"Quizás tú parpadeas cuando yo parpadeo"

Dipper x Pacífica

Por: Lightkey27

Disclaimer: Los personajes de Gravity Falls son propiedad de Alex Hirsch

El clima sobre Gravity Falls nunca era predecible, en un momento había un hermoso día soleado y en un instante una torrencial lluvia terminaba empapando hasta la ropa del tendedero.

Ciertamente era una de las desventajas en aquel pueblo y hoy más que nunca Dipper Pines se daba cuenta de ello, no sólo había planeado ir a la inauguración del nuevo centro de investigaciones, el cual su tío Ford le había ayudado a desarrollar y con ayuda del viejo McGucket finalmente lo pudieron llevar a cabo, sino que por esas casualidades del destino se encontró con Pacífica en su camino.

Pacífica Noroeste

No era un misterio para nadie que tras cinco años fuera del pueblo donde había tenido tantas aventuras las cosas habían cambiado ¡Y qué cambios! Como el hecho de que la cabaña del misterio era el triple de grande, e igualmente estafadora, que cuando la dejó de niño, además de que Soos y su novia, Melody, habían contraído matrimonio y estaban a la espera de su primer hijo, eso fue impactante, pero lo que más le llamó la atención, y que de hecho jamás imaginó que algo así llegaría a suceder, es que Pacífica fuese dueña del museo de historia de Gravity Falls, eso no lo vio venir.

Por supuesto que algo similar había sucedido con él, mientras estaba en Portland desarrolló aún más su curiosidad por los misterios, la ciencia y los fenómenos astrológicos que ocurrían en el mundo, llevándolo a ser miembro honorario de varios centros de investigaciones en países como, Alemania, Rusia, Japón y Corea, y de igual forma motivarlo a crear el propio en su país natal, así es, Dipper Pines era el creador y propietario de aquella magnífica idea llevada a cabo.

Le extrañaba que tuvieran ese aspecto en común

Pero en este momento nada de eso le importaba, estaba lloviendo, el auto se había averiado y lo peor de todo es que estaban los dos solos.

—¡Parece que necesita ir al taller!—dijo en voz alta una vez había verificado el motor del vehículo—Y justo ayer Mabel sacó las herramientas que tenía guardadas—se restregó el puente de su nariz para intentar pensar con calma, pero le resultaba difícil al tener una mirada fija sobre él.

—¡¿Qué sucede?! —preguntó provocando que la rubia se sobre exaltara y desviara su vista hacia la ventana.

—N-No pasa nada, es sólo que no puedo creer la suerte que tengo—miraba cómo la lluvia caía fuertemente sobre la tierra mientras que el joven Pines entraba al auto totalmente cubierto de agua lo que la hizo reaccionar e inmediatamente abrir su bolso.

—¡¿En serio?! ¿Las mujeres nunca pueden viajar sin un bolso? —reclamó Dipper al ver cómo era más importante para ella el registrar sus pertenencias al hecho de que se estaba muriendo del frío y desafortunadamente aquel día había olvidado su chaqueta.

Pacífica frunció el ceño ante su demanda, pero al encontrar lo que buscaba cambió su actitud.

—Las mujeres siempre lo llevan por una buena razón—la toalla que le extendía en ese momento era la prueba de ello, Dipper se ruborizó al haber actuado de manera infantil y aceptó aquel detalle.

—Lo siento—se disculpó y comenzó a secarse el cabello para luego proseguir con sus brazos y cuando finalizó se dejó la toalla alrededor del cuello en busca de un poco de calor, porque el desperfecto del automóvil había averiado la calefacción y el aire acondicionado.

—Hay una gasolinera a pocos metros de aquí—comentó la Noroeste en busca de una solución al problema—Quizás pueda ir a buscar ayuda y…

—¡No! —espetó de manera automática su acompañante a lo que ella le miró desconcertada. —Quiero decir—se aclaró la garganta antes de proseguir —Que no irás a salir con esta tormenta, lo más seguro es quedarnos en el auto, el material de las ruedas actúa como aislante por lo que los rayos no nos pueden lastimar y si mal no recuerdo, tú tienes cierto temor a esas descargar naturales de energía estática—dijo esperando que la chica se tomara en serio su consejo y el hecho de que recordara aquel detalle, pero ella estaba ¿Riendo?

