Prólogo
"I used to stand so tall; I used to feel so strong."
Un día más aquí encerrado, sin ningún atisbo de esperanza que me permitiera creer ni por un solo segundo que iba a salir de este hospital pronto. Aunque, ¿qué más daba? Yo jamás le iba a dar importancia al por qué debía estar aquí dentro.
Llevaba semanas sin compañero de habitación, así que estaba acostumbrándome a estar más solo que de costumbre. No me importaba, estar solo estaba bien, de hecho, era lo que mejor se me daba. Me había tirado toda la mañana encima de la cama, no me apetecía salir a pasearme por la planta, no era agradable estar en esta zona del hospital; y, aunque me hubieran recomendado sociabilizarme un poco, no tenía ninguna intención de hacerlo. No me apetecía ni si quiera mover un mísero músculo para bajar la persiana que, ahora, dejaba pasar los rayos del sol directos a mis ojos, y me cegaban. Me cegaban completamente, total, para lo que había que ver…
Alcé mis manos por unos momentos y situé mis palmas encima de mis ojos, ocultando mi vista del alcance del sol, que empezaba a ser realmente molesto. Hacía una semana que habían decidido confiar algo en mí y sólo me vigilaban constantemente por las mañanas. Cada diez minutos se turnaba una enfermera para asegurarse de que seguía vivo, al menos vivo físicamente. Mentalmente estaba totalmente perdido. Y todos lo sabían. Terminé por enroscar mis brazos pecosos alrededor de mi cabeza, parecía que mis manos no eran suficientemente útiles para librarme del molesto sol. Empezaba a desesperarme.
Cada día se me hacía más y más pequeña la habitación. Se me estaba empezando a hacer pequeña la planta, incluso el hospital en general. Casi un año aquí dentro debía pasar factura, y a mí me estaba volviendo loco, mucho más de lo que ellos creían que estaba. Los médicos habían intentado ayudarme de todas las maneras posibles, el problema era que no entendían el hecho de que yo no quisiera ayuda. Por mi habitación habían pasado más de seis personas en un año, y no había cruzado palabra con ninguna. No quería. Y no lo entendían. Nunca he sido una persona abierta, jamás he alardeado de ser bueno haciendo amigos, simplemente, no valgo para eso, no valgo para ser sociable y creer que lo hago bien. Supongo que de ahí viene eso a lo que llaman "mi problema". El problema del pobre Danny. Del Danny del que todos sienten lástima.
Yo no quería que sintieran lástima, no querían que quisieran ayudarme, ni que me buscaran amigos. No quería que me quisieran hacer sentir mejor con un "no te preocupes, todo va a estar bien" o con un "estamos contigo, no estás solo". No quería que nadie fingiera que le importaba, no deseaba que nadie se sintiera obligado a cuidar de mí, porque nadie entendía lo que era pasar por esto día tras día. Nadie podía hacerse una idea de lo que yo sentía, y nadie se daba cuenta de que con palabras, nadie iba a ayudarme. Que posiblemente ni con hechos esto pudiera solucionarse. Era incluso gracioso como la gente se volcaba conmigo cuando les pedía ayuda, pero a los dos días, les resultaba incómodo hasta mirarme o, de lo contrario, decidían hacer como que esa conversación entre los dos nunca había existido. ¿Y esa era su forma de ayudar? Estaba rodeado de gente que creía que mi Danny interior estaba pasando una mala racha, pero nadie pensó que la racha llevaba años formándose en mi interior y sólo ahora yo había decidido dejarla salir. Nadie creía mis palabras, todos pensaban que exageraba. Nade se sentó conmigo para saber de dónde venía todo, dónde había empezado el problema y qué había desencadenado. Supongo que nadie era consciente de que gritaba a los cuatro vientos que alguien estuviera ahí para mí, que alguien se diera cuenta de que pedir ayuda para mí era la parte más difícil. Pero nadie me oyó. Nadie quiso escucharme. Y ahí me di cuenta de que verdaderamente yo no tenía nada que hacer aquí, que el mundo seguiría a las mil maravillas incluso si yo no estaba. Y, aunque doliera, lo entendía. Sabía que yo no era imprescindible. Por ello sólo quería que me dejaran marchar. Para siempre.
Por eso el Danny que llevaba en mi interior, el nuevo Danny, el Danny que había perdido totalmente el control y las ganas de seguir, llevaba un año ingresado en el hospital por 6 intentos de suicidio.
