Esta historia es la continuacion de la Batalla de Hogwarts, en Harry Potter and Deadly Hallows. Si aún no lo leiste, te recomiendo que no leas este fic. Todo lo que reconoscan no es mio, es de Rowling, todo lo demás, es mio. Básicamente, es la "Reconstrucción de las Vidas" de los personajes, que muchos nos quedamos con ganas de conocer, al final del libro. Espero que les guste.
En donde debe estar
Harry se encontraba con Ron y Hermione en el despacho del Director. Todos los cuadros lo miraban contentos, felices, mientras las lágrimas de los antiguos directores corrían por sus mejillas. Dumbledore estaba feliz. Su mejor alumno, Harry Potter, había terminado su misión, la misión de Harry Potter. Harry guardo su varita de Fénix en el bolsillo, y la varita de Draco, que ahora era suya, en otro bolsillo. Tenía tres varitas, tres varitas que eran suyas, la Varita de Saúco, la varita de Acebo y Fénix y la varita de Espino y Pelo de Unicornio.
Por le ventana se podían ver los rayos de luz dorado que el sol dejaba entrar en la habitación. La noche había sido muy larga, y estaba cansado y tenían hambre. Se sentían tristes por la muerte de Fred Weasley. Él siempre había sido un chico optimista y alegre, y no tenerlo lo hacia poner triste. Y luego, la muerte de Remus Lupin y Nynphadora Tonks, dos personas especiales, valientes, fenómenos para muchos, pero especiales para otros. Ellos se amaban, y la muerte no los pudo separar. Ahora su hijo, Teddy Lupin, era huérfano, pero iba a crecer entre las mejores personas. Harry era su padrino y lo cuidaría y educaría con su vida. Y luego, Colin Creevey, que demostró no ser solo fan de Harry Potter, en los buenos momentos, sino que demostró que estaría del lado de Potter aun en los malos momentos, costándole la vida. Eran muy tristes esas muertes, y Harry se sentía muy mal, pero incluso todas esas muertes, no podían entristecerlo, porque había algo mejor que lo alegraba. Voldemort estaba muerto. Para siempre.
-Kreacher¿Podrías venir?- lo llamó Harry sentándose en una silla al lado del escritorio
Hubo un pequeño ruido y el anciano elfo apareció, haciendo una gran reverencia diciendo
-¿Qué desea Amo Potter?-
-Kreacher¿Podrías traernos algo de comer? Tenemos hambre-
-Lo que usted desee, Amo- hizo otra reverencia y desapareció-
Ron y Hermione se sentaron en otras sillas alrededor en la mesa, juntos, abrazados. Harry apoyó su cabeza sobre sus brazos que estaban en la mesa. Por primera vez en mucho tiempo, no le dolía la cicatriz, no le molestaba, estaba ausente. Eso demostraba que la conexión no solo estaba rota, sino que la otra persona se había ido. Voldemort no estaba. Harry se lo seguía repitiendo, ahora había paz, el Señor Oscuro, el que-no-debe-ser-nombrado, quien-tu-sabes, Lord Voldemort, Tom Sorvolo Riddle, y con sus infinitos nombres, no estaba, estaba muerto, había pasado al mas allá. Una risa se formuló en la boca de Harry.
Apareció su elfo portando una bandeja de plata con seis emparedados, dos para cada uno, y una jarra con jugo de calabaza. Comieron la cena, aunque un poco retrasada. Por el horario ya era desayuno. Terminaron de comer mientras ríen y hablaban. Luego, se fueron los tres a la Sala Común de Gryffindor, que no la veían desde hacia una año. La extrañaban. Extrañaban estar en el colegio, los momentos que pasaban los alumnos en la Sala Común haciendo las tareas, jugando y corriendo. Pero ahora no era lo mismo, todo estaba irreconocible, todo estaba destruido. Las escales estaban rotas, algunos estaban caídas y sacadas del lugar. Los cuadros rotos y tirados por el piso, marcas de luchas por doquier y en algunos lugares, faltaban partes del techo y de las paredes. Era triste ver de esa manera la escuela, pero seguro después lo reconstruirían.
