Serena estaba furiosa, su enfado había estado latente durante los dos últimos meses pero ahora que estaba aquí, fuera del tribunal, ya no podía reprimirlo más.
Entrecerró los ojos protegiéndose del radiante sol y se apresuro para llegar lo más rápido posible a aquel tribunal. Había preparado un minucioso discurso para su hermano Sammy tan pronto como terminara ese tedioso asunto y lo encontrara.
Esta vez no seria condescendiente, esta vez le haría ver la gravedad de su error pues si su hermanito pensaba que el tiempo había suavizado su carácter le mostraría lo equivocado que estaba.
A diferencia de la tibieza del exterior dentro de aquel edificio de piedra hacia frío, miro alrededor titubeante pues no sabia exactamente hacia donde debía ir, por el rabillo del ojo vio como dos hombres la miraban detenidamente, se sintió tentada a dar media vuelta y marcharse pero Sammy la esperaba, además desperdiciaría aquel discurso muy bien aprendido.
Adoraba a su rebelde hermano menor aunque a veces la sacaba de sus casillas, era el único pariente que le quedaba después de la muerte de su abuelo. La experiencia le había enseñado que el podía hacer que sus peores enfados se esfumaran con tan solo sus tiernas miradas y graciosos gestos.
Sin embargo esta vez había llegado demasiado lejos, no era cosa de risa que el y sus amigos se habían ido de paseo en un auto robado, lo peor fue que su abogado se había contactado con Sir John Kou y este había enviado a su nieto a defender a Sammy para asegurarse que no tuviera antecedentes penales por este asunto.
Era toda una humillación pues sir John Kou fue uno de los amigos mas allegados de su abuelo.
Estaba tan absorta caminando de prisa a donde suponía era la dirección correcta que casi choca contra su hermano, lo acompañaba un hombre alto, de cabello negro a quien Serena presto muy poca atención.
-hola hermanita- saludo el muchacho con cautela, ella permaneció inmóvil, con los brazos cruzados y un rictus de ira.
-¿y bien?-pregunto esforzándose por parecer firme e inflexible -¿Cuál fue el resultado?- todavía no miraba al hombre parado a corta distancia de su hermano.
-Seiya Kou logro convencer al juez de que todo era un terrible error. Me regañaron y eso fue todo-esbozo una sonrisa conciliadora que no produjo ningún cambio en el semblante de su hermana.
Serena abrió la boca para iniciar el bien memorizado discurso, mas el hombre cuya presencia había ignorado hasta el momento hablo:
-vaya, vaya, vaya-dijo con tono burlón- si es la pequeña Serena Tsukino, me preguntaba como serias después de tantos años-
Lo miro desconcertada, recordaba vagamente a Seiya Kou. Era cierto que habían crecido juntos e incluso asistieron a la misma escuela, claro que a distintos grupos pues el era al menos 4 años mayor que ella, incluso había jugado juntos antes que el y su familia abandonaran el pequeño pueblo y se mudaran a Tokio.
Seiya había cambiado mucho, era alto, fornido, con el cabello negro brillante y sedoso, sus ojos azul intenso mostraban una expresión de cortés curiosidad al mirarla.
Ella no había tenido cambios sustanciales, seguía teniendo el cabello rubio claro aunque mucho mas largo, grandes ojos azules y labios aunque pequeños muy bien definidos y rosados. Se le erizo el pelo de la nuca al notar que la contemplaba como si fuera aun la niñita a la que acostumbraba molestar.
-gracias por defender a mi hermano, Seiya. No comprendo porque nuestro abogado se puso en contacto con tu abuelo, no necesitabas haber hecho un viaje tan largo para tender algo tan insignificante como un paseo en un automóvil robado-
-mi abuelo-contesto el-quería mucho a Jacob, antes de morir tu abuelo le pidió a su abogado que se pusiera en contacto con mi abuelo si alguna vez tu y tu hermano tenían algún problema-
-gracias por tu ayuda y tu tiempo ¿Cuándo regresas a la ciudad?- ella estaba bien enterada que Seiya era un abogado muy solicitado.
Sabia que debía invitarlo a comer pero le faltaba animo para hacerlo, Seiya Kou la hacia sentir incomoda… siempre había sido así.
-¿discutimos esto mientras bebemos un café?- pregunto Seiya con un tono que no permitía objeciones a la vez que la tomaba del codo y la guiaba a la puerta de salida.
Sentir esos dedos sobre la piel le causo a Serena un desconocido cosquilleo por lo que retiro el brazo.
