Se encontraban en otra búsqueda de los fragmentos de la perla. Era como cualquier otro día, prácticamente sin nubes, y todos actuaban como normalmente lo hacían. Pero de algún modo Miroku sabia que algo iba a pasar. Una nube negra los seguía.
Inuyasha caminaba a la cabeza del grupo, algunas veces volteaba para asegurarse que aun lo seguían. O al menos esa era la excusa perfecta para ver a Kagome. Nadie creyó su excusa, a excepción de Kagome. Y si se apegaban a los hechos, últimamente todos tenian la cabeza llena de pensamientos confusos.
Se detuvieron para almorzar alrededor del medio día, y mientras Kagome calentaba el omnipresente ramen, Miroku se decidió a comentar con Inuyasha su presentimiento.
"Inuyasha, ¿sientes algo diferente en el aire?"
"¿A que te refieres monje? No siento nada en el aire."
"Yo siento una nube negra, de mal agüero siguiéndonos."
"Tu siempre sientes una nube negra en todos lados."
"Hablo en serio Inuyasha."
Inuyasha dejo de molestar al monje por un momento y pensó en lo que le dijo. "Creo que todo esta demasiado en calma." dijo por fin.
"Deberíamos seguir."
"¿Por que? ¿Que esta pasando?" pregunto Sango, dejando su Hiraikotsu donde pudiera tomarlo rápidamente.
Antes que alguno pudiera contestar la pregunta una gran sombra los cubrió y un pájaro gigante cruzo por sobre sus cabezas.
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