Esta es una pequeña idea de lo que pudo haber pasado, lo que originó el nacimiento de la siguiente camada de Saiyajins, hasta la tercera generación de Gokú… lo demás sería parte de otra historia no contada y que no me late hacer, pues implicaría meterme en más cosas y buscar más tema… como quedaron las parejas así me parece perfecto. La historia original y personajes son propiedad de Akira Toriyama y socios. Disfrútenla
Parte 1.- Gohan
Lugar: Monte Paoz.
Milk llevaba algunos días preguntándose por qué Gokú no comprendía absolutamente nada de nada. Sabía que era algo extraño, demasiado ingenuo e inocente para alguien de su edad, aparte de tragón en exceso. Siempre mostraba el mejor humor a pesar de las circunstancias, le encontraba el lado positivo a las cosas. Tal vez eso fue lo que le atrajo de él, lo que le llamó su atención, que por ello le pidió la promesa de matrimoniarse en cuanto llegarán a una edad adecuada… a lo cual el joven accedió sin rezongar porque no tenía ni la más remota idea del significado de dicho compromiso.
Bueno… lo hecho ya estaba hecho. Aceptó casarse con ella porque le dio su palabra y ahora son marido y mujer… con sus reservas por el momento. Milk anhelaba tener hijos y formar una gran familia, pero Gokú… no ha dado el primer paso por desconocerlo en absoluto. Llevaban una semana de casados, todavía hay tiempo de muchas cosas, aprender a vivir juntos, una vida tranquila por delante.
¡Aaahhh! — suspiró la joven en su ventana, después de terminar sus quehaceres matutinos — Si no pasa algo tendré que pedirle ayuda al viejo pervertido de Rōshi para que lo eduque… ¡qué horror!
Sacudió la cabeza como queriendo eliminar ese pensamiento… si que estaba desesperada, pues la gran musculatura de su marido la dejaba sin aliento y con ganas de sentirse más que abrazada por esos fuertes brazos. ¿Qué perversiones podría enseñarle el viejo verde de su antiguo maestro? En ese momento llegó el aludido trayendo un enorme jabalí para la comida.
¡Ya llegué! — dijo feliz al entrar arrastrando dicho animal — Fue difícil porque no quería dejarse comer… pero le dije que mi estómago lo exigía. En fin, espero quede muy sabroso.
No te preocupes querido… — le contestó volviendo la vista para verlo — ponlo sobre la mesa y te lo preparare como te gusta.
El joven dejó con "suavidad" su presa en el sitio indicado en lo que su esposa se le acercó. Ella le dio un abrazo y lo besó tiernamente en la mejilla.
Oye Gokú, — le dijo tímidamente después de besarlo — ¿te acuerdas de lo que hemos platicado sobre… la familia?
¿Sobre la familia? — preguntó extrañado.
Sí, — confirmó muy dulcemente — ¿no sería lindo que tuviéramos un bebé para ser familia?
Pues… — se rascó la cabeza, su típico gesto de ingenuidad — si, pero… ¿cómo lo pedimos? ¿En dónde se compran?
Eee… — "¡Qué pena! No se cómo decírselo" — verás… tendrás que… — sus mejillas enrojecieron excesivamente — ir a… ver al maestro Rōshi.
¿En serio? — la miró sorprendido, sin poner mucha atención a su bochorno — ¿El maestro Rōshi sabe cómo? Y… ¿por qué no me lo dijo? — volvió a rascarse la cabeza como meditando algo — Además… ¿él por qué no tiene uno?
Deja que te prepare de comer y luego lo platicamos. — Milk se encaminó a la cocina para ocultar su pena — Ve a bañarte que lo necesitas.
Sí, tienes razón. — Gokú volvió a sonreír — Ha hecho mucho calor en estos días. — se dirigió al baño — Me avisas cuando ya este listo.
