Hola de nuevo, perdónenme, que pena, subí la historia, pero después de leerla, vi que había muchos errores, así que la elimine para componerla. Le doy gracias a
Sonicathehedgehog24 si pude leer tu review y te lo agradezco mucho.
Ahora sí, con la seguridad de que ya esta bien redactado, aquí esta de nuevo. Espero que mi historia no les parezca muy repetitiva y que les agrade. Se supone que será de más de un capítulo, pero no se de cuantos. La pareja principal es USA/UK , pero también habrá otras secundarias, (no se cuales, estoy abierta a ideas) Y también usaré algunas Nyos.
NOTA: Alfred es un poco malito, POCO, pero tiene sus razones.
DISCLAIMER: LA SERIE DE HETALIA AXIS POWERS NO ME PERTENECE, SON OBRA DE HIDEKAZ HIMARUYA
Caminaba torpemente por la fatiga y el dolor que sentía en casi todo su cuerpo, no sabía cuándo colocar un pie frente al otro se había vuelto una tarea tan difícil, de hecho, si no fuera por los enormes hombres que sostenían de manera brusca sus brazos lo más seguro es que su cara ya se hubiera estrellado contra el suelo. Y eso no sería nada bueno, porque era mostrar debilidad a su enemigo y eso lo dejaría como alguien patético. No. No se dejaría ver de esa forma tan vulnerable frente a estos malnacidos.
Su orgullo era del tamaño del mundo, y claro, no podría ser de otra forma para alguien perteneciente a la realeza. Y con mucha más razón si ese alguien no es otro más que el príncipe heredero a la corona de Eurasia (1), el reino más poderoso de todo el continente. Tenía que demostrar que no les tenía miedo. ¡Por supuesto que no, Arthur Kirkland no conocía el miedo! si así fuera, no sería un sucesor digno para el reino.
Además no sólo era el cansancio lo que dificultaba su paso sino también el hecho de que sus ojos estaban vendados, los hombres fornidos lo guiaban, empujándolo o jalándolo, dependiendo a donde querían que fuera. Sus manos estaban atadas con una soga detrás de su espalda y podía sentir sus muñecas irritadas por la fuerza del amarre, sus brazos también dolían por el tiempo que llevaban en esa posición.
Su respiración empezó a ser dificultosa a pesar del viento fresco que mecía sus rubios cabellos. ¡Por Dios! ¿A dónde lo estaban llevando? Lo atraparon un poco antes de llegar a la frontera con Sahra (2), el reino vecino, así que no sabía con exactitud en que dirección iba, podría ser que lo estuvieran llevando de vuelta al castillo o al bosque, o a cualquier otra parte.
-¡Camine su Alteza!- Escuchó que le gritaban mientras lo empujaban y luego una carcajada grupal.
Malditos. Ahora se reían de él, pero hace unos momentos cuando lo querían capturar era todo lo contario, él se reía de ellos. Estaba sólo, no tenía más que una espada para defenderse y aún así los puso en su lugar; peleando de uno contra uno, incluso dos, no eran rivales para él. Claro, hasta que demostraron no tener ni una pizca de honor y se fueron seis contra él sólo. Debiluchos. Quería contestarle a quien le hubiera gritado, pero reflexionó y se quedó callado. Si, era orgulloso e impulsivo, pero también inteligente y eso no le convenía por el momento, se quedaría callado, por lo menos hasta recuperar sus fuerzas. Mejor se puso a pensar en el lado positivo de toda la situación pero…¿Acaso podría haber un lado positivo para esto? …Si. Su familia estaba a salvo.
Él se quedó peleando con esos bastardos, dándoles oportunidad a su madre y a su hermana para escapar. Rezaba porque lo hubieran logrado. Estaba muy preocupado por ellas y por su hermano mayor Scott o mejor dicho, el Rey de Eurasia. La última vez que lo vio estaba peleando contra un tipo rubio, muy alto y con cara de amargado, Arthur sabía que lo más seguro es que su hermano venciera, pero aún así… ¡Estúpido Scott! él quería quedarse y pelear junto a su hermano. O morir si fuera el caso. Era de cobardes abandonar a alguien, peor si era su sangre. Pero el muy idiota le hizo huir para cuidar a su familia; nunca vio a Scott tan enojado como cuando le ordenaba que se fuera y defendiera a su madre. Le dolió en el alma, pero lo hizo porque Scott tenía razón, si los dos morían ¿que sería de ellas? Intentaba ponerlas a salvo cuando esos rebeldes los alcanzaron y él se quedó para darles tiempo de huir.
