Olis!! A todas!! Aquí estamos de nuevo, con una nueva historia, hecha para ustedes con el fin principal de divertirlas un rato y olvidar las penas que nos trae esta estación fría y lluviosa (aunque debo admitir que me encanta este periodo del año XD). Sólo serán tres capis llenos de amor, alegría y pasión... Espero que les guste y nos vemos al final del capi.

DECLAIMER: Todos los personajes que aparecerán a continuación no me pertenecen (¬¬ ya quisiera yo…) ni mucho menos hago esto con fines de lucro.

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SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

Dearest-chan

Acto 1: "Ilusiones"

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Y el amor roto, cuando vuelve a nacer, crece más bello que el primero, más fuerte, más grande…

William Shakespeare

.-Te quiero, baka…-.

Le había dicho él con sus ojos dorados resplandecientes de un amor recién descubierto. Kagome se aferró a la almohada rosa con volantes con un nudo en la garganta al sentir la emoción inundarle el alma. –Me quiere…- susurró en un murmullo de voz tan bajito como imperceptible, al que le siguió, luego, el chillido estrepitoso de una quinceañera enamorada. Se derrumbó en la colcha rosa de su cama girando de un lado a otro, agitando sus piernas al aire con infantilismo, sosteniendo aún entre sus brazos la almohada que ya había perdido su forma por tantos apretones. Un suspiro profundo emergió de sus labios al recordar nuevamente aquella declaración de amor, no la más romántica, pero declaración al fin y al cabo, una declaración al puro estilo InuYasha, como ella misma lo había bautizado. Ya había perdido la cuenta de cuanto rato llevaba ahí, tendida en su habitación, recordando una y otra vez las palabras de él, sus gestos nerviosos, sus miradas vacilantes. Y es que sentía tan renovada de espíritu que se había olvidado de todo lo demás. La batalla había acabado, sus sentimientos al fin habían sido aclarados, mañana cumpliría su décimo sexto cumpleaños y en dos días comenzaría sus nuevas clases en el Instituto, pero a pesar de todo, no tenía cabeza para nada más que sólo pensar en que mañana se volverían a ver y al recordarlo sentía a su estómago revolotear con las mariposas juguetonas de la ilusión. Este era un nuevo comienzo marcado por varios inicios, algo sin duda "especial", bueno, toda su vida era especial…

"¡DING!" fue el sonido del microondas avisando que un exquisito recipiente de ramen humeante le esperaba en la cocina. Volvió a la realidad de golpe junto con el ruidito vergonzoso de un estómago que no ha recibido alimento. De un salto llegó hasta la puerta de su habitación llevó la mano hasta el pomo de su puerta, pero segundos antes de llegar a girarlo se volvió y registró el lugar con la mirada brillante de puro amor. Pestañeo varias veces y luego con una sonrisa tímida y un tanto sonrojada se acercó hasta la ventana que permanecía cerrada, la abrió y de golpe recibió la brisa tibia de una noche de verano. Luego retrocedió y esta vez su sonrisa se hizo amplia y pícara, miró desde su posición la pequeña pagoda que cubría el pozo y susurró muy bajito: "por si vienes". Después, salió canturreando una balada romántica.

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Esta era la sexta vez que se detenía a mirar en el pozo; Lo olfateaba unas cuantas veces, suspiraba, arrugaba el ceño, mascullaba una maldición, volvía a suspirar y luego, se alejaba para dar una vuelta al perímetro y volvía a comenzar el mismo ciclo.

.-Parece perro… porqué no va de una vez…-. Murmuró Shippô un tanto molesto por las actitudes indecisas de su amigo orejas de perro.

.-Hay que entenderlo… InuYasha es muy indeciso…-. Susurró el monje con total naturalidad, a lo que el pequeño kitsune y la exterminadora asintieron con convicción, de eso no había duda, InuYasha era un indeciso sin causa y así, en la misma posición agazapada entre los arbustos esperaron a que el hanyou se decidiera.

