Todo amanecía tranquilo en el pueblo, Misty se acercó a la ventana para comprobar como los pájaros cantaban bajo las ramas del árbol, no es que le pareciera nada especial este hecho simplemente disfrutaba escuchando a los pájaros cantar de buena mañana.

Aunque en el fondo algo en su corazón le decía que ese pequeño cosquilleo que sentía por las mañanas al oír cantar los pájaros no era una agradable sensación, era la rutina, era su único placer culpable en este pueblo donde nunca jamás pasaba nada, ni iba a pasar nada en los próximos meses, al principio ella había sido feliz en este pueblo, al fin y al cabo había dejado su ciudad natal, Ciudad Celeste y también dejo atrás todo el estrés que correspondía al ser líder de gimnasio.

Aquí tenía una vida tranquila sin sobresaltos, ni grandes alegrías, y al principio le había parecido la mejor de las ideas pero ahora notaba como cada día el brillo de los ojos se iba apagando lentamente y con ello también el ansia que tenía su alma por buscar algo nuevo, una diversión que le permitiera una vía de escape de la rutina que ella misma había sido culpable de acepar.

-Misty sigues ahí, ¿Hola? Baja a la tierra –oyó la voz de un hombre ella sobresaltada dejo sus pensamientos atrás haciendo que los pájaros se fueran espantados y ella se girara sobresaltada.

-No era mi intención asustarte así, ¿estás bien? –pregunto Gary Oak su prometido preocupado por la cara que Misty tenía.

-Si estoy bien no te preocupes simplemente estaba observando los pájaros y me he distraído un poco.

-Siempre con la cabeza en las nubes, si fuera posible echarías a volar con ellos y te perderías por el mundo –bromeo el chico mientras le daba un beso en la mejilla y bajaba al salón a desayunar.

Y razón no le faltaba, si pudiera ir por todo el mundo abandonarlo todo por un instante y poder ser libre y hacer lo que ella quisiera… quien sabe que pasaría.

-¿No desayunas hoy? –oyó el grito de Gary desde la cocina haciendo que ella bajara las escaleras y se dispusiera a acompañarlo a comer.

-Ahora voy

Luego cuando llego a la cocina, Gary le tenía preparado unas tostadas con mermelada de fresas, un zumo de naranja natural, un café, y un muffin. Sabía que era su desayuno perfecto, todo acompañado de unas flores naturales que había colocado en un jarrón en el centro de la mesa, parecía el post-cita perfecta.

-¿Te gusta?, he añadido un nuevo sabor al muffin adivina que es

Misty probo el muffin sin ninguna duda su paladar supo reconocer al instante la esencia de vainilla que había en él, todo el muffin parecía una obra de arte sacada para los mejores gourmets que fueran capaces de saborearlo.

-Te ha quedado fantástico de verdad, te vas superando día a día.

-Me alegro que te guste –dijo el respondiéndole con una sincera sonrisa –Bueno tengo que irme nos vemos en la cena te parece.

-Si claro, ven pronto y no te entretengas quiero hacer estofado y no quiero que cuando llegues este pasado, como hace una semana –dijo la chica recordando todo el estofado tirado a la basura porque estaba pasado.

-Te prometo que regresare a tiempo para el estofado.

-Eso espero porque si no… -pero la chica no pudo acabar porque Gary le termino la frase.

-Sacaras a tu gyarados y me comerá lo se tranquila te lo prometo –dijo el chico dándole un beso en los labios para luego irse por la puerta dejando a Misty sola en la enorme mansión de los Oak.

A veces Misty se decidía a dar de comer a los Pokemon, otras a dar un largo paseo por el pueblo, los miércoles limpiaba la casa a conciencia, y en otros simplemente se pasaba horas al teléfono o yendo y viniendo de la ciudad más cercana, poco había de hacer en este pueblo prácticamente no había nadie.

-Tracy había conseguido un trabajo en un laboratorio a una hora del pueblo, el profesor Oak se encontraba en conferencias por todo el mundo y rara vez venía a Pueblo Paleta, solamente cuando el tiempo se lo permitía. Sus hermanas las maravillosas hermanas sirena estaban dispersadas por el mundo excepto de Daisy quien se había hecho cargo del gimnasio y había adquirido más madurez después de casarse con Tracy, nunca se había parado a pensar pero formaban una pareja extraña aunque funcionaban a la perfección juntos, la única vez que ella había visto una pareja extraña funcionar con tanta sincronía fue… Ash y ella.

