«Fairy Tail es propiedad de Hiro Mashima»

«Este drabble participa de la CI Pairing Cup, del foro Cannon Island»

[…]

Benditas Lluvias.

Todos los días, la misma hora, el mismo tren que llevaba al mismo destino. Una y otra vez, como un ciclo sin fin repitiéndose silenciosamente cada día.

Ahogó un suspiro al vislumbrar la estación, se acomodó la corbata a medias, evidenciando el apuro de cada mañana al despertarse tarde. Tanteó leve la billetera a punto de caerse del bolsillo trasero. Siempre la misma reacción; luego de sacarlo lo colocaba en el bolsillo del abrigo color café.

Las nubes grises traían consigo el viento del norte anunciando las lluvias de la temporada. No odiaba la lluvia – al menos, no tanto – pero sin un paraguas y con el frío a sus puertas hacía que se pensara dos veces arriesgarse en la tarde. No hoy, al menos.

Pero pareciera que el clima y su suerte opinaban distinto porque minutos después, las primeras gotas de lluvia empezaron a mojar el abrigo color café que yacía en su brazo izquierdo, con la maleta siendo sostenida con su mano derecha. Contuvo un suspiro mientras miraba hacia arriba y las gotas cristalinas humedecían su rostro y su larga cabellera azul-plateada.

La vista no le duró mucho, pues el frío paisaje se vio abruptamente contenido por un paraguas negro. Despacio, giró la mirada hasta cruzarse con un par de ojos marrones que lo miraban curiosos.

— Mamá me había advertido de venir preparada, porque dicen que nunca se sabe cuándo se puede desatar una lluvia— ella – porque sí, era ella – literalmente lo atropelló para que juntos cupieran bajo la sombrilla antes de que la lluvia se hiciera más fuerte.

— No tienes por qué ayudarme— con la brusquedad necesaria se apartó de la protección del paraguas siendo observado por un par de orbes cafés muy sorprendidos ante lo que acaba de suceder.

[…]

No podía creerlo, esa mañana al salir el cielo no parecía anunciar un diluvio astronómico y apenas llegó a la estación se maldijo por ser tan irresponsable. Se aseguraría de comprar uno en la tarde – si no se mojaba completamente antes de llegar al trabajo.

Sus preocupaciones terminaron cuando un paraguas negro se alzó sobre su cabeza y una fragancia algo conocida llegó a su sistema. Porque ella estaba allí a su lado de nuevo, con el ceño fruncido, como si esperara una disculpa – que no llegaría.

No tardó en alejarse – de nuevo.

[…]

Oh si, maldito clima. Esta vez estaba preparado – tenía el paraguas consigo – y menos mal porque estaba lloviendo a cántaros. Hubiera sonreído de no ser porque se sentía estúpido sonreír por aquello.

Llegaba a la estación con un aura de victoria hasta que sus ojos oscuros distinguieron la casi empapada figura de ella en una batalla a muerte con un paraguas que se negaba a abrirse. Arqueó una ceja incrédulo.

— Una palabra y me largo— se acercó extendiendo el paraguas para que cubriera a ambos, a veces las cosas sucedían de formas extrañas, fue lo que dijo para sí. Sonrió leve, ella también.

Al día siguiente, se aseguró de no llevar el paraguas.


Notas de Autor.

Agradecimientos a mi beta, quien fue quien me convenció de no asesinar a mis personajes...por una vez.

Gracias por leer.