PROLOGO:

Esta historia está basada en mi caricatura favorita, es lo que me imagino que pasó luego del final, en el que Candy está reunida con sus amigos en el Hogar de Pony. Es lo que a muchos de nosotros nos hubiera gustado que pasara...

Esposito, muchas gracias por apoyarme en todo lo que hago y estar siempre ahí. Gracias por impulsarme a escribir. Te amo por siempre.

Mallory, tkanks for being my teacher.

A mis amigos y familiares con todo mi cariño.

LOS AMOOOO...

Flacaaa.

"DESTINO ETERNO"

Capítulo I

"Decisiones".

El Hogar de Pony resplandecía diariamente con la presencia de Candy, quien fue a decidir su destino de una vez por todas. Los niños eran felices y la Srita. Pony y la hermana María disfrutaban al máximo de la alegría que siempre Candy tenía para repartir a los demás.

Luego de un mes de descanso y de haber dejado la clínica del Dr. Martin, Candy por fin decidió aceptar la propuesta de Albert, de viajar por todo el mundo y compartir su vida y sus tristezas con él, al fin y al cabo, era su padre adoptivo y dinero no le haría falta, por lo que si extrañaba su trabajo como enfermera, sería voluntaria en los lugares a donde fueran.

-Srita. Pony, hermana María... les tengo que decir algo, dijo Candy entrando a la casa, luego de un largo día de juegos con sus pequeños.

-Qué pasa Candy? Te noto muy seria... dijo la Srita. Pony.

-A veces lo soy, dijo Candy riendo y guiñando el ojo. Pero bueno... ahora sí es algo serio.

-Ya habla Candy, nos tienes con el alma en un hilo, dijo la hermana María.

-Bien... antes que nada, quiero darles las gracias... por todo lo que me han brindado desde que nací... amor, alegría, consejos...

-Candy, no nos asustes, qué te pasa?

-No es nada Srita. Pony, simplemente que hoy es el día... el día en que tomé la decisión más importante de mi vida.

-Ah si? Y cuál es esa decisión? Preguntó la hermana María.

-Bueno... Como ustedes saben, Albert es el abuelo William... él me adoptó y he vivido muchas cosas lindas con él. De hecho lo cuidé todo el tiempo en el que padeció de amnesia.

-Y eso qué tiene que ver con tu decisión, Candy?

-Ya hermana María, déjela terminar...

-Bueno... tiene mucho que ver, ya que en una de las cartas que me ha mandado Albert... me propone compartir mi vida con él.

-QUE? Gritaron sus dos mamás al mismo tiempo.

-Te vas a casar, Candy? Preguntó la hermana María.

-Bueno... aún no lo sé, pero creo que Albert es el hombre adecuado para mí.

-"Adecuado"? es decir que es el hombre que piensas que te mereces, pero al que NO amas... no es así? Dijo la hermana María.

-Hermana María, no quiero adelantarme, simplemente aceptaré viajar con Albert y después el destino dirá...

-Pero hija, dijo la Srita Pony, no puedes estar viajando con un hombre que no es tu marido...

-Pero es mi padre adoptivo, no sé si lo recuerdan...

-Si Candy, pero...

-Hermana María, es suficiente, dijo la Srita. Pony... debemos respetar la decisión de Candy y dejar que ella sola encuentre su camino.

-Es verdad, perdón, pero es que te vamos a extrañar Candy.

-Candy se acercó y con lágrimas en los ojos abrazó a sus dos mamás...

-Yo también las voy a extrañar y a los niños... y al padre árbol...

-Ay Candy... ya nos habíamos acostumbrado de nuevo a ti.

-Yo sé hermana María, pero tengo que seguir con mi vida y tratar de...

-...Olvidar a Terry? Completó la Señorita Pony.

-No se preocupen, lo voy a lograr y ya verán que pronto vendré con lindas noticias, dijo Candy con una enorme sonrisa.

-No cambias Candy, no cambias... dijeron las dos al mismo tiempo.

