sacudir violentamente mi cuerpo, no puedo creer lo que estoy escuchando, hace apenas unos días nos casamos y ahora no volveré a verlo nunca. Creo que no podré soportarlo.
-¿Pero cómo sucedió? ¿Cómo es posible? –Ahora mi voz es histérica mientras lloro desesperadamente.
-No sabemos mucho sobre el accidente, solo que se encontró su auto totalmente incinerado en el fondo de un barranco y…
-¿Y qué?
-Su cuerpo al parecer se calcinó por completo pero aún estamos esperando el informe del forense.
Las lágrimas se agolpan en mis ojos, quisiera gritar mi frustración pero decido ahogarla en mi interior ¡Esto no puede estar pasando! ahora ni siquiera podré verlo por última vez en su féretro para decirle adiós. Nunca pensé que mi mundo pudiera cambiar tanto en cuestión de días pero así es la vida y todo lo que se me ha negado y que creía que había encontrado al contar con el amor de Peeta Mellark se estrella contra mi rostro como una bofetada que me muestra mi realidad y me dice que mi felicidad era efímera y que me la habían prestado por un rato.
-¿Entonces vas a venir?
-Claro Sra.
-Te doy la dirección entonces ¿Tienes donde apuntar?
Tomo la libreta que está cerca del teléfono y me dispongo a tomar nota –Si, ya puede decirme.
-Avenida Los Vencedores No 74 ¿La tienes?
-Ya la tengo Sra. Effie, allá estaré.
-Está bien vente con cuidado y que tengas buen viaje.
Una vez cuelgo la llamada me derrumbo en el piso y entierro mi cabeza el sillón dejando salir todo mi dolor ¿Por qué pasó esto? ¿En qué momento todo se convirtió en pesadilla? Ahora nunca podré verlo de nuevo y pasé de ser la esposa contrariada pero feliz a la viuda confundida y llena de tristeza en un santiamén. No sé si tengo la fuerza suficiente para aparecerme en su casa y ver a su familia de la cual no se absolutamente nada pero de lo que si estoy segura es de que debo darle el último adiós aunque me parta el alma.
En ese instante llegan mi padre y mi hermana del mercado y ambos al verme sentada en el piso y hecha un mar de lágrimas se ponen a mi lado.
-Hijita ¿Que te paso? –Mi padre se ve angustiado y yo solo puedo acercarme a él y abrazarlo para llorar con más fuerza.
-Katniss nos estas preocupando ¿Qué fue lo que te hizo ponerte así? –Prim acaricia mi cabello mientras mi cara está hundida en el pecho de mi padre, sin embargo, sé que les debo una explicación porque además de todo debo emprender el viaje al Capitolio lo más pronto posible.
-Es Peeta. –Consigo decir una vez levanto mi rostro.
-¿Te hizo algo? –Mi padre me mira fijamente con el rostro un poco más serio que antes.
-No, nada de eso –Ahogo un sollozo- Es que… -Siento que no puedo respirar- Tuvo un accidente en su auto y…
-¿Y qué Katniss? Nos estas matando. –Puedo ver la urgencia en mi hermana.
-Y falleció.
Luego de soltar la noticia el rostro de mi padre se desencaja por la impresión e incluso Prim se ve afectada y yo vuelvo a llorar en el pecho de papá mientras los tres nos unimos en un solo abrazo.
-Lo siento mucho hija pero ¿Cómo te enteraste?
-La madre de Peeta llamó diciendo que había encontrado el acta de matrimonio con mis datos y que al saber que yo era su esposa lo más correcto era avisarme, además me pidió que viajara al Capitolio a su sepelio.
-¿Y tú te sientes en condiciones de ir?
-No papá pero es mi obligación hacerlo, además le dije a la Sra. Effie que estaría allí.
-Yo te acompaño hermana. –Prim aprieta mi mano mientras me observa con ternura y yo asiento.
