La noche era fría y despejada salpicada por unas cuantas estrellas. Como casi todos los días, después de aquel enfrentamiento en el torneo de la UA, Uraraka permanecía despierta sintiéndose miserable por no haber podido hacerle un rasguño a su contrincante.
Siguió mirando el techo en la oscuridad de su habitación, sintiendo una opresión en la garganta. Ya había llorado mucho luego del incidente…si seguía así caería en un pozo muy oscuro.
Todos en la escuela la animaban y ella se mostraba fuerte frente a todos, con una sonrisa radiante y las mejillas sonrosadas…pero una vez que volvía a la soledad de su departamento su sonrisa se esfumaba.
Sin embargo, sabía que no podía seguir en ese estado. No era propio de ella. Poco a poco fue animándose a sí misma, mientras aquel sentimiento de tristeza comenzaba a volverse determinación.
- No puedo darme por vencida…la próxima vez le ganare- pensó frunciendo el ceño, recordando la cara de impresión de Bakugo cuando ella cayo desfallecida en el torneo.
Se puso en movimiento. Entrenaría todos los días si fuera necesario, para superarlo. Recordó a Deku y sintió más ánimo. El jamás se daba por vencido.
Rápidamente rebusco en su closet, una polera sencilla y unas calzas y salió a entrenar sin importar la hora o el clima, movida por un nuevo sentimiento de superación.
Luego de pasadas varias horas de entrenamiento, se apoyó en una pared, completamente extenuada y jadeante, mientras unas gotas de sudor bajaban por su cien. Las calles estaban completamente vacías y oscuras. Observo el cielo y se dio cuenta que debía faltar poco para que amaneciera. Sin embargo, se sorprendió al ver el cielo completamente cubierto de nubes oscuras. Estaba tan concentrada que no se percató del clima…quizás sería mejor volver.
Dio un paso, y al igual que en el torneo sus extremidades no respondieron. Se apoyó agitada en la pared y se dejó caer hasta el suelo, con una expresión de dolor en el rostro.
Apoyo la cabeza en la fría muralla y cerró los ojos. Se sentía mareada y todo su cuerpo le dolía. Quizás se había excedido con ese tipo de entrenamiento para ser el primer día. Lo mejor sería esperar a que recobrara un poco la fuerza antes de irse.
Fue entonces cuando escucho unos pasos. Se giró instintivamente hacia donde provenía el sonido de las pisadas, aquel callejón completamente oscuro. Su corazón palpitaba con fuerza. Estaba en una mala situación, era presa fácil para cualquier villano.
Quizás podría esconderse en el callejón sin hacer mucho ruido. Intento ponerse de pie, pero era en vano, sus piernas estaban muy frágiles y volvió a caer al suelo.
Los pasos se escuchaban más cerca.
-Maldición- mascullo con nerviosismo.
Miro a su alrededor…quizá hubiera algo que pudiera usar como escudo. Vio unas macetas con plantas un poco más allá de donde estaba. Era su oportunidad.
Activando su quirk, les dio ligereza a sus piernas para poder caminar apoyándose de la pared. No podía hacerlo por mucho tiempo, ya comenzaba a sentir las náuseas causadas por la fatiga.
Ya faltaba poco, estaba solo a unos metros del macetero, solo debía estirar un poco los dedos….
-Uraraka?-
La joven se dio vuelta sorprendida. Aquella voz conocida…
-Bakugo…- murmuro observando al chico. Este la miraba con el ceño fruncido.
-que se supone que haces- pregunto molesto al ver que intentaba con dificultad acercarse al macetero.
-yo…yo no sabía que eras tú- dijo nerviosa, mirando hacia otro lado y escondiendo su mano. ¿Qué hacia el aquí? Intento ponerse de pie, sin embargo, al haber usado su quirk la fatiga se apodero de ella con mayor intensidad. Se sintió sin fuerzas mientras caída hacia el suelo.
El golpe era inminente, sin embargo, eso no llego a ocurrir.
Un brazo fuerte la sujeto de la cintura e impidió que se golpeara en el suelo.
-que mierda estuviste haciendo- espeto Bakugo con molestia.
-y-yo…entrenaba. -susurro. Sentía el calor que irradiaba el cuerpo del joven al tenerla sujeta de la cintura. Uraraka se sonrojo al notarlo.
Comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia.
Bakugo bufo molesto y con movimiento rápido la tomo en brazos.
-q-q-ue haces- protesto Uraraka aún más sonrojada.
-No puedes ni caminar. - gruño enojado- dime donde mierda vives- dijo sin mirarla.
-hmm…- Uraraka sentía tanta vergüenza. No podía tener más mala suerte de encontrarse justo a la persona que le había provocado la angustia desde que perdiera en el encuentro de la UA.
Mientras le daba las indicaciones, sintió como el comenzaba a caminar. Sus manos la apretaban con fuerza hacia su cuerpo. Uraraka cerró los ojos, cansada.
Pudo sentir que comenzaba a llover y la ropa comenzaba a empapársele. Se dejó llevar por el sonido de la lluvia y el calor que producía el cuerpo del chico…apenas le importo que fuera el idiota de Bakugo, pero la verdad es que sentía protegida. Y sin percatarse se quedó dormida.
-Oi..Uraraka!-
La chica se despertó asustada. ¿Donde estaba? Confundida miro hacia arriba y se encontró con la mirada fulminante de Bakugo.
-que...? – balbuceo aun sin entender.
-esta es tu puta casa o no-vocifero enojado el rubio.
Uraraka miro soñolienta el edificio que se erguía frente a ella y comenzó a recordar lo que había pasado.
Se sonrojo al darse cuenta que Bakugo aun la sostenía con firmeza contra su cuerpo. Le dolía la cabeza y todo el cuerpo…recordó el entrenamiento.
-sí, segundo piso…puerta 23-mascullo.
Esa sería su venganza, pensó adormilada. Él tendría que llevarla hasta su departamento. Sería una forma de retribuirle un poco la humillación que sufrió en el torneo. Sonrió con malicia por dentro.
Al llegar a la puerta, Bakugo la soltó para que se parase y ella se dio cuenta que aún se encontraba muy débil. Le comenzó a doler la cabeza y se apoyó con un brazo en la puerta.
-tonta- espetó el, y le quito de las manos las llaves del departamento para abrir la puerta.
Sujetándola de un brazo la ayudo a entrar. Bakugo se sorprendió al ver lo sencillo del departamento de la chica. Tenía algunos posters, y en su sala podía ver la cama al lado de la ventana y una mesita que servía como de centro de la habitación.
-g-gracias, Bakugo-kun. -dijo ella sentándose en la cama y sonriendo tímidamente- no era necesario-
-tsk- gruño mirando hacia otro lado.
-Que hacías ahí a esta hora? -pregunto la joven con honesta curiosidad.
- Me pidieron comprar unas hierbas de mierda medicinales para la tonta de mi madre- bufo sin mirarla y cruzándose de brazos.
Se mantuvieron incomodos en silencio unos segundos. Uraraka no sabía que decir.
-bien, adiós- espeto, dándose la vuelta hacia la puerta.
Uraraka se sentía mareada. Sin embargo, por alguna razón no quería que se fuera, la compañía le sentaba bien.
-Bakugo-kun yo...-dijo levantándose de la cama y caminando hacia él. Sintió una punzada de dolor en la cien y cerró los ojos. Escucho un fuerte zumbido en sus oídos.
Se odio a sí misma. Siempre era tan débil…
Cuando abrió los ojos, se encontró con la mirada roja de Bakugo. Estaba sentado en el suelo a oscuras, apoyando la espalda en la pared mientras sostenía la cabeza de la chica entre sus brazos. No tenía idea cuanto tiempo había pasado.
Ella no supo que decir. Se sonrojo al instante. Lo sentía tan cerca. Podía ahora percatarse de su perfume…era bastante masculino.
Bakugo frunció el ceño enojado mientras seguía mirándola fijamente. Uraraka se removió inquieta, pero el apretó con firmeza sus brazos obligándola a quedarse en esa posición.
-b-Bakugo-kun...? - susurro Uraraka. No entendía que sucedía y porque el actuaba tan raro.
El chico bajo su mirada unos instantes. Fue entonces cuando se percató de su ropa. Su polera empapada por la lluvia marcaba sus senos a la perfección y entallaba su figura. Mas encima, el frio había hecho que sus pezones se endurecieran y se irguieran a través de la ropa.