-Los niños estaban escondidos escuchando todo...

-Nooo, no queremos que te vayas jefe... no te vayas por favor! Gritaban los pequeños.

-Niños, dijo la Srita. Pony... tenemos que apoyar a Candy en su decisión, recuerden que ella siempre ha pensado en ustedes, ahora le toca a ella tener su comprensión.

Los niños ignoraron a la Srita. Pony y se abalanzaron para abrazar a Candy todos al mismo tiempo.

-Jefe, luego de Tom y Jimmy tú me diste tu nombramiento, pero prefiero que tú sigas siendo nuestro jefe, dijo Bob.

-Bob, escucha... Tom y Jimmy ya tienen una vida, la cual decidieron junto con sus nuevos padres. Yo tengo que hacer mi vida, y eso no quiere decir que no los quiera o que los vaya a olvidar.

-Pero Candy... todos creíamos que ya habías decidido quedarte con nosotros para siempre y ahora nos quieres abandonar!

-No, no es que los quiera abandonar, pero pronto ustedes serán adoptados y seguramente los demás sufrirán por su partida, como yo sufrí cuando Annie se fue... y entonces vendrán otros niños y la vida seguirá... pero yo...

-Niños, no entienden que Candy está buscando su felicidad? Dijo la Srita. Pony.

-Si... perdón jefe, dijo Bob... no volveremos a pedirte que te quedes... te queremos, jefe.

-Te queremos mucho jefe, gritaron todos los pequeños.

Candy tenía lágrimas en sus ojos... pensaba en la decisión que había tomado, en lo que la misma afectaba a sus seres queridos... sin embargo no titubeó ni un solo momento. Así que Candy partiría al día siguiente... tenía todo arreglado.

Por otro lado, Terry había vuelto al teatro y la actuación... Su vida personal era un desastre. El no amaba a Susana y estar con ella era un verdadero sacrificio. La madre de Susana tenía muchas influencias en el mundo del espectáculo y obligó prácticamente a Terry a casarse con su hija, amenazándolo con acabar con su exitosa carrera. Terrence Grandchester era ya toda una promesa en los escenarios y su éxito crecía cada vez más.

Después del rompimiento con Candy, Terry no quería saber nada y lo único que le importaba era sostener su nombre en el mundo de la farándula.

Así que Terry estaba casado con Susana, quien por más que intentaba, no lograba hacer que su esposo la mirara con ojos de amor. Terry era amable, pero no podía evitar mostrarse distante y lejano.

Un día, en su casa... Terry estaba observando por la ventana, era un día lluvioso y él tenía una mirada triste... Pensaba en su pequeña pecosa. Qué estaría haciendo en ese momento?

-Terry, qué es lo que pasa? Preguntó Susana un poco enfadada.

-Nada Susana, no pasa nada... quieres cenar algo?

-Si... olvidaba que no sirvo ni para poner la mesa y traerte la cena.

-Susana, no empieces, por favor.

-No empiezo... simplemente que...

-Ya... vamos a cenar por favor y tratemos de no discutir.

-Bueno, pero puedo hacerte una pregunta?

-Si, dijo Terry secamente.

-Todavía la amas?

-De qué hablas Susana?

-De la chica que me salvó la vida... de Candy.

-Estoy contigo, o no es así? Ese día, cuando ella te salvó, te dije que me había decidido por ti.

-Si, pero para mí todo esto es por lástima, dijo Susana con lágrimas en los ojos.

-Terry no acostumbraba a ser cariñoso con Susana, pero al ver su sufrimiento, se conmovió. Caminó hacia ella y se agachó para mirarla a los ojos.

-Mira Susana... no quiero que pienses esas cosas... vamos a tratar de ser felices, está bien?

-Es que no te veo muchas ganas de luchar por esto.

-Ok, te prometo que de ahora en adelante voy a tratar de que estemos bien y de que esto se convierta en algo bueno... qué te parece?