-me encantaría-ella mintió-pero quiero llevar a Sammy de regreso a casa-
-¿Por qué?-
La pregunta la asombro, pues había esperado que el estuviera de acuerdo, se despidiera y se marchara. Era demasiado seguro de su mismo, bastante sofisticado y muy bien parecido para su gusto, la apariencia elegante de Seiya la hacia sentir como al desgarbada escolar que había sido.
-porque-contesto con paciencia-tenemos algunas cosas que discutir, o mas bien, yo tengo algo que decirle-lanzo a Sammy una mirada muy significativa-además, no quiero entretenerte, se que tienes muchos otros asuntos que atender-
-nada de eso, no he visitado este lugar desde hace muchos años y me gustaría ver como han cambiado las cosas, y quiero hablar contigo-uso otra vez ese tono inflexible que la inquietaba ¿de que querría hablar?
El abrió la puerta del edificio y se hizo a un lado para dejarla pasar, lo que ella hizo de prisa. No quería que Seiya notara que la ponía nerviosa, no estaba acostumbrada a tratar hombres como el. Había crecido en un pequeño pueblo donde la gente era sencilla y cordial.
Sammy empezó a balbucear algo sobre invitar a Seiya a casa a lo que Serena se volvió hacia el y mascullo: -cállate-
-creo que tu hermano tiene razón-opino Seiya.
-¿viniste en auto?-pregunto Sammy.
-ese es mi auto- Seiya señalo un reluciente auto al otro lado de la calle, Serena pensó que era de esperarse que el condujera un auto de esa clase.
Bajo los despiadados rayos del sol Seiya parecía más dominante que en las sombreadas entrañas del tribunal, su cabello era abundante y brillante, con una larga cola que no había notado antes, su mirada astuta y penetrante, a Serena le llamo la atención el elegante corte de su traje y sus finos zapatos de cuero.
-¿acostumbras someter a tan minuciosa observación a todos los hombres que conoces?-pregunto el.
-hombres como tú no frecuentan esta parte del mundo-contesto ella sin inmutarse-eres una rareza aquí, así como nosotros somos una rareza para ti, te observo como tú nos observas a nosotros-
-¿nos vamos? Sammy tercio, sonriendo ante el mal humor de su hermana.
¿Qué alternativa tenia? Ninguna, su bien memorizado discurso tendría que esperar.
Cuando llegaron y bajaron del auto ella ya había decidido abreviar cualquier conversación con Seiya lo mas posible, y si a el no le gustaba su actitud tendría que aguantarse.
Sammy estaba más relajado, con zalamera sonrisa pregunto si podía ir a casa, Serena aterrada ante la idea de quedarse sola con Seiya, indago:
-¿Por qué quieres irte?-
-tengo que ponerme al corriente con mis clases- no podía oponerse, era raro que su hermano estudiara por voluntad propia.
-bueno, también puedes limpiar la casa, arreglar la puerta de la cocina y saca los botes de basura-ordeno.
-¿para que arreglar la puerta de la cocina? Funciona bien-
-prométeme componerla, si no quieres quedarte y acompañarnos primero a la cafetería y luego a comprar zapatos y a la peluquería-
Sabía bien que los zapatos nuevos y la peluquería inclinarían la discusión a su favor, Sammy se marcho prometiendo arreglar la puerta.
Mientras serena y Seiya caminaban por las pequeñas calles de aquel pueblo, el comento lo poco que había cambiado desde la última vez que estuvo allí.
-no necesita cambiar- repuso ella cortante – nos agrada tal como esta, no necesitamos amurallar nuestras casas por miedo a que algún extraño entre, aquí todos nos conocemos-
.y así es como nos gusta- termino Seiya por ella.
Serena lo miro irritada ¿acaso se estaba burlando de ella o solo lo imaginaba?
Nunca había querido salir de Urawa para ir a vivir a una gran ciudad, ella era feliz allí, tenía un empleo seguro en la biblioteca e cual la satisfacía. Ahora este desconocido de finos modales, porque era un desconocido aunque hubiera estado allí una pequeña parte de su vida, comenzaba a confundirla haciéndola pensar en lugares más allá de los límites de Urawa.
En ese momento se encontraron con la señora Evans, la encargada de la oficina de correos.
-¿no vas a presentarme a tu amigo?- pregunto la mujer mirando con curiosidad a Seiya.
-es Seiya Kou- informo ella con frialdad – vino a ayudar a Sammy-
-OH si, Sammy anda algo descarriado. Seiya Kou… Kou, el nombre me parece conocido-
Serena lo miro, la impresiono lo bien parecido que era y su masculinidad, era mucho mas que atractivo, era sensual ¿Qué pensaría de ella?... pensaría que era una simple pueblerina.
