Nota del Autor: Hola a todos aquí les traigo una nueva historia, esta historia esta basada en la Novela de Nora Roberts: Tesoros Ocultos, pero usando los personajes del Anime Naruto, la Pareja Principal es Naruto/Sakura, pero habrá otras parejas que irán apareciendo conforme avance la historia, disfrútenla.

Los derechos de los Personajes pertenecen a Masashi Kishimoto y la historia pertenece a Nora Roberts.


Prologo

Él no quería estar allí. No, odiaba sentirse atrapado en esa vieja mansión, acosado y perseguido por inquietantes fantasmas. Ya no era suficiente con quitar los muebles, cerrar con llave las puertas y marcharse. Tenía que vaciarla, para así purificar algunas de sus pesadillas.

"¿Capitán Uzumaki?"

Naruto se tensó casi de inmediato al escuchar que lo llamaban capitán. A partir de la semana pasada no era más capitán. Había renunciado a la fuerza y entregado su placa, pero estaba harto de explicarlo. Se apartó cuando dos de los peones de mudanza cargaron escaleras abajo un armario de madera, atravesaron el gran vestíbulo y salieron a la fría mañana.

"¿Si?"

"Tal vez quiera echar un último vistazo al piso de arriba, para asegurarse de que hemos sacado todo lo que quiere mandar al almacén. En ese caso, supongo que hemos terminado".

"Bien"

Sin embargo, él no quería subir esas escaleras y caminar por aquellas habitaciones. Aun estando vacías, era mucho lo que contenían. "Responsabilidad", se dijo mientras empezó a subir de mala gana. Su vida había estado demasiado llena de responsabilidades como para desentenderse ahora de una. Algo lo empujó a lo largo del corredor hacia su antigua habitación, la misma en la que había crecido, la que había ocupado mucho tiempo después de haber vivido solo aquí.

Pero se detuvo en el umbral, poco antes de traspasar la puerta. Con los puños firmemente cerrados dentro de sus bolsillos, esperó que los recuerdos lo asaltaran como el disparo de un francotirador.

En aquella habitación había llorado…, aunque por supuesto en secreto y con vergüenza. Ningún varón Uzumaki-Namikaze habría mostrado jamás su debilidad en público. Después, cuando las lágrimas se secaban, en esa misma habitación había ideado pequeñas e inútiles venganzas infantiles, que siempre se volvieron en su contra. En aquel cuarto también había aprendido a odiar.

Sin embargo, no era más que una habitación. Se había convencido de ello años atrás, cuando había vuelto a vivir allí, ya convertido en un hombre. ¿No había estado contento?, se preguntó ahora. ¿Acaso no había sido sencillo? Sí, quizá sí… hasta Natsumi.

"Naruto"

Dio un paso atrás. Antes de entender lo que pasaba, estuvo a punto de sacar la mano derecha del bolsillo para tocar el arma que ya no se encontraba allí. El ademán, y el hecho de hallarse tan distraído en sus pensamientos morbosos que ni siquiera advirtió la presencia de alguien a sus espaldas, le recordaron por qué su arma ya no colgaba de su costado.

Se relajó y se volvió para mirar a su abuela. Tsunade Namikaze-Senju estaba envuelta en un vestido verde menta y usaba unos discretos diamantes en sus aretes. Los ojos, de un marrón intenso, lo miraban con preocupación.

"Tuve esperanzas de que podría convencerte de que esperaras" dijo ella, suavemente, mientras tendía una mano para apoyarla en su brazo, él retrocedió de inmediato.

"No había razón alguna para esperar".

"Pero ¿hay una razón para esto?", preguntó ella, señalando la habitación vacía. "¿Hay alguna razón para vaciar tu casa y desprenderte de todas tus pertenencias?"

"Nada de lo que hay en esta casa me pertenece".

"Eso es absurdo" repuso la mujer con un susurro.

Naruto volvió la espalda a la habitación para mirarla a la cara.

"¿Absurdo? ¿Solo porque por casualidad todavía estoy vivo? No, gracias".

Si ella no hubiera estado tan preocupada por él, esa respuesta seca habría provocado una severa reprimenda.

"Naruto, no se trata de un descuido, o alguna clase de culpa…", Se interrumpió, lo miró detenidamente y pensó que lo habría abofeteado de haber servido de ayuda. En lugar de eso le tocó la mejilla y añadió: "Solo necesitas un poco de tiempo".

El gesto le hizo tensar los músculos. Necesitó de toda su fuerza de voluntad para no apartar con brusquedad aquellos dedos suaves.

"Esta es mi manera de tomarme tiempo" repuso Naruto.

"Abandonar el hogar de la familia…"

"¿Familia?" La interrumpió echándose a reír. El eco de su risa resonó de forma grotesca a lo largo del pasillo. "Nunca fuimos una familia. No desde que papá murió, y él llegara".