Sintió que una oleada de calor le llegaba a la cara. Estaba sola con un chico en su departamento, con la ropa pegada al cuerpo y abrazada de el...sin que la dejara ir.
Volvió a moverse, esta vez con el propósito de soltarse de Bakugo, pero este la sujeto con más fuerza, acercando peligrosamente su rostro al de ella.
Podía sentir su respiración, el calor de su rostro e incluso el suave perfume a jabón que irradiaba su piel. Sentía el corazón latir a mil por hora. Estaban sumamente cerca y el seguía observándola con el ceño fruncido sin decir nada.
-B-Bakug…-balbuceo presa de los nervios, sin embargo, la frase fue interrumpida por un fogoso beso. Bakugo había eliminado la corta distancia que los separaba y apretaba sus labios contra la chica del pelo castaño.
Uraraka estaba en shock. Con una mano, Bakugo tomo con sorprendente delicadeza el rostro de Uraraka, incitándola a devolverle el beso. Sus labios eran cálidos y suaves, extrañamente gentiles. Uraraka se sorprendió al notar esos pensamientos.
Estaba confundida y algo mareada aun por el desvanecimiento. Sentía que su cuerpo estaba cediendo a aquellos labios, a aquella firmeza con la que Bakugo la sujetaba.
El joven bajo la mano que tenía en el rostro de Uraraka, llevándola a uno de sus senos y apretándolo suavemente por encima de la ropa.
Uraraka gimió al sentir el contacto y Bakugo aprovecho para introducir su lengua en su boca y profundizar el beso. La castaña comenzaba a sentir un misterioso calor por todo su cuerpo, que la incitaba a que Bakugo no se detuviera.
Luchaba con toda la poca determinación que le quedaba para deshacerse de Bakugo. Pero las manos seguras del joven comenzaron a subir su polera y su sostén, dejando al descubierto uno de sus pechos. Ella gimió mientras sentía los ásperos dedos de Bakugo apretar su pezón izquierdo, y dándose por vencida por el placer le devolvió el beso.
Sentía que toda su mente se ponía en blanco. Lo único que deseaba en ese momento era que el chico no se detuviera. Eso la avergonzaba sobremanera, pero podía notar como su cuerpo comenzaba a incendiarse por dentro, con un calor delicioso y desconocido hasta ahora.
Bakugo se dejó llevar también. No podía parar, su cuerpo reaccionaba por sí solo y no podía dejar de besarla.
Lo primero que había sentido era el sabor dulce de los labios de ella, como de fresa. Odiaba lo dulce, pero había algo en ella que no podía identificar que lo incitaba a más. Estaba enfurecido por su comportamiento y su falta de voluntad para detenerse. Pero su cuerpo había dejado de reaccionar una vez que la sostuvo en sus brazos cuando se desmayó.
Al ver como caída, reacciono con rapidez y la sostuvo antes de llegar al suelo. Sintió la ligereza de la joven y no tuvo más remedio que acunarla en sus brazos y esperar que despertara. En esos minutos que la sostuvo inconsciente pudo observarla a su antojo.
"que mierda le ve a Deku esta estúpida" pensó molesto mientras miraba a la chica desmayada en sus brazos. Bajo su mirada y vio sus senos enmarcados en esa polera mojada.
Sintió una punzada en su entrepierna.
-Mierda-mascullo quitando la mirada unos segundos…solo para volver a mirarla con enojo, algo sonrojado.
Podía notar la dureza de sus pezones y como su pecho subía y bajaba con la tranquila respiración. Comenzó a sentir el calor recorriendo su vientre bajo, "malditas hormonas" vocifero por dentro, era culpa de Uraraka que estuviera en una posición así. Lo mejor era irse de ese maldito lugar.
Pero en ese momento ella había recobrado la conciencia, y comenzó a mirarlo con esos ojos grandes y cafés sin entender que sucedía. Fue entonces cuando comenzó a perder el control de sí mismo. Volvió a sentir una punzada en la entrepierna y cuando ella le hablo avergonzada no atino a decir nada y solo la sujeto con fuerza.
