Notas: Bienvenidos a la tercera y última temporada de En el Silencio. Sé que la segunda terminó de manera muy triste y abrupta. no tenía mucho a dónde hacerme, para Jessy era el final más feliz que encontré, ya verán a qué me refiero.
ok pasando a cosas peores:
sumary de la historia:
¿Qué harías si supieras que eres tú quien lastima a la persona que tanto amas? ¿Qué harías si supieras que la única salida es dejarla a su suerte? Hay personas que no deben ser salvadas, para salvar a alguien esta persona debe querer ayuda.
Después de la muerte de Jessica Michiru no puede recuperarse, lentamente se hunde en la triste a un punto que la vida parece ya no importar. Haruka intentará por todos los medios ayudarla pero cuando se da cuenta que no puede ayudarla y sólo se hunde con ella tendrá que decidir, si es tiempo de dejar de fingir que es el héroe rescatando a su princesa pues la vida no siempre tendrá finales felices, ni caballeros majestuosos al rescate o princesas a quien rescatar.
Tercera temporada, el amor está en juego.
ADVERTENCIAS: Antes de que me linchen, la tercera temporada fue inspirada y realizada durante una época muy oscura y deprimente así que advierto que la temporada es dramática. Pero, a cambio, les prometo actualizar cada semana sino es que dos veces a la semana ok? Así que sólo les pido que no sean malos y dejen sus comentario.
t e r c e r a t e m p o r a d a
"En el Silencio"
UNO
La noticia tomó a Haruka por sorpresa. Tan abruptamente se la dijo su padre que no alcanzó a tener más reacción que la apoplejía completa. Le tomó un tiempo razonar lo que le decía. En su cabeza no cabía la idea y sin más lo dejó allí hablando de cómo debía ir al funeral. Se encerró en la habitación. Lo primero que cruzó a su vista al entrar en su habitación fue el bebé. Y las emociones chocaron una tras otra en una batalla colosal por intentar sobrevivir. Las lágrimas escaparon volviéndose en un llanto silencioso. Cuando se calmó marcó al móvil de Michiru para saber si estaba enterada: Jessica Wiechers murió. Estaba apagado. Mala señal.
- Haruka me voy
- ¡Ya voy! – se limpió las lágrimas para salir.
Lucas estaba muy tenso, odiaba lidiar con muertes. Haruka siempre creyó era por el recuerdo de su primera esposa. Hasta los hospitales lo ponían mal. Apenas bajó del auto corrió al baño para vomitar, se había mareado en el trayecto. Estaba esperando a su padre cuando vio a Kaioh y a su sirenita. Taichi la observó con cierta saña y amargura. Pero las extrañezas estaban a la orden del día. Se encaminó hacia ella con Michiru.
- Ven Tenohocito – la llamó
- Mande
- Eres lo más cercano a un amigo para mi hija… Mira Essaú esta muy consternado y tengo que ocuparme del funeral, trámites, etc. Quería ver si puedes ayudarme con Michiru, tengo la impresión – se detuvo eran ideas suyas que no debía decirle a Haruka. Si Michiru entendía o no el concepto de muerte ahora solamente ella lo sabía – En fin compren café y cuídala
Haruka abrazó a su sirenita. Sabía cuánto estaba sufriendo porque ella también quería a Jessica. La besó dulcemente y al oído susurró todo estaría bien pero ella no contestaba. Ni siquiera se movía.
- Linda, preciosa – la tomó del mentón para ver sus hermosos ojos – ¿Estás bien?