-Supongo que no pudo ser, algunos sueños no tienen finales felices.

Todavía recordaba aquel fin de semana en ciudad Celeste donde por una noche la felicidad estaba en la palma de su mano pero desgraciadamente no valía la pena pensar en lo que pudo haber sido pues no encontraría nada pensando y poniéndose triste en vano. Pero ese día había sido feliz y eso si merecía la pena ser recordado.

-Hablando de recordar, llego tarde a mi encuentro con Delia, madre mía que cabeza la mía –dijo Misty pensando en voz alta mientras recogía a toda prisa su bolso, las llaves de casa, y el abrigo por si refrescaba y hacia frio.

Llego sin aliento en la puerta de la casa de Delia, respiro profundamente, se guardó un momento para recuperar el aliento y entonces llamo a la puerta. En seguida la abrió Delia que venía con un peinado nuevo.

-Hola Misty entra -dijo Delia con la misma amabilidad de siempre era una mujer entrañable todo el pueblo la quería puesto que era una bellísima persona, Misty la consideraba su madre aunque su madre estuviera muerta ella siempre imaginaba que de parecerse a alguien su madre debía parecerse a Delia.

-Gracias- contesto ella dejando su abrigo a un lado del sofá mientras ambas se sentaban en el sofá donde delia ya había colocado una porción de pastel en un plato para ella y otro para Misty acompañado de dos tazas de té y un par de galletas recién horneadas.

-Si quieres más pastel solo tienes que pedírmelo ya sabes que esta es tu casa –dijo ella mientras le ofrecía un poco de azúcar.

-Delia tienes un corazón de oro.

-Tonterías tuyas, nos porque lo dices, yo simplemente soy así, y creo que todos tenemos parte de bondad en nuestro corazón.

-Eres muy inocente Delia, no todos tienen un buen corazón como el tuyo.

-He oído que están a punto de inaugurar los laboratorios de Gary se amanece una gran fiesta -comento Delia mientras agarraba una pasta para luego saborearla lentamente.

-Sí, la semana que viene la inauguran y darán una fiesta por todo lo alto, Gary no ha escatimado en gastos ya sabes cómo es, al fin y al cabo es un Oak –contesto ella mientras soltaba una pequeña risa.

-Tengo una noticia bomba para ti Misty, Ash regresa al pueblo y se quedara un año entero ya sabes que lo nombraron Maestro Pokemon pero estas cosas siempre traen mucho papeleo y hasta el año que viene no lo será ``oficialmente´´ -dijo Delia mientras Misty al oír la noticia se atraganto con la pasta que le estaba bajado por la garganta.

-¿Estas bien querida? –dijo Delia al ver a Misty casi ahogada por su galleta.

-Ash vuelve a casa –exclamo Misty en voz alta sin poder creerlo

-Si quizás hasta le dé tiempo de venir a la fiesta de inauguración algún día de estos tenía que venir nos si mañana o pasado mañana pero entre uno de estos días regresa a casa, ya tenía ganas de verle, ¿tú también quieres verlo supongo?

-Claro hace mucho tiempo que no hablamos –contesto ella con una sonrisa mientras iba contando los años que habían pasado desde el día en que se separaron por última vez después de aquel fin de semana, hace cinco años exactamente hará mañana era irónico que ambos volvieran a coincidir el mismo día pero cinco años después, el destino a veces era un misterio.

-Ash me llamo el otro día, sigue teniéndote gran estima, recuerda muy bien los viajes que hicisteis, y te ha seguido la pista por los periódicos y por Internet, dice que está deseando verte.

-Me alegro que siga pensando en nosotros, la gente cuando es famosa se olvida de los que les hicieron llegar allí, aunque yo sabía que Ash no era de esa manera, pero cuanta gente buena se deja llevar por el mal camino.

Charlaron un rato más, hasta que el reloj marco las ocho de la noche, y Misty decidió que era hora de irse a su casa a hacer la cena, hoy quería hacer algo especial, sabía que hoy era un día especial hoy se cumplía 4 años desde que dejo de ser líder de gimnasio, parecía una tontería pero Gary y ella lo celebraban cada año, era una festividad especial y sobretodo privada solamente para ellos dos, el estofado había sido una buena excusa pues sabía que Gary no se acordaría y ella le sorprendería con una lujosa cena llena de aperitivos variados, como canapés, gambas, marisco, prepararía una buena sopa, el filete miñón, y de poste un tiramisú, el postre favorito de Gary.

