Tardío primer amor.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ya me gustaría, pero no es así, son de Tadatoshi Fujimaki sempai y de sus miles de seguidores bla bla bla...
Este fic contiene escenas subiditas de tono, para personas adultas o que hayan superado la pubertad con éxito... no me hago responsable de los traumas causados. Dicho queda.
Nunca pensó que se enamoraría, y mucho menos tan tarde... y de él.
Solo tiene 15 años y aún así no puede evitar mirarle con ojos anhelantes. Por que no es su sobrino, es el amante al que desea en su cama, en su corazón y en su vida. Himuro sabe que a partir de este descubrimiento, su vida no ha hecho mas que empeorar
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Tardío primer amor.
Capítulo uno: Sospecha.
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Sentado sobre el retrete de su casa, el muchacho suspira.
En sus dedos esa pequeña cosa, casi del tamaño de un bolígrafo; un punto, dos rayas.
Positivo.
Quiere llorar, o ponerse a gritar, o simplemente desear que el suelo se abra y lo trague...
Escucha llegar a alguien, ruido de llaves, jaleo.
Recoge todo lo que tiene dispersado por el lavabo. Los test abiertos, cajas y hojas de instrucciones desdobladas por encima. Las bolsas de la farmacia y por supuesto todas esas pruebas con el mismo resultado.
Mete todo en una bolsa y lo oculta bajo la camiseta.
Abre la puerta, apenas una ranura y asoma uno de sus ojos carmesís tan idénticos a los de su padre... para su absoluta desgracia también ha sacado la forma de sus cejas, dobles e inusuales. Mira el largo pasillo... Nigou le salta a la cara, lame su barbilla contento.
– Quieto... –Abre un poco mas, lo suficiente como para sacar la mano entera, palma abierta. –Siéntate, espera aquí.
El perro obedece, oscilando su cola divertido ante la posibilidad de que su buena acción le fuera recompensada con una sesión de mimitos mas tarde.
Da un par de pasos fuera, se asoma tras la esquina del final.
Su madre en la cocina, colocando la compra. Kuroko está feliz y se nota.
Mas de cuarenta años y ni una sola muestra del paso del tiempo en su rostro.
Su cuerpo esbelto se balancea despacio siguiendo la música que surge de la tele en el salón. Dos bebés y ni una muestra de ello en su figura.
Solo por un momento se le pasa la idea loca de contarle a su madre lo que pasa, el peso de la bolsa con las cosas bajo su camiseta se le hace enorme, incluso puede jurar que arde como un fuego.
– Mamá... –Se asoma un poco mas. Kuroko le mira, le sonríe.
Es el momento, abre la boca, dispuesto a confesarle su … secreto, no tan secreto dentro de unos meses... pero su padre decide aparecer en ese momento.
Tan oportuno...
Kagami accede a su casa con una enorme sonrisa; cuelga la chaqueta, suelta las llaves, casi vuela hasta la cocina.
Un beso demasiado ardiente como para tener espectadores llena la cocina.
Deshace el camino hasta su cuarto, mejor darles intimidad... aunque es realmente sorprendente que sigan igual de babosos después de tanto tiempo juntos...
la bolsa con las "pruebas" sale de su escondite, para descansar en otro. Bajo el colchón forma una graciosa montaña que el chico decide asilar directamente con el trasero.
Salta una y otra vez hasta que considera que se ha quedado lo bastante plano como para no verse a la primera.
Antes de sonar el tono del mensaje, la pantalla de su móvil se ilumina.
Pasa los dedos por sus celestes cabellos y lo toma para sentarse de nuevo en la cama.
Desbloquea, mira. Lee las dos frases, sonríe como un tonto.
Otro pitido. Una foto. Calor en sus mejillas hasta la punta de las orejas.
Teclea la respuesta, sin parar de sonreír.
Tono de llamada, descuelga.
– ¿Qué estás haciendo?. – La voz de Himuro le suena tan profunda, tan dentro de su cabeza que tiene que tumbarse en la cama para no ver el cuarto dando vueltas.
– Contesto tus mensajes. – Una risita, en tono bajo. Llena sus pulmones un par de veces, en un gesto adorable para tranquilizarse.
– ¿Te gustan?. – La foto enseñaba unas zapatillas preciosas negras y azules. – Me he acordado de ti nada mas verlas en el escaparate. –Silencio al otro lado. –Dilo...
– N-no... no puedo. – susurra lo mas bajo que puede para que el otro le escuche. – Mis padres acaban de llegar... –Himuro murmura un "entiendo" que le hace suspirar de nuevo, aliviado. – Tenemos que hablar...
– Estamos hablando. – Le envía una invitación para vídeo llamada. Normalmente espera a que esté en el pc para pedírselo, adora verle en la pantalla grande, pero intuye que ocurre algo solo por el tono de su voz. – Deja que te vea... dime que te pasa.
–No tiene gracia. – Sujeta el móvil con una mano y con la otra se peina a lo loco sin mirarse a ningún sitio. – eh... mi ciclo no ha … –desvía la mirada de la pantalla a algún punto tras él. –No, yo no...
– Iré a verte, ¿De acuerdo?. – Tatsuya se preocupa, entiende sus balbuceos a la primera sin necesidad alguna de explicación. – Me subiré al primer avión que vaya hasta ti, no te preocupes. Prométeme que no le dirás nada a tus padres hasta que hables conmigo primero.