Harry se despertó luego de que su cuerpo le dijera que no necesitaba descansar más. Abrió los ojos y vio por la ventana que era de día. No sabía que hora era, estaba un poco perdido en el tiempo. Se vistió y bajó a la Sala Común. Esta estaba casi vacía, solo algunos chicos hablaban sobre la batalla de Hogwarts, que había ocurrido desde la noche anterior hasta esa mañana. Cuando vieron a Harry se paraban e iban a saludarlo y felicitarlo. Estuvo un tiempo en la sala común con algunos alumnos, mientras charlaban. Él solo escuchaba los que ellos decían, sobre los hechizos que usaron, o que usaron maldiciones y que no les importaba que estén prohibidas o que sean severas, ya que estaban luchando contra mortífagos. También decían que lanzaban hechizos que los mortífagos le lanzaban a ellos y que no los conocían. También habían algunos alumnos de otras casas, como Luna, y también algunos que ya habían terminado sus estudios. Luego se dirigieron al gran comedor para la cena. Los alumnos estaban sentados en cualquier mesa, y sus familiares con ellos, ya que sobraba lugar porque los menores de edad no se encontraban en la escuela. Lo único que llamaba la atención era la mesa de Slytherin. Allí no se encontraba ni un solo alumno, ni una sola persona. Estaba completamente vacía. Ellos habían salido de la escuela antes de que la batalla comenzara. Pero luego Harry recordó ver en la mañana a la familia Malfoy¿en donde se encontraban ahora? Quizás se habían ido de la escuela. Las expresiones que mostraban sus rostros en la mañana, eran indescifrables. La de Narcisa Malfoy no tanto. Se podía ver mas allá de todo lo que había pasado que estaba feliz porque su hijo estaba vivo, y Harry la había ayudado en ello. Él merecía un "gracias" aunque no se lo esperaba. La expresión de Lucius era la más extraña. No se podía saber si estaba triste o contento por la muerte de su amo. Lo que si se podía notar era que se sentía ajeno a esos festejos que inundaban en Gran Salón.
Ahora estaba en la cena, y ningún Malfoy se podía ver. Lo más probable era que quizás se hallan ido de la escuela, o lo mas probable que estén en la Sala Común de Slytherin para no hacerse presentes, quizás porque su bando había "perdido". Pero Harry no se inmutó por eso. Estaba demasiado alegre más allá de las muertes como para preocuparse por algo tan insignificante. El lugar de Director estaba ocupado por la Profesora McGonagall, y los demás puestos de profesores por los habituales, excepto que los de Estudios Muggles y de Defensa Contra las Artes Oscuras, estaban vacíos, y quizás no se buscaran nuevos cargos hasta el inicio de la nueva temporada.
Harry cenó feliz, con todos los sobrevivientes a su alrededor. Luego de la cena comieron los postres y al finalizar, todos callaron para que la nueva directora dirigiera unas palabras.