"Que haces idiota ya déjala" se gritaba internamente. Pero su cuerpo no le respondía presa de la excitación. La joven seguía mirándolo avergonzada…sobre todo cuando noto que la mirada de él se dirigía a sus pechos.
De ahí en adelante se dejó llevar por sus instintos que siempre habían sido salvajes. La besaba con hambre y sentía como su miembro se endurecía cada vez más, sobre todo cuando la sintió gemir al tocarle un pecho.
Estaba volviéndose loco. "maldición" se gritaba internamente "maldición malditaa!", pero su cuerpo se movía solo. Nisiquiera noto cuando unas de sus manos instintivamente habían dejado expuesto un seno pálido, coronado con un pequeño pezón rosado y duro.
Su mente enloqueció cuando ella le devolvió el beso con ansias. Volvió a sentir como su miembro se erguía molesto por la barrera que significaba el pantalón.
Uraraka lo sintió. No era tonta y algo sabia de cómo se hacían los bebes. Por dentro estaba nerviosa, nunca pensó que Bakugo la viera de esa manera. Se preguntó si ya tendría experiencia haciendo eso…
Se puso roja de golpe…de verdad lo haría con él? Pero...pero…no podía, no lo conocía…era su compañero, su rival en el torneo…sus pensamientos se arremolinaban en su cabeza. No podía pensar con claridad, su mente estaba confusa, su cuerpo ardía de excitación producida por las caricias de Bakugo y aquellos salvajes besos, al mismo tiempo que le dolían los musculos producto del entrenamiento.
Noto como las toscas manos de Bakugo le subía la polera y el sujetador por completo, dejando sus senos libres y expuestos a sus hambrientas caricias. Sin embargo, no le importo. No le importaba nada, solo quería que no se detuviera. Estas nuevas sensaciones eran adictivas.
-Bakugo…-susurro entre jadeos llevando su cabeza hacia atrás, cuando él se llevó uno de sus senos a la boca y comenzaba a succionarlo con fuerza.
Bakugo se sentía en llamas por dentro, de repente toda la ropa le molestaba sobremanera. Separándose un momento de la chica, se irguió mientras se quitaba la polera, dejando expuesto su trabajado cuerpo. La observo un momento. La chica se hallaba en el suelo, jadeante y sonrojada con la ropa revuelta y sus pechos subiendo y bajando al ritmo de su respiración.
Sonrió con suficiencia al acordarse de Deku. "imbécil" pensó con sorna.
Con brusquedad se deshizo de la húmeda polera de Uraraka y las calzas.
-Bakugo-kun! - alegó la chica intentando tapar su zona intima. Bakugo la sujetó de las muñecas y las puso sobre la cabeza de la chica, imposibilitándola a moverse. Su mirada se había oscurecido por el deseo. La besó salvajemente, mientras su mano libre bajaba hacia la parte más íntima de la castaña.
Ella gimió al sentir como un dedo masculino frotaba suavemente sobre la ropa interior su parte más secreta, y él pudo constatar lo mojada que estaba.
-al parecer no eres tan buena…- mascullo sonriendo divertido, aun manteniendo su ceño fruncido.
-cállate-espeto ella intentando ocultarse de su mirada escrutadora.
El joven bajo su dedo un poco más y haciendo a un lado la ropa interior, lentamente lo introdujo en la zona prohibida. La joven gimió con fuerza e intento cerrar las piernas, por lo que él puso las suyas entre medio y no se lo permitió.
-b-baku…-susurro entre jadeos la joven. El la miraba intensamente a los ojos. No quería perderse ninguna de sus expresiones mientras comenzaba a mover sus dedos dentro de ella.
Se sentía en un extraño limbo. Aquellas nuevas sensaciones que la invadían eran aún desconocidas, pero a la vez excitantes. Quería saber más de ellas. Bakugo movía los dedos rítmicamente dentro de ella, mientras le seguía sujetando las muñecas para que no se moviera.
Abrió un poco los ojos para observar su rostro. El mantenía su típica expresión con el ceño fruncido, mientras sonreía al verla disfrutar de su incursión. Pero sus ojos…nunca había visto aquella intensidad con la que la observaba en ese momento.
De pronto empezó a sentir que su mente se comenzaba a volver en blanco. No podía pensar. Cerro los ojos mientras una oleada de algo nuevo y maravilloso comenzaba a invadirla lentamente. Sentía que iba a morir.