Ella vestía una falda amplia de color azul con una línea morada que remarcaba su cintura sobre una blusa blanca sin mangas y con botones al frente, no llevaba maquillaje y se había arreglado el cabello en una simple cola. No era de extrañar que Seiya la hubiera mirado con desaprobación, como si fuera una escolar y no una mujer de 23 años de edad, con seguridad estaba acostumbrado a mujeres tan sofisticadas y corteses como el.
Serena apretó los labios resuelta a no tratar de fingir ser lo que no era, el charlaba con la señora Evans, quien respondía sus halagos sonrojándose y sonriendo.
-¿no es sensacional?-pregunto volviéndose a serena-se ha convertido en un hombre atractivo y encantador-
-a mi me parece el mismo de siempre-contesto ella cortante-un poco mayor, en cuanto a su encanto soy inmune a el, recuerdo bien que acostumbraba molestarme-
-no recuerdo haberte molestado- murmuro el después que la señora Evans de marcho.
-te complacía tirarme del cabello-
-bueno parece que no et hice mucho mal, tu cabello sigue siendo tan largo y sedoso como antes-
Serena se sonrojo pero se dijo a si misma que debía controlarse, el tenia cierto encanto, pero surtiría efecto en ella, podía ser una pueblerina pero no una tonta.
Lo condujo hasta la cafetería donde el señor Fuji, el propietario, converso con el de forma parecida a como lo hiciera la señora Evans.
-me alegro de que estemos solos-comento Seiya mientras esperaba a que trajeran el café y los pastelillos-quiero decirte algo y será mas fácil si no esta Sammy- algo en su voz hizo que ella lo mirara con recelo.
-si vas a hablarme de la fricción de Sammy con la ley –manifestó con altanería- olvídalo, se que obro mal y aunque no lo creas, también el lo sabe. Nunca había hecho algo parecido y no volverá a suceder, no necesitas aconsejarme que debo ser firme con mi hermano, porque eso es exactamente lo que intento hacer-
Seiya se apoyo contra el respaldo de la silla y replico con irritante calma:-bien dicho, pero como abogado he visto a jóvenes como Sammy terminando en al cárcel, y créeme las buenas intenciones no bastan-
Serena lo miro sin poder articular palabra ¿Cómo se atrevía a inmiscuirse en sus vidas y a decirle como educar a Sammy?
-¿insinúas acaso que no soy capaz de cuidar a mi hermano?-
-¿acaso dije eso?-
-no trates de confundirme- hizo un esfuerzo por modular su voz.
-bien ¿puedo saber como lo trataras de hoy en adelante?-
Serena frunció el ceño ante la inquietante sensación de que estaba siendo conducida hacia una trampa.
-voy a vigilarlo para asegurarme de que no vuelva a meterse en dificultades, aunque como te dije, ya aprendió la lección, Sammy no es tonto y escúchame bien ¡no va a terminar en la cárcel!
-¿crees poder controlarlo?-
-¡si!-tenía las mejillas rojas, se puso de pie dispuesta salir del café sin importar no mostrarse cortes o agradecida.
-siéntate-ordeno el y ella obedeció con reticencia.
-no puedes ordenarme como llevar mi vida-murmuro exasperada.
-no pretendo eso-repuso el con tranquilidad –el hecho de que éste aquí lo confirma ¿no crees?-
Aunque la respuesta de Seiya era lógica, serena no dejaba de estar furiosa, le molestaba aquella arrogancia y que pusiera en tela de juicio que ella pudiera lidiar con su hermano, además… el había hallado su punto débil.
Desde el arresto de Sammy la había aquejado dudas al percatarse de que sus intenciones por estabilizarlo después de la muerte de su abuelo habían fallado, pero lo último que necesitaba era que Seiya Kou le recordara el hecho.
-¿y que sugieres que haga? ¿Qué lo encadene a su cama para disciplinarlo?-inquirió gélida.
-sugiero-hablo con suavidad -que se vayan de Urawa-
-¿Qué?- pregunto sin estar seguro de lo que había oído.
--que se vayan de Urawa-
-¡que buena idea!- exclamo con sarcasmo –talvez robemos un banco y vayamos a la riviera francesa de paseo. Me disgusta que vengas a tratar de decirme como llevar mi vida, tengo un buen empleo en la biblioteca y Sammy se va a portar bien-
-¿y si no lo hace? Por amor de dios, deja de comportarte como si yo fuera el lobo malo que no tiene mejor cosa que hacer que molestarte. Por ejemplo ¿Qué vas a hacer con la educación de Sammy?-
-acaba de terminar sus exámenes y saldrá de la escuela…-
-¿y crees que eso es justo?... es un chico inteligente, me dijo que le gustaría especializar se en el diseño y fabricación de muebles, pero aquí hay pocas oportunidades.