-Bueno, dijo ella no muy convencida.

Terry le dio un beso en la frente y se paró para ir a servir la cena.

De hecho, Susana tenía razón... la única persona que había en la mente de su marido, era Candy, la dulce chica de largo cabello, rubio y rizado... y de ojos grandes color esmeralda... que eran como un mar de dicha para él. Sin embargo Terrence Grandchester, con la fuerza que lo caracterizaba, ya había tomado una decisión, y sin saber que su pecosa también decidía que hacer con su vida, quiso hacer caso de las palabras de Albert, cuando le dijo que Candy ya se había repuesto del rompimiento y que debía tomar su rumbo como lo había hecho ella.

Entonces Terry pensó que si su vida era el teatro, debía seguir con Susana... y no tenía ninguna intención de vivir amargado por el resto de su vida, así que terminó por tratar de aceptar su destino y su situación, poniendo de su parte para hacer más llevadero su andar.

Mientras cenaban, Terry miraba a Susana y se repetía a sí mismo que era una buena persona... que lo había salvado y por eso perdió su pierna... lo amaba demasiado y tenía que recompensarla de alguna forma.

-Terry... por qué me miras así?

-No me había dado cuenta Susana, pero eres muy linda.

Susana se sonrojó y agachó la mirada por un momento... luego, levantando la cara, dijo:

-Nunca me habías dicho algo tan bonito.

-Nunca es tarde, no es así?

-Sí, dijo ella sumergida en sus pensamientos.

Susana sentía que todo lo que hacía Terry, era por agradecimiento, pero había una pequeña luz de esperanza, por lo que decidió poner todo de su parte para que su esposo se sintiera orgulloso de ella y se enamorara poco a poco.

-Sabes Terry? Me gustaría mucho volver a actuar...

-Estás hablando en serio, Susana? Dijo Terry abriendo sus ojos, admirado por lo que acababa de oír.

-Claro... creo que puedo hacerlo... pero antes de eso, voy a buscar ayuda. Tengo que recuperarme y quiero ver si buscamos una prótesis... qué te parece?

-Wow! Me sorprendes Susana... me da mucho gusto que quieras salir adelante y verte así de animada. Voy a investigar todo sobre prótesis y ya verás que muy pronto estarás de nuevo en un escenario y de pie... eres una excelente actriz.

-Gracias Terry, te amo.

Terry le contestó simplemente con una sonrisa, ya que de sus labios no podía salir una frase que era solamente de Candy, su amada Candy... Sólo el tiempo le diría si algún día iba a poder decirle a Susana un "te amo".

Así fue como Candy, Terry y Susana decidieron su destino, sin saber que éste les tenía reservado algo completamente diferente.

Capítulo II

"Quiero ir contigo..."

A la mañana siguiente, Candy se despertó con un nuevo ánimo, pensando en la nueva aventura que emprendería a partir de ese día. Viajar por todo el mundo le haría conocer lugares nuevos para ella y trataría de disfrutar cada momento al máximo y también la ayudaría a olvidar al hombre que amaba con todo su corazón... Terry.

-"Ay Terry... si supieras cuánto te extraño... me gustaría hacer este viaje contigo, pero sé que vas a estar bien y espero estarlo yo también muy pronto" –pensó-

-Hola Candy, tan temprano y ya levantada?

-Sí Srita. Pony... quiero estar lista a tiempo, así que prepararé el baño y me pondré linda para partir.

-Muy bien Candy... llevarás a Cleen contigo?

-No se... tal vez extrañe más a Miena, la colina y a los niños, que a mi... además no creo que lo pueda traer conmigo durante todos los viajes... viajaremos en barco o en tren y usted sabe cómo son de exigentes, revisan todos los equipajes.

-Tienes razón Candy... espero que todo esto sea por tu bien y tu verdadera felicidad...

-Lo será Srita. Pony, ya verá... dijo Candy con una gran sonrisa.