-Yo sé que esta es una terrible noticia pero tienes que se fuerte mi vida y pedirle a Dios que te dé el consuelo que necesitas. –Mi padre vuelve a abrazarme y yo me siento un poco reconfortada, en definitiva poder contar con el apoyo y el amor de mi familia será crucial para superar este duro golpe.
-Yo creo que es hora de preparar el viaje Katniss. –Prim es la primera en levantarse y me tiende la mano.
-Tienes razón. –Tomo su mano y me pongo de pie con ella para dirigirnos a nuestra habitación mientras mi padre se queda sentado en el sillón de la sala.
Tomo la maleta que guardo bajo mi cama y empiezo a meter en ella algunas de las prendas que suelo vestir habitualmente mientras mi cabeza vaga entre los recuerdos de algunos de los pocos momentos que compartí con Peeta. Cualquiera pensaría que mi decisión de casarme con un hombre al que apenas conocía fue precipitada pero yo estaba enamorada y no necesitaba más que la certeza de que era correspondida totalmente y eso fue lo que siempre recibí de él.
Mientras termino de hacer mi maleta derramo unas cuantas lagrimas más en compañía de Prim quien llora conmigo y me insta para salir y emprender nuestro viaje hacia el destino que más dolor me produce en este momento. Una vez en la sala papá nos da algo de sus ahorros para solventar los gastos del viaje y vuelve a abrazarme transmitiéndome con ello toda su fuerza para que yo pueda dejar atrás la historia que estaba empezando a construir.
Una vez en la estación de trenes del distrito, papá nos da la bendición a ambas y nos ve abordar con una mirada de tristeza en sus ojos. No me agrada la idea de dejarlo solo pero era imposible que viniera con nosotros pues es él quien va a reemplazarme en mi trabajo mientras puedo regresar a casa. Cuando nos instalamos en nuestros asientos y el tren echa a andar empiezo a ver por la ventana mientras paso imágenes mentales de Peeta en mi cabeza y sin poder evitarlo derramo unas cuantas lagrimas más. El viaje dura aproximadamente dos horas en las cuales estoy segura no dejo de pensarlo ni un momento.
-Lamento que todo pasara de esta manera. –Prim aprieta mi mano.
-Yo también, lo voy a extrañar mucho.
-Lo sé hermanita. –Se acerca y me abraza.
El viaje transcurre sin incidentes y una vez estamos en la estación del Capitolio tomamos un taxi y le indicamos que nos lleve a la dirección que la Sra. Mellark me había dado con anterioridad. Trato de distraerme viendo los edificios y lugares bonitos de esta ciudad a la que nunca había venido pero no puedo sacarme de la cabeza el rostro de Peeta, sin embargo, luego de un momento me siento contrariada porque el taxi toma un rumbo que me confunde, es decir, no conozco la ciudad pero estamos entrando a un conjunto lleno de casas enormes que de seguro han de pertenecer a personas adineradas y Peeta era un hombre pobre igual que yo.
-Señor ¿Esta seguro de que es por aquí?
-Si señora, esta es la Avenida Los Vencedores y el No 74 es precisamente ese. –Dice señalando una enorme mansión color verde pálido encerrada por una gran verja.
-No, no puede ser usted debe estar equivocado. –Me encuentro totalmente contrariada al igual que mi hermana que no ha pronunciado palabra.
-No señora, esta es la dirección que usted me dio y si me permite voy a anunciarla ¿Me podría dar su nombre?
-Katniss Everdeen.
El hombre del taxi anuncia quien soy y la verja se abre permitiéndonos ingresar. El lugar es enorme, lleno de hermosos prados y un lago cerca de la casa ¿Cómo es esto posible? Peeta no tenía dinero o al menos eso es lo que me había dicho. Cuando llegamos a la entrada hay una mujer rubia muy elegante y hermosa vestida de negro de pie junto al inicio de las escaleras y está acompañada por un hombre mayor que al parecer es una especie de mayordomo y una mujer de edad que sostiene un perrito. Trato de disimular mi sorpresa porque esta no es una circunstancia apta para pedir explicaciones pero me siento un poco mal por la mentira de Peeta acerca de su origen.