- Sí
Estuvo así durante todo el día. Apenas le contestaba, no parecía darse cuenta lo que sucedía y sus ojos mostraban ausencia total. Taichi le habló de que ése era una razón de peso para llorar y ella no lo estaba haciendo quizá porque nunca lo hacía o por alguna razón que estaría siempre fuera del alcance de su entendimiento. Pero Haruka creía se trataba todavía de la impresión y si la conocía bien de la idea que a Jessica la mataron. Escucharon a Sydney en un arranque de histeria por error. Gritaba la niña enloquecida que la mató. Haruka sabía no era simplemente la culpa que se siente cuando las personas fallecen sino algo que hizo para que terminara esa noche en fatalidad, tal vez guiada más por el impulso de sus instintos salvajes y caprichosos que por desear de verdad ver muerta a su hermosa hermana
- Ven hermosa – abrazó a la joven violinista – Te quiero mucho preciosa… Anda no me dejes aquí sola, hazme parte de tus pesares, hazme parte de tu vida – la tomó del mentón pero ella parecía no escucharla. Besó su cabecita – te amo
El entierro se trataría de una misa de cuerpo presente que terminaría con un homenaje pues según los deseos expuestos por los Fabricio tanto Melisa como Jessica serían enterradas en el panteón familiar en Paris y no en Alemania como originalmente se hablaba. Essaú no pudo pelear nada y ahora su hija también le era arrebatada de esa forma infame, sus restos reposarían en Francia y no en ese pedazo de terreno donde él estaría cuando muriera. Sydney no lo toleró, se desmayó de la impresión y cuando despertó tuvieron que calmarla con medicamento, el berrinche la tenía al punto de un paro cardiaco. Lo único que tuvo fue algo muy cercano a un paro respiratorio porque ese nombre le dio la niña a la sensación que no le permitía respirar
- Haruka apúrate – la llamaba su padre
- ¿Estás bien? – le interrogó por tercera vez Hitori
- Me preocupa Michiru – sonrió con pesar – Está tan mal y no me habla
- Bueno es normal, perder a alguien no es fácil de asimilar…
- ¿Te dejé de hablar cuando se murió mi madre?
- Primero me llamaste zorra y otras bobadas por cerca de unas dos horas y luego me dejaste de hablar – reía – Dale tiempo, el dolor nos vuelve algo siniestro y sé que ella pronto estará bien porque tú la cuidas
- ¿Y qué hago?
- Abrázala mucho, bésala mucho, ámala como nunca y deja que sea ella quien guíe
- Gracias – se abrazó a la mujer.
La ceremonia religiosa sería católica. No entendió Haruka por qué, tal parecía que los Fabricio así lo pidieron. Al llegar a la catedral buscó a su hermosa sirena. A lo lejos y hasta adelante vio a Eloísa hablando con una desconsolada Linet. Sydney seguía en la parte de atrás de catedral con un séquito de médicos intentado que volviera en sí. De nuevo se desmayó. Empezaba a creer era su forma psicológica de sobrellevar la pérdida más que por algún déficit físico. Se acerco al ver que la niña renegaba quitándose a todos de encima
- ¿Cómo estás Preciosa?
- Deprimida – se soltó a llorar – Quiero me regresen a mi Jessi – gritaba histérica
- Tranquila – la abrazó hasta que aquel llanto berrinchudo se volvió sollozos tranquilos – No es fácil, lo sé pequeña. Ahora Jessi estará en un mejor lugar y más feliz
- La amaba, te juro que de verdad la amaba, nunca hubiera deseado que algo malo le pasara. Solamente quería estuviera conmigo, tener una oportunidad y me conformaría con saber que puedo verla… con saber que está viva – su sollozo creció
- ¿Qué pasó? – excelente momento para preguntar
- Nada – lloraba – No me veas así, no la maté
- ¿Te invito a tomar algo cuando termine el funeral?
- ¿Me llevas a un lugar bonito? – se limpió el sudor de la frente
- A donde quieras… Y platicamos
- Sí – y la rubia le limpió las lágrimas
Al levantarse observó a Michiru, aquellos ojos vacíos se llenaron de odio. Se despidió de la chiquilla para ir con su sirena. La ignoró. Sin más la rubia la sujetó con fuerza, no iba a permitir que una tontería las tuviera alejadas en los momentos difíciles. Michiru intentó liberarse
- Yo también sospecho algo más pasó que un accidente
- Mande – miró Michiru esos ojos zarcos que no sabían mentirle
- Quiero saber qué pasó. Si Sydney está así es por más que la muerte de Jessica… Por algo que hizo
- No sé – quería la soltara. Haruka la abrazó con fuerza
- No te voy a dejar – le susurró al oído.
En primera fila sentaditos derechos y con sus ojitos tristes los tres hijo se Melisa. El mayor tenía un año menos que Jessica. Haruka por primera vez los conocía. Cada uno tan diferente de su hermana. Sus rasgos eran francamente franceses, ni un solo rasgo que dejara duda al parentesco con Melisa. Allí estaba también el padre de los pequeños. Derrumbado en la banca de la iglesia rogando a Dios por el alma de su esposa y el de su hija adoptiva. Estaba pálido y con sus ojos rojos por el llanto. Se veía cansado, demasiado para soportar lo que restaba. Haruka se acomodó en las primeras bancas. Michiru se santiguó y entonces recordó que su viento no sabía cómo portarse en una ceremonia así. La jaló del pantalón para que hincara y ella entre cuchicheos le rogaba le dijera qué hacer
- Pide por el alma de Jessica
- ¿Puedo pedir por la tuya también?
