Todo el mundo de Harry Potter pertenece a JKRowling. Sólo la idea es mía. Etc, etc...

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El sonido de mis pasos reverberaba en el pavimento pétreo y las paredes. Podía oírse porque era la una de la madrugada, no había ni un alma despierta en el castillo, y yo acababa de llegar. Apunté mentalmente que debía hacer algo con ese ruido, normalmente soy silenciosa y sigilosa como un felino, y no me apetece cambiar ese hecho. Me da ventaja. A lo largo de mi vida he mantenido mi entorno controlado, y no he permitido a los demás verme si no lo creía necesario; no suelo dejar a nadie conocerme en profundidad, pero por supuesto no soy alguien frío y distante todo el tiempo. Tengo mis amistades, únicamente soy cautelosa.

Ahora mi vida ha dado un cambio radical, he abandonado mi hogar y he llegado a este acogedor aunque enorme castillo. El profesor Dumbledore me dijo que me dejaría entrar un par de días antes, para instalarme y acostumbrarme, y luego, incorporarme al nuevo año, a pesar de tener 17 años y tener que integrarme en el sexto curso.

También lo hace para que Hagrid me ayude a encontrar un lugar para mi mascota, Mirto. Es un animal mágico único. Como mi tótem. Ya que adapta la forma que mi alma imbuye, la energía que desprendo lo hace cambiar. Es el único compañero constante que he tenido desde que tengo memoria y la única constante en mi vida. Estaba ahí cuando nací, y permanecerá, hasta que muera conmigo. Es como la materialización de mis deseos, buenos y malos, la expresión de mi mente dormida, mi subconsciente. Nunca me separo de él, me protege, nunca lo haré; por eso el director me ofrece esta oportunidad.

Os preguntaréis porqué una simple mascota es tanto problema, ya que casi todos los alumnos poseen gatos, lechuzas y otros. Pues Mirto últimamente toma la forma de un sereno e imperturbable tigre, pero a la vez furioso e implacable si lo requiere la situación. No os asustéis, ya he dicho que es mi protector; si nadie me hace nada malo no tiene porque ocurrir nada. Otras veces es un caballo, o una serpiente. No, no puedo controlar en qué se transforma. Por eso debo encontrar un buen lugar para él hasta que el 1 de septiembre llegue todo el mundo, se celebre la selección y me presenten. Porque yo también voy a tener una selección. Francamente pienso que puedo estar en Griffindor o Slytherin. No creo que encaje en las otras casas. Sí, ya sé que existe un gran contraste entre estas dos famosas casas, pero yo me conozco, sé lo que hay dentro de mí. Simplemente es la conclusión a la que he llegado; además Mirto adopta tanto el tigre, el león, como la serpiente o el caballo. Siempre me he entendido con esos animales.

Como de momento no tengo un hogar predestinado, me dejan quedarme en la sala de los menesteres, ya que se ajusta a todas mis necesidades. Además no tengo que cruzarme con el resto de habitantes del castillo, de momento prefiero que sea así.

Estoy disfrutando del olor a lluvia, mientras camino en silencio por la torre de Astronomía. Mirto se encuentra en mi habitación. También puedo estar sola. Subo hasta arriba del todo y disfruto de las vistas. El clima de Gran Bretaña es húmedo y frío. No os voy a engañar, disfruto mucho los días lluviosos, huelen muy bien. Además borran los rastros, y es más difícil dejar huellas. No me gusta que me pase esto último. Necesito ejercitar mi cuerpo, subirme al alféizar, correr, saltar, agarrarme a los salientes y subir lo más alto posible. Entro por una balconada y bajo por la torre. Entro a un corredor, y busco una clase amplia y con múlltiples ventanas.

Abro todas las ventanas y pongo mi teléfono móvil en la mesa del profesor. También me gusta bailar. Me mantiene ágil. Me apetece bailar algo tranquilo pero fluido. Lo mejor es que estire primero. Luego hago movimientos largos y lentos, gráciles, silenciosos. Me desplazo a lo largo de toda el aula y termino subiéndome a la ventana. La noche es estupenda. Su oscuridad, su frescura, el brillo de la luna en cada superficie. La ondulación del gran lago a los pies del castillo. Ummh… quien tuviera alas de búho y pudiese atravesar la noche en un escrupuloso sigilo.

