Disclaimer: "Fairy Tail es propiedad de Hiro Mashima. Este Conjunto de Drabbles participa en el reto:Mes de Apreciación: Septiembre 2016 - "Mirajane Strauss"del Foro: Grandes Juegos Mágicos
Aclaraciones: Emocion: Angustia
Demon
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[Drabble 1]
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La primera vez que tuvo ese incontrolable momento de pesadumbre fue cuando apenas cumplió los diez años.
A Mirajane no le inmutaba su maldición, ni siquiera el hecho de que el demonio se albergaba en su ser –irónicamente aludiendo los cambios físicos que poseía–, la angustia de compartir su tortura con sus hermanos era una manera tan desgarradora que tarde o temprano iría a destruir su propia cordura.
Se mordió el labio inferior, ahogó otro gemido más al ver las expresiones risueñas de Elfman y Lisanna; era consciente que sus dos hermanos menores veían la vida de otra manera, algo que a ella aún le costaba imaginar.
— ¿Por qué tenemos que seguir con esta vida?
Musitó al oír los ululatos de las lechuzas, sus piernas aún llevaban las marcas de la persecución que sufrió durante la mañana, sus manitos las manchas de sangre que obtuvo por proteger a sus hermanitos; Mirajane estaba completamente ahogada en esa rutina.
Huir por vivir.
Anular una vida normal, esa convivencia que todo niño deseaba llevar a lado de un padre o una madre, pero ella sabía que no podía darse el lujo de pedir de vuelta a las personas que la abandonaron junto a dos niños más.
—Todo es culpa mía—crispó los puños angustiada de evocar los recuerdos del pasado—; de haber huido antes, quizás ahora Elfman y Lisanna tendrían la vida que merecen.
Pasó su mano hacia su capa, necesitaba cubrir la deformidad que marcaba parte de su cuerpo. Lo odiaba, nadie podía entender lo mucho que sufría con esa maldición, lo repudiaba con todo su ser lo que desdichadamente le tocó sentir.
Mirajane echó la cabeza hacia atrás. Necesitaba autocontrol para infundirles confianza a sus hermanos. Las ganas de llorar le carcomía por dentro, el deseo de azotar ese brazo demoniaco le urgía en desesperación.
¡Solo quería salir de esa pesadilla!
Ser una niña normal, tener una vida plena y tranquila con los dos niños que compartía más que un lazo sanguíneo.
—Mira-nee—la vocecilla soñolienta de Lisanna la asustó un poco—, ¿no vas a dormir?
—No me apetece descansar.
—Llevas noches diciendo eso, y tu cara se ve muy mal.
—Es a causa de esta maldición.
La niña bostezó, verdaderamente no sabía si seguir creyendo en su hermana o restar atención a su intuición. Empero, no se atrevía a discutir con Mirajane por lo que solo atinó a sonreír y volver a dormir.
Por otra parte, la hermana mayor soltó un pesado suspiro de resignación. Se miró a través de un espejo roto, y confirmó lo que Lisanna mencionó: Unas ojeras bajo sus ojos era la muestra perfecta de que no podía conciliar el sueño.
—No solo me destruye el alma, sino también mi cuerpo.
Casi escupió las palabras en suma molestia. Resignada aventó el espejo para terminar destruyéndolo y con ello la falsa esperanza de cambiar su estilo de vida.
Y lo único que pudo emitir fue un profundo silencio al ver el amanecer.