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La notita que decía, en resumen: "fuimos a las termas, volvemos mañana", seguía pegada en el refrigerador y Kagome la volvió a releer más por hacer algo que por cualquier otra cosa. Se llevó los palillos con fideos a la boca en un sorbo nada femenino y arrugó el ceño al sentir el tic-tac constante del reloj. En otra ocasión se habría resentido porque su familia la había "abandonado" con tanta tranquilidad, pero a decir verdad, la situación la traía sin cuidado porque lo que realmente quería era ver a un arrogante hanyou con orejas de perro, aunque de la últimas vez que se vieron, solo hubieran pasado unas cuantas horas… El tic-tac se hizo más molesto al ver que el tiempo pasaba y él no venía… Oh! Por Kami! Si lo vería mañana… "Tranquilízate, Kagome"-. Se dijo mientras sus dedos se removían inquietos en un constante repiqueteo, esta vez sorbió sus fideos con furia y el sonido fue de lo más indecoroso…

Un ruido en el segundo piso casi le hace dejar caer el recipiente. "era él" anunció su corazón, lo podía sentir. Al fin, lo vería. Por sonso que sonará dejó el recipiente a un lado, se arregló el flequillo e intentó alisar a sus exasperantes rizos. En fin, con una mueca de disgusto por haber perdido la lucha contra su cabello llegó al vestíbulo y de golpe se lanzó escalera arriba.

Para que describir como subió las escaleras, basta con decir que en los tres primeros peldaños ya llevaba cuatro tropezones. Pero seguir su desastroso intentó de subir la escalera ya no fue necesario, él ya le llevaba unos cuantos adelantados (sólo que él había sido más silencioso al descender), así que cuando sus orbes castañas se fijaron al frente con lo primero que se encontró fue con la mirada ceñuda de él que decía algo como "¿qué rayos haces?" al verla casi gatear por los peldaños. Pero Kagome estaba tan emocionada, que la vergüenza pasó a segundo plano y las frases "está aquí" "vino" "él esta aquí", solo le sirvieron para articular la más obvia de todas…

.-Viniste-. "Vas genial Kagome, eres la señorita originalidad"

Vio que él miraba con el ceño fruncido mientras ella se erguía intentando recuperar su dignidad perdida y el habla.

.-Keh! Eso es obvio, ¿no crees?... teniendo en cuenta que ya estoy aquí…-. Murmuró en un tono de detestable indiferencia, como detestaba eso, pero más detestaba aún el hecho de que se plantara ante ella con ese aire de superioridad que no venía al caso. Tonto InuYasha. Hasta hace exactamente tres minutos y medio atrás, quería verlo, se había vuelto loca por desearlo y ahora, que su deseo estaba cumplido lo único que quería, era hacerlo tragar polvo con un osuwari que bien merecido se lo tenía. ¿Por qué no podía ser más romántico?... sólo hubiera bastado con "Te extrañé"… Nooo, el tenía que arruinarlo todo con esa frase desdeñosa "Eso es obvio, ¿no crees?...". Bufó molesta al recordar e intento ahogar su furia contando hasta diez y lo hizo en inglés para que fueran más largos, si es que eso era posible, a duras penas con su inglés básico llegaba hasta el cinco… un desastre, en fin, ah! ¿En qué estaba?; Ahhh sí, estaba molesta, bueno, ya no tanto, después de todo él había venido… eso era lo importante… "eso era lo importante"… se repitió internamente una y otra vez…

.- ¿Quedó algo de ramen?...-. Preguntó él y por alguna razón una chispita de furia comenzó a subirle por los pies, intentó contenerse y con serenidad preguntó:- ¿Qué?-. Para cerciorarse de que sus oídos no le estaban fallando, tenía la tonta esperanza de que sus sospechas estuvieran mal infundadas, quizás lo estaba juzgando… quizás...

.- ¿Si quedó algo de ramen?, no lo niegues Kagome, lo olfateé desde el otro lado…-. Mintió el hanyou con la voz más ronca de lo normal, conteniéndose de ir en busca de su preciada sopa de fideos. Puso los brazos en jarras mientras le lanzaba una mirada de macho alfa que decía "¿dónde está mi ramen, jane". La baranda de la escalera crujió bajo las pequeñas manos al instante en que una diminuta venita palpitaba en la cien Kagome. Intentó contar hasta diez pero en el número tres ya había perdido la cuenta, lo miró hecha una furia pero él la ignoraba, estaba demasiado concentrado olfateando el aire, y su nariz apuntaba hacia la cocina… "cálmate, Kagome"… Uno, dos, tres, cuatro…

.-Keh! No me digas que ya te lo acabaste…-.

