Nota de la autora: Quien no haya visto la película de Los Vengadores aviso de que hay ¡SPOILERS! y comentarios literalmente citados de dicha película.
Los derechos de autor son de marvel, bla,bla,bla... y todas esas cosas. El único personaje que es mío es Yami Invers.

Dicho esto... Espero que disfrutéis de mi fic y ya sabéis, si tenéis comentarios/ideas/aportaciones mandarme reviews.

Postdata :Este fic sucederá durante y post-película. ;)


Mi nombre es Yami Invers y tengo 26 años, me gusta cantar, tocar el violín y el piano, me encanta escuchar música, especialmente rock y metal, ir al cine y pasear. Vamos cosas normales. También mato vampiros, licántropos y otros seres sedientos de sangre que quieren joder a nuestra raza. Eso ya no es tan normal. Ah, se me olvidaba decir que puedo percibir las intenciones/pensamientos de la gente (no es que sea una gran telépata ni nada así, simplemente tengo una idea acertada de lo que hay detrás de una persona).

Un par de semanas después de haber escapado de la policía en Vigo (me pilló una patrulla en plena faena matando licántropos… ¿qué les pasa cuando mueren? Pues que se quedan en su forma humana los muy perros) recibí una pista anónima y fui a Stuttgart para acechar a un niño rico que estaba demasiado pálido para mi gusto y apuesto que su bebida favorita no era el vino. No es que me quisiera meter directa en su radar, simplemente quería que él moviera ficha. Jugar al gato y al ratón.

La pista me llevaba a un museo que esa noche tenía una exposición con invitados de alto standing, aunque sorprendentemente no fue difícil colarse. Había mucha gente en el museo, todos hablando y charlando en pequeños grupos. Yo buscaba con la mirada mi objetivo, tan concentrada estaba que choqué contra alguien.

Miré hacia la cara de la persona con la que había chocado, era un hombre alto, de pelo azabache y muy apuesto, con los ojos más verdes que jamás había visto en mi vida. Tardé un segundo en reaccionar.

- ¡Oh! ¡Lo siento mucho! Disculpe mi torpeza. - dije un poco avergonzada. Él no dijo nada, solamente asintió secamente y siguió andando. ¡Bah! ¡Creído!.-pensé, encogiéndome de hombros.

Me camuflé entre un grupo de personas observando al toro de Creta que tenían en exhibición en el museo, a unos pocos pasos detrás de mí estaba un doctor que no dejaba de alardear de sus descubrimientos pero no decía nada interesante y, enfrente de mí, tenía a la sanguijuela: Joseph Gallager.

Escuché un fuerte golpe detrás de mí, me giré y vi al hombre con el que había chocado antes, éste llevaba una especie de cetro en la mano con la que golpeó al doctor y lo arrastró hacia el toro. Ahora que me fijaba más en él, aquel hombre me daba muy mala espina, como una especie de zumbido mental; de un movimiento colocó al doctor encima el toro, sacó un artefacto y se dispuso a incrustárselo en el ojo.

- Oye, ¿qué estás haciendo?.- le grité acercándome un poco.

El hombre me miró y frené en seco, sus ojos verdes y calculadores me dejaron helada; sonrió sádicamente y le incrustó el extraño artefacto en el ojo al doctor, haciendo que éste empezase a convulsionar y emitir gemidos de dolor. Yo miré hacia Joseph, pero ya se había esfumado.

Al acabar con el doctor, el hombre me apuntó con su cetro y conseguí apartarme justo antes de que una bola de energía me atravesara. Me escondí detrás de una columna, escuché dos disparos de energía más hacia otras direcciones y me asomé; el hombre me daba casi la espalda así que saqué mi pistola, apunté y, justo cuando iba a apretar el gatillo, su apariencia empezó a modificarse: de traje pasó a tener una armadura dorada y verde, el cetro pasó a ser más largo y también le salió un casco con unos grandes cuernos curvados hacia atrás.

- ¿De donde coño ha salido este tío?.- me pregunté mentalmente.

- De vuestras peores pesadillas.- me respondió una voz en mi cabeza, que parecía estar divirtiéndose bastante. Al notar esa intrusión eléctrica en mi cabeza levanté mis muros mentales lo más rápido que pude y parece que la voz desapareció.

Él paró de andar, volvió a sonreír más abiertamente si cabe y, en un movimiento, me disparó otra vez con el cetro/bastón. Afortunadamente salí de la trayectoria y solamente me cayeron un par de escombros encima.

- Eres ágil y muy curiosa, humana. Esto puede ser divertido.- me dijo con su voz fría, suave y sedosa. Un escalofrío me recorrió la columna al reconocer esa voz como la misma que acababa de escuchar en mi cabeza segundos antes.