Todo estaba listo y planeado en su mente, solamente faltaba ponerse manos a la obra, cuando llego a casa, se quitó el abrigo dejándolo por cualquier parte, y sin muchos miramientos empezó a ponerse el delantal y a empezar a sacar las cazuelas, cuchillos y todos los utensilios necesarios para lograr la tan esperada cena cocinar.

Y finalmente allí tenía su gran obra preparada en la mesa bien decorada con toda la cubertería de plata bien reluciente, ni un solo plato que no estuviera impoluto, ahora solo faltaba una simple cosa por hacer; ponerse guapa.

Con el esmero de la cena veía que tan solo le quedaba media hora, ¡para ducharse, depilarse, maquillarse, elegir vestido y arreglarse el pelo! Era una misión suicida, pero ella estaba acostumbrada a estas situaciones. Así que sin dar menor importancia entro en el baño, que relucía por el brillo de las baldosas de mármol, la verdad las últimas obras de la mansión habían dado un toque señorial a la vez de moderno sin por ello perder la elegancia.

Allí estaba ella de nuevo, sentada en el sofá, con su precioso vestido rojo con una pequeña pedrería incrustada a la altura del pecho, su pelirrojo cabello peinado con ondas destacaba con el verde de sus ojos esmeraldas perfectamente enmascarados bajo la sombra de ojos y el rímel, había elegido un maquillaje básico, con su toque que ella consideraba básicos para cualquier mujer, los labios siempre pintados de rojo, un rojo vino que destacara elegancia a la vez que pasión.

-Sí que está tardando –dijo en voz baja al ver la hora desde su teléfono móvil, las 10;45 habían pasado 45 minutos y el seguía sin aparecer, tampoco era ninguna novedad siempre de media tardaba una media hora en llegar siempre con algún papel que hacer a última hora.-Pero hoy era nuestro día especial –pensó ella quitándose esas escusas patéticas que siempre se inventaba su mente para justificar los desplantes de Gary, pese a que era el perfecto caballero, siempre atento, su trabajo lo absorbía y ella pasaba a ser nada más que una mujer trofeo solamente para ser vista por Gary sin pensar en sus sentimientos.

A veces se sentía como un trofeo, había dejado su trabajo, su vida entera y ahora simplemente está a punto de cambiar su apellido, y que tenía para demostrar su éxito, unos bonitos vestidos de marca, montones de cremas y maquillajes, bonitos coches, y viajes por el mundo y en lujosos spas, pero donde quedaba esa emoción de sentirse viva sin tener que hacer nada en especial para decir: ¡Estoy viva!

-Supongo que no va a venir –pensó ella al ver que ya habían pasado dos horas desde la última vez que miro la hora, las doce de la noche, y con ello cenicienta se volvía criada otra vez, aunque en su caso simplemente apagaría las luces, se quitaría todo el maquillaje y se iría a la cama, sintiéndose la más infelices de las criadas.

Su mente seguía dándole escusas diciéndole que quizás había tenido un accidente, y quizás no sabían su número en el hospital, quizás se había perdido y se había quedado sin batería, o le habían atracado y estaba solo y malherido por los caminos despoblados en medio de la noche, sin embargo ella sabía muy bien lo que eran solamente esas ideas estúpidas, ESCUSAS que siempre se inventaba para justificar lo injustificable otra vez había puesto el trabajo en primer lugar y ella en segundo lo peor de todo es que no valía la pena hablar, habían discutido mil veces por el mismo tema y seguían sin solucionarlo, sabía cuál era la solución, abandonarlo volver a su ciudad o a otra y empezar desde 0, quizás su hermana le dejaría dirigir el gimnasio otra vez, o podría probar suerte con las hermanas Waterflower y hacerse modelo en los últimos años había logrado convertirse en una joven guapa capaz de nublar la fama de sus hermanas que la precedía.

El problema es que ella quería a Gary Oak, y quizás él se aprovechaba de forma indirecta de este amor, aunque ella estaba convencida de que el amor que el sentía por ella era real, sabía que se estaba aprovechando, sabía que no lo abandonaría y el así podría seguir poniendo el trabajo en primer lugar y su amor en segundo lugar porque sabía que ella lo aceptaría incondicionalmente.