La mirada de su abuela, momentos antes dulce y piadosa, se endureció. Luego dijo: "Fingir que el pasado no existe es tan malo como vivir en él. ¿Qué haces aquí, Naruto? ¿Echas por la borda todo lo que eres? Talvez no me entusiasmaba la profesión que elegiste, pero fue tu elección y triunfaste. Cuando te ascendieron a capitán hiciste más por poner en alto el apellido Uzumaki y Namikaze que todos tus antepasados lucharon con su dinero e influencia social".

"Yo no me hice policía para poner en alto mi maldito apellido".

"No" respondió Tsunade en voz baja. "Lo hiciste por ti mismo, en contra de una tremenda presión familiar… incluyendo la mía".

Se apartó de él y echó a andar por el pasillo. Aunque infeliz, ella también había vivido allí años atrás, de recién casada.

"Te he visto dar un giro a tu vida y eso me impresionó, porque supe que no lo hiciste para nadie más que para ti mismo. A menudo me pregunto cómo tuviste la fuerza suficiente para realizarlo." Retrocedió y observó detenidamente a su nieto. Había heredado los rasgos bellos y atrevidos de los Namikaze: cabello rubio alborotado por el viento, que enmarcaba un rostro delgado, tenso por la situación. Ella se preocupaba porque él había perdido peso, aunque el adelgazamiento de sus rasgos solo realzaba la fuerza que emanaba de ellos. Su alta figura, de espaldas anchas, denotaba fortaleza y vigor, acentuando la romántica belleza masculina de su piel dorada y la boca sensual. Los ojos, de un azul cerúleo profundo, los había heredado de su abuelo y de su padre. Eran tan fascinantes y desafiantes como lo habían sido en el joven e inquieto muchacho que ella recordaba tan bien. Pero ya no era un muchacho, y ella tenía miedo de que apenas pudiera ayudar al hombre en que se había convertido.

"No quiero ver cómo cambias otra vez tu vida, pero ahora por razones equivocadas". La mujer meneo la cabeza y caminó otra vez hacia él sin darle tiempo de hablar. "Puede que yo tuviera mis dudas cuando volviste a vivir aquí, solo, después de la muerte de tu madre. Pero esa también fue tu elección. Durante cierto tiempo pareció que de nuevo tomaste la elección correcta. Pero en esta ocasión, ¿crees que vendiendo tu casa y tirando por la borda tu carrera solucionarás una tragedia?".

"Si"

"Me decepcionas, Naruto".

Aquella frase, que ella usaba raras veces, le resultaba más dolorosa que una docena de insultos furiosos de su padrastro. "Prefiero decepcionarte antes que ser responsable de la vida de un solo policía. No me encuentro en condiciones de seguir al mando" añadió, mirándose las manos. "Tal vez nunca vuelva a estarlo. En cuanto a la casa, debí haberla vendido años atrás, después del accidente. Se habría vendido si Natsumi hubiera estado de acuerdo…" Por un momento dejó de hablar. La culpa era tan amarga como la bilis. "Ahora ella también se ha ido, y es mi decisión".

"Si, lo es. Pero es una decisión equivocada".

Naruto sintió que la ira crecía en su interior. Quería golpear algo o a alguien, hundir sus puños en la carne. Era una sensación que le sobrevenía con demasiada frecuencia. A causa de ello, ya no era el Capitán Naruto Uzumaki-Namikaze, del Departamento de Policía de Tokio, sino un civil.

"¿Acaso no lo entiendes? ¡Ya no puedo vivir aquí! ¡No puedo dormir aquí! Necesito distanciarme. Aquí estoy asfixiándome".

"Entonces ven conmigo a mi casa, aunque solo sea a pasar las vacaciones. Hasta después de principios de año. Date un poco más de tiempo antes de hacer algo irreversible". El tono de su voz era otra vez suave cuando le tomó las manos rígidas entre las suyas. "Naruto, han pasado meses desde que Natsumi… desde que Natsumi murió.

"Sé muy bien cuánto tiempo ha pasado". Sí, sabía el momento exacto de la muerte de su hermana. Después de todo, él la había matado. "Te agradezco la invitación, pero tengo otros planes. Hoy mismo voy a ver un apartamento".

"Un departamento" el suspiro de Tsunade estaba lleno de disgusto. "Francamente, Naruto, no hay necesidad de esa clase de disparates. Cómprate otra casa si no hay más remedio, tómate unas largas vacaciones, pero no te entierres en una miserable habitación".

Él se sorprendió al advertir que era capaz de sonreír.

"El anuncio aseguraba que es tranquilo, atractivo y bien situado. Eso no suena como algo miserable, abuela". Le apretó las manos antes de que ella pudiera protestar. "Déjalo ya".

Ella volvió a suspirar, mientras presentía una derrota. "Solo quiero lo mejor para ti".

"Siempre lo quisiste" susurró Naruto, y reprimió un estremecimiento al sentir que las paredes estaban aplastándolo. Luego propuso: "Salgamos de aquí".


Gracias por leer, Actualizare pronto.