Serena lo miro en silencio, sabia que era lo que Sammy quería, mas el dinero no sobraba y ella creía que el había aceptado ese hecho, había hablado con su hermano y le había dicho que podría estudiar lo que quisiera después de trabajar un tiempo y ahorrar algo de dinero.
¿Cómo Sammy pudo contar a un desconocido sus problemas personales? Solo dios sabía que más le había comentado a ese irritante sabelotodo.
-por ahora no es posible eso, talvez en el futuro-
-¿debido a tu situación financiera?- intuyo Seiya
-la herencia de mi abuelo solo ayudara al mantenimiento de la casa, necesita algunas composturas costosas que hemos estado posponiendo-
-¿y que me dices de ti? ¿Te satisface vivir con limitaciones económicas?-
Allí estaba otra vez la critica que la hacia sentirse incomoda, hubiera preferido que permanecería callado ¿acaso pensaba que privaba a su hermano de lo que quería por gusto?
-no se a donde conduce esto Seiya, pero por ahora no puedo hacer otra cosa, así que tendré que contentarme con padecer esas limitaciones-
-¿has pensado en tratar de mejorar las cosas?-
-¿has pensado en tratar de no meterte en lo que no te importa?- en cuanto termino al frase serena lamento haber dicho aquellas palabras, pero era imposible retractarse y contemplo su taza de café para no mirarlo a los ojos.
-prefiero ignorar lo que dijiste, aunque quiero recordarte que estoy aquí a petición de mi abuelo- contesto el con amabilidad.
Lo miro con fijeza, tentada a decirle que no le importaba si ignoraba sus palabras o no. En cambio expreso con voz controlada.
-¿Qué sugieres? No puedo cambiar las cosas, solo puedo enfrentar la situación-desde el mostrador el señor Fuji los veía con curiosidad, después se sabría en todo el pueblo que había discutido con el abogado de Tokio y se preguntarían el motivo -¿Cuándo regresas a Tokio?
Fue un cambio en la conversación que el ignoro.
-hable con tu abogado de tu situación financiera y me entere de que tienes problemas-
-esa información es confidencial- balbuceo ella horrorizada.
-convencí a tu abogado de que era para tu beneficio decirme como andaban tus asuntos financieros-
-eres muy considerado, ahora que sabes que estamos en aprietos económicos puedes abordar tu costoso automóvil y regresar a Tokio. Agradezco lo que hiciste por nosotros y antes que repitas que necesitamos cambiar de escenario te informo que no tenemos medios para hacerlo-
Serena tenia la impresión de que todos sus asuntos privados habían quedado expuesto al publico, ahora solo quería regresar a su casa y olvidar se de ese hombre.
-lamento desilusionarte, pero la cosa no es tan simple- hizo una señal al señor Fuji para que les lleve mas café –no vine solo para resolver el problema de tu hermano-
-¿en serio?- indago con nerviosismo
-escucha, mi abuelo de horrorizo cuando se entero del problema de Sammy. El consideraba a tu abuelo como un amigo sincero, alguien que lo quería por razones que nada tenían que ver con el titulo nobiliario o su dinero, a menudo decía que era el único que no vacilaba en reprenderlo si creía que era necesario hacerlo. El lío de Sammy impulso a mi abuelo a proponerme no solo que viniera a ayudarlo sino a convencerlos de de ir conmigo a Tokio para que el los cuide-
-¿Qué?-
-lo que oíste-
-no puedo creerlo, se que la intención de tu abuelo es buena y se la agradezco, pero no acepto. Nosotros podemos arreglárnosla solos, no necesitamos caridad-
-no se trata de caridad- asevero Seiya- mi abuelo lo sugirió porque quiere hacerlo, en cuando a que no necesitas ayuda todo parece indicar que si-
-¿Qué quieres decir?- ella abandono todo intento de ser cortes.
-creo que les haría bien salir de Urawa un tiempo, mi abuelo le pagaría a Sammy sus estudios-
-¿y que pasaría con la casa de mi abuelo? ¿Quién al cuidara?-
-encargaríamos el cuidado a una persona- propuso el
-no puedo aceptar el ofrecimiento de tu abuelo-
-¿sacrificarías los deseos de tu hermano por tu orgullo?-
-el asunto no es tan sencillo- murmuro desconcertada –tengo un empleo aquí, nunca podría pagarles lo que nos dieran y no quiero endeudarme-
-créeme, mi abuelo puede sentirse muy caritativo hacia ti y tu hermano, pero yo no. No vivirás gratuitamente con nosotros, podrías trabajar para mí y así saldaríamos deudas-