-Bueno, espero que halláis comido bien, y que os sintáis satisfechos.- dijo con una amplia sonrisa, que luego fue cambiada por una mirada seria y, quizás, triste- Lo primero que os quiero decir, es que luego de los terribles eventos que esta escuela tuvo que padecer, por fin podremos tener… un poco de tranquilidad. Aunque lamentablemente se han cobrado muchas vidas- la profesora empezó a caminar por en frente de la mesa de los profesores de un lado a otro, mirando hacia las cuatro mesas de alumnos que solo tres estaban ocupadas-. No será fácil reponernos de estas terribles perdidas, pero sabremos valorar lo que ellos querían, lo que nosotros ahora podremos disfrutar… paz. ¿Por qué? Porque alguien se ha ido. Alguien se ha ido para siempre y nunca mas le volveremos a ver y saber de él. Su nombre es… Lord Voldemort.- todos miraban a la profesora que se encontraba parada. Al oír el nombre de Voldemort, nadie sintió miedo por ello, nadie se estremeció, nadie temió, y Harry, que lo percató, sonrió, feliz - Lord Voldemort se ha ido, pero no se ha ido porque no le gustaba el lugar, porque quería hacer unas vacaciones.-algunos rieron ante este comentario- No. Se ha ido porque alguien lo obligó a irse, alguien quien debía hacerlo por su propia vida. Él era el único que podría enfrentarle y matarle. Y no solo se enfrento a él por su vida, sino por el mundo mágico. Por todas la personas que sufrían ante el Régimen que Voldemort había implantado. Por todas las personas que murieron diciendo "yo nunca me uniré a Voldemort". Por todas las personas que el mismo Voldemort mató para llegar al poder o conseguir lo que quería.- todo era silencio. Solo se escuchaban las frases que salían de los labios temblorosos de la profesora McGonagall- estamos hablando de… Harry Potter-
Había momentos en los que Harry quería pasar desapercibido y que no lo vieran. Estar bajo la capa de invisibilidad y pasar inadvertido ante los demás, y este era uno de esos momentos. La explosión de aplausos y vítores fue inmensa. Todos se habían parado y enfilado hacia Harry, mirándolo. Le sonreían y le dirigían gestos de aprobación y de felicitación. Algunos lloraban, como la Sra. Weasley, Fleur, Hermione, Luna, Ginny, las gemelas Patil, y la mayoría de las chicas. Y también había algunos chicos que no se molestaban con las rebeldes lágrimas que sus ojos mostraban al exterior. Harry lo único que hizo fue sonreír. Todos le agradecían lo que había hecho. No solo se resumía a que haya matado de una vez por todas a Voldemort, sino que ahora todo seria diferente. Ya no se perseguiría a los de Sangre Mestiza o los de Sangre Impura, todos eran libres de estudiar magia y vivir como cualquier otro mago de Sangre Pura. Luego de muchos minutos, bastantes, mejor dicho, todos volvieron a sus asientos para seguir escuchando el discurso que la Profesora decía bajo el artificial cielo de color azul noche que el techo del Gran Comedor le mostraba.
-También quería decirles otra cosa. He hablado con los familiares de los fallecidos durante la batalla de esta madrugada, y han estado de acuerdo, en que sus cuerpos sean enterrados en el cementerio de la escuela, porque aquí es, lamentablemente, donde han perdido sus vidas.- se detuvo un momento para barrer a los presentes con su mirada, como solía hacerlo el profesor Dumbledore- El entierro de ellos será, quizás, en cinco días. Cualquier cambio les será avisado.- Calló un momento para que todos pudieran hundirse en los pensamientos de las personas que habían sido perdidas en ese día. Pero luego la profesora habló, cuando lo creyó conveniente.
-Bueno, creo que todos necesitaremos descansar, así que dentro de unos minutos se encontraran en sus cómodas camas. En estos días tenemos mucho lugar, así que los familiares y amigos que se encuentran aquí pueden quedarse por unos días. Mañana será otro gran día. Les regalaré a los estudiantes un día entero en el pueblito de Hogsmeade, ya que las dos semanas que restaban para que finalicen las clases, han sido suspendidas, y no habrá más estudios hasta la nueva temporada en Septiembre.- decía la profesora con una sonrisa en su boca, y todos los alumnos aplaudieron y rieron por el día libre de estudios que tendrían al día siguiente. – y les pediré a los profesores, los padres, y todos los demás que se encuentres aquí que no sean estudiantes, que por favor, mañana me ayuden en la reconstrucción de la escuela. No será fácil, pero con la ayuda de todos, Hogwarts volverá a ser como todos la conocemos.- Hubo asentimiento de parte de los profesores, miembros de la Orden, y demás estudiantes recibidos.- Bueno, sin nada más, les deseo buenas noches y hasta mañana-
Hubo mucho ruido cuando todos se pararon para ir a sus respectivas Salas Comunes. Harry se puso la capa de invisibilidad, para que nadie lo agarrase para decirle algo, felicitarlo o cualquier otra cosa. Nadie se dio cuenta de que Harry había desaparecido. Camino debajo de la capa, detrás de Hermione y Ron que tenían sus manos entrelazadas, hasta la Sala Común de Gryffindor. Aún no había tenido tiempo de dejar la Varita de Saúco donde debería estar, pero lo podría hacer mañana. Cuando llegó a la habitación, esta estaba vacía porque todos los estudiantes llenaban la Sala Común, y seguro se quedarían hasta tarde hablando, por lo que la habitación la tenía solo para él. Se quitó la capa, la ropa, se puso el pijama, y se acostó en a cama, para dormir en los tranquilos brazos de Morfeo.
