-¡Gray-sama, te quiero!-dijo Juvia en un arrebato mientras los magos más fuertes de Fiore disfrutaban del baile del gran torneo.
Dicho esto, ella se abalanzó a los brazos de Gray, que se apartó rápidamente de ella.
-Yo no. A partir de ahora voy a decir claramente no a las cosas que no me gustan.-dijo sólo él, muy frío y cortante.
-Incluso cuando me rechazas eres genial, Gray-sama.- dijo Juvia mientras enrojecía y se llevaba las manos a las mejillas.
En ese mismo instante no sabía por qué decía eso. Después de todo lo que habían pasado, de tantas complicaciones, problemas, peligros y aventuras, Juvia se había atrevido a decirle a Gray lo que sentía desde el primer momento que lo vio. Pero había sido rechazada, sin ninguna duda posible. El mundo empezó a derrumbarse para la maga de agua, que fingía tan bien como podía su disgusto, no quería dar la nota ni llamar la atención, así que hizo un esfuerzo sobrehumano para no caer inconsciente del disgusto, o peor aún, que una tormenta sin precedentes fuese llamada por su culpa, como sucedía tiempo atrás.
-Vaya, parece que el corazón de Juvia no me pertenece.- dijo Lyon con una sonrisa de aprobación desde un rincón del gran salón del palacio, junto los miembros de su gremio.
Estaba lo suficientemente cerca de Juvia para que ella lo escuchase, y también lo estaba de Gray,
Todos sabían que el supuesto enamoramiento de Lyon no era algo serio, no era comparable con lo que Juvia sentía por Gray, ni lo sería en un millón de años. Aun así, la moral de ella se derrumbó más si cabía al escuchar sus palabras. Se sentía sola, no querida y rechazada. Otra vez.
El resto de la noche discurrió con normalidad: todos los magos charlaban animadamente, bailaban, bebían, comían y reían.
Cuando la noche estuvo más avanzada y la sala empezaba a vaciarse, sonó música lenta, que incitaba a bailar con alguien especial.
Los magos captaron que debían reunirse con ese alguien y bailar las últimas notas que sonaban en el gran evento.
Natsu y Lucy se encontraron casi sin poder evitarlo, inconscientemente, pegados y agarrados mientras se miraban con una sonrisa.
-Al final todo ha salido bien.- decía ella en voz baja.
-Pues claro que ha salido bien, ha sido increíble.- contestó Natsu entusiasmado.- ¡No puedo esperar al torneo del año que viene!
-Bueno, bueno, eso ya lo veremos.- decía Lucy sin demasiada energía.
El salón estaba lleno de parejas pegadas, bailando lentamente. Gajeel y Levy también estaban bailando, no muy lejos del centro.
-Eres tan enana que cuesta bailar contigo- gruñía Gajeel.
-Como si fuses yo la que te hubiese pedido bailar.- replicó Levy.
-Yo tampoco te lo he pedido.- contestó él.
Mirajane bailaba con el maestro Makarov, Evergreen con Elfman, Wendy con Bixlow, Laxus con Cana, incluso Happy ahbía invitado a salir a la pista a Charle.
Gray, desde un rincón apoyado en la mesa se sentía extraño.
"Si no le hubiera dicho eso a Juvia seguro que hubiese querido bailar también" pensaba mientras la buscaba con la mirada, sin dar con ella. "Casi mejor así".
-Vaya Gray, ¿no invitas a nadie a bailar?- era Erza, que se acercó a él silenciosamente.
-Lo mismo te pregunto.- contestó él con naturalidad.
Erza miró a Gray con seriedad, como si le interrogara en profundidad.
-Es extraño que Juvia no te haya sacado a bailar.- dijo finalmente.
-He aclarado las cosas con ella, tal y como me recomendaste…-dijo él, pensando y midiendo sus palabras.
-No deberías haberlo hecho hoy, seguro que ahora mismo se encuentra mal…
-No creo, se lo ha tomado bien.- dijo él, basándose en la reacción forzada de Juvia.