Candy salió del cuarto para darse un baño, mientras la Srita. Pony se quedó pensando en si realmente eso era lo que Candy necesitaba... hacer un viaje junto a Albert?... Podría ser lo que le hacía falta para olvidar a Terry, pero seguramente era algo que le costaba mucho trabajo. Lo único que reconfortaba a la Srita. Pony y la hermana María, era que Candy tomaba las cosas positivamente y creían que era esto y no sus viajes, lo que la ayudaría a salir adelante.

Candy salió del baño y se vistió, llevaba un vestido color esmeralda, como sus ojos, y un abrigo casi del mismo tono, la única diferencia era que ahora cambió su peinado... traía el cabello suelto y se veía hermosa... Luego se reunió con sus hermanitos del Hogar de Pony y sus dos mamás... También habían ido Tom y Jimmy para despedirla.

-Candyyy espera, no te vayas sin despedirte, gritaron Tom y Jimmy, quienes venían en la misma carreta.

-Tom, Jimmy, gritó Candy emocionada...

Sus hermanos bajaron y la abrazaron al mismo tiempo.

-Candy, quiero que sepas que estamos muy orgullosos de ti... te convertiste en una excelente enfermera, nos has cuidado y ahora has decidido qué hacer con tu vida... a todos nos gustaría ser un poco como tú.

-Ya chicos, no me hagan sonrojar, dijo Candy riendo y sacando la lengua de lado.

Todos soltaron una carcajada y no paraban de gritar y abrazar a Candy.

Candy vio a lo lejos un carro que se acercaba... era George que venía por ella para llevarla a la estación del tren, el cual partiría a Chicago. Candy le había escrito a George para que fuera por ella, ya que no quería que se enterara Albert de su decisión por carta... quería darle una sorpresa.

-George, bienvenido... gracias por venir por mí.

-No es nada Srita. Andrew, para mí es un placer poder hacer esto por usted y mi jefe.

-Gracias, dijo Candy haciendo una reverencia.

-Bueno niños, llegó la hora de decirle adiós a Candy, dijo la Srita. Pony.

-Adiós Candyyyy! Gritaron los niños al unísono.

-Adiós Candy, dijo la hermana María abrazándola con todas sus fuerzas.

-Nos vemos hermana María... la quiero mucho. Por favor cuide mucho a los pequeños.

No tienes que pedírmelo Candy.

-Es verdad... Hasta luego Srita. Pony y muchas gracias por todo, dijo Candy abrazando a su otra mamá.

-Nos vemos Candy y espero que este viaje sea lo que esperas...

-Si Srita. Pony y por favor no lloren... voy a estar bien.

-Si Candy... todo va a estar bien.

-Los quiero mucho niños... dijo Candy agachándose para despedirse.

-Nosotros también te queremos jefe, dijo Bob.

-Tom, Jimmy, les voy a pedir que estén al pendiente de los niños... visítenlos cada que puedan, por favor.

-Claro Candy, confía en nosotros, dijo Tom, o quién fue el que te escuchó llorar junto con Annie?

-Tienes razón Tom, sé que cuidarás bien de los pequeños... y tú también verdad Jimmy?

-Si jefe, dijo Jimmy haciendo una señal de soldado.

Todos rieron y abrazaron a Candy, quien después de esto subió al carro luego de que George le ayudara con su equipaje.

-Adiooos, gritó Candy...

-Adiós, gritaron los demás.

Durante el camino a la estación, Candy platicó con George de todo y nada... le preguntaba por Albert y pupé (su zorrillo)... George contestaba todas sus preguntas, serio como acostumbraba ser.

Llegaron a la estación y Candy le dio las gracias a George por haberla llevado.

-Muchas gracias George, espero verte pronto.

-Claro que nos veremos Srita. Andrew, recuerde que trabajo para Albert, sin embargo me tengo que quedar aquí por algunos asuntos de negocios que el Sr. Albert quiere que arregle antes de reunirme con ustedes en Chicago.

-Bueno... mi tren está por salir, gracias de nuevo y hasta pronto...

