Capítulo 1: Superar los límites.
Sobre la mesa había una copa de vidrio llena con vino de arroz. Al ya ser tarde en la noche, todos los clientes se habían marchado y el local estaba sumido en el silencio. El resto de negocios del distrito también estaban cerrando sus puertas y los trabajadores limpiaban y recogían con las últimas fuerzas del día para luego marcharse a sus hogares. Aunque algunos vivían donde trabajaban como el caso del dueño del establecimiento en donde se encontraba Zombieman. El héroe tomó la copa y bebió el vino de arroz de un trago para luego dejarla nuevamente sobre la mesa.
–No esperaba verte tan pronto – Le contestó ese hombre de gafas y flequillo ladeado que usaba un delantal rojo con un pulpo caricaturesco dibujado –. Sólo puedo pensar en una razón para ello… Lo conociste, ¿verdad?
Zombieman lo miró fijamente.
–Fue increíble – Respondió –. El cazador de héroes Garou llegó a tener un poder formidable que abrumó a los héroes clase S y aun así no pudo con aquel sujeto.
Genus sonrió y le volvió a llenar la copa. Zombieman la bebió nuevamente de un trago sin cambiar su expresión de seriedad.
–Genus… remueve mi limitador.
El antiguo líder de La casa de la evolución se ajustó sus lentes haciéndolos destellar.
–Ven, te mostraré lo que tengo en el sótano.
Zombieman se levantó de su asiento y siguió a Genus, dejaron al gorila arreglando el establecimiento. Ambos bajaron por unas escaleras. Tras pasar por una puerta se encontraron en un sótano cuyas paredes tenían recubrimiento a prueba de sonido, seguramente también estaban reforzadas. En el centro estaba una máquina que parecía un trono futurista de alta tecnología.
–Supuse que volverías – habló Genus –. Así que puse manos a las obras con mis últimos recursos para construirte esto.
– ¿Y qué es? – Preguntó Zombieman, alejando el pensamiento de que Genus sería capaz de reconstruir su organización después de todo.
–Esta máquina está diseñada y programada para seguir un programa de ejercicio de cuerpo entero.
– ¿Piensas que el ejercicio es la clave?
–La clave es llegar al límite y superarlo. Dependiendo de la edad, peso y estado de salud en general de la persona que use esta máquina, se puede agendar un programa de ejercicio que lo lleve a su estado físico óptimo, pero si se quiere llegar mucho más allá del límite…
–No tiene sentido calcular – terminó de decir Zombieman y Genus amplió su sonrisa.
–Efectivamente. Así que diseñé y construí esta máquina para que tuviera la máxima durabilidad con la tecnología disponible de nuestra era. ¿Quieres remover tu limitador? ¿El limitador de un cuerpo inmortal? ¡Pues sube pensando que no volverás a bajar!
Zombieman no dudó, seguía teniendo presente la impresión que el héroe Calvo Encapado le había dejado. Se quitó su gabardina y luego el resto de la ropa, quedando desnudo. Subió a la silla y sujetó los mangos al final de los brazos de esta. La silla se extendió. Sus partes se acoplaron alrededor de los brazos, piernas, torso… de todo su cuerpo quedando como una armadura que era sostenida por un brazo mecánico sujeto a la espalda y apoyado en la base de la máquina. Delante de los ojos de Zombieman se proyectaron unos hologramas que le indicaban con gráficos y patrones de líneas que movimientos debía realizar. Al ejecutar la mímica hubo una ligera descarga en ciertos puntos que tensaron los músculos de su cuerpo. La lucha por superar sus límites había comenzado.