Y perdió la cuenta…

.-¡¡Osuwari!!-.

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30 minutos después (bueno, para ser exactos, 30 minutos y cinco segundos…)

No había casó pensó con sorna, se había paseado como una bestia enjaulada todo el día desde que ella había partido, había sopesado la situación varias veces, había pensado en una infinidad de excusas para su presencia aquella noche y cuando llegó… ella no estaba en su habitación. Sin embargo, cuando su olfato se adaptó al ambiente el exquisito olor a ramen recién calentado capturó toda su atención, y su estómago. Se dirigió de un salto escalera abajo y fue cuando la vio a ella subir la escalera a tropezones. La situación le resultó graciosa y con suerte contuvo la risa al oírla mascullar una maldición. Pero todo eso se vio enternecido al enfrentarse con aquellas pupilas castañas que lo miraban con pasmo y vergüenza… ella estaba hecha un verdadero candil y jadeaba por el esfuerzo, le resultó tan conmovedora que se contuvo para no guiar su mano hasta aquella mejilla que expelía una calidez difícil de obviar… quería acariciarla, quería besarla y hacer todo lo que no había hecho la vez anterior, estaba descubriendo sentimientos nuevos para con ella. Sentimientos que lo enfadaban por dejarlo tan vulnerable, otros que lo hacían sentir un tonto y otros mucho más desconocidos que le hacían sentir un calor tan hirviente que lo obligaba a acercarse a ella y desear tocarla en partes que jamás la había tocado… como ahora… se sonrojó nervioso al descubrir que sus ojos había bajado hasta las piernas desnudas, se veían tan acariciables…

.-"Viniste"-. Le había dicho ella y eso fue el salvavidas que le ayudó a salir de su trance, se aferró de él y le lanzó la frase más indiferente que se le ocurrió en ese instante. Con eso bastaría para no perder el orgullo, bueno, eso fue lo que creyó, pero una cosa llevó a otra hasta que al final, para hacer parecer que su visita había sido guiada por el aroma a ramen le dijo una pequeña mentirilla que terminó en un Osuwari que lo estrelló en los escalones.

Y ahora estaban allí, los dos solos mirando una extraña caja que contenía imágenes a la que Kagome había bautizado como "televisor". No era alguien con mucha paciencia y aquella mujer que predecía el tiempo le estaba aburriendo… Miró de soslayó a la joven, pero ella parecía muy concentrada en el informe del tiempo. Incluso pareció arrugar el ceño cuando mencionaban que habría probables lluvias, cosa que él no se creyó, sólo bastaba con olfatear el aire para saber que mañana el calor sería infernal… Bufó molesto y se estiró para destensar sus músculos agarrotados. Vio entonces que ella apretaba un botón de aquella tableta y la caja de imágenes se apagó de golpe.

.-Quieres salchichas… es lo único que me queda…-. Dijo ella y el notó que sus ojitos castaños habían perdido brillo, parecían desilusionados y él se sintió como un tonto desgraciado, por qué no podía ser sincero y decirle que la había venido a ver porque simplemente la extrañabas, porque necesitaba estar a su lado. No, él tenía que meter la pata con su, en estos momentos, innecesario orgullo… al ver que él no respondía, ella preguntó:

.- ¿No quieres?... creo que tengo…-.

.-No quiero nada…-. Interrumpió con una voz tan ronca que más se asimilaba al ladrido de un perro furibundo, algo que indudablemente provocó un encogimiento en Kagome quién ahora lo miraba con el ceño fruncido y una furia en aumento… ¡Maldición! Por qué era tan torpe con las palabras…

.- ¡¡ ¿Porqué eres tan poco romántico?!-. Masculló ella al borde de las lágrimas e InuYasha no supo si aquello era una afirmación o una pregunta que no venía al caso... Bueno, sea lo que fuese, lo dejó abrumado. Se apegó al sofá como un animal temeroso de la furia de su amo y tuvo el muy mal tino de preguntar...

.- ¿A… qué te refieres?-.