—¿De qué te ríes? —le resultaba un poco molesto el hecho de que él se preocupara por su bienestar y que ella reaccionara de ese modo.

—Eres todo un nerd—respiró hondo para calmar su risa —Nunca había escuchado a alguien que describiera de esa forma una fobia—se secó una lágrima que había salido producto de sus carcajadas—Tienes razón, es peligroso ¿Y si llamas a Mabel? Quizás ella pueda ayudarnos—aconsejó la rubia Noroeste, sin embargo la expresión de Dipper le decía que eso sería imposible—¿No tienes su teléfono? —inquirió asombrada—No puedo creerlo—se tumbó contra el asiento y suspiró agotada.

—No es eso, lo que sucede es que tenía el móvil en mi pantalón y olvidé dejarlo adentro para que no se mojara, ahora no nos sirve de mucho—confesó avergonzado, no podía creer que hubiese pasado por alto ese hecho.

Pacífica sonrió, de alguna manera encontraba adorable ese descuido.

—No te preocupes, ya pensaremos en algo—aseguró.

—¿Qué hay del tuyo? ¿No tienes el número de Mabel? —preguntó mientras se quitaba la toalla del cuello y la colocaba sobre sus piernas para pasarles algo de calor.

—No tengo móvil—respondió aferrándose a su bolso con fuerza.

—¡¿Qué?! ¡¿Lo dices en serio?! —ella asintió—¿Por qué? Es decir, nunca hubiese imaginado eso.

—No tengo cómo pagar la cuenta de un teléfono, ciertamente como administradora del museo necesito estar en contacto con varias personas, por eso paso todo el día allí, por si alguien llama al teléfono del museo poder contestarle—confesó avergonzada acariciando su brazo por los nervios—No ha sido fácil.

A Dipper Pines le tomó por sorpresa aquella confesión.

—¿Por qué decidiste ser la dueña del museo? Siendo sincero esa fue la sorpresa más grande que tuve al volver—preguntó mientras la miraba atentamente.

—Fue tu culpa—contestó de brazos cruzados aún viendo al paisaje de la ventana del auto—Cuando ustedes se fueron seguían ocurriendo cosas extrañas en el pueblo y a decir verdad desde el día que nos ayudaste en la mansión me interesó saber más de ese mundo, de los fenómenos y lo paranormal—se giró para mirar hacia el pelimarrón, pero en lugar de ello se encontró con un par de ojos mirando directo a los suyos, no pudo evitar sonrojarse ante la cercanía e inmediatamente desvió la mirada hacia el frente fingiendo entretenerse con el adorno que guindaba del espejo retrovisor—Mi familia fue despojada de toda su fortuna luego de que se supiera que mi ancestro no era el héroe que todos creían que era, desde luego yo ya lo esperaba y me preparé para ello, me había ofrecido para trabajar en el museo tan sólo para ahorrar algo de dinero hasta que llegase el momento, mis padres no soportaban esa situación y un día cuando volví a casa lo único que encontré fue una nota sobre la mesa que decía

"No queremos dinero de pobres"

—Pacífica yo…

—Estaba sola, tuve que dejar el lugar donde vivía con mis padres al ver que la renta se me hizo demasiado para costearla, no tenía ningún amigo, todos me cerraban las puertas cuando fui a pedir ayuda, no me sorprende, yo lo hice varias veces, era lo menos que merecía, pero aún así dolía—las lágrimas había comenzado a caer, no supo desde cuando, pero allí estaban.

—Finalmente recibí una mano amiga—una sonrisa escapó de sus labios.

—Soos y Melody me dieron empleo y un lugar donde vivir—río secamente y se secó las lágrimas—Qué patético ¿no? Pacífica Noroeste pidiendo ayuda y rebajándose a trabajar para poder comer, nunca imaginé caer tan bajo—a Dipper ese comentario le pareció inapropiado, pero su expresión cambió cuando ella terminó la frase—Pero me alegra que haya sido así, no lo cambiaría por nada—dijo sonriente—Ese cambio me enseñó a valorar las cosas que de verdad importan y a no juzgar a las demás personas por su calidad de vida, luego de un tiempo el museo presentó problemas y de alguna forma yo logré conseguir donadores para salvarlo, el dueño que estuvo a punto de rendirse me ofreció ser la nueva propietaria, claro que no podía cumplir con ello hasta tener dieciocho, pero él sólo es el representante legal, la dueña al final soy yo y sí que hemos tenido éxito—dijo sonriente.