Volvió a apuntar y esta vez esquivé el disparó por un milímetro pero la onda expansiva me lanzó fuera de la exhibición, a la plaza donde estaba el resto de gente invitada y estábamos rodeados por 3 hombres iguales a él (y digo iguales, 3 él). Él salió de la exhibición con aires de grandeza, entró en la plaza ordenándonos que nos arrodillásemos, todos le hicieron caso. Yo ya estaba en el suelo porque me había hecho daño en la pierna derecha al caer.

- ¿Esto no os parece más sencillo?.-dijo mientras se paseaba por las primeras filas, pasando por mi lado.- ¿No es éste vuestro estado natural? Es la verdad tácita de la humanidad: que ansiáis la subyugación. El brillante señuelo de la libertad reduce vuestra alegría de vivir a una loca búsqueda de poder, de identidad. Fuisteis creados para ser gobernados. Al final, siempre os arrodillareis.

- ¿De qué va éste chiflado?.-me pregunté, levantándome con dificultad y apuntándole con la pistola a la espalda.

- ¿Acaso me equivoco?.- Se giró lentamente hacia mí con una media sonrisa.

- Sí, te equivocas. No me gusta verme dominada, no pienso arrodillarme y menos ante hombres prepotentes como tú. – le dije alzando la barbilla en gesto orgulloso mientras seguía apuntándole con la pistola en caso de que intentase dispararme otra vez con su cetro. Si se mueve dispárale en la cabeza Yami, como si fuera un ghoul.- me dije a mí misma.

Noté como él quería volver a entrar en mi mente, notaba como esos tentáculos fríos de poder estaban chocando contra mis muros mentales y los resquebrajaban. Jadeé por el esfuerzo de mantener la concentración y dejé caer la pistola para sujetarme la cabeza.

- ¡Deja a la mujer en paz Loki!.- Apareció un hombre vestido bandera de Estados Unidos con un escudo redondo, el cuál tenía una estrella en el centro, este hombre se puso en medio de los dos.

- ¡El soldado! ¡El hombre sin tiempo!.- le respondió Loki.- ¡Ha llegado mi momento!

- ¡Perdona!.- le dije a la espalda del hombre bandera.- ¿Acabas de decir Loki? ¿Cómo el Dios nórdico? ¿Y tú quien eres Sailor Moon?.- le pregunté al hombre bandera mientras me agachaba para recoger la pistola del suelo pero, al hacerlo, la rodilla derecha me crujió y del dolor perdí la concentración. Mis muros mentales se desvanecieron y miré a Loki, que me estaba sonriendo cruelmente.

- Soy ese mismo Loki, patética y dulce criatura.-me dijo Loki mentalmente y yo no pude evitar sentir otro escalofrío.

- ¿Sailor Moon? Señora, ¡yo soy el Capitán América! ¡Su salvador!.- me contestó todo solemne sin quitarle la vista de encima a Loki.

Yo estaba tan centrada en ellos dos que ni siquiera me había dado cuenta de que la mayoría de las personas habían logrado ir escapando y que ahora estaba sola con estos dos hombres. Esto no era una broma, estaba en una plaza con un jodido Dios nórdico del Caos y del Mal aparte de con un tío con un traje hortera que decía llamarse Capitán América, el Salvador.

Ellos empezaron a pelear y el Capitán América lo estaba pasando bastante mal para parar los ataques y golpes que estaba lanzándole Loki sin ninguna piedad. En un momento, el Capitán perdió su escudo y Loki le dio tal golpe que lo mandó volando a varios metros de distancia dejándolo noqueado. Loki se giró hacia mí, sonriéndome victorioso, yo me levanté y le disparé, pero no le di en la cabeza.

- ¿En serio crees que vas a poder hacerme daño con esa arma de mortales?.- me preguntó Loki entornando los ojos con un gesto arrogante en sus rasgos afilados.

Yo di un paso hacia atrás, tropecé con el escudo del Capitán américa y caí, haciéndome más daño en la rodilla. Loki estaba empezando a acercarse y, sin pensarlo, cogí el escudo entre lágrimas de dolor y se lo lancé de vuelta al Capitán América que ya estaba recuperando la consciencia.

En ese momento la mirada de Loki pasó al escudo y del escudo a mí. Si las miradas matasen, la mirada que Loki me echó en ese momento me habría matado a mí y a todas mis rencarnaciones.

- Es una lástima que tenga que ser así.- me dijo Loki apuntándome con el cetro pero un ruido de turbinas llenó el aire y un caza Quinjet apareció de la nada apuntando a Loki. Una voz femenina le dijo amenazadoramente:

- ¡Loki, suelta el arma y ríndete!

