Avatar la leyenda de Aang no es de mi propiedad, si no minimo hubiera tenido dos temporadas mas.

Sin mas que decir espero que les guste.


-Son unas tontas-dijo azula, con un tono calmado pero mordaz. Aun recostada en el suelo, pudo ver como los guardias, que hace un rato la habian dejado solo por sus ordenes. Capturaban a las culpables de su caida.

-¿Que hacemos con ellas Princesa?-Pregunto uno de los guardias. Detras suyo, se podian ver con claridad a Mai y ty lee, esposadas y rodeadas por los demas guardias y esperando con miedo las palabras de Azula.

-Ponganlas en un algun lugar donde jamas vuelva a ver sus rostros-Las miro con odio y desden-Y que se pudran-sentencio.

Esa fue la ultima vez que azula vio a Mai y a Ty lee. Algunos dias pasaron, pero Azulas no las perdono. Estaba herida, y no tanto por el hecho de haber perdido la oportunidad de asesinar a su hermarno, si no por la tracion de su supuestas amigas. Azula con desdicha recordaba momentos de su infancia, junto a sus supuestas amigas. Se maldijo a si misma por ser tan sentimental. ¿Desde cuando a ella le importaba que la abandonasen? Lo hizo su madre, lo hizo Zuko. Ella deberia estar acostubrada.

El sonido de la puerta, la saco de sus pensamientos. Los sirvientes habian llegado en un mal momento. Pues Azula queria estar sola y no habia nada en este mundo, que le hiciera apreciar la compañia de otras personas, y mucho menos de los sirvientes que el castillo poseia. "Princesa su padre la socilita en el trono" fue lo que la sirvienta muy asustada, dijo. Pero eso no impidion que Azula pagara su enojo con la pobre muchacha.

Realmente la princesa no estaba enojada, se encontraba en un estado de adversidad. Pero nunca lo admitiria, ella era un ser sin debelididad. Todo aquello que significara sufrir o llorar, no existian, no para ella. O por lo menos, esas eran las enseñansas de su padre.

La princesa se vistio con la ayuda de la sirvienta, que todavia seguia en su prensencia. El vestido, tenia una larga cola y su tela relucia mostrando un color carmesi mas brillante e intenso de lo habitual. Cubria sus brazos, y tenia otra tela que cubria todo su acdomen y hacia resaltar su figura bien curviada. Luego de eso, la sirvienta peino, la probe muchacha intentaba ser lo mas cuidadose posible, pues sabia que si cometia un solo error, desataria la furia de la princesa. Y Azula era temida por tener poca paciencia. Luego de estar vestida, y peinada correctamente, Azula camino por todo el palacio.

Todos sus sirvientes, y guardias se reverenciaban ante su preseencia. Aunque ella no les prestaba atencion, estaba muy distraida pensando en que le diria a su padre sobre su reciente visita a La Roca Hirviente. Para muchos solo era un tropiezo, para ella era una derrota. Y estaba segura de que su padre pensaba lo mismo. Azula camino un poco mas recorriendo los alrededores, se metio por un pasillo que iba directo al jardin. Y comtemplando las flores y los arbutos perfectamente podados, miles de recuerdos vinieron a su mente. Todos ellos, peor que el anterior. Azula se cuestiono si acaso tenia un recuerdo que valiera la pena recordar.

Con elegancia recorrio el jardin, para luego pasar por los pasillos, que le llevarian al trono de su padre. Como siempre uno guardias vigilaban las puertas. Tan pronto como la vieron acercarse, se inclinaron ante ella y como siempre ella los ignoro pasando por la puerta hacia la otra habitacion.

-Te estaba esperando-dijo Ozai, su trono estaba como siempre de reluciente cubierto por las llamas que se encontraban a su alrededor. Azula, camino lentamente hasta quedar frente a el. Y como una subdita mas, se arrdodillo ante el. Su vestido cubrio el suelo como si de una alfombra se tratase, y mirando el suelo Azula escucho la aspera voz de su padre hablarle.

-te eh llamado porque desgraciadamente me eh enterado de tu fracaso, en la prision-dijo su padre con dureza.

-Lo siento padre, no volvera a ocurrir-dijo ella, aun con la cabeza inclinada mirando el suelo.

-¡Por supuesto que no!-grito su padre, todas las llamas a su alrededor crecieron indescriptiblemente. Haciendo que el calor aunmentara en la sala. Azula cerro los ojos a la dureza de su padre, queria salir de sala tan pronto como fuera posible.

Ozai, no podia permitir fallos. El era el señor de fuego, su grandeza era reconocida en cada region o pueblo que pudiera visualizar en el mapa. Simplemente no toleraria que su heredera y unica hija fuera el ridiculo. Una derrota no seria permitida, y se encargaria de castigar a su hija.

-¡ME HAN DICHO QUE HAS FRACASADO POR UN ERROR DE CALCULO, ¿ES ESO CIERTO?-volvio a decir con severidad.

Azula penso muy bien sus palabras, no queria cometer mnas errores de los que ya habia comentido en el campo de batalla.

-Cuando llegue, ya era demasiado tarde. Estaban a punto de huir-se defendio mirando a su padre a los ojos. Este le devolvio la mirada pero con una dosis de rigideza y de furia.