No sabía si lo habían conseguido. No sabía si su hermano seguía vivo o lo habían hecho prisionero igual que él. No sabía nada y eso lo frustraba, ni siquiera sabía cuál sería su destino ahora que estaba cautivo. ¿Lo torturarían? ¿Lo harían un esclavo? Si así fuera, cualquiera de las dos opciones, prefería que lo mataran allí mismo.
Lo obligaron a subir cuatro escalones, y el suelo, que hasta ese momento era empedrado y polvoso, ahora era liso y pulido. Supo de inmediato a donde había llegado, de vuelta en el palacio, nunca se imaginó que odiara tanto estar de nuevo en casa, porque en tan sólo una hora que el caos se había desatado, el palacio ya no le pertenecía a su familia sino a esos traidores.
Escucho que los tipos abrían un par de puertas y lo obligaban a entrar, en cuanto lo hizo, se preguntó porqué lo habían llevado ahí. Era obvio que sabía que lugar era ese por la calidez, el eco de sus pasos que revelaban que el espacio era enorme y el olor a rosas que llenaba el ambiente; había estado allí miles de veces desde su infancia, estaban en la Sala del Trono. Caminó con los guardias sobre la alfombra azul que él conocía bien, ésa que empezaba su camino en la entrada y llegaba a los pies de la silla real. Lo obligaron a detener el paso frente a lo que se imaginó era el trono. Entonces con un empujón brusco los gorilas lo obligaron a arrodillarse.
-Tsk - Arthur por el cansancio y el dolor no pudo oponer resistencia y sólo se quejo.
-Vaya, vaya, miren quien nos honra con su presencia, el príncipe Arthur Kirkland en persona- Dijo una voz masculina, joven y arrogante; se oyeron algunas risas. Arthur se mantuvo callado- ¿Quién lo imaginaria? El heredero al trono de Eurasia arrodillado a mis pies.- Supuso de inmediato que el tipo que le hablaba estaba sentado frente a él.
-¿Quién eres y que quieres?- Habló por fin Arthur con tono despectivo.
-¿Qué quiero? Esa respuesta me parece demasiado obvia, quiero Eurasia por supuesto y respecto a quién soy, bueno de ahora en adelante soy el nuevo soberano de este país.- Dijo el hombre con diversión.
-Perdóneme por destruir sus planes "señor"- dijo altanero- pero estoy seguro que mi hermano no tiene ninguna intención de entregar el reino a un traidor revoltoso como usted, y le advierto que los soldados de Eurasia la defenderán aunque tengan que…
-Siento interrumpirlo Su Alteza, pero sus tropas ya fueron vencidas y encerradas. Creo que después de todo la Milicia de Eurasia no era invencible como decían.- Se jactaba la misteriosa voz.
-¡Maldito! Tú nunca serás rey. ¿Dónde está mi herma…- Pero uno de los tipos que lo agarraba del brazo le dio un golpe en el estómago, sacándole un quejido.- Tsk… Son… unos…cobardes- Dijo entrecortadamente mientras trataba de recuperar el aire.
-Me parece joven Kirkland que no está en posición para insultarnos, y el único que hace las preguntas aquí soy yo. Pero como estoy de muy buen humor, le informaré que su hermano se encuentra en una de las celdas del calabozo, justo donde debe de estar, como un vil delincuente igual que toda su familia- Lo último lo dijo con odio y desdén en la voz.
-¡Los únicos delincuentes aquí son todos ustedes!- Arthur como miembro de la realeza se había podido mantener en calma hasta ahora, pero ese desgraciado lo había llevado a su límite.
- Para ser un príncipe es usted muy altanero Kirkland- Dejó salir una sonrisa ladina que Arthur no pudo ver- creo que tendré que darle una lección para que aprenda quién manda ahora.- Dijo la voz divertida
-Créeme que no te tengo miedo- Arthur sonrió prepotente.
-Como lo imagine, arrogante hasta el final… Arthur… ¿así te llamas verdad? Supongo que no te importará entonces que la lección se la dé a tu hermano.
-¿Qu-ué est-as di-cien-do?- Arthur no pudo evitar tensarse.
-Sí. Dicen que un líder siempre tiene que hacerse responsable por las acciones de sus subordinados, y como Scott es el tuyo, supongo que debe pagar por tu prepotencia.
-Eres un…
-¿Sabes? Ludwing es nuestro mejor peleador y el más fuerte, le costó mucho trabajo y algunas heridas superficiales, pero logró herir a tu hermano en el pecho- Arthur dejó escapar un jadeo de sorpresa y horror- Me pregunto qué pasaría si en su estado peleara una vez más contra él.- Arthur sintió como su sangre se congelaba, al mismo tiempo que su enemigo se levantaba del trono y caminaba hacia él.