Va siendo hora de volver a mis aposentos. Doy media vuelta y adopto un paso rápido pero discreto. La verdad es que tengo bastante sueño. Pero tengo que aprovechar el poco tiempo a mis anchas que me queda en este misterioso alcázar. Dentro de poco estará lleno de estudiantes y profesores, y no estará permitido merodear por los pasillos.

Ah sí, los profesores. Actualmente se encuentran en el castillo los profesores Dumbledore, Mcgonagall, Snape, Hagrid, Trelawney y Firenze. El resto tiene asuntos fuera, familias a las que atender. En realidad todavía no he tenido contacto con ninguno, solo con Dumbledore, y porque él me trajo. No sé si a la hora de comer tendrá que ser en comunidad.

Ahora que lo pienso, los materiales y libros necesarios para el estudio podría obtenerlos en el mismo castillo. Probaré en la sala de menesteres. De repente me fijo en una puerta del corredor del sexto piso. Resalta la línea de luz del quicio de la puerta de roble antigua. Hay alguien ahí. No sé qué tipo de aula será, pero me pica muchísimo la curiosidad. Me acerco lentamente, aguzando los oídos, para percibir hasta la más mínima perturbación en el ambiente. Es tan antigua que puedo mirar a través de la cerradura.

Parece un simple baño. Aunque de grandes dimensiones. Al frente de la puerta hay una piscina, que supongo será bañera, como un jacuzzi. No parece haber nadie. Pero la luz no parece indicar eso. Cuando estaba a punto de coger el pomo de la puerta veo a un hombre con el pelo largo y negro quebrar la suave y lisa superficie del agua con su cabeza. Su piel es blanca nuclear, y tiene unos ojos oscuros, como dos túneles, tan profundos que lo percibo desde aquí. Se pone de perfil para salir del agua y puedo observar una nariz grande y masculina. Me encantan las narices grandes. Va ascendiendo poco a poco, y el agua desciende acariciando su pálido cuerpo. Tiene un cuerpo fuerte, fino y flexible. Su carne es fibrosa. Se nota su madurez. Debe tener alrededor de treinta y cinco años. No tiene mala pinta. Me resulta bastante atractivo. De repente el panorama se ha puesto muy interesante. Continúa saliendo de la terma y aprecio levemente su miembro entre sus definidas piernas. Presumo que debe de ser el profesor Severus Snape, ya que evidentemente el viejo no es, ni el gigante, ni las otras mujeres.

Tomo aire y me separo de la puerta. No quiero seguir aquí cuando salga. No quiero que piense que lo estaba espiando. Espero que no se haya percatado de mi presencia. Acelero el paso, subo las escaleras y me acerco a mi actual habitación.

Al entrar saludo a Mirto, que sigue despierto, esperándome, en frente de la chimenea y tumbado en la alfombra. La estancia es amplia y circular, con grandes ventanales con vistas a las elevaciones rocosas y los prados verdes británicos. Mi cama es ancha y mullida, el baño está detrás de unos biombos y tiene una ventana corrida. La chimenea se encuentra en el centro pero desplazada hacia un lado, supongo que por la posible inclinación de la cubierta. Tengo un armario en el que he colocado mi ropa con un leve movimiento de varita. Me acerco y cojo un pijama ligero y sexy. Voy hacia el baño, me ducho y me cambio. En vez de dirigirme hacia la cama me acerco a Mirto y me acurruco entre sus patas. Es muy suave y está muy calentito. Se mueve un poco y es como si me abrazara. Siempre está limpio y huele bien, a árboles y a esencia de tierra y agua, pero a la vez un deje masculino, como almizcle o no sé cómo decirlo. Cierro los ojos y espero hasta caer en los brazos de Morfeo.