- Yo no me he muerto – contestó enfadada
- Sí, por eso pediré, porque no suceda – cerró los ojos y con sus manos en plegaria empezó su oración
La misa comenzaba. Michiru atenta escuchaba, a veces volteaba con Haruka para indicarle qué sucedía o qué debía hacer. La rubia le tomaba de la mano y entre ruegos pidió a ese Dios y a cuanto Dios existiera que le ayudaran con Michiru, no permitiera que se hundiera en la tristeza, soledad y melancolía como fue con Lucas Tenoh. Pidió por Jessica, porque cuando estuviera en otra vida fuera mejor que ésta, donde nació condenada. La rubia miró a Michiru de soslayo, estaba muy pálida y hasta se balanceaba
- ¿Te siente bien?
- Sí – y se desmayó
Tuvo que sacarla al aire libre. El calor, la angustia y la falta de alimento le habían bajado la presión. Ahora intentaba respirar calmadamente. Miró el cielo. Haruka le dio un poco más de refresco, un niño se acercó trayéndole el dulce que le encargó. Le acomodó el cabello humedecido por el sudor. Si no se equivocaba su sirenita temblaba. Le tocó la frente y de nuevo preguntó si se sentía bien. Ella no contestó.
- Cómete un dulce
- Ya estoy bien – miró sus ojos azules – No hagas amistad con Sydney, por favor
- Sí – la besó en los labios
La ceremonia había terminado, el mayor de los Fabricio se había salido antes, el calor lo estaba ahogando como ese nudo en la garganta formado por el llanto. Saludó a Michiru preguntándole si ya se sentía mejor.
- Siéntate
- Es una pena – decía el chiquillo
- Es… Triste
Haruka regresó con un par de dulces más para encontrar a su niña hermosa por fin sonriendo. No, le sonreía al chiquillo. Sintió celos, un ardor en el alma que carcome. Se acercó para despedirse recordaba que tenía algo en qué ayudar a su padre por lo del funeral. Michiru asintió y el chiquillo le dijo que se encargaría de cuidarla
- Supongo
Una semana a su lado le costó para que confesara. En un lapso de agonía y desesperación pidió Sydney por redención. Confesó que la había matado. Se arrepentía con el corazón porque a quien se ama se deja libre, sin embargo ella se aferró hasta que la mató. Haruka la tomó de los brazos para volver a sentarla a su lado. Le pidió respirara y contara la historia como ocurrió sin llanto y sin sobresaltos, o por lo menos evitar algunos para entenderle
- Melisa se la llevaría… Le dijo a mi padre que la besé. No quería se fuera, solamente pedía una oportunidad, un encuentro más para poder decirle que ya no lo haría más, me portaría bien con ella, lo que fuera porque jamás me abandonara. No accedió. Le dije a mi padre la detuviera a como diera lugar… Y él estaba desesperado, angustiado, fuera de sí… ¡Enloquecido! Qué daría yo por escuchar su voz… Oírla decir que me ama como cuando éramos niñas… Mandó a dos escoltas para que la trajeran a la fuerza. Se suponía la secuestrarían y le pegarían un buen susto a Melisa ¡No que la matarían!
- Fue un accidente – le tomó del mentó – Ellos murieron también y te aseguro eso no era parte del plan
- Quiero regrese
- Sydney sabes no sucederá
- Sí – se levantó – de verdad lo siento ¿podemos volver a casa?
- Sí
Así que Michiru no se equivocó. No podía condenarla, fue un absurdo, uno de sus caprichos más pero el responsable, si lo había, era el destino. Essaú se dejo manipular por su hija poniendo en riesgo la integridad de Jessica. Los autos se salieron de control en la curva y lo demás terminaba en muerte. Ahora debía pensar qué haría con Michiru, no habla, seguía totalmente fuera de sí poseída por la soledad. Se había negado a tocar el violín o pintar. Estaba deprimida
Se recostó en la cama. Pensaba cómo podía animar a su bella sirena. Tal vez podía darle algún obsequio pero en realidad lo que necesitaba era sacarse del alma la espinita que la torturaba. Temía mucho Michiru terminara encerrada en sí misma como su padre lo hizo, perdió el sentido de vivir, dejando así que la alegrías nuevas de la vida se esfumaran. Pasó tanto tiempo observando la puerta que se cerró frente a él que no vio las otras que se abrían. Observó su muñequito. Debía terminar el informe de ese mes. No tenía ni idea de qué escribir, sobretodo porque se quedó sin esposa, porque de alguna forma quería en su presentación evadir el tema.