-Si quieres pensar eso allá tú.- dijo ella concluyendo.- Venga, vayamos a bailar ahora.
Mientras tanto, en las escaleras del palacio donde se estaba celebrando el baile, bajaba apresuradamente Juvia. Tiró su nuevo sombrero con rabia, dándose a ella misma rabia.
"Después de todo lo que Juvia se ha esforzado para que Gray-sama se fijara en ella… Ya se ha acabado todo" se repetía ella misma contundentemente, mientras unos lagrimones brotaban de sus ojos. Pasados unos pocos segundos, unos nubarrones negros como el carbón se posaron sobre la capital del reino. Y llovió.
Juvia no dejaba de andar, mojándose completamente y sin darle la menor importancia. Sin saber a dónde dirigirse, fue a parar a la posada donde su gremio se alojaba, pero no pudo entrar. Recordó que los dueños también habían sido invitados al baile, para agradecer su hospitalidad.
Juvia no tuvo más remedio que sentarse en la acera a esperar a que alguien le abriera la puerta.
-Ya hacía mucho tiempo que no llovía así…-dijo hablando con ella misma,
Entonces se puso a recordar cuál fue la última vez que llovió por su culpa.
"Oh, sí. En la batalla de la isla, con Meredy, que quería matar a…" Juvia dejó de pensar en ello. Acordarse de Gray en esos momentos no iba a ayudarla, pero al mismo tiempo no podía evitar darle vueltas al asunto.
Ella había creído que él sentía algo por ella, aunque fuese cierto cariño especial, pero la fría respuesta de él la dejó sin ninguna duda. Puede que todo fuese por su culpa, y de sus ilusiones estúpidas.
"Gray-sama me trata como al resto de sus amigos, Juvia ha sido una estúpida al pensar que era especial". Ciertamente eran muy buenos compañeros, y era innegable que formaban un dúo imparable. Lo habían demostrado en contadas ocasiones, su magia estaba hecha para estar en sintonía… pero por lo visto sólo eso; su magia, no ellos.
Sin saber el tiempo que había transcurrido, Juvia seguía en el mismo lugar, todavía sin dejar de llover. Entonces llegaron sus compañeros de Fairy Tail, corriendo y poniéndose a cubierto de la terrible lluvia. Y la vieron.
-¡Juvia! No me digas que…- dijo Lucy incrédula, mientras salió corriendo hacia donde estaba sentada ella, con la mirada perdida. -¿Desde cuándo estás aquí?
La maga no contestó, y se dejó llevar por los movimientos de Lucy, que la conducían hacia el interior de la posada.
Una vez todos dentro, se quedaron expectantes.
-Juvia, ¿te encuentras bien?- dijo Mira preocupada acercándose a ella.
-Sí, Juvia sólo estaba esperando a que alguien llegase.- contestó ella quitándole importancia al tema.
-Oye, por mucha mujer de la lluvia que seas, no puedes hacer eso.- la riñó Gajeel.
Entonces él la cogió por un brazo y la levantó de donde estaba sentada.
-Llevémosla a su habitación.
Erza y Lucy, que compartían dormitorio con Juvia, la cogieron por el otro brazo y la condujeron hacia allí, hasta que se aseguraron que estaba en la cama.
-¿Vas a contarnos qué te sucede?- dijo Lucy.
-Lucy, es mejor que la dejemos descansar.- interrumpió Erza.- Salgamos y dejémosla tranquila un rato, Lucy, Gajeel.
Ellos obedecieron, y lanzando una última mirada a Juvia, salieron del cuarto. Nada más salir Erza habló.
-Gray la ha rechazado.- dijo seria.
Lucy se llevó las manos a la boca, intentando reprimir un gruñido de enfado, Gajeel en cambio empezó a caminar, con la intención de bajar las escaleras y reunirse de nuevo con el resto, con un aire muy siniestro.
"Ese maldito stripper no sabe lo que ha hecho" se repetía mientras su ira aumentaba.
"Ahora lloverá por siempre"