–Lo prometo. – La verdad es que tampoco sabía muy bien como abordarlo... a lo mejor con su madre tenía una posibilidad, remota, de que no quisiera tirarlo por la ventana, o cortarle alguna parte de su cuerpo. – Tengo que irme, mi padre está llamando... dime cuando llegas, por favor...
–En cuanto baje del avión, lo prometo. – Una sonrisa contenida llena la pantalla. – No te preocupes, ¿Si?, todo saldrá bien. Te quiero.
Sus ojos rojos se desvían de nuevo, mejillas ardiendo, aún no está acostumbrado a los "te quiero" que el mayor le regala con mucha facilidad.
A Himuro le resulta adorable, que por muchas veces que se lo diga, siga avergonzándose de ese modo.
– Y-yo … y yo. – Se despide con la mano, un beso a la pantalla. – Adiós.
–¿Cielo?. –Kuroko asoma por el hueco de la puerta después de llamar. –Papá quiere saber si vas a venir a da una vuelta con nosotros.
– No... me quedo. – niega con la cabeza también, sonríe de un modo dulce.
Kuroko estrecha la mirada; sus poderes de madre activados al instante.
– ¿Va todo bien?. – No espera que le de permiso, simplemente camina hasta la cama y se sienta en el borde.
Le mira, unos pocos segundos que al chico se le hacen horas.
– Estoy bien, solo un poco cansado. – Era verdad, pero no del todo.
– Duerme un rato, ¿De acuerdo? – Le atrae a sus labios, besa su sien con infinito cariño. No hace falta que te lo diga...
– Lo sé mamá. –Un abrazo apretado y un beso.
…
– ¿No viene? – Kagami hace un gesto gracioso señalando con el pulgar. – ¿Le pasa algo?
– No, dice que se queda. –Toma su cartera, las llaves. – Tiene quince años, es lo que le pasa.
– ¿Debería preocuparme? –Una sonrisa en sus labios.
– Se le pasará... son fases, ya sabes.
No se queda muy conforme. Puede que los poderes de madre de Kuroko fueran mas afilados, pero los suyos funcionaban perfectamente... y algo le decía que no todo estaba bien...
…...
Olía diferente, esa era siempre su primera impresión al llegar al país.
Daba igual las veces que aterrizara ahí, siempre tenía esa sensación extraña entre estar en casa y llegar por primera vez a un lugar lejano.
Sale del aeropuerto después de las comprobaciones de rutina y toma un taxi sin mirar ni la hora.
Quiere verlo, estrecharlo en sus brazos, robarle un beso... deleitarse en su sonrojo que tanto ama.
Baja del coche a la carrera y llama insistentemente y camina unos pasos sobre si mismo esperando que le abran, de los nervios.
Tetsuya abre, secándose las manos con un paño.
– Pero ¿que... –Salta a su cuello, sorprendido. –¿Cuándo has llegado?
– Hace una hora mas o menos. –Corresponde a su abrazo, contento. – ¿Dónde está todo el mundo?
– Kagami en el trabajo, la nena dormida y Tai-kun en clase. Vienes muy temprano. – Le indica que entre con la mano. – Pasa te invito a un café.
Sentado en la cocina no hace comentarios concretos. Un rato de charla ya le dice que Kuroko aún no sabe nada, y por un momento tiene la tentación de compartir con él la valiosa información, pero antes quiere hablar con el chico.
Solo le queda esperar que regrese de clase... y escucharle decir que van a ser padres... con sus propias palabras.
– ¿A que has venido?, ¿Trabajo?... No es que diga nada, es que creí que no tendrías libre hasta dentro de un par de meses... –Posa la taza y el azucarero a su lado. –Tai-kun lo pasó muy bien contigo en verano. –Toma asiento a su lado. –No ha parado de hablar de las vacaciones y enseñarnos fotos... Gracias por llevarle contigo.
– Es un buen chico. –Traga saliva. –No ha sido nada, en realidad me ha entretenido él a mí mas que yo a él... –Y en cierto modo era mucho mas que verdad.
– ¿Y que tal Alex?. –Intenta ser educado, pero nota que la atmósfera es un poco densa sin saber muy bien por qué. – ¿Sigue soltera?... Creo que ya estáis un poco viejitos para estar solos... ¿No has pensado formar una familia con ella?
Himuro estalla en carcajadas, sonoras y musicales.
La simple idea de él formando una familia con Alex se le antoja de lo mas divertida.
– Si, sigue sola, aunque sabe divertirse. – Ríe sin poder parar. – Y no estoy solo, no te preocupes por eso... ya estoy enamorado de alguien maravilloso.
– ¡Ohh! ¿Conozco a esa persona? –Interesado pregunta, y por que no decirlo, un poco sorprendido; no había dicho nada hasta ese momento, y hacía años que eran amigos.
– Si, si que conoces a esa persona... y muy bien. Pero aún no puedo decírtelo.
– Mmm un amor secreto. – Suspira teatral. – Que emocionante.
– Si... muy emocionante.
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¿Queréis matarme? Adelante , me dejo muahahahahahah
Bueno, todo esto sale de unas imgs muy monas de Himuro con 45 y el hijo de Kagami y Kuroko con 16 y el precioso bebé que han hecho entre los dos.
No hacía mas que ver la img y querer escribir la historia, sin mas.
Nos leemos en el siguientes
Besitos y mordisktios
Shiga san