Abrió sus ojos, para comprobar que lo que a él le parecieron cinco minutos de dormir, en realidad habían sido largas horas. Buscó sus lentes y se levantó. Sus cuatro compañeros estaban durmiendo como elefantes, y sus ronquidos seguramente serian suficiente para tener ínferis a tu cargo. Corrió los doseles de la cama, se vistió y salió al Gran Comedor. Era temprano, las ocho de la mañana, pero así podría disfrutar del día, y de la tranquilidad que tanto le gustaba y no siempre conseguía. Entró al Comedor y solo había pocos alumnos, en total, no llegarían a quince. La mesa de Slytherin estaba vacía, en Ravenclaw, Hufflepuff y Gryffindor solo había más o menos cinco alumnos por mesa. Fue a la mesa de Gryffindor y vio que en ella se encontraban dos alumnos de segundo y otra de tercero, y Ginny. Hacia mucho tiempo que Harry no hablaba con ella, y desde que había decidido abandonar la escuela para buscar los horcruxes, casi no la había visto. Estaba muy contento de ella saliera ilesa de la batalla de Hogwarts, y no como tantos otros. Se sentó al lado de ella, y se dirigieron una gran sonrisa.
-Hola Harry- le sonrisa Ginny
-Hola- le respondió mientras se sentaba a su lado
-¿Cómo estas?-
-Bueno, no se- en verdad no lo sabia. A pesar de que Voldemort estaba muerto, no podía dejar de pensar en las personas que murieron en la batalla.- supongo que bien- ella le sonrió
-Harry- empezó la pelirroja –te he extrañado mucho- le dijo mirando la taza que tenia enfrente. Harry no supo que decir. El también la había extrañado, y cuanto la había extrañado. Recordó el momento que estaba en la colina para visitar al Señor Lovegood y miraba la Madriguera desde allí.
Puso una mano en la espalda de Ginny, y la acarició dulcemente.
-Yo también- y se inclino hacia delante y la besó, como nunca. Este beso era diferente, nunca se habían besado de esa manera. Ahora ya no había nada de que preocuparse, no había mas horcruxes que buscar, no había Voldemort que matar. Harry no se preocupaba en otra cosa, solo se concentró en a suavidad del beso, y en como había extrañado la dulzura de esos tiernos labios. Adelantó su otra mano y abrazó la cintura de la chica, mientras ella despeinaba más el rebelde cabello del moreno. El beso fue largo, apasionado y necesitado. Hacia casi un año que no se besaban, desde que Harry había partido de la madriguera. Luego se separaron y se quedaron mirando el uno al otro. Estaban solo a centímetros, y miraban los labios del otro. Ginny, dejó escapar una lágrima rebelde, se inclino hacia delante, y lo abrazó. Hacia tanto que no sentía eso. Un calor que solo él le provocaba, que su cuerpo se estremeciera, que nadie más lo podía hacer sentir. Había tenido tanto miedo. La última vez que se habían abrazado había sido hace tanto tiempo. Ella había tenido miedo, de que nunca más pudiera abrazarlo y decirle cuánto lo quería.