-¡Farsante! ¡Eso es mentira!- Gritó enojado
-¿Por qué habría de mentir? Si no me crees puedes ver como hieren a tu hermano con tus propios ojos.
-¡Basta! Ya… basta…
-¿Disculpa…
-¿Porque…por qué nos haces esto? ¿Por qué me trajiste aquí?- Por fin se rindió Arthur.
- No te preocupes pronto sabrás mis razones y si te traje aquí es porque quise. Pongámoslo así, tu hermano está en la cárcel, asunto resuelto. Tu madre y tu hermana lograron escapar, no creo que regresen pero ellas no me importan en lo absoluto. En cambio tú estás en mi poder y eso vale mucho más, eres el heredero, el que llevaría a Eurasia a su máximo esplendor, la esperanza y el futuro de la familia Kirkland. – Arthur sintió como la arrogante voz daba vueltas a su alrededor.- Y que mejor forma de demostrarle al mundo que la familia Kirkland ha sido derrotada que convirtiendo al legítimo sucesor de la corona, en un simple sirviente.
-Yo nunca me rebajaré a eso. Prefiero morir- Siseó Arthur
-Pues lamento decirlo, pero si no lo haces el único que morirá será tu hermano- Dijo enojada la persona ahora frente a él.
Arthur rechinó sus dientes ante su impotencia, no podía hacer nada, este tipo no le dejaba opción, debía obedecerlo o quien sabe que cosas le haría a Scott, sabía a la perfección que su hermano era un genio con la espada, que podía cuidarse sólo, pero no conocía a estas personas y no sabía de lo que eran capaces, si vencieron a su fuerza militar, entonces eran alguien de cuidado.
Scott y él no se llevaban del todo bien, tenían sus ratos buenos y sus ratos malos, las rivalidades entre ellos eran muy frecuentes, se molestaban e incluso a veces llegaban a lastimarse aunque sin llegar a nada grave; pero muy pesar de eso eran hermanos, compartían la misma sangre y aunque ambos lo negarán con todas sus fuerzas, se querían, se preocupaban el uno por el otro, como cuando Scott le dio todo su apoyo cuando su padre murió, o cuando le enseñó a manejar la espada y el arco haciendo espacios en su apretada agenda de gobernante, además le daba sabios consejos para cuando en el futuro él tomará el poder. Y ahora que atacaron el palacio, prácticamente salvó la vida de Arthur a costa de la suya. No, ni por un segundo dudó en ceder si con eso salvaba a su hermano.
-De acuerdo.-Dijo apretando sus puños y los dientes, sintiendo su orgullo morir.
-Así me gusta Arthur.- Dijo el chico misterioso mientras tomaba su barbilla y la alzaba, como si quisiera que lo viera a los ojos, lo cual era imposible gracias a la venda.- Nada le pasará a tu hermano si cooperas y obedeces.- De nuevo la carcajada colectiva.- Quítale la venda Mathías –Ordenó el muchacho mientras soltaba su rostro.
El tal Mathías obedeció y empujó la cabeza de Arthur hacia adelante para desatar el nudo. Cuando la venda cayó de sus ojos, Arthur tuvo que parpadear varias veces para poder enfocar bien. Lo primero que vio fue así mismo arrodillado en la alfombra azul que daba al trono y su impecable traje real blanco ahora manchado con suciedad y tierra, algunos rasguños en la zona del pecho y su propia sangre derramada durante el combate que tuvo con los "soldados", no podía ver bien su pantalón negro porque estaba hincado, pero supuso que estaba en las mismas condiciones.
Luego, levantó la vista hacia el frente, donde se supone estaba el líder de toda esta rebelión y se sorprendió al encontrarse con un muchacho joven, tal vez sólo un poco más grande que él por uno o dos años, rubio, guapo y alto, parado ante él con soberbia, cruzando sus brazos y mirándolo como si fuera alguien inferior, taladrándolo con unos fríos ojos azules.
-Hola Arthur. Soy Alfred F. Jones... Tu nuevo Rey.
Espero de todo corazón que les haya gustado, sino, se aceptan críticas, sugerencias, correcciones o lo que quieran.
El mundo de esta historia es la Tierra normal si se puede decir así, sólo está dividido política y geográficamente de forma diferente, lo hiré explicando en la historia.
(1) Eurasia se refiere a la unión de los contientes Europa y Asia como si fueran uno solo, osea que el reino de los Kirkland es enorme.
(2) Sahra es una parte del nombre en árabe que se usa para referirse al Desierto de Sahara, esto significa que Sahra vendría siendo África, es por eso que es el vecino de Eurasia. (Si, sólo le quite una "a" a Sahara, yo y mi poca imaginación)