Luego de bajar nuestras maletas y pagar el taxi nos encontramos con el grupo de personas en la entrada y de inmediato sé que estoy frente a la madre de Peeta porque su rostro refleja dolor y porque se acerca a saludarme de inmediato.
-Tú debes de ser Katniss.
-Y usted la Sra. Mellark. –Me observa un momento para luego abrazarme fuerte mientras yo le correspondo.
-Lamento conocerte en estas circunstancias hija, esta noticia nos tiene muy mal a todos. –Deshace nuestro abrazo y ambas vemos nuestros ojos llenos de lágrimas.
-Tiene razón Sra.
-Y la señorita que viene contigo es parte de tu familia supongo. –Dice señalando a Prim.
-Si Sra. ella es Prim, mi hermana menor.
-Mucho gusto y lo siento mucho. –Prim se aproxima y toma la mano de la madre de Peeta.
-Bueno, a pesar de las circunstancias son bienvenidas, ella es Hazelle el ama de llaves. –Señala a la Sra. del perrito quien toma mi mano.
-Mucho gusto mi niña.
-Y él es Boggs, nuestro mayordomo.
-Un placer conocerla Sra. Katniss.
-Bueno, ahora vamos dentro para que puedan cambiarse para ir a la sala de velación.
-¿Encontraron a Peeta?
-No, pero estamos haciendo una velación simbólica, es lo mínimo que mi hijo merece.
Asiento mientras todos subimos las escaleras de la entrada y Boggs lleva nuestra única maleta. El interior de la casa no es menos impresionante, es un lugar enorme lleno de pinturas y muebles caros muy bien dispuestos. Me siento abrumada por todo lo que está pasando, lo cual también incluye el hecho de enterarme que me casé con un hombre adinerado, en quien confiaba ciegamente y quien al parecer me mintió.
-Boggs les enseñará sus habitaciones para que puedan prepararse para salir. –La madre de Peeta le indica a Boggs que nos lleve mientras yo vuelvo a asentir para hacer que Prim y yo sigamos al mayordomo por las escaleras hacia el segundo piso en el cual nos dan dos habitaciones contiguas.
-¿La Sra. preferiría quedarse en la habitación del Sr. Peeta?
-No es necesario, esta estará bien. –La verdad me entristece la idea de estar en el lugar donde dormía sin que él esté ahí.
-Como guste.
Prim extrae un pantalón y una blusa negra de la maleta y se dirige a su habitación a cambiarse mientras yo me siento sobre el taburete del tocador de la mía y contemplo mi rostro lloroso en el espejo. ¿Cuándo nos pasó todo esto Peeta? Pienso en todo una y otra vez y no le encuentro explicación coherente a nada, ni al hecho de que Peeta era rico ni mucho menos al que ya no este conmigo.
Dejo por un momento mis pensamientos y empiezo a prepararme para lo que viene. Tomo una ducha haciendo que mis lágrimas se mezclen con el agua y luego de unos minutos más bajo la regadera salgo de allí y me pongo el vestido negro que compré para ocasiones como esta y que nunca había usado porque cuando mamá murió aún era pequeña.
Frente al espejo trenzo mi cabello y me doy una última mirada antes de que Prim llegue a apurarme pues la madre de Peeta ha enviado por nosotras para salir. Cuando bajo las escaleras encuentro a la Sra. Effie al lado de una mujer joven de cabello castaño y ojos oscuros que está tomada de gancho con un hombre de cabello rubio cobrizo y ojos verde mar.
-Katniss, ellos son mi hija Annie y su esposo Finnick.
La mujer me observa detenidamente, tal vez porque mi vestimenta no se compara con su ropa elegante y luego de una inspección rigurosa me tiende la mano casi por obligación.
-Mucho gusto.
-Igualmente. –Contesto mientras la madre de Peeta observa el incómodo momento y se apresura a comentar.
-Bueno, ya estamos todos.