Y una vez más Dipper fue sorprendido en Gravity Falls, esta vez al conocer un lado de Pacífica que jamás había visto, el humilde y amable, sonrió por ello, le alegraba que hubiera cambiado, aunque a decir verdad desde aquel incidente en la mansión Noroeste supo que no era una mala persona.

—Llegaremos tarde—comentó luego de ver su reloj—No hay ningún auto cerca y ya está oscureciendo ¿Qué vamos a hacer? —preguntó la rubia preocupada.

—No podemos hacer nada más que esperar—respondió él sonriente, pasar tiempo con Pacífica no le molestaba para nada.

—¿Y qué hay de ti? Escuché que te ha ido muy bien en eso de las investigaciones—preguntó mientras buscaba en su bolso algo de comer, encontrándose con un sándwich, Dipper esperaba a que ella no le ofreciera nada, tenía hambre era cierto, pero no iba a molestarla pidiéndole, después de todo es su culpa por creer que no tardaría en llegar a la inauguración y no haber comido en casa, pero ella hizo todo lo contrario, dividió el emparedado en dos y le ofreció la mitad a él.

—Debes tener hambre—dijo—No te preocupes, esto lo aprendí antes de que se fueran, Mabel me lo enseñó—A compartir dijo Dipper en su mente.

—Realmente has cambiado—comentó el pelimarrón dando una mordida al alimento.

—¿Tú crees? Debe ser porque no me has visto convenciendo a los donadores a invertir en el museo, creo que allí soy la misma a la que conociste—dijo utilizando una servilleta para limpiar su boca luego de terminar de comer.

—No, eres la misma, sólo que—dudó de cómo calificar a la Pacífica con la que hablaba—Más natural—dijo finalmente. Ella se ruborizó al escucharlo decir eso.

—Seguí estudiando y buscando más fenómenos en el mundo, los diarios de Tío Ford me ayudaron a encontrar pistas y algunos trucos para tratar con ellos—comentó utilizando la manga de su camisa para limpiar los restos de pan en su boca—Al resolverlos gané algo de fama en el instituto ya que lo publicaban en un diario local y todo eso, algunas universidades se enteraron de aquello y me ofrecían la oportunidad de trabajar con ellos, esa es toda la historia, no he hecho más que investigar todos estos años.

—Para nada, eso es muy emocionante, has viajado por todo el mundo por tus propios méritos, debes estar orgulloso de eso.

—Bueno sí, un poco, aunque nada se compara con volver a casa—agregó sonriente. Un rayo cayó a lo lejos siendo suficiente para espantar a la joven Noroeste haciéndola aferrarse, dolorosamente, a la camisa de Dipper.

—Lo siento—se disculpó luego de asegurarse que el peligro hubiese pasado, él le sonrió —No hay problema, sólo intenta no clavarme las uñas la próxima vez.

—¿Cuándo crees que deje de llover? —preguntó ella mirando el cielo.

—No tengo idea, el clima aquí es muy raro en invierno, pero cuando deje de llover iremos a aquella gasolinera que mencionaste y pediremos ayuda—y como si lo hubiese ordenado la fuerte lluvia que caía se convirtió en una tranquila llovizna.

—Eso dio miedo—dijeron ambos para luego reír por esa sincronía.

—Bien, ya podemos ir y…—¡Espera! —la tomó de la mano antes de que se bajara—Aún está lloviendo y no tenemos sombrillas o chaquetas.

—¿Dipper Pines le teme a una ligera lluvia? —arqueó una ceja en modo de burla, el chico se sintió avergonzado por el comentario y aún más por el hecho de que eso lo había dicho por ella, no quería que le diera gripa por su culpa, ella le sonrió mientras que, una vez más, hurgaba en su bolso en busca de algo.

—Mujer precavida vale por dos—dijo abriendo un paraguas, con un decorado muy femenino—No está tan lejos, vamos—invitó al pelimarrón para que salieran del auto y se colocara a su lado para protegerse de la lluvia.

