OMG, debería estar muy emocionada: mi primer Dramione. Siempre quise escribir uno, pero que fuese distinto. Quería salir de la Torre de Premios Anuales; del chico sexy y guapo que se fija en su último curso en la rata de biblioteca que en el verano se transformó en una modelo de pasarela italiana; del Draco que sufre un trauma y encuentra refugio en Hermione o viceversa. No sé si lo logré o no, pero aunque sea probé (?) Espero que no me haya salido demasiado OoC; intenté mantener las personalidades de los personajes, pero los errores ocurren, lamentablemente.
Como ya dije antes, este mini-fic va a ser algo diferente. Los capítulos van a ser cortitos, muy cortitos, viñetas casi drabbles. Y aquí es como si nunca hubiese existido Harry Potter y las Reliquias de la Muerte.
Disclaimer: Los personajes son propiedad de J.K Rowling. Gran genio, ella.
PESADILLAS
Prólogo.
Esa noche, Draco Malfoy había bebido una poción para el coraje. Un fuerte licor; de esos que embotan los sentidos y desplazan la razón. Se aseguró que nadie lo viese mientras ingería la bebida: no quería que pensaran que no estaba listo para tomar una participación más activa en el nuevo régimen. Lord Voldemort confiaba en él, y Draco no pensaba fallarle. Por el bien de su familia y el suyo propio.
A sus diecinueve años, estaba seguro de estar listo para utilizar la maldición imperdonable que aún no había pronunciado. "No tiene nada de malo la ayuda de un buen trago de whisky", pensó intentando auto convencerse. Escondió la botella entre sus ropas y se situó frente al espejo que había junto a su armario. Cubrió su cabello rubio con la capucha negra de su capa de mortífago y ocultó su pálido y afilado rostro detrás de una máscara, dejando visible sólo sus ojos grises, idénticos a los de su padre. Tomó la varita mágica con su mano izquierda, que había comenzado a temblar ligeramente. No a causa del miedo; el temblor sólo significaba que el licor estaba haciendo efecto.