-Cato aun no llega. –Annie menciona el nombre de alguien que no conozco pero eso no es nuevo porque aquí todos son unos extraños para mí.
-Dijo que nos alcanzaría en la sala de velación porque viene viajando aún.
-En ese caso podemos irnos–El esposo de Annie sonríe mientras me tiende su mano- Y a propósito mucho gusto Katniss –Me observa de una manera extraña que me hace sentir incomoda y luego agrega- ¿Y ella es?
-Es mi hermana Prim. –Prim quien estaba tras de mí se pone delante y saluda a Finnick dándole la mano.
-Mucho gusto. –Finnick le sonríe y yo tengo la impresión de que coquetea con nosotras.
-El gusto es mío.
-¿Podemos irnos ya? –Annie parece molesta por la "amabilidad" de su esposo con nosotras y entonces todos atendemos lo que dice.
Salimos de la casa y allí nos esperan dos autos, Annie y Finnick se suben en uno y nosotras con Prim abordamos el otro en compañía de la Sra. Effie. El camino hacia la sala de velación se me hace eterno sobre todo porque vuelve a hacérseme un nudo en la garganta y las lágrimas inevitablemente inundan de nuevo mi sistema, sin embargo, el trayecto en realidad es corto y cuando menos lo pienso ya estamos saliendo del auto otra vez.
El lugar esta atestado de gente y lleno de arreglos florales. La mayoría de personas se acercan a darle el pésame a la Sra. Effie y a Annie tal vez porque ignoran quien soy pero luego eso se arregla porque ella me presenta como la esposa de Peeta. Acabamos de ingresar a la sala y allí encontramos un féretro en toda la mitad, sin embargo, de antemano sé que está vacío y que sería absurdo llorar sobre él sobre todo rodeada de tanta gente extraña y que me mira como si yo fuera una mancha en el lugar.
-Mira mama, Cato ya está aquí. –Annie señala a un hombre de cabello rubio vestido de camisa y pantalón negro que esta de espaldas conversando con algunas personas.
-Ven Katniss, permíteme presentarte al otro hermano de Peeta.
Asiento mientras la sigo en silencio ante la mirada de muchos espectadores que me hacen sentir incomoda, sin embargo, esa no es la peor sensación que experimento en este instante y mucho menos cuando el hermano de Peeta voltea a verme haciendo que mis ojos grises se estrellen de frente con sus ojos verdes. Por segunda vez siento que las piernas me fallan y que voy a caerme de la impresión pero trato de disimular para que nadie lo note, sin embargo, eso no hace que pase desapercibida para mí la actitud de aquel hombre pues "Cato" se ve tan sereno que incluso pone esa típica sonrisa de "mucho gusto" aunque es evidente que es fingida mientras yo me siento como si hubiera visto a un fantasma.
-Hijo, ella es Katniss Everdeen la esposa de tu hermano Peeta.
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¡Hola! Como les comenté he decidido empezar a publicar esta historia a la par con THE OTHER GUY sin prometerles por supuesto que actualizaré pronto pero con el compromiso de mantenerme en contacto con ustedes que son mis más grandes motivadores al seguir y comentar cada historia que he decidido publicar.
Como ya aclaré en el disclaimer esta historia está basada en la idea central de una telenovela que me gustó mucho y de la cual he tomado el eje de la trama entre los protagonistas. Por otra parte también quiero resaltar que la estoy escribiendo porque se la prometí a una amiga y es ella en realidad la razón por la que decidí publicarla pues había pensado en seguir solo con historias netamente mías. No obstante también quiero que sepan que lo que aquí leen son palabras propias porque a pesar de que la trama existe ha sido mi trabajo estructurarla o adaptarla como me dijeron en una crítica que recibí durante BECADA pues a diferencia de un libro de donde prácticamente tomas lo que ya está y lo modificas, aquí solo hay ideas para construir algo más complejo y eso es lo que intento hacer.
Espero que les guste y que comenten.
Un abrazo
Giselle Jay.