-B-bakugo…creo…que…- gimió la castaña, luego de un rato- me…falta poco-
Bakugo la beso mientras ella se sentía invadida por oleadas de placer. Pudo notar el momento en que su cuerpo femenino se tensaba. Como los músculos interiores le presionaban sus dedos y como toda ella estallaba en un delicioso y prolongado orgasmo, dejándola exhausta y jadeante.
Ya no podía contenerse. Retiro con delicadeza los dedos ahora empapados y se comenzó a bajar el pantalón.
No quería aceptarlo, pero estaba nervioso. Su fuero interno le gritaba que si seguía no habría vuelta atrás.
Uraraka abrió un poco los ojos agotada por el orgasmo. Lo miraba con una expresión que nunca había visto antes. Una expresión satisfecha.
El joven bajo por completo su pantalón, quedando desnudo frente a la chica de la gravedad, con su miembro erguido y endurecido por los juegos previos.
Se inclinó sobre ella y corrió la pequeña tela de la ropa interior que le impedía el paso decisivo.
Tomo su miembro duro con una mano y lo guio hacia la entrada del sexo femenino, mientras la otra mano la apoyaba al lado de la cabeza de Uraraka.
Estaba listo. A unos centímetros de la entrada prohibida. Pero titubeo y la miro a los ojos. Podía ser un imbécil salvaje y maleducado todo el tiempo, pero no haría algo que una chica no quisiera.
Ella le respondió la mirada. Rodeo su torso musculoso y ardiente con sus pálidos brazos acercándolo hacia ella y besándolo con dulzura en los labios.
Entonces Bakugo la penetró.
La chica se quejó mientras lo besaba, pero no hizo amago de parar. El continuó introduciendo lentamente su miembro en esa zona antes desconocida. Se sorprendió al sentir el tacto. Era suave, caliente y sumamente placentero. Cerro los ojos disfrutando de la sensación, hasta que se introdujo por completo. Se mantuvo inmóvil durante unos segundos, hasta que el placer de lo novedoso le inundo los sentidos.
Se comenzó a mover, embistiendo a la castaña con fuerza. Él era un hombre de naturaleza salvaje y se sentía en la culmine de la locura. Su fuero interno se avergonzó un poco al oír el sonido de succión que se generaba cuando su miembro salía y entraba de la estreches propia de la feminidad de Uraraka.
La joven jadeaba de placer, se estaba volviendo loca. A pesar que le dolía un poco, su primera vez estaba resultando maravillosa y aquel dolor inicial se estaba convirtiendo en algo delicioso. El miembro de Bakugo la llenaba por completo. El calor que irradiaba era intoxicante, al igual que sus fuertes músculos que la sujetaban con firmeza mientras la poseía en cada embestida.
Era algo que jamás había sentido, un sentimiento brutal lo invadía. Necesitaba más. Bakugo tomo las caderas de la chica y la elevo para intensificar la penetración. Fue glorioso.
Uraraka se retorcía de placer. Ya no podía pensar en nada más. Ni en el torneo, ni en la escuela, ni ser heroína…ni en Deku. Solo esperaba que esa sensación nunca acabara.
Sin embargo, la potente excitación de ambos estaba llegando a su climax. Ella sintió como el miembro de Bakugo se tensaba dentro de ella.
-Ya..me..voy-espeto jadeando mientras enterraba sus uñas en la cadera de la chica, cerrando los ojos y embistiéndola con fuerza.
El mundo estallo para ambos. Una fuerte corriente eléctrica les recorrió todo el cuerpo y Bakugo cayo rendido sobre el pecho de la castaña.
Ambos jadeantes y acalorados, se mantuvieron en silencio mientras perezosamente aquella maravillosa sensación comenzaba a disiparse.
De a poco, Bakugo empezó a recobrar la conciencia luego del encuentro. Se levantó lentamente mientras sacaba su satisfecho miembro del sexo de la joven, derramando algunas gotas de líquido blanquecino en el piso.
-mmn..-gruño molesto.
Uraraka permanecía con los ojos cerrados y un brazo le tapaba parte del rostro. Su pecho subía y bajaba aun fatigada por el encuentro.
Bakugo se preguntó si no habría cometido un error.