—Creo que esto no va a funcionar—dijo Dipper luego de que la punta del paragua hubiese entrado, dolorosamente, en su ojo—Déjame llevarlo a mí, soy más alto—Sí que lo eres pensó la chica Noroeste y saliendo de su trance le ofreció el paraguas a su compañero de viaje.

—Esa sombrilla no va con tu camisa—bromeó Pacífica, no todos los días veías a un chico como Dipper llevar una sombrilla rosa con corazones rojos.

—Ja, Ja, Ja ¡Qué graciosa! —respondió sarcástico.

—Ahora que lo pienso dime ¿Qué hacías en la puerta de la cabaña hoy? —La pregunta la había tomado por sorpresa, ciertamente ella había acudido al antiguo negocio de Stan, sin embargo el motivo no era el chico que ahora la acompañaba —Mabel me había notificado que ustedes habían llegado y de alguna manera me convenció para ir juntos al evento, pero cuando llegué sólo estabas tú—comentó mientras salpicaba con sus botas el suelo mojado.

—¡Vaya! —exclamó Dipper, ahora todo tenía sentido, por eso Mabel y sus amigas estaban tan raras, habían planeado todo esto.

—¿Qué ocurre? —preguntó confusa la rubia tras la expresión del chico.

—No es nada, mira ya casi llegamos—anunció y se dieron prisa para llegar.

—¡Hola! ¿Hay alguien aquí? —gritó Dipper en busca de alguna persona que pudiera ayudarles, lo tomó por sorpresa un ruido, lo que lo hizo estar alerta, pero se calmó al ver que se trataba de una señora.

—¿Qué hacen dos jovencitos como ustedes afuera con este clima? ¡Los chicos de hoy son tan impacientes! No pueden resistir estar separados, pero es comprensible, así es el amor—aquella mujer había salido de la parte de atrás del local limpiándose las manos, al parecer estaba trabajando con aceite, los jóvenes estaban totalmente ruborizados tras escuchar a la señora ¿En verdad parecían una pareja?

—N-No somos pareja ni nada de eso—aclaró Dipper mientras Pacífica, ruborizada y de brazos cruzados miraba a otro lado —El auto se averió y esperábamos que pudiera darnos una mano.

La señora miró detalladamente a ambos chicos, parecían decir la verdad y no se veían como busca pleitos, los cuales últimamente rondaban mucho por el área.

—¿No quieren una taza de chocolate caliente? Pobrecitos, están empapados de la lluvia, deben tener frío, especialmente tú querido, estás temblando, vamos—invitó a los chicos quienes luego de dirigirse una mirada aceptaron.

….

—¡Oh! Así que se dirigían hacia allá, es muy impresionante que siendo tan joven hayas logrado tanto, cualquiera chica estaría babeando por ti ¿No es así querida? —la señora le dio un codazo a Pacífica, quien comenzaba a sentirse algo incómoda por la situación—Sí, por supuesto, pero no es que yo babee por ti, bueno no es que no seas atractivo es que…Mejor me callo—la señora sonreía mientras los miraba pícaramente, durante toda su juventud se dedicó a hacer de Cupido con sus amigos, quizás aún tenía el toque.

—Cuando terminen de comer iremos en la grúa para remolcar el auto hasta aquí—anunció de repente.

—Muchas gracias, la verdad ha sido un día algo extraño—comentó Dipper.

—Y parece que se pondrá peor—añadió Pacífica al ver cómo dos sujetos se dirigían hacia la gasolinera.

….

N/A: ¡Qué nervios! Este es mi primer fanfic de Gravity Falls, espero que les haya gustado, la idea de este fanfic surgió cuando estaba en una página que sortea algunos escenarios con dos personajes, salieron varios y este es el resultado, iba a hacerlo un one-shot, pero por alguna razón siempre termino haciendo dos o tres capítulos, bueno, espero que haya sido de su agrado y pido disculpas por el posible OOC con Pacífica y Dipper, aún no me acostumbro a manejarlos, y también os pido disculpas por las posibles faltas ortográficas que puedan encontrar.

PD: Ese título se me ocurrió al final, nunca me había costado tanto poner uno D:, bueno nwn

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¡Gracias por Leer!

—Lightkey27