Loki se dio media vuelta y disparó al Quinjet que consiguió esquivar el golpe recuperando un precario equilibrio en el aire y apareció Iron Man (personaje al que conocía debido al exceso de sus apariciones en periódicos y medios de comunicación), le lanzó dos rayos repulsores a Loki que lo tiraron un par de metros hacia atrás y aterrizó apuntando al dios con todo su arsenal.

- Da un paso más, papá de bambi.- le dijo Iron Man a Loki, incitándolo a que se atreviera.

Loki levantó lentamente las manos y su ropa volvió a cambiar, ya no era una armadura de guerra sino más bien unos ropajes extraños de color verde esmeralda y dorado.
El Quinjet aterrizó en la plaza y de ahí salió una chica pelirroja (su color de pelo era mucho más oscuro que el mío, ella era más bien tono caoba mientras que mi color de pelo es más color rojo fuego, herencia de mi madre) con el traje más ajustado que he visto nunca. Ella llevaba unas esposas en las manos, se las lanzó al Capitán América y éste se las puso a Loki.

La chica se acercó a mí y me sonrió.

- ¡Hola, soy Natasha Romanov!.- me tendió la mano para ayudarme a levantarme y reconocí su voz como la que había amenazado a Loki antes.- ¿Estás bien?

Yo asentí con la cabeza y le cogí la mano, con un poco de esfuerzo logré ponerme de pie pero la rodilla me estaba doliendo muchísimo.

- Yo soy Yami Invers, muchas gracias por la ayuda.- le dije.

Ella se puso seria, pude advertir que mentalmente estaba pensando en mí como la cazadora de bestias pero se recompuso rápido y volvió a sonreír.

- Esto se está poniendo emocionante, ¿eh?.- la voz de Loki resonó en mi cabeza regocijándose.

- Oye Yami, ¿qué te parece si vienes con nosotros y te curamos esa pierna? .- me preguntó Natasha en tono inocente.

- ¡Vamos! Seguro que no te atreves, ¿les tienes miedo a ellos?.- la suave voz de Loki intentaba provocarme e incitarme. - ¿O es que me tienes miedo a mi?.- pude percibir la sonrisa de Loki sin necesidad de mirarle.

- No te tengo miedo, cuernitos.- miré a Loki con cara de mal genio, él levantó las cejas y rio entre dientes ante mi comentario.

- ¡Claro! ¿Por qué no?.- le dije a Natasha.- Si tenéis un puto caza Quinjet seguro que tenéis un equipo médico decente.- sonreí.

Subimos al Quinjet y despegamos, ataron a Loki con 3 cinturones de seguridad (y eso que llevaba las esposas), a mi me tumbaron en los asientos de enfrente de él, Natasha estaba sentada a los mandos, Iron Man y el Capitán América intentaban interrogar a Loki pero éste se mantenía callado, al menos físicamente.

- ¿No crees tú que los humanos sois una raza estúpida y autodestructiva?.- me estaba preguntando Loki continuamente aunque yo hacia todo lo posible por no responderle nada e ignorarlo pero era como tener un nido de serpientes en la cabeza.

- Venga, ¿ya no me respondes?.- me estaba reprochando con falsa voz dolida.- ¿Ni siquiera me miras?

Noté como se removía un poco en el asiento como intentando acercarse un poco más pero se quedó absolutamente quieto al escuchar unos truenos que teníamos encima. Lo miré de reojo, él estaba mirando el techo del avión con una expresión seria en el rostro mezcla de miedo y nerviosismo.

- ¿Qué pasa? ¿Te asustan los relámpagos?.- le preguntó Steve Rogers (ese era el nombre del Capitán América) a Loki con voz divertida al ver su expresión.

- No me gusta lo que viene a continuación.- respondió Loki enigmáticamente con una media sonrisa.

Un golpe en el techo del avión nos hizo elevar la mirada a todos y Stark abrió la compuerta de carga, apareciendo en ella un hombre alto, rubio con una armadura y un martillo que lo mandó de vuelta a la cabina de mando. Cogió a Loki arrancando los cinturones y saltó por la compuerta, desapareciendo así los dos de nuestra vista. Acto seguido Iron Man salió detrás de ellos y el Capitán América se puso un paracaídas para seguirlo también.

- ¿Y ahora que hacemos? .- le pregunté a Natasha nerviosa.

- Iremos al Helitransporte directamente, creo que los hombres se las podrán apañar sin nosotras.- ella se giró levemente en el asiento y me guiñó un ojo.- Ahora será mejor que duermas un rato, ¿vale?

- De acuerdo.- le respondí sin mucha convicción.

No sé si fue por el zumbido de las turbinas del caza o por el silencio mental que tenía ahora pero la verdad es que me quedé dormida en cuestión de segundos.


Autora: Bueno, ya está la introducción/primer capítulo. Los he juntado porque sino se quedaba muy corto el capitulo. Ya me comentareis. Ala, sigo escribiendo. Greetings humans.