- ¡Haruka! – gritó su padre llamándola
- Qué, no grites no estoy sorda
- ¡Qué hiciste con mi ropa!
- Lo más decente, lavarla… está en el tambo de ropa limpia
- ¡No muevas mi ropa!
- Bueno si apesta lo volveré hacer – sonrió
No tenía escapes. Podía ser un buen momento para hacer un homenaje a la niña. Tal vez así la escuchara Michiru. Sus ojos se iluminaron por el destello de la idea. Dejar ir. Algo que a pesar que parecía saber Michiru no accedía ejecutarlo con la muerte. No podía guardar rencor, era como pelear con la nada y encontrar enemigos en donde no los hay. Así le pasó a ella.
- Voy a salir – avisó su padre
Acompañarla en el silencio, en esa forma de hablar sin ocupar palabras y donde ella sabía la apoyaba, la amaba. Escribió una carta para Michiru y otra para Jessica donde iba parte de lo que diría en su informe del proyecto. Por primera vez en su vida desintoxicaría a su alma de culpas, miedos y sufrimientos que guardó por el temor a su propia destrucción, por esa manía que su padre tenía que debía resolver sola su vida. Escribió cada línea desde el corazón, porque nadie mejor que ella entendía lo que significaba la muerte, cómo toca almas y cambia vidas… Un segundo y la perfección en que se vive o sueña se despedaza ante uno, así tenemos dos salidas el infierno o volver a intentarlo con el riesgo de llegar allí mismo.
Era su turno de presentar su proyecto. Tomó a su hijo de encima del pupitre para llevarlo frente a todos. Hubo un profundo silencio, todo el año se habían preguntado qué haría Haruka ahora que se había quedado sola. Dolía perder a quien se ama, tantas veces la vieron jugando con ella. Silencio y el respeto se impuso. Haruka sonrió con cierta melancolía, en sí había olvidado ya por los nervios su discurso. Afinó la garganta y comenzó con el relato que tenía para ellos. Jessica era hermosa, su piel canela impregnada de una fragancia exótica pero en sí toda ella era exótica. Sus ojos verdes tenían un brillo místico que solamente Haruka había visto en los artistas, como Michiru. Aunque se llevaban mal y vivían para molestarse mutuamente, la amaba. Le encantaba su forma juguetona de ser, esa destreza para el ajedrez, sus tonterías y sobretodo se asombraba de que fuera tan inteligente para las matemáticas mientras para la vida seguía siendo torpe.
- ¡No le des eso a mi hijo! – gritaba Jessica quitándole al muñequito
- Es una hamburguesa
- Pero recuerda es pequeño y le debemos dar algo que pueda comer…
- ¿No quedamos tenía ya tres años?
- ¿Ah sí? Estoy confundida – y la rubia casi se cae de la silla de tanto reír
La quería demasiado. No Sabía cómo decirle adiós, cómo aceptar que se fue para siempre. Ya no vería esos ojos verdes traviesos, ya no oiría su voz ni esos chillidos cuando la amenazaba o le daba un pequeño pellizco para que dejara de molestar… No volvería a escuchar sus risas…
- No es fácil… Si esto fuera real y yo fuera viudo tendría que explicarle a mi hijo pequeño por qué las personas deben marchar, enseñarle una de las cosas más dolorosas de la vida a este bebé… decir adiós. No es fácil porque el dolor también lo siento yo, he perdido, al fin y al cabo, al amor de mi vida, aquella persona que creí eterna y aunque muchas veces estuvimos a punto de separarnos, en desacuerdo y demás siempre estaba esa extraña impresión de volver, de remediarlo. Es muy difícil decir adiós. Las personas vienen y van son compañeros de viaje en algunas etapas de la vida – hizo una pausa las lágrimas estaban a punto de salir – Debo explicarle a un niño por qué ya no verá a su madre, porqué los otros niños la tendrán y él vivirá solo… Pero también debo decirle que estoy yo aquí, que la muerte es parte de vivir y la única forma de perdurar es por el recuerdo. Quizá al principio me parezca más sencillo echar al olvido callarlo cuando pregunte por ella o quiera tener su foto en todos lados, porque él es un niño aún y piensa con el corazón sin tapujos, piensa en cuánto la quiere y anhela recordarla y ver aunque sea en una foto, se siente angustiado teme olvidarla teme fallarle dejando que alguien más lo ame o se permita amar mientras yo pienso en olvidar, hacer