-Te amo Harry- le dijo entre sollozos, y dejando que sus lagrimas formaran un lago de plata en el hombreo del moreno – tuve miedo… Tuve mucho miedo-
-Shh- la cayó Harry. Él también había tenido miedo, miedo de perderla y nuca mas abrazarla- yo también tuve miedo, no quería perderte. Pero aquí estas- le decía dulcemente a los oídos de la chica- Te amo Ginny, nunca mas nos separaremos- Y se quedaron en un eterno abrazo. Necesitado, que unía sus almas, que hacia que ellos esta unidos por siempre. Sus almas siempre estarán juntas, y la muerte no los podría separar.
Se quedaron en el Gran Comedor mas tiempo que lo normal, mientras los demás alumnos empezaban a venir a desayunar. Cuando vinieron Ron y Hermione, ellos ya habían terminado de desayunar. El correo matutino, dejaba ver muchas lechuzas volar hacia sus dueños para traerles desde golosinas, regalos de los padres, hasta ejemplares de diarios y revistas, que ese día fue el más traído por lechuzas. Hermione tomó su ejemplar de El Profeta y se escondió tras él, mientras Ron comentaba que le gustaría tener un partido de Quidditch en esos días.
-¿Encontraste algo?- Ginny le preguntó a Hermione, y esta salió de atrás del diario
-Bueno, si, algunas cosas. Por ahora el Ministro será Kingsley Shacklebolt, pero quizás él siga como ministro. Los mortífagos que trabajaban en el ministerio, han sido encerrados en Azkaban junto con los que han escapado, y esta vuelve a ser vigilada por dementotes que los controla el Ministerio. Kingsley se encargó de quitar todos los regimenes que implantó Voldemort. Antes de ser encerrados serán juzgados. No solo los mortífagos, sino también todos los que estaban de acuerdo con el régimen de Voldemort. – Hermione pasó algunas hojas del diario, buscando mas información- Ya no se persiguen Sangre Sucias…-
-Mione, no te llames así, no te rebajes tanto- le dijo Ron que estaba a su lado
-No importa Ron, soy eso¿no? Una sangre sucia. Bueno, como les decía, todos podrán estudiar magia, mientras tengan magia, no importa quien sea. El Ministro Muggle ha sido infirmado que ya no hay peligro- pasó unas hojas he hizo varios gestos como deduciendo que era importante para recalcar- Kingsley tiene un secretario, que es, mmm, adivina Ron- le dijo Hermione mirándolo
-Eh¿Mi hermano?- respondió dudoso
-Si, tu hermano es el Secretario del Ministro- todos rieron. Eso era algo bueno, o algo bien de parte de Percy. Ahora estaba de parte de un buen Ministro, y no como lo era antes, secretario de Cornelius Fudge, que negaba todas las verdades que Harry decía en cuanto a Voldemort, y luego Secretario de Rufus Scrimgeour, que lo único que quería hacer era comprar a Harry. Pero por suerte, Percy se pasó al bando correcto, y ahora es el secretario del mejor Ministro que el mundo Mágico podía tener.
-Bueno, luego es la salida a Hogsmeade¿iremos?- preguntó Ron
-Si, pero antes quiero hacer otra cosa- contestó Harry. Ya se había retrasado mucho en devolver la varita de Dumbledore, aunque en realidad era suya, pero él la iba aponer donde debía estar. En la Tumba Blanca
Llevaba consigo la capa de invisibilidad, el mapa del merodeador y las tres varitas. Ya se había echo costumbre llevar la capa y el mapa a todos lados. Salió del Gran Comedor, con Ginny tomada de su brazo, y seguido de Ron y Hermione. Salieron a fuera, y se dirigieron hacia la tumba blanca, que ahora se encontraba rota a la mitad. Solo ellos cuatro estaban frente a la tumba del Gran Mago que había sido asesinado por Severus Snape, pero asesinado por orden de la misma victima. Harry había dedicado mucho tiempo a pensar en Snape, que se había dado cuenta que desde que Voldemort había regresado, él no había trabajado para Voldemort, sino que servia de espía para Dumbledore. Ahora ya no le tenía rencor, sabia que Snape había implorado la vida de Lily, que le había implorado a Voldemort la vida de su amaba, de la mujer que amo desde que la vio, Lily Evans, la madre de Harry. Pero Voldemort la mató igual, y eso provocó que Snape se diera cuenta que Voldemort no tenía ni un gramo de amor, como él, por lo que escapo de su amo, para el bando contrario, como siempre había querido Lily, que su amigo no fuera un mortífago. Harry siempre había odiado a su profesor de Pociones, porque este no le trataba muy bien. Pero Harry pensó algo. Si era verdad que él se parecía a James, su padre, quizás Snape le odiaba por eso, porque cada vez que le miraba, veía el rostro y la expresión de James, el hombre a quien había odiado porque le había quitado su amor, la mujer que amaba, pero que nunca le había pertenecido. Se dio cuanta de que creía conocer a Snape, pero que no le conocía, lo mismo que le había pasado con Dumbledore, cuando él creyó conocerlo, pero ni siquiera sabía que tenía hermanos.
