El Fantasma de Gale.

Inglaterra, 1753.

Gale Hawthorne estaba muerto; eso para empezar. No cabe la menor duda de que estaba muerto. El clérigo, el funcionario, el propietario de la funeraria y el que presidió el duelo habían firmado el acta de su enterramiento. También Katniss lo hizo. Y la firma de Katniss, de reconocida solvencia en el mundo mercantil, tenía valor en cualquier papel donde apareciera. El viejo Hawthorne estaba tan muerto como el clavo de una puerta.

¡Atención! No pretendo decir que yo sepa lo que hay de especialmente muerto en el clavo de una puerta. Yo, más bien, me había inclinado a considerar el clavo de un ataúd como el más muerto de todos los artículos de ferretería.

¿Sabía Katniss que estaba muerto? Claro que sí. ¿Cómo no iba a saberlo? Gale era asistente de Peeta, el marido de Katniss, y constantemente ayudaba a la joven señora en las tareas caseras cuando su marido salía de viaje. Katniss fue su único albacea testamentario, su única administradora, su único asignatario, su único heredero residual, su única amiga y la única que llevó luto por él. Y ni siquiera Katniss quedó terriblemente afectado por el luctuoso suceso; siguió siendo una excelente mujer de negocios el mismísimo día del funeral, que fue solemnizado por ella a precio de ganga.

Katniss nunca tachó el nombre del viejo Gale. Años después, allí seguía sobre la entrada del almacén: «Mellark y Hawthorne La firma comercial era conocida por «Mellark y Hawthorne ». Algunas personas, nuevas en el negocio, algunas veces llamaban a Katniss, «Mellark », y otras, «Hawthorne », pero ella atendía por los dos nombres; le daba lo mismo. ¡Ay, pero qué agarrada era aquella mujer! ¡Vieja pecadora avarienta que extorsionaba, tergiversaba, usurpaba, rebañaba, apresaba! Dura y aguda como un pedreñal al que ningún eslabón logró jamás sacar una chispa de generosidad; era secreta, reprimida y solitaria como una ostra.

Muy poca gente la quería, y la gran mayoría le huía, Los niños evitaban preguntarle la hora, los cantores se silenciaban cuando ellos pasaban, hasta los perros de los ciegos parecían evitarlo.

Solo Peeta Mellark había podido ver algo de luz en su interior, y por eso seguía con ella. Tenía la esperanza de sentir esa calidez que observo al principio de su relación.

Se habían conocido en un baile de navidad de la familia Everdeen. En 1748. En ese entonces Katniss tenía 17 y Peeta iba para los 16 años. Los Everdeen se dedicaban al cultivo del trigo y la familia Mellark a la producción de pan. Así que ambas familias trabajaban en constante roce. No era la primera vez que se veían pero si la primera en hablar. Para resumir. Esa noche Katniss fue llamada al escenario a cantar y Peeta se enamoro casi al instante; bailar, charlaron, cantaron y a los dos meses se celebro la unión entre ambas familias.

Peeta supuso que la muerte de Gale había afectado a su esposa más de lo esperado, incluso más de lo que él mismo quería. Pero entendía que debía darle tiempo y apoyo, después de todo Katniss estuvo con él en el proceso de duelo que se presento después de que su padre muriera.

Peeta sabia de la infidelidad de su esposa, ahora llevaban cinco años casados pero hace dos primaveras se entero de la relación de su Katniss con Hawthorne y se sintió como un idiota. Gale era un tipazo, todo un hombre. Mientras que él no era más que un crio que perdió la virginidad en su noche de bodas, pasado un tiempo decidió que su amor por Katniss era más fuerte que cualquier actitud celosa por lo que la perdono aunque no fue nada fácil.

Esa noche habían discutido. El señor Snow había llegado a su casa pidiendo fondos para la caridad, nada más que niños y adultos con tuberculosis. Al principio había sido recibido con amabilidad hasta que Katniss hablo, negándose a colaborar en lo mas mínimo.