-Hasta luego Srita. Andrew.

-Adiós George, y por favor, llámame Candy.

-Está bien Srita. Candy.

Candy sonrió y subió al tren que la llevaría hasta Albert.

Durante el viaje, Candy recordó los hermosos momentos de su vida, sus juegos con Annie, cuando conoció a Anthony, Archie, Stear y Patty... también recordó su primer beso con Terry y todas las imágenes se plasmaban en la ventanilla del tren, donde iba recargando su cabeza.

Pensó también en Annie, ella estaba comprometida con Archie a quien conquistó poco a poco. El compromiso fue todo un evento, ya que un Cornwell se casaría con una Britter; por fin la madre de Annie estaba contenta con lo que había hecho su hija. Annie era feliz. Patty por su parte, había conocido a un periodista y estaba tratando de olvidar la muerte de Stear... Patty ahora vivía en América y no pensaba volver a Europa... luego de la guerra, no quiso regresar.

Candy pensaba en todo esto con una sonrisa... sus amigos eran felices y ella trataría de serlo también.

En ese momento tocaron la campana, para avisar que el desayuno estaba listo. Candy se acercó al comedor y se sentó junto a un empresario que llevaba el periódico del día, en él pudo ver una fotografía de Terry y un titular que decía: "Terrence Grandchester, de gira por todo el mundo, con la obra de Teatro "Romeo y Julieta"... viajará con su esposa Susana Marlowe". De repente el mundo se le vino encima a Candy... Terry casado? Ella no estaba enterada, ya que en el mes que estuvo en el hogar de Pony, no leyó el periódico y trató de estar lo más alejada posible del mundo... además, ni Albert ni sus amigos, quisieron darle una noticia así por carta; prefirieron que ella se enterara después.

Candy se levantó de la mesa... fue a su lugar y sintió que las lágrimas comenzaban a bajar por sus mejillas... De alguna manera sabía que esto pasaría... pero nunca pensó que le iba a doler tanto esta noticia. Pero... por qué se sentía tan mal? Al fin y al cabo ella decidió romper con Terry y dejar que hiciera su vida junto a Susana, era una idea a la que ya se había acostumbrado, o por lo menos, eso era lo que ella pensaba antes de ver ese periódico.

-"Terry... cómo me hubiera gustado ser yo tu esposa y no Susana... pero así es la vida... No... no puedo aceptarlo, no puedooo"

Lloró todo el camino, no podía evitar sentir su corazón roto en mil pedazos... tal vez tenía una pequeña esperanza, la cual nunca quiso aceptar. No sabía lo que pasaba, pero no paraba de llorar.

Por fin, el tren llegó a Chicago, en donde vivía Albert. Candy secó sus lágrimas, respiró hondo y se dijo a sí misma:

-"Candy, no me decepciones, tienes que ser fuerte y aceptar tu destino... debes ser feliz y hacer feliz a Albert... por favor, ya deja de llorar".

Tomó su equipaje, bajó del tren y se dirigió al hotel donde estaba Albert, quien no estaba en la mansión Andrew, por evitar la presencia de la Tía Abuela Elroy.

Al llegar al hotel, Candy se acercó a la recepción y le preguntó a la Señorita que atendía a los huéspedes.

-Disculpe, estoy buscando la habitación de Albert William Andrew...

-Candy? Se escuchó la voz de un hombre sorprendido.

-Albert, dijo Candy, corriendo hacia las escaleras para abrazarlo.

Albert estaba feliz de tener a Candy en sus brazos... sintió el olor fresco de su perfume y se hundió en su hermoso cabello.

-Candy, se puede saber qué haces aquí?

-Si quieres, me puedo regresar, dijo Candy sonrojándose y encogiendo los hombros.

-No seas tontita Candy, no lo digo por eso... simplemente que es una gran sorpresa. Me hubiera esperado todo, menos encontrarte en este hotel.

-Albert, necesito hablar contigo.