Hermione y Ginny ya habían dejado que las lágrimas escapasen de sus ojos, al ver la tumba de Dumbledore, partido. Harry buscó en su túnica y sacó la Varita de Saúco, y la puso entre las manos del cuerpo de su mentor. Luego sacó su varita y apuntó hacia la tumba.
-Reparo Totalus-
La tumba quedó como antes, reparada y rígida. Hermione era abrazada por Ron, mientras Ginny se acercaba a Harry y lo tomaba por la cintura.
En frente de ellos, se encontraba la tumba de alguien especial. La tumba del mayor mago de los últimos tiempos. Un mago poderoso e inteligente, pero que seguía siendo una persona, con errores y equivocaciones. Pero que supo arrepentirse de todas sus malas decisiones a tiempo, reparando todo lo posible sus malos actos, los de egoísmo, que según él, fueron sus mayores errores. Allí estaba, su cuerpo, demostrando que era una persona, que era inmortal, como cualquier otra. Un ejemplo a seguir. Era un persona que valoraba a todos, y creía que lo que hace al hombre, no son sus habilidades, sino sus elecciones, y que esto llevó a muchas personas a la reflexión. Dumbledore, había arriesgado todo por el mundo mágico, al enseñarle todo lo necesario a Harry, para poder destruir a Voldemort. Ayudar a Harry, no solo se remitía ayudarlo a él, porque al hacerlo, le hacia un beneficio a todos, que Voldemort muera, provocaría una mejor vida para todos. Y eso es lo que él hizo, todo lo posible para el bienestar del mundo mágico.
Dos lágrimas corrían por la mejilla de Harry. Hacia un año que esa persona había muerto, pero menos de una semana que había hablado con él. Pero no era lo mismo, que este vivo, que hablarle a un cuadro que era un simple recuerdo, de la mente de Dumbledore.
Harry se giró y pasó sus brazos por los hombros de Ginny, mientras enfilaban hacia el castillo, seguidos de los silenciosos llantos de Hermione. Una día en el pequeño pueblo de Hogsmeade les esperaba, y ellos irían a por ello.
Ahora comenzaba una nueva vida, una vida sin peligros y sin temores, que con la ayuda de todos, pudieron forjar. Todos demostraron que dentro tienen algo de Gryffindor, al aceptar enfrentarse a alguien tan poderoso como Voldemort. Pero alguien con poder, y sin inteligencia, no vale de nada. Tom Riddle, no fue lo suficientemente inteligente como para reconocer los poderes de los Elfos, o como para valorar la sabiduría de la Varitas, provocándole, este signo de soberbia y orgullo, su propia dimisión.
Una nueva vida les esperaba, que comenzaba en ese momento. Una vida que los padres de Harry le habían deseado. Lo que James Potter y Lily Evans querían. Que su hijo sea libre, y feliz.
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Bueno, espero que les haya gustado. Este es el primer capitulo, y lo continuaré. Me basaré para continuarlo, en los datos que dió J. K. Rowling, sobre la vidas de los personajes. Dején Reviews, que me alegran mucho... Reviews... Saludos...