¿Para qué, señor Snow? Al menos así disminuirá la sobrepoblación.

Decir furioso era un piropo. El señor Snow se fue lanzando imperios contra la pareja. Después Peeta empezó a reñirla pero a ella no le importaba.

Ahora estaba ahí, sola en el estudio de su marido. Se habían atrasado en unos cuantos pagos solo porque a Peeta se le ocurrió gastar el dinero de las finanzas en regalos para la comunidad. Idiota. Katniss estaba inclinada hacia delante y con el ceño fruncido cuando Peeta llego vestido solo con un pantalón de lana.

Katniss inmediatamente noto su presencia y arqueo la ceja preguntado con la mirada. Peeta se acerco los pocos pasos que los separaban. Aparto el trabajo de Katniss y se sentó en la mesa frente a ella.

¿Se te ofrece algo, Peeta? –Pregunto Katniss con impaciencia. Los brillantes ojos azules se veían divertidos.

Claro cielo.

¿Y qué será?

Peeta le coloco una mano sobre la espalda y se inclino un poco. –Ven conmigo a la cama –Atrapo el labio de ella entre los suyos con suavidad –Ya tenemos un tiempo sin estar juntos –Siguió besándola con suavidad hasta que Katniss abrió sus labios y el beso se volvió más apasionado. Peeta sentían un escalofrió recorriéndole desde la boca hasta la entrepierna. Tomo a Katniss de voladas y la levanto del asiento, sentándose él y a su vez a ella en sus muslos. Siguió besándola hasta bajar al cuello y de ahí a los pechos. Katniss empezó a sentir la dureza de su miembro y se froto contra él.

Vamos a la cama –Dijo Peeta entre besos.

Hay trabajo –Contesto ella

Olvídalo. El trato con el molinero es para la próxima semana y con la panadería Cartwright el domingo.

Odio a esa chica.

Peeta se aparto de Katniss para observarla con cuidado. – ¿A Delly?

Katniss frunció el ceño y él supo que había acertado.

-¿Por qué?

-Aun me preguntas el porqué, es obvio que esa mujer te quiere –Katniss lo miro con sus penetrantes ojos grises.

-Lo sé- Susurro Peeta. Katniss se levanto fácilmente de su regazo.

-¿Lo sabes? Nunca hiciste nada por evitarlo.

Peeta también se levanto y camino hacia ella.

Es que nunca me importo lo suficiente, aquel 25 de diciembre del 48 me marco para siempre el corazón. – Katniss levanto la vista hacia los ojos azules de él.

Peeta, viendo que estaba algo perdida en sus palabras se inclino aun más hacia abajo y bajo el corpiño de su vestido, capturando el oscuro pezón.

Vamos a la cama y olvidémonos de esta conversación, ahí te demostrare lo mucho que te quiero.

Olvídalo Peeta, debo trabajar –Y sentándose en su silla ignoro a Peeta completamente.

Él la miro por unos segundos, luego se acerco, le tomo la mano y se la beso, después se fue a acostar.

Al cabo de unas horas Katniss estaba de vuelta en su estudio trabajando, observo la hora. Faltaban cinco para las doce y aun no terminaba la bitácora. Suspiro cansada, tal vez debió irse con Peeta, en estos momentos estaría teniendo un buen orgasmo y no aquí con el trasero entumecido. Estaba a punto de cerrar el libro cuando una campana colgante de la puerta sonó con fuerza, miro fijamente a la ventana buscando una explicación pero esta estaba cerrada, se fijo en que Peeta había cerrado la puerta cuando salió así que las corrientes de aire estaban descartadas.

Algo arrastrándose al otro lado de la pared le hizo sentir un escalofrió por toda la columna.

-¿Peeta? –Pregunto rogando que fuera él.

Pero solo hubo silencio. Hasta que los arrastres comenzaron nuevamente.

