Capitulo 1: ¡Feliz cumpleaños!
Los rayos del sol iluminaban mi habitación. Yo sin abrir mis ojos noté eso ya que sentía uno de sus rayos dar justo en mi rostro, algo que me molestaba por la mañana. Así que hice lo único que se me ocurrió: cubrirme con las mantas de mi cama.
De repente, escuché como mi puerta era abierta y varios pasos acercarse hacia mi cama, acompañado por algunas risitas. No tenía que destaparme y abrir los ojos para saber quienes eran. Yo solamente sonreí esperando.
Sentí como alguien se sentaba al borde de mi cama, cerca de mí. Yo me mantuve quieta, tratando de hacerles creer que tal vez seguía durmiendo, algo que nunca servía ya que todos ellos me conocían muy bien.
De repente, sentí como el calor de las sábanas y el calor del sol me golpeaba en el rostro al sentir como me quitaban las sábanas fuertemente acompañada por gritos y festejos por parte de mi familia.
-Vamos despierta dormilona-sentía como me sacudía levemente. Si lo hacían de manera brusca, sabía que terminaría sin un brazo debido a su inhumana fuerza.
-¿De verdad crees que nosotros creemos que estabas dormida?-dijo uno de ellos con tono humorístico, algo que me hizo reír y con eso me rendí y abrí mis ojos para que el sol me impidiera ver, así que uno de ellos se levantó y corrió las cortinas, tapando el sol para que yo pudiera ver.
-Feliz cumpleaños, Renesmee-dijo mi padre, el cual se encontraba sentado en mi cama, algo que el siempre hacía cuando yo me despertaba. Siempre era el primero en estar allí cuando abría los ojos para acariciar mis mejillas. Aparentemente siente cierta fascinación al sentir mi calor y ver mis mejillas sonrojadas.
-¿Acaso no puedo acariciar a mi hija?-me dijo el mientras comenzaba a acariciar mi mejilla. Siempre olvido su habilidad, la de poder leer mentes. Al ver que no se me ocurría alguna respuesta para contestarle solo hice lo único que se me ocurrió: mostrarle mi lengua. Muy maduro Renesmee, pensé a lo que mi padre rió conmigo al leer mi pensamiento.
-Feliz cumpleaños hija-escuché a mi mamá decir mientras se acercaba a mí y me abrazaba, a continuación de un beso en mi cabeza mientras acariciaba mi cabello.
-Tanto cariño me hará llorar-escuché al tío Emmet decir mientras tocaba una de sus mejillas, pretendiendo que lloraba. Yo solamente reí y lo abrasé fuertemente. Amo los abrazos del tío Emmet. Sus abrazos le dan honor a la famosa frase "abrazo de oso"
-Si sigues abrazándola así le romperás los huesos Emmet y no llegará a la fiesta-dijo la tía Rose separándonos para poder abrazarme a mí. Yo al escuchar sus palabras abrí mis ojos sorprendida. ¡Lo había olvidado! Esta noche en casa haremos una fiesta para celebrar mi sexto cumpleaños.
Si hablamos de fiestas y de vestidos entonces no falta la presencia de… oh Dios.
-Es verdad, no queremos que nuestra única sobrina muera. No con el vestido hermoso que le compré. Se verá tan linda y me imagino que me dejará hacerle el cabello y el maquillaje-al separarme de la tía Rose me encontré en los brazos de la tía Alice, la cual ya se encontraba fantaseando de cómo me vestiría esta noche. Al parecer yo me había convertido en una especie de Barbie para Alice desde que yo nací.
-Déjala Alice, ya la estas asustando-dijo el tío Jasper mientras todos reían al ver la expresión de miedo al escuchar los planes que tenía la tía Alice para mí.
Al ver al tío Jasper le sonreí. El hizo el mismo gesto antes de que yo me acercara hacia el y caminara derecha, marcando cada paso. Algo que el siempre encontraba gracioso.
Cuando ya me encontraba enfrentada a el lo miré sonriendo.
-¡Permiso para abrazar, señor!-dije mientras contenía la risa. Así siempre nos saludábamos. Debido a que crecía muy rápido, tenía muy pocos recuerdos, y algunos de ellos es mientras jugaba con el tío Jasper. Recuerdo como el siempre me contaba sus historias de cómo se unió al ejército y tengo algunos recuerdos de jugar con el imitando ser un soldado.
-Permiso concedido-me dijo abriendo los brazos y yo no esperé ni un segundo para lanzarme sobre ellos mientras reíamos fuertemente. De repente, en el aire se escuchó como mi estómago reclamaba alimento, a lo que todos comenzaron a reír.
Yo por mi parte bajé mi vista avergonzada mientras sentía el calor subir por mi cuerpo y posarse en mis mejillas, sonrojándome.
-Vamos a prepararte el desayuno-dijo mamá mientras comenzábamos a salir por la puerta de mi habitación. Como yo era la única persona que ingería alimentos humanos, todos tuvieron que aprender a cocinar en caso de que tenga hambre. Pero tengo que admitir que es gracioso ver al tío Emmet tratando de cocinar.
Recuerdo una vez que el quiso cocinar. Comencé a reír al imaginarme al tío Emmet con un delantal, intentando cocinar. La comida se encontraba incendiada y el tuvo que ir por un extintor para apagarla.
¿Qué puedo decir?
No me quejo, amo a mi familia y lo que lo hace más divertido e interesante de vivir con nosotros es que es una casa llena de vampiros.
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Bueno este es el primer capítulo de la historia de Luna De Medianoche
Les prometo que pronto aparecerá nuestro licántropo favorito
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