-¡Como te atreves a mentirme a mi!-Las llamas volvieron a ascender y Azula desvio la mirada de los ojos de su padre, aunque Azula no estaba mintiendo del todo, si era cierto que ocultaba una parte de la historia.-Eres una decepcion, al igual que tu hermano-continuo.

Los ojos de Azula, no mostraban mas que su orgullo herido por el comentario de su padre. Se mordio la lengua para no decir un comentario igual de mordaz, despues de todo, eso solo empeoraria su situacion.

-Padre, te juro que te recompensare-dijo en tono de suplica, habia cambiado su estrategia totalemente. Y su desesperacion por salir de la sala, se hizo mas que evidente para Ozai.

-Te castigare, no aceptare que desonres mas a la familia.

Azula recordo sus antiguos castigos, eran castigos fisicos propinados por el, aun recordaba sus heridos de la antigua vez. Pero debia aceptar sus errores, ella habia fallado. Y sabia muy bien, que en el palacio, no habia lugar para fracasados. Si queria el trono tendria que seguir todas las ordenes que su padre le ordenara por muy descabelladas que fueran.

Azula asintio, y su padre solo la miro, para luego ordenarle que se largara de la habitacion y que su presencia ya no era requerida.


-¡Ma!-escucha la mujer con exprecion seria en su rostro. La prisionera de la celda de enfrente se intentaba comunicar con ella.

-¿Si?-respondio con su tono seco con el cual acostumbraba a hablar.

-¿Cuanto tiempo tenemos encerradas en este lugar- pregunto Ty lee con su tono tan inusual que desprende inocencia y incredulidad.

-Una semana-respondio Mai con frialdad.

-Se siente como si fueran años- se quejo Ty lee como si fuera una niña pequeña.

Mai observo el lugar, era una habitacion pequeña, cubrida de metal y con un pequeño retrete en una esquina. Se pregunto si la habitacion de Ty lee era igual. Desde que Azula la habia encerrado en esa celda, todo era igual de aburrido.

Por otro lado Ty lee, seguia teniendo su humor de siempre. Cosa que agobiaba un poco a Mai. Que no entendia muy bien, por que si literalmente se estaban pudriendo en una carcel, ella seguia tan positiva y feliz.

-¿Crees que Azula vuelva?-le volvio a preguntar.

Mai suspiro- Si lo hace, estoy segura de que sera para matarme-dijo.

Ty lee respondio de inmediato-Ella no haria eso-solo que esta vez tenia un tono un poco triste en su voz.

-Claro que lo haria, intento lanzarme un rayo-dijo mai- Si no fuera por ti, estoy segura de que estaria muerta.

-No, ella estaba enojada. Tu la traicionaste.

-Siempre tan leal, a ella. Eres igual a un perro-dijo Mai con un tono hiriente- Por si se te olvida, tu tambien la traicionaste- No podia creer que despues de todo lo que Azula les habia echo, aun seguia defendiendola como su fiel seguidora. Se estaban pudriendo el la peor carcel, que podria haber. literalmente era una isla rodeada de agua caliente, no habia ningun plan de escape que se pudriera imaginar.

-Ella volvera-dijo Ty lee, casi parecia una confirmacion. ¿Como podia su amiga pensar tan ingenuamente? Azula las odiaba. Incluso la habia intendo matar, realmente Mai, se sentia mas comoda en una celda que estando frente a frente con ella.

-¡Ustdes dos, dejen de hablar!-les ordeno el guardia. Ambas se mantuvieron calladas.

Pero luego Mai, rompio el silencio con una inesperada pregunta.

-¿Por que me salvaste? Es decir, tu siempre has admirado a Azula- mai, llevaba dias haciendose la misma pregunta. Al parecer Ty lee tenia esperanza en que Azula, iba a venir por ella. Y aunque Mai, preferia no volver a ver a Azula nunca mas. No podia evitar sentirse culpable.

-Ya te lo dije somos hermanas-dijo alegre.

-Pero...

-Mira, se que es dificil. Azula es una persona complicada, pero yo se como funciona. Ella vendra por nosotras, incluso por ti. Recuerdas, somo hermanas. siempre y para siempre.-dijo Ty lee haciendo referencia a un antiguo juramento, que las tres habian hecho de pequeñas.

Mai, pensaba firmemente que moriria en prision, y todo por el imbecil de Zuko. No lamentaba su descicion, Azula era desgraciada y estaba segura de que no volverian a pisar el mismo suelo. Pero se habia cansado de contradecir a Ty lee, despues de todo la chica se daria cuenta con el tiempo y entonces cambiaria de parecer.

Luego de hablar con Mai, Ty lee desicidio hacer flexiones, para entrenar su cuerpo. Despues de todo, Azula regresaria y tenia que estar lista para ella.


Ozai descansaba en su trono, pensaba con cuidado el castigo que le daria a su hija. No queria que la situcion se volviera a repetir, y el muy desgraciado penso en el peor de los castigos.

"Esta vez su hija, aprenderia que los errores no estaban permitidos"


Bueno, este es mi tercer Fic. Y el primero de Avatar que decido hacer. Prometo actualizar a su debido tiempo. No me gusta abandonar historias, lo odio. Cada vez que me da flojera escribir recuerda a las pendejas que se menten en esta pagina y no finalizan sus obras. Como sea espero que les haya gustado.

Con amor, Einen.