La pobre morena pensaba en como se tomaría el maestro esa petición… capaz y quería algo por sus servicios. Lo peor sería que… y quien sabe como reaccionaría su amado. Aunque, conociéndolo, no le daría demasiada importancia; posiblemente no aprendiera nada. Decidió tratar de poner algo más de su parte para no caer en esa idea como último recurso.
Un poco más tarde Gokú tragaba como siempre. Ahora sabía que había hecho bien al casarse con Milk. Cocinaba muy bien, eso era importante, jamás lo tendría muerto de hambre… como su amiga Bulma, quien era un desastre total en esas cuestiones. ¡Pobre Yamcha, el novio de la peli azul!, la cual, aparte de todo, era la más exigente y molona chica que había conocido, en varios aspectos. Podría decir que el matrimonio es una maravilla: tiene casa segura, comida a su disposición, ropa limpia y una persona que le hace compañía, aparte de que le brinda otras atenciones que le eran difíciles de entender pero no eran desagradables… Milk lo besaba, lo abrazaba, le acariciaba el cabello hasta despeinarlo (¿más?), le daba masajes y, a veces, lo miraba de forma extraña. La primera vez que durmieron juntos sólo se puso un poco de ropa y se acurrucó a su lado… sí que había hecho calor en esos días.
Más tarde se dedicó a entrenar un poco… para no perder la costumbre. Milk lo dejó hacer pues tenía que lavar todos los trastes y la ropa que él había botado. ¿Qué podía esperar? Ninguna mujer había educado a ese hombre, y no podría decir que Bulma haya sido el mejor ejemplo siendo una chica rica y mimada que acostumbraba hacer su voluntad. A pesar de eso, una vez terminadas sus obligaciones, se dio un momento para poder retar a Gokú a pelear… sabedora de lo mucho que le gusta esa actividad a su marido, deseó compartir un tiempo más... así podrían platicar a gusto y con confianza. Así que el joven se lo pasó de lo lindo tratando de ser delicado en tanto la morena se cansó por esforzarse y darle batalla. Al final se tumbaron en el césped, bajo un árbol, ya anochecía.
Ahora si… podemos hablar. — dijo Milk agitada, abrazándolo fuertemente y descansando en su pecho musculoso — Te explicaré lo que debes preguntarle al maestro.
Bueno — la abrazó cuidadosamente por los hombros.
Gokú no estaba cansado y miraba hacia el cielo, donde las estrellas empezaban a brillar. Siempre le había gustado ver el cielo pero, por alguna extraña razón, en las noches de luna llena su abuelito no se lo permitía, por el gran monstruo. Le hubiera gustado enfrentarse a ese ser y demostrarle a su abuelito que no tenía nada que temer. Al final el pobre viejecito murió en garras del engendro, y él nunca había tenido la oportunidad de vengar su muerte… ¡qué solo se había sentido desde entonces!, hasta que conoció a Bulma y a sus demás amigos. Y ahora Milk estaba a su lado. Ella aspiró una bocanada para darse valor.
Mira Gokú, — empezó — cuando un hombre y una mujer se aman como nosotros, pues… se casan.
Ajá — le contestó, aunque no ponía mucha atención.
Y, cuando se casan pues… — levantó tantito la mirada para ver el rostro de su amado — deben tener bebés.
Sí… ya me lo habías contado, — le dijo siguiendo distraídamente la plática, sin entender del todo que tenía que ver el maestro Rōshi con los matrimonios y los bebés — pero… ¿cómo le hacen para tenerlos?
La luna empezaba a asomar por el horizonte.
Para eso… — Milk se enderezó un poco poniéndose a la altura de su rostro, y sus mejillas estaban rojas otra vez — pues deben… ellos deben hacer… — "¡Qué vergüenza! ¿cómo se lo digo?" se preguntó internamente, desesperada por la poca cooperación de su pareja.
Gokú la miró extrañado.
¿Qué cosa? — preguntó dudoso.
Una semana de casados y ninguno de los dos le había dado rienda suelta a la pasión. La muchacha se mostraba bastante tímida, como pensaba debía ser una mujer… que el hombre tome la iniciativa. Y el joven no tenía la menor idea de nada porque nadie le había explicado nada. Pero si no daba el primer paso por las buenas tendría que ser por las malas. Milk le dio un pequeño beso en los labios, cerrando sus ojitos oscuros para no mostrar su bochorno. Gokú abrió los suyos ante esa acción… no le molestó pero no lo entendió.
Milk… ¿y eso? — le dijo con los ojotes abiertos como platos.
Los esposos se besan, — dijo ella muy avergonzada, ya sentada sobre el césped — se abrazan, se acarician y… ¡ay Gokú, qué pena! — se tapó la cara — ¡Es algo que debemos hacer para… tener hijos!
El joven parpadeó un poco… se le hacía raro que sólo con eso llegarían a tener hijos. Entonces Bulma y Yamcha también deberían tener montones de hijos, pues se la pasaban mucho tiempo besándose y abrazándose… aunque tal vez era menester casarse para que se diera.
¿Sólo eso? — se sentó también, sin apartarse de su lado.
Pues… es el principio — no lo miró, aun se sentía abochornada y acalorada por la cercanía de la gran anatomía de su marido.
Entonces… vamos a besarnos otra vez — concluyó el de alborotados cabellos, encogiéndose de hombros.
¿Te gustó? — le preguntó un tanto ansiosa, mirándolo otra vez, con las mejillas coloradas, dándole el aspecto de una suculenta manzanita.
Fue raro pero… sí — contestó sincero.
¡Gokú, querido! — lo abrazó y lo besó, primero en la mejilla y después en los labios, un poco más que al principio — ¡Te amo!
Él la abrazó también con cuidado, sintiendo por primera vez algo raro en el estómago que no estaba relacionado con el hambre. Ya había notado que, a pesar de tener condición para la lucha, su esposa es bastante delgada y frágil. Aún así… le gustaba, la prefería de esa forma y no como su amiga Bulma y sus atributos pronunciados… eso no le llamaba la atención.
La luna llena ya iluminaba el claro. Sin saber porque dirigió la mirada oscura al astro en el cielo, algo le decía que la viera, nunca lo había hecho que él recordara. Milk también dirigió sus pupilas cafés hacia ella, siguiendo la mirada de su amado.
¡La luna es hermosa! — sonrió complacida.
Gokú sintió algo raro en su interior, como que le hervía la sangre y le subía a la cabeza. En ese momento le pareció que su esposa era la cosa más deliciosa del mundo, iluminada bajo los rayos lunares. Así que la besó tan apasionadamente como no pudiera pensarse de un hombre como él. Esa noche casi no durmieron, como que aprovecharon el tiempo de los días anteriores. En la mañana…
Oye Milk, tengo hambre — le gruñó el estómago mientras trataba de estirarse.
Notó que ella descansaba sobre su pecho, con una gran sonrisa de satisfacción y completamente desnuda… como él. La sacudió un poco, teniendo la delicadeza de hacerlo suavemente.
¿Qué pasó? — le preguntó en cuanto la muchacha abrió sus ojitos oscuros — ¿Por qué estamos desnudos?
Buen día corazón. — lo saludó mirándolo con mucho amor, lo besó tiernamente y le acarició la mejilla — Ya no tendrás que ir con el maestro Rōshi… tal vez pronto tengamos un hijo.
Y… ¿cómo? — preguntó dudoso.
Luego te explico. — sonrió y se levantó — Te prepararé el desayuno.
En varios días Milk estuvo muy sonriente y feliz. Y, en menos de un año, ya tenían heredero… Gohan.
Nota de la autora: Esta primera parte es conmovedora y tierna, pues Gokú era tan, pero tan inocente… aunque interiormente su lado salvaje salió a relucir en cuanto vio la luna… el Ozaru salió a flote de otra manera… jajaja. La segunda es un tanto más picante, pero lemon no me gusta… es de Vegeta y Bulma.