Ella simplemente tenía que ser fuerte, mañana aparentaría que nada había pasado, por suerte en el último momento decidió guardar toda la comida en el congelador, al menos no tendría que preocuparse por cocinar en una buena semana, aprovecharía el tiempo para hacer otras cosas, no sabía muy bien que haría pero por el momento solo podía dejar caer las lágrimas que salían por montones de sus ojos, tragarse su orgullo y aguantar el dolor que sentía en su pecho mientras todo su cuerpo se quemaba de la rabia que sentía consigo misma por no ser fuerte y dejar esta vida que cada día la hacía más miserable y la sumía en una profunda desdicha.

A la mañana siguiente Gary no había aparecido todavía, o quizás había aparecido y se había marchado mucho antes de que ella se despertara, miro su teléfono móvil con la esperanza de encontrar algún rastro de vida de Gary y una excusa.

-Hola cielo, lamento no haber podido llegar a casa temprano ayer, espero que el estofado estuviera delicioso prometo llevarte al mejor restaurante de la ciudad Esmeralda la próxima semana en compensación, no te enfades recuerda que te quiero. Eres un pedazo de cielo.

-Una simple disculpa acompañada de un ramo de rosas que llegara en tres, dos, uno –y al acabar la frase alguien llamo a la puerta.-Ya voy.

Al abrir la puerta se encontró con efectivamente el repartidor trayéndole un ramo de rosas rojas a nombre de Gary. La típica disculpa estudiada y estereotipada de las comedias.

-Gracias, tome una propina –dijo Misty dándole diez dólares de propina.

-Muchas gracias, que tenga un buen día señorita –contesto el joven repartidor mientras Misty cerraba la puerta tras sí para ir a colocar las flores en un jarrón con agua.

Se fue a su habitación y se cambió de ropa rápidamente se puso un chándal cómodo, por las mañanas solía ir a correr siguiendo la corriente del rio, era como una carrera naturaleza contra persona, la batalla que cada mañana empezaba y terminaba cuando el sol apretaba con más intensidad.

Corrió intentando que los pensamientos que ahora inundaban su mente se diluirán, corría en dirección a la corriente del rio, intentaba ganarle el pulso, llego a tal estado que no estaba consiente si estaba corriendo o simplemente iba de un lado para otro.

De repente sin ni siquiera darse cuenta, se dio un golpe fuerte que la hizo caer y estamparse contra el suelo, acto seguido oyó otro lamento que no procedía de su boca.

-Lo siento mucho iba distraída –se disculpó Misty mientras intentaba levantarse del suelo por su propio pie.

-El mismo lugar solo que 15 años después –dijo una voz que Misty sabía que había escuchado antes pero no podía decir quién era.

-Puede ser pero quien es…-al darse la vuelta se dio cuenta de quién era esa voz un nombre se ilumino a la cabeza Ash.

-Te ha costado reconocerme eh Misty –dijo Ash mientras se acercaba a abrazarla.

-Ash, cuanto has cambiado casi no te reconozco, cuanto tiempo ha pasado

-Cinco años recuerdas –dijo sonriendo.

Cada día lo recordaba, como no recordar ese momento estaban solos en Ciudad Celeste, había muchos cometas volando en el cielo.

-Dicen que si hay un cometa volando se tiene que pedir un deseo –explico Misty mientras ambos estaban tumbados boca arriba viendo el espectáculo que la naturaleza les ofrecía.

-¿Y si ya lo tengo todo? –pregunto Ash

-Entonces desea que sea para siempre.

Pero ese instante de felicidad nada más duro un fin de semana, y luego simplemente desapareció su felicidad.

-Así que has vuelto a Pueblo Paleta o eso me han contado.

-Me quedare por un año, aunque supongo que tú podrás enseñarme mejor las diversiones de este pueblo, no señora.

-Ash este es tu pueblo, no debo ser yo la que te diga lo que puedes hacer o no para divertirte, no te parece.

-Tu siempre tan sabia Misty –concluyo Ash con un gesto dramático como si le fuera la vida en ello. -Te invito a cenar por los viejos tiempos

Sabía que no era una buena idea, que aquello traería consecuencias que sus sentimientos que fueron enterrados en lo más profundo de su ser volverían a salir de las cenizas, aunque no pudo resistirse y acabo aceptando.

-Claro que tal mañana a las 9 mejor quedamos en tu casa –contesto ella sin darle mucha importancia aunque por dentro estaba echa un matojo de nervios.

-Suena bien, nos vemos mañana entonces, adiós Misty y ojo que no te lleve la corriente –bromeo mientras se iba alejando hasta que Misty perdió su mirada en el horizonte al verlo marchar tan rápido.