(PELIGRO: Explosión interna en Kagome)

.- Que a ¿qué me refiero, dices?... ¡¡ a todo baka!!... Porque no puedes actuar como una pareja normal… no me abrazas… no me miras… no me tomas de la mano… ¡no haces nada…!-. Tomó aire y retuvo un sollozo.- Ni si quiera dices que me quieres…-. Concluyó mientras se lanzaba a llorar como una chiquilla a la que le han roto el corazón. Se cubrió el rostro con sus manos intentando refrenar las lágrimas que no cesaban su caer.

.-Espera un momento... eso no es verdad… te lo dije antes de que te fueras a tú época-. Se defendió el hanyou mientras se ponía de pie de un salto, abrumado por la tristeza de ella, molesto por sus palabras y triste por ser el provocante de aquellas lágrimas…

.-Pues, deberías decirlo más seguido… ¿o es qué… a caso no me quieres…?-. Rebatió la joven con capricho mientras colaba su mirada por entre los dedos que cubrían su rostro y hacía un puchero mezquino. Esperó, mientras intentaba calmarse, la verdad es que no sabía muy bien lo que le ocurría, puede que estuviera deprimida por aquella declaración… quizás él con Kikyô había sido más romántico… más… Ah! Por Kami! ¡Hasta cuando con Kikyô! Aquello era tema zanjado, cerrado… Pero a pesar de todo ni siquiera le había dedicado una mirada enamorada, un sonrojo, un abrazo… un beso…

.- Yo no he dicho lo contrario…-. Dijo él con la voz ronca y seriedad. La miró a los ojos con tanta intensidad que Kagome volvió a sentir las mariposas revolotear en su estómago…

.-Ni siquiera me has besado…-. Murmuró ella resentida y sonrojada, dejando en claro su inconformidad y vergüenza. Vio que él se sonrojaba también y su boca formaba una "O" perfecta por la sorpresa. Pero el pareció recuperarse al instante.

.-Feh! Tú no lo has pedido…-.

.- ¡Baka! Los besos no se piden… las parejas se los dan cuando quieren…-. Exclamó Kagome, quien lo miró con sus mejillas como dos rosetones por explicarle algo tan íntimo y cotidiano. Pero él estaba ahora tranquilo e impasible, con esa mirada arrogante y trufadora… Eso le irritó aún más: Ella, un manojo de nervios y él, sabiéndose triunfador de un debate sin sentido….-"No hay caso"-. Se dijo con resignación. Por más que quisiera que él fuera diferente, "romántico" para ser más explícito, eso jamás sucedería. Aún así, su corazón no pareció contento ni mucho menos resignado. Le molestaba esa indiferencia… con Kikyô jamás fue así, él se ponía nervioso, se olvidaba de todo… ellos se habían besado… sin pedírselo… Su mirada se entristeció ante aquel lejano recuerdo. El saber que Kikyô ya no estaba no era nada gratificante para ella como cualquiera pensaría, su recuerdo siempre estaría allí y jamás podría arrancarla del corazón de InuYasha… ella sería de él… pero él jamás sería de ella… bahhh, ya estaba harta… lo mejor sería olvidarse del tema…

.-Olvídalo… me voy a dormir…-. Susurró con la mirada gacha y ahogando un sollozo. Ni siquiera lo miró a la cara cuando pasó por su lado para llegar a las escaleras, por lo que tampoco notó la mirada pasmada de él, ni mucho menos se percató de que él había notado su tristeza. Solo fue conciente de todo cuando su ascenso por el primer escalón fue abruptamente detenido por la mano grande de él aferrando su antebrazo, sin presión pero con una seguridad que le decía "no te soltaré".

.-Espera…-. Le dijo él y Kagome se giró para mirarlo. Sus pupilas siempre alegres eran dos pozos cristalinos de agua salada. Y él se sintió torpe e idiota, pero aquello le dio el coraje suficiente para hablarle con decisión…

Continuará…

Hoits!! Aquí Dearest-chan reportándose con esta historia cortita que constará de tres capítulos. Este es el primero y espero que le haya gustado como a mí. Es como mi final optativo del manga por si Rumiko me llegara a dejar desconforme XD, tengo este de consuelo jajaja. Espero que lo disfruten y nos estamos leyendo. Un bezotote y cuídense un montón.

Matta nee…