una gran tumba tan parecida a donde depositaron su cuerpo y enterrar recuerdos, bueno o malos, fotografías, su nombre y sellarlo eternamente porque el no existir me parecerá apagará mi dolor y sufrimiento. Pero no es así – tomó de nuevo aire – Porque las personas vivirán siempre en nosotros, serán sus huellas lo que perduren a la muerte y tiempo y el dolor sanará con el paso de los años, cuando acepte y deje ir pero mientras puedo aliviarlo al hablar de ella, al recordarla como fue. Ahora debo reinventar mi vida… Resignación que significa reasignar a mi vida, debo volver a planear porque yo había hecho mi vida con ella y… Sin ella no sé qué haré o será de nosotros… solamente sé que debo seguir adelante porque lo menos que debemos hacer es cavar nuestras propias tumbas… morir en vida con aquellos que se adelantaron en la partida… No me olvides me dijo ella y agregaría también no te dejes morir… Hoy mi proyecto es un tributo a quien partió, un adiós forzado pues es parte de vivir, es parte de lo que nos rodea…
Michiru se levantó del pupitre para salir de allí. Algunos compañeros murmuraron pues sabían que fue la mejor amiga de la chiquilla. Haruka hubiera dejado allí todo para salir tras ella. Miró a s u profesor y él en una seña de asentimiento se lo permitió. Corrió por los pasillos siguiendo el rastro de su aroma. Estaba allí recargada en la pared mientras sus ojos cada vez más vidriosos parecían ceder al llanto. Como cuando eran niñas, las palabras no existieron se sentó en el piso recargada en la pared mientras Michiru seguía contemplando el techo en espera de que el tiempo pasara. Rozó los dedos de su sirena y ella apretó fuerte su mano. Lentamente se dejó caer para sentarse allí al lado de su viento.
- Quiero regrese – dijo por fin – No quiero este sea el final
- Y no lo es para nosotros
- Necesito regrese
- Sabes no sucederá – dijo con voz tierna la rubia. Miró sus ojos pero Michiru los esquivó temerosa de que ella descifrara su alma
Ya no lo soportó más. Se levantó enfurecida. El odio que sentía porque la vida le arrebató lo que tanto quería porque una mocosa malcriada y caprichosa la llevó a la muerte por una obsesión, por una estupidez que llamó amor. No permitiría nada semejante de nuevo. Ya no deseaba sueños, amar o esperanzas de mejores mañanas. Quería explicaciones, respuestas a ese sin fin de por qué. Haruka la detuvo y ella luchó por liberarse de sus brazos
- Déjame ir
- No te vayas… No me deje, te amo
- ¡Déjame en paz! – bramó con furia
- No – la abrazó con fuerza
Ya no pudo más. En segundos se desplomó llorando como una niña. Haruka la besó tiernamente, iba a hacer lo imposible por curar su alma, un día volvería a ver el sol brillar, pasaría y entonces podría volver a sonreír. La violinista repetía las injusticias que vivía, lloraba presa de emociones contradictorias, golpeó el pecho de Haruka pidiendo una explicación, exigiendo la reparación de daños hasta que finalmente ya ni siquiera sabía el por qué lloraba o qué maldecía.
- No me dejes nunca… No me dejes
- Aquí estoy contigo preciosa – la abrazó con más fuerza a su corazón
El tiempo sería el mejor aliado para el dolor. El amor la manera como inspiraría al alma para que volviera a brillar y sonreír. Sin palabras se quedaron allí abrazadas.
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NOTAS:
Satsuki chan: Hola!!! Contestando a tus preguntas te Adelanto que Michiru culpará a Sydney. Y no!!! Nada de linchar al escritor, eso no es agradable para mi saben? OK yo se que las cosas de aquí en adelante pintarán de mal a peor pero ten paciencia prometo que en Se Renta te reíras mucho (aquí ni como prometerte eso jajaj)
santana ¬¬U Yde verdad crees que te daré mi dirección para que me linches con al turba furiosa que traerás? Ya me alebrestaste a todos malvada!!! Jajajaja ok en el proximo mail te la doy.
ShAnEbiLaSi Hola como estas? ¬¬U Conste tú das las ideas si hay más muertes es tú culpa jajaja NTC gracias por tomarte un tiempo para dejar el review se que andas bien ocupadona
Coas Oh lo lamento, OK prometo dejar un final feliz o por lo menos en el que todos estemos complacidos =)