-Muy bien Candy... qué te parece si me acompañas a comer? Estaba a punto de salir.

-Me parece perfecto, y así podremos platicar y caminar un poco.

-Bueno, yo pensaba irme en carro, pero si quieres caminar...

-Es que estoy entumida de venir sentada todo el camino, dijo ella sonriendo.

Albert miró a Candy y se sumergió en sus enormes ojos verdes... no podía creer lo que veía... Su hija adoptiva, el amor de su vida, estaba ahí... con él.

-Qué pasa Albert? Te quedaste muy pensativo.

-No es nada Candy... vamos que me muero de hambre.

-Ok...

En el camino hablaron de otras cosas... Candy le platicó sobre su estancia en el Hogar de Pony, lo bien que se la pasó con los niños y todas las cosas agradables que sucedieron.

-Cuando por fin llegaron al restaurante, se sentaron y ordenaron la comida, Albert dijo:

-Ahora sí Candy... qué pasa? De qué quieres hablar conmigo?

-Candy respiró hondo y mirando a los ojos de Albert, contestó:

-Recuerdas el día en que me enteré que eras el Abuelo William?

-Claro que lo recuerdo, pero por qué la pregunta?

-Bueno... Ese día me dijiste que querías que fuera al Hogar de Pony, a descansar y pensar en lo que quería hacer en el futuro.

-Así es...

-Bueno, por si no te has dado cuenta, ya regresé del Hogar de Pony...

-Y?...

Albert tenía miedo de lo que Candy le diría... no estaba seguro de tener un lugar en sus planes, ya que sabía que ella amaba a Terry con todas sus fuerzas.

-Bueno Albert... ya tomé una decisión.

-Y quieres compartirla conmigo?

-No sólo eso Albert...

-Entonces?

-Quiero ir contigo...

No podía creer lo que escuchaban sus oídos... Candy quería ir con él... pero, realmente se refería a estar con él, o solamente quería acompañarlo a algún lugar... de repente se sintió muy confundido y se quedó prácticamente mudo.

-Albert... quiero ir contigo.

-Candy... por favor explícame qué quieres decir con eso...

-No soy clara? Albert, quiero hacer mi vida contigo, eso quiero decir... quiero que viajemos juntos, compartir nuestras tristezas y alegrías, como un día me pediste.

-Candy... dijo Albert suavemente.

Albert levantó la cara, miró fijamente a Candy y se acercó lentamente... los labios de Candy esperaron, y por fin... la besó. Candy respondió el beso un poco a fuerzas, pero tratando de posar en él todas sus esperanzas de olvidar por fin a Terry. Fue un beso tierno con todo el amor que Albert podía darle a Candy y toda la ternura que ella tenía para tratar de ser feliz. Los dos estaban llorando... Candy por la decepción, la esperanza y la incertidumbre... mientras que Albert lloraba de alegría.

-Candy, no sabes lo feliz que me haces.

-Albert, quiero ser lo más sincera que pueda contigo, dijo sabiendo que esto tal vez lo lastimaría.

-Mira Candy... sé lo que me vas a decir... Aún amas a Terry y sé que estás haciendo tu mejor esfuerzo por ser y hacerme feliz. Yo comprendo, pero si esto no funciona, no quiero que por no lastimarme finjas que estás bien.

-Albert, yo te quiero mucho y creo que me puedo enamorar de ti, pero te prometo que si en un tiempo no lo logro, te lo diré... Tal vez esto es un poco egoísta de mi parte, ya que estoy basando mis esperanzas en tu amor y puedo lastimarlo.

-Candy, yo también puedo verme egoísta al quererte para mí y aceptar tu sacrificio.

-Albert... no es un sacrificio...

-Muy bien, ya no hablemos de esto y vamos a dejar que el tiempo lo diga todo.

-Gracias Albert.

-Gracias a ti, pequeña...

-Albert abrazó a Candy... en ese momento, llegó lo que ordenaron y comenzaron a comer.

Continuará...