De repente una larga, larga cadena de hierro apareció frente a sus ojos, tenía el color verdusco que tienen los metales cuando se oxidan. Y la figura fue aclarándose cada vez más hasta dejar algo que si no fuera por las clases de anatomía apenas reconocería como un ser humano. El cabello estaba caído y sucio, unos cuantos agujeros en el rostro y el ojo carcomido casi le hace vomitar.

Mellark –Susurro la cosa. Katniss se pregunto si se refería a ella o a su marido y estuvo a punto de decirle que se equivoco de habitación pero lo pensó mejor y se dio cuenta que no quería que Peeta se muriera por lo que no señalo nada -¡Mellark!

¡So y yo!- Grito ella con miedo para luego respirar profundamente. -¿Quién eres?

Ya no me reconocer, Katniss –Alego el espíritu –Soy tu amigo, compañero y confidente.

L-lo lamento, pero esa persona está durmiendo al otro lado del muro se ha equivocado usted.

¡Ah! ¡Tu socio y amante, sucia perra!

¿G-Gale? –Pregunto ella.

¿Quién más sino? Avara y superficial mujer que se cree superior para que un ángel la visite.

Katniss se pregunto cuándo fue la última vez que él se vio en un espejo para compararse con un ángel.

¿Cómo se que eres él?

Gale pareció ofendido -¿Te atreves a dudar de tus propios sentidos?

Solo porque es fácil alterarlos, un trozo de queso rancio, una papa mal cocida, la señora Cresta no es muy hábil en el area…

¡Calla, cállate mujer! ¡Y dime si crees o no! –Gale empezó a vociferar y Katniss se cubrió con miedo.

Si creo, si creo.

Pero él no dejo de gritar; de pronto un traqueo que le helo los cabellos a ella sonó. La mandíbula de Gale se había desprendido y ahora colgaba como si no tuviera hueso. Él sorprendido se volteo y otro traqueo indico que ya había reparado su problema

Ella se lo pensó por un segundo antes de hablar.

-Puedes sentarte –Concedió. El alma hizo lo aconsejado -¿Qué se te ofrece?

Pero Gale ignoro la pregunta.

-La muerte no es agradable, al menos no para los que somos como yo. Desde que morí he viajado constantemente, sin descanso alguno. No es agradable y es mi castigo por trabajar toda la vida…

- P- pero Gale, eras un genio para los negocios, un maestr…

- ¡Estaba ciego! ¡¿No lo entiendes?! La avaricia me condeno a una eternidad sin descanso, mujer egoísta y superficial. Mira mi cadena, Katniss.

Ella miro los eslabones verduscos, esa era una cadena verdaderamente larga.

Cuando morí, tu cadena era aproximadamente de este tamaño, ahora, después de todos estos años a alcanzado una longitud alarmante. Tu castigo será muy diferente al mío…

¿Por qué? –Katniss se veía verdaderamente ultrajada. –Merezco una de igual tamaño, si vivimos lo mismo y cometimos pecados parecidos…

Katniss –Gale sonaba cansado –Años más tarde tu cadena creció por lo que tu castigo será peor. Sin embargo, te he conseguido una forma de salvación.

Katniss presto atención, hace rato que había descartado que fuera indigestión.

Durante las próximas tres noches, justo a las doce vendrán a visitarte tres fantasmas. Los espíritus de las navidades para ser exactos, buena suerte.

¿Qué? –Dijo Katniss –Si es eso no quiero.

Pero Gale ya se había ido.

Espantada, subió al segundo piso donde se hallaba el dormitorio a una velocidad nada humana. Abrió de un portazo haciendo que Peeta se despertara bruscamente, él buscaba hacia los lados señal de peligro pero lo único que vio fue la figura de Katniss.

¿Katniss?, cariño ¿Qué pasa?

N-nada.

Ella se arrojo a la cama, casi dejándolo sin aire.

Solo abrázame ¿Si?

Peeta paso los brazos bajo el cuerpo de Katniss y beso la frente de ella con cariño